domingo, agosto 21

Parashá 46 Ékev

 Parashá 46 Ékev

Deuteronomio 7:12 – 11:25

Por Dr. K. Blad ©


Aliyás de la Torá:

  1. 7:12 – 8:11

  2. 8:12 – 9:3

  3. 9:4-29

  4. 10:1-11

  5. 10:12-22

  6. 11:1-9

  7. 11:10-25

  8. Maftir: 11:22-25

 

Haftará: Isaías 49:14 – 51:3

Ékev

Significa, entre otras muchas cosas: “consecuencia”.

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Primera aliyá, 7:12 – 8:11

7:12-16a “Y como consecuencia de que escuchéis estos decretos (mishpatim) y los guardéis y los cumpláis, HaShem tu Dios guardará su pacto contigo y su misericordia que juró a tus padres. Y te amará, te bendecirá y te multiplicará; también bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu cereal, tu mosto, tu aceite, el aumento de tu ganado y las crías de tu rebaño en la tierra que Él juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá varón ni hembra estéril en ti, ni en tu ganado. Y HaShem apartará de ti toda enfermedad; y no pondrá sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto que has conocido, sino que las pondrá sobre los que te odian. Y destruirás a todos los pueblos que HaShem tu Dios te entregue” (LBLA revisada) – Estos versículos enseñan que hay condiciones para que HaShem guarde, con los hijos de Israel, el pacto que juró a sus padres. También hablan de las consecuencias de la fidelidad al pacto. Hay unas condiciones y unas consecuencias. Las condiciones son las siguientes:

-          Oír y obedecer (shamá) los mishpatim (leyes sociales).

-          Guardar (shamar) los mishpatim.

-          Cumplir (asá) los mishpatim.

Las consecuencias son:

-          HaShem guardará su pacto con Israel.

-          HaShem guardará su misericordia con Israel.

-          HaShem amará a Israel.

-          HaShem bendecirá a Israel.

-          HaShem multiplicará a Israel.

-          HaShem bendecirá los hijos de los israelitas.

-          HaShem bendecirá los productos agrícolas de los israelitas.

-          HaShem bendecirá la producción de los animales de los israelitas.

-          Los israelitas tendrán más bienestar que otros pueblos.

-          No habrá esterilidad en los hombres o en los animales israelitas.

-          No habrá enfermedad entre los israelitas.

-          Las enfermedades alcanzarán los enemigos de Israel.

-          Los israelitas tendrán poder para exterminar a las siete naciones.

Las condiciones para obtener los beneficios del pacto en primer lugar tienen que ver con la fidelidad a las leyes que tienen que ver con el amor al prójimo. La obediencia a los mishpatim, que son las leyes sociales, es una condición para poder recibir el amor de HaShem. Esto nos enseña que el amor que HaShem muestre a nosotros está relacionado con el amor que mostremos al prójimo. El mismo principio se encuentra en los Escritos Mesiánicos, donde vemos que el amor que mostramos hacia el prójimo es un reflejo del amor que tenemos hacia el Padre, como está escrito en 1 Juan 3:14, 23; 4:8, 12, 20:

Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte... Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Yeshúa el Mesías, y nos amemos unos a otros como Él nos ha mandado... El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor... Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.” (LBLA revisada)

La relación entre nosotros y el prójimo determina nuestra relación con el Padre. Es imposible servir al Eterno sin amar a los hermanos. Es imposible recibir los beneficios del pacto sin estar bien con los demás.

Y HaShem apartará de ti toda enfermedad; y no pondrá sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto que has conocido, sino que las pondrá sobre los que te odian.” – La sanidad divina es una consecuencia de la obediencia a las leyes sociales, los mishpatim. Si hay una relación armoniosa entre los integrantes del pacto, tendremos todos los beneficios del pacto, que también incluyen la prosperidad económica, la sanidad divina y el poder sobre los enemigos, incluso los demonios. Si tenemos relaciones de enemistad entre nosotros, no podremos hacer frente a los demonios. Si no nos tratamos bien tendremos enfermedades que no van a sanar, escasez económica y sequía espiritual.

La palabra hebrea que ha sido traducida como “amar” es ahav,[1] que significa: “amar”, “desear”, “querer”, “enamorarse”, “sentir cariño, afecto y afección”; “sentir pasión”, “gustar”, “ser leal”, “ser adicto”. Hay dos tipos generales de amor:

  • Amor condicional – que ama dependiendo de las actitudes, de la manera de ser o del comportamiento del otro. Tenemos un ejemplo en las palabras del Maestro en Juan 14:23 donde está escrito:

Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará…” (LBLA)

  • Amor incondicional – que ama independiente de las actitudes, de la manera de ser o del comportamiento del otro. Tenemos un ejemplo de ese amor en Deuteronomio 7:7-8 donde está escrito:

HaShem no os deseó ni os escogió por ser vosotros más numerosos que otro pueblo, pues erais el más pequeño de todos los pueblos; mas porque HaShem os amó y guardó el juramento que hizo a vuestros padres, HaShem os sacó con mano fuerte y os redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto” (LBLA revisada)

Otro ejemplo se encuentra en Romanos 5:6-10 donde está escrito:

Porque Mashíaj, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadoresMashíaj murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (LBLA revisada)

En el texto de Devarim, que nos ocupa, vemos que el pacto es condicional, de manera que el pueblo tiene que cumplir con los mandamientos para mantenerse dentro del pacto. La idolatría rompe el pacto entre el Eterno e Israel al igual que el adulterio rompe el pacto matrimonial entre los cónyuges. El que comete adulterio quiebra el pacto matrimonial.

El judío que comete idolatría se sale del pacto y no puede aprovecharse de sus beneficios. En un pacto hay condiciones para ambas partes.

El pacto que HaShem hizo con Avraham en Génesis 15 es incondicional. Por medio de ese pacto HaShem juró por su propia existencia. Si Él no cumple sus promesas dadas en ese pacto dejará de ser, lo cual es imposible. Esa es la razón por la que Él mismo toma la iniciativa para cambiar el corazón del pueblo de Israel para que guarden sus mandamientos, con el fin de que las promesas dadas en el pacto puedan ser cumplidas, como está escrito en Ezequiel 36:22-27:

Por tanto, di a la casa de Israel: "Así dice El Señor HaShem: 'No es por vosotros, casa de Israel, que voy a actuar, sino por mi santo nombre, que habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis. 'Vindicaré la santidad de mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que yo soy el HaShem'--declara El Señor HaShem-- 'cuando demuestre mi santidad entre vosotros a la vista de ellas. 'Porque os tomaré de las naciones, os recogeré de todas las tierras y os llevaré a vuestra propia tierra. 'Entonces os rociaré con agua limpia y quedaréis limpios; de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 'Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. 'Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos (jukim), y que guardéis mis ordenanzas (mishpatim), y los pongáis por obra.” (LBLA revisada)

En Deuteronomio 7:9 está escrito:

“Él guarda el pacto y la bondad con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos” (LBLA)

Esto nos enseña que el pacto sinaítico es condicional. Por otro lado, hay una profecía que dice que Israel seguirá siendo un pueblo mientras existan las leyes naturales, como está escrito en Jeremías 31:35-36:

Así dice HaShem, el que da el sol para luz del día, y las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar para que bramen sus olas; HaShem de los ejércitos es su nombre: Si se apartan estas leyes de mi presencia--declara HaShem-- también la descendencia de Israel dejará de ser nación en mi presencia para siempre.” (LBLA revisada)

¿Será que Israel no dejará de ser fiel al pacto? Si la existencia de Israel depende de su fidelidad al pacto ¿cómo puede HaShem prometer que Israel nunca dejará de ser? La respuesta es: por causa del remanente. Lo que causó que estas promesas pudieran ser establecidas, es la existencia de un remanente fiel, un grupo reducido dentro de Israel. Siempre ha habido, y siempre habrá, un remanente fiel al pacto. Ese remanente ha sido, y sigue siendo, la salvación para el resto del pueblo. Sin ese remanente, Israel hubiera sido destruido como Sedom, según Isaías 1:9 donde está escrito:

Si HaShem de los ejércitos no nos hubiera dejado algunos sobrevivientes, seríamos como Sedom, y semejantes a Amorá.” (LBLA revisada)

En Romanos 11:1-6 está escrito:

Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Avraham, de la tribu de Binyamín. Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció con anterioridad. ¿O no sabéis lo que dice la Escritura en el pasaje sobre Eliyahu, cómo suplica a Dios contra Israel: Señor, HAN DADO MUERTE A TUS PROFETAS, HAN DERRIBADO TUS ALTARES; Y YO SOLO HE QUEDADO Y ATENTAN CONTRA MI VIDA? Pero, ¿qué le dice la respuesta divina?: Me HE RESERVADO SIETE MIL HOMBRES QUE NO HAN DOBLADO LA RODILLA A BAAL. Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia. Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia.” (LBLA revisada)

El remanente que ha habido, y que todavía hay en Israel, es el que ha hecho que los pactos hayan podido seguir vigentes y que HaShem pueda cumplir sus promesas de restauración a Israel en los últimos tiempos.

7:18 “no tengas temor de ellas; recuerda bien lo que HaShem tu Dios hizo a Faraón y a todo Egipto” (LBLA revisada) – Esta parashá habla de cinco cosas para recordar:

1.      Recordar los milagros de la salvación que experimentaste, 7:18.

2.      Recordar todo el camino por donde pasaste, 8:2.

3.      Recordar de donde saliste, 8:14.

4.      Recordar a HaShem, 8:18.

5.      Recordar lo que eras, 9:7.

Estos recuerdos nos ayudan a no caer en el pecado y a tener gratitud al Eterno y alabarle todos los días de nuestras vidas.

no tengas temor de ellas; recuerda bien lo que HaShem tu Dios hizo…” – ¿Cuál es el antídoto contra el temor? Recordar la revelación del poder del Eterno y confiar en Su presencia protectora, como está escrito en el Salmo 23:4a:

Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo” (LBLA)

El que es consciente de la presencia del Eterno, nunca tiene temor.

7:20  “Además, HaShem tu Dios enviará la tsirá contra ellos, hasta que perezcan los que queden y se escondan de ti.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que normalmente ha sido traducida como “avispa” es tsirá que, según Rashí, es una especie de insecto volador que lanzaba sobre sus enemigos un veneno que los hacía impotentes y cegaba sus ojos en cualquier lugar donde se escondieran.

7:22 “Y HaShem tu Dios echará estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas rápidamente, no sea que las bestias del campo lleguen a ser demasiado numerosas para ti.” (LBLA revisada) – Los hijos de Israel tendrían que experimentar muchos cambios al entrar en la tierra. Para hacer grandes cambios es mejor ir poco a poco, para no ser ahogado por malas emociones y otras cosas que pueden hacernos daño.

Por otro lado, no podemos usar la palabra “poco a poco” como una excusa para no obedecer. Cuando una persona llega nueva a la fe de Israel no puede asumir todo de golpe. Necesita un tiempo de acoplamiento, cf. Hechos 15:19-21. Pero si una persona lleva mucho tiempo estando con nosotros sin haber hecho los cambios necesarios para salir de las prácticas de otras religiones y vivir según las normas de la Torá explicadas por el rabino Shaúl (apóstol Pablo) para los justos de las naciones, habrá que preguntar si hay rebeldía en su corazón. En ese caso no se puede usar la expresión “poco a poco”, como algunos están haciendo por costumbre, como una excusa para no obedecer. El ir poco a poco no significa no ser radical. Hay que mantener el mismo celo aunque la conquista se alargue, y no acostumbrarse a la presencia de la idolatría y las costumbres paganas, sino combatirlas hasta exterminarlas de nuestro territorio.

7:25 “Las esculturas de sus dioses quemarás a fuego; no codiciarás la plata o el oro que las recubren, ni lo tomarás para ti, no sea que por ello caigas en un lazo, porque es abominación a HaShem tu Dios.” (LBLA revisada) – Hay que destruir las imágenes idólatras dentro de nuestro territorio. Pero no tenemos derecho de hacerlo en territorios de otros.

7:26  “Y no traerás cosa abominable a tu casa, pues serás anatema como ella; ciertamente la aborrecerás y la abominarás, pues es anatema.” (LBLA) – ¡Ten mucho cuidado con lo que introduzcas en tu casa! Revisa todo juguete de tus hijos, toda ropa que tengas, toda revista que tengas, todo cuadro y foto que tengas, todo objeto de adorno, toda joya, y todas las demás cosas que tengas. Todos los objetos que hayan sido utilizados para adoración de culto pagano o hayan sido hechos en honor a los dioses, son objetos abominables para el Único. Al meter esos objetos en casa tendremos parte del juicio que cae sobre ellos, cf. Josué 7.

En Hechos 15:20a está escrito:

que les escribamos que se abstengan de cosas contaminadas por los ídolos” (LBLA)

Hay que deshacerse de todas las cosas que hayan sido contaminadas por el paganismo.

8:1    “Todos los mandamientos que yo os ordeno hoy, tendréis cuidado de ponerlos por obra, a fin de que viváis y os multipliquéis, y entréis y toméis posesión de la tierra que HaShem juró dar a vuestros padres.” (LBLA revisada) – Los resultados de la obediencia son vida, multiplicación y derecho de vivir en la tierra de Israel. ¿Quieres ganar almas para el Reino venidero? Guarda los mandamientos que te apliquen y te multiplicarás.

8:2    “Y te acordarás de todo el camino por donde HaShem tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos.” (LBLA revisada) – El maná, en hebreo man, fue dado para probar a los hijos de Israel para que no dejaran nada para el día siguiente y para que no salieran a recoger en shabat, cf. Éxodo 16.

Y te acordarás de todo el camino” – Es importante recordar el camino por donde uno ha caminado, con el fin de no olvidar:

-          las bondades del Eterno en medio de los problemas.

-          los castigos por causa de la desobediencia.

-          las palabras que HaShem habló en esos lugares.

-          las adversidades que uno ha pasado.

El que se acuerda de sus problemas se mantiene humilde. En los momentos de prosperidad es muy importante recordar las penas que uno ha tenido, para mantenerse humilde. La mejor manera de no caer en pecado de soberbia es reconocer de dónde ha venido la ayuda que uno ha recibido y mostrar agradecimiento por ello.

Según este texto, el Eterno tiene cuatro propósitos con las adversidades:

  1. humillarte – el alma del hombre es altivo. Lo primero que tiene que aprender es la humildad.

  2. probándote – para poder promocionarte. Toda prueba tiene el propósito de hacerte subir.

  3. para saber lo que había en el corazón – cuando estás bajo presión se muestra lo que hay en el corazón.

  4. hacerte conocer, por experiencia, que no sólo de pan vive el hombre sino de todo lo que sale de la boca de HaShem.

8:3    “Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca de HaShem.” (LBLA revisada) – El Salmo 38 fue escrito para memorial, ver la introducción. Ese Salmo habla de todos los sufrimientos que un pecador tiene que experimentar por sus pecados. ¿Por qué hay que recordar un Salmo tan negativo? Para poder aguantar la prosperidad. Es mucho más fácil mantenerse sano cuando hay dificultades que cuando hay prosperidad, porque entonces nos aferramos al Eterno. Cuando las cosas van bien es fácil enorgullecerse y olvidarse de que todo lo que tenemos ha sido dado por el Eterno, como dice 1 Corintios 4:7:

Porque ¿quién te distingue? ¿Qué tienes que no recibiste? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?” (LBLA)

Para que HaShem pueda prosperarnos y levantarnos en alto, tenemos que tener muy presente el tiempo del sufrimiento que hemos pasado y no olvidarnos de que fue el Eterno que nos sacó de allí. Es peligroso llegar a las alturas sin haber pasado por muchas penas.

En el Salmo 119:67, 71 está escrito:

Antes que fuera afligido, yo me descarrié, mas ahora guardo tu palabra… Bueno es para mí ser afligido, para que aprenda tus estatutos.” (LBLA)

Incluso Yeshúa el Mesías tuvo que aprender a obedecer por medio de sufrimientos, como está escrito en Hebreos 5:8-9:

“Y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció; y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen” (LBLA)

El camino a las alturas pasa por sufrimientos. Así que es muy importante recordar los sufrimientos que uno ha pasado para no enorgullecerse y caer en el pecado en que cayó satanás, cf. Ezequiel 28:15-17; 1 Timoteo 3:6.

8:4    “Tu ropa no se gastó sobre ti, ni se hinchó tu pie durante estos cuarenta años.” (LBLA) – El Midrash,[2] cuenta que HaShem dio vestimentas sobrenaturales en el momento de la entrega de la Torá. Esa ropa creció junto con los niños para que no tuvieran que cambiar al hacerse grandes.

8:5    “Por tanto, debes comprender en tu corazón que HaShem tu Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo.” (LBLA revisada) – Nuestro Padre celestial es el gran ejemplo para tener una disciplina familiar correcta. Nosotros debemos tratar con nuestros hijos como HaShem nos trata a nosotros, con mucho amor y con mucha disciplina.

La disciplina nunca es dada con el propósito de destruir o dañar, sino para producir un cambio y un fruto bueno en el hijo. Ese es el propósito de la disciplina de nuestro Padre celestial, como está escrito en Hebreos 12:5-11:

Además, habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: HIJO MIO, NO TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DE HASHEM, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR EL; PORQUE HASHEM AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO.  Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia.” (LBLA revisada)

8:6    “Guardarás, pues, los mandamientos de HaShem tu Dios, para andar en sus caminos y para temerle.” (LBLA revisada) – Andar en los caminos de HaShem significa imitar su forma de ser y actuar.

8:7-9 “Porque HaShem tu Dios te trae a una tierra buena, a una tierra de corrientes de aguas, de fuentes y manantiales que fluyen por valles y colinas; una tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados; una tierra de aceite de oliva y miel; una tierra donde comerás el pan sin escasez, donde nada te faltará; una tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes puedes sacar cobre.” (LBLA revisada) – La Torá menciona siete especies de productos de la Tierra de Israel

1.      trigo

2.      cebada

3.      uvas

4.      higos

5.      granadas

6.      aceite de oliva

7.      miel de dátiles u otra fruta dulce

Estas siete especies son la base para el diezmo de los productos agrícolas en la tierra de Israel. En el tiempo del segundo templo, los fariseos discutían entre sí para saber si hacía falta pagar el diezmo de otro tipo de productos de la tierra no mencionados en la Torá. Nuestro Maestro Yeshúa entra en esa discusión y dice que también hay que pagar el diezmo de las hortalizas que no están mencionadas en la Torá, como está escrito en Mateo 23:23:

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, que pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la Torá: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas.” (LBLA revisada)

Hay una fiesta en Israel, que cae en pleno invierno, que celebra el nacimiento de los árboles. Se llama tu bi-shvat, el 15 del mes de shvat, más o menos por febrero. En tiempos modernos se hace una celebración con un programa especial, un seder, con en fin de dar gracias al Eterno por los productos de la tierra de Israel, mediante una bendición sobre cada una de estas siete especies.

8:10 “Cuando hayas comido y te hayas saciado, bendecirás a HaShem tu Dios por la buena tierra que Él te ha dado.” (LBLA revisada) – Aquí se encuentra la base para el birkat ha-mazón, la bendición después de la comida.  Hay un solo versículo en toda la Torá que nos ordena dar gracias al Eterno después de comer. ¿Por qué no dice la Torá que hay que dar gracias antes de comer? Porque es más fácil olvidarse del Eterno cuando el estómago esté lleno. Al olvidarse de dar gracias por los alimentos después de comer, es como olvidarse del Eterno, como dice el versículo que sigue:

“Cuídate de no olvidar al Eterno…”

Cuando hay prosperidad hay una tendencia de olivarse del Eterno. ¡CUIDADO!

La bendición de birkat ha-mazón, que se encuentra en el sidur, el libro de oraciones, se recita cuando se haya comido un mínimo de un kezait de pan. Un kezait es una porción del tamaño de una aceituna grande. Los rabinos establecieron[3] que esta bendición debe estar compuesta por cuatro partes:

  1. Birkat Hazán – La bendición a Aquel que alimenta a todas las cosas creadas. Según la tradición fue instituida por Moshé.

  2. Birkat Haarets – La bendición sobre la tierra. Según la tradición, Yehoshúa introdujo esta bendición después de entrar en la tierra prometida. En esta bendición también damos gracias por el pacto de la circuncisión y por la Torá.

  3. Birkat Yerushalayim – La bendición de paz sobre la ciudad santa y el templo. Los reyes David y Shelomó fijaron esta bendición. Después de la destrucción del templo fue modificada para pedir por la reconstrucción de la ciudad y el templo.

  4. Hatov Vehametiv – La bendición a Aquel que es bondadoso y hace el bien. Esta bendición fue añadida después de la destrucción del segundo templo y la rebelión de Bar Kojbá contra los romanos cuando fue arruinada la ciudad de Betar que marca la conclusión de la destrucción de la nación judía. La bendición fue compuesta por el Beit Din de Yavne, dirigido por el rabí Gamliel, para recordar los eventos de Betar con la esperanza de que el Mesías vendrá pronto y Dios curará las heridas que ha sufrido el pueblo judío.

 Segunda aliyá, 8:12 – 9:3

8:18 “Mas acuérdate de HaShem tu Dios, porque Él es el que te da poder para hacer riquezas, a fin de confirmar su pacto, el cual juró a tus padres como en este día.” (LBLA revisada) – Las riquezas son un resultado del pacto entre el Eterno e Israel.

Los justos de las naciones también reciben los beneficios del pacto renovado con Israel en la sangre de Yeshúa. Si estás dentro de un pacto tienes el derecho de recibir los beneficios del pacto. Si cumplimos nuestra parte del pacto podremos disfrutar también de bendiciones materiales, como está escrito en 1 Timoteo 6:17b:

Dios… nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos.” (LBLA)

Si estamos viviendo en escasez tendremos que hacernos la pregunta: Si los bienes materiales son parte del pacto que tenemos con el Eterno ¿por qué no tenemos más riquezas? Para contestar esta pregunta presentamos aquí ocho razones posibles:

  1. Maldiciones

    1. Maldiciones familiares – Sufrimos las consecuencias de la desobediencia de nuestros antepasados. Si confesamos los pecados de nuestros antepasados y pedimos perdón por ellos, cambiando nuestra conducta, y no haciendo más como ellos hicieron, obedeciendo los mandamientos, podremos romper esas maldiciones.

    2. Maldiciones regionales y/o nacionales – Por vivir en un país pobre es posible ser parte del ambiente de pobreza que hay allí. Las maldiciones que han causado esa pobreza no son levantadas sin el arrepentimiento del pueblo, de aquellos pecados que causaron esas maldiciones. Especialmente los tres pecados cardinales causan este tipo de maldiciones en las naciones: idolatría y ocultismo, derramamiento de sangre inocente y sexo libre. Es posible romper la maldición sobre una tierra de manera parcial, como vemos en la vida de Yitsjak en Génesis 26.

    3. Maldiciones pronunciadas – Por medio de tu lengua podrás traer pobreza o abundancia sobre tu vida. No digas “No tengo” o “soy pobre”. Di “el Eterno me dará todo lo que yo necesito.” Confiesa lo que está escrito: “nunca he visto desamparado al justo ni a sus hijos mendigando pan”, Salmo 37:25. “HaShem es mi pastor nada me faltará”, Salmo 23:1. En Romanos 10:10 está escrito: “Con la boca se confiesa para salvación.” Salvación implica que el hombre sea rescatado de una situación que le limita para no poder cumplir los propósitos del Eterno. Así que, salvación implica también la liberación de la pobreza económica, y para obtener esa salvación hay que confesar la Torá con la boca. La confesión de las Palabras del Eterno te salvará de la pobreza.

  1. Desobediencia a los mandamientos, cf. Deuteronomio 28, Levítico 26.

  2. Retención del diezmo y las ofrendas, cf. Malaquías 3:9.

  3. Hurto no restituido, cf. Zacarías 5:1-3.

  4. Prioridades equivocadas, cf. Hageo 1. Las prioridades del Eterno tienen que ser las mías. Lo que él considera importante tiene que ser importante para mí. Si puedes gastar en un restaurante más dinero para una comida que en la ofrenda para apoyar al que te enseña la Torá, has mostrado que tu estómago es más importante que tu amor por HaShem. Estás más interesado en satisfacer tus deseos naturales que buscar el Reino del Eterno.

  5. Motivaciones equivocadas, cf. Jacobo (Stg.) 4:2-4; Proverbios 22:4.

  6. Falta de oración, cf. Jacobo (Stg.) 4:2.

  7. Mala administración – Cuando hemos aprendido a administrar lo que tenemos de manera correcta, HaShem nos da mucho más. Si hay una mala administración de los bienes materiales, el Eterno retiene su mano, porque no confía en nosotros. Si no sabemos administrar poco, ¿cómo él nos confiará mucho?

9:1-2 “Oye, Israel: Hoy vas a pasar el Yardén para entrar a desposeer a naciones más grandes y más poderosas que tú, ciudades grandes y fortificadas hasta el cielo, un pueblo grande y alto, los hijos de los gigantes, a quienes conoces y de quienes has oído decir: "¿Quién puede resistir ante los hijos de gigante?"” (LBLA revisada) – Si la población de Israel era mayor de 2,000,000 y cada nación de las siete era más grande, tenía que haber habido más de 15,000,000 habitantes en la tierra de Kenáan.

9:3    “Comprende, pues, hoy, que es HaShem tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor. Él los destruirá y los humillará delante de ti, para que los expulses y los destruyas rápidamente, tal como HaShem te ha dicho.” (LBLA revisada) – El Midrash cuenta que la población de las siete naciones fue diezmada antes de la conquista de los hijos de Israel por medio de plagas y enfermedades.

Tercera aliyá, 9:4-29

9:4-6 “No digas en tu corazón cuando HaShem tu Dios los haya echado de delante de ti: "Por mi justicia HaShem me ha hecho entrar para poseer esta tierra", sino que es a causa de la maldad de estas naciones que HaShem las expulsa de delante de ti. No es por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón que vas a poseer su tierra, sino que por la maldad de estas naciones HaShem tu Dios las expulsa de delante de ti, para confirmar el pacto que HaShem juró a tus padres Avraham, Yitsjak y Yaakov. Comprende, pues, que no es por tu justicia que HaShem tu Dios te da esta buena tierra para poseerla, pues eres un pueblo de dura cerviz.” (LBLA revisada) – En Génesis 15:16b está escrito

aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo” (LBLA)

No digas… por mi justicia… sino a causa de la maldad de estas naciones... No es por tu justicia… sino que por la maldad de estas naciones… para confirmar el pacto... No es por tu justicia…” – Para enfatizar el hecho, la Torá habla tres veces de que no es por la justicia de Israel que ellos van a recibir la tierra. Estas tres veces también aluden a las tres veces cuando el pueblo de Israel volvería a la tierra.

  1. La primera vuelta fue cuando entró bajo Yehoshúa – por causa de la maldad de estas naciones, versículo 4.

  2. La segunda vuelta fue cuando volvieron de Babilonia bajo Ezrá y Nejemyá – por la maldad de estas naciones, y para confirmar el pacto incondicional con Avraham, versículo 5.

  3.  La tercera y última vuelta, de todas las naciones en los últimos tiempos – no por la justicia del pueblo de Israel, sin mencionar la maldad de las naciones, versículo 6.

9:7-8 “Acuérdate; no olvides cómo provocaste a ira a HaShem tu Dios en el desierto; desde el día en que saliste de la tierra de Egipto hasta que llegasteis a este lugar, habéis sido rebeldes contra HaShem. Hasta en Jorev provocasteis a ira a HaShem, y HaShem se enojó tanto contra vosotros que estuvo a punto de destruiros.” (LBLA revisada) – Este texto nos enseña la importancia de ver a Israel como un cuerpo colectivo. Los que estaban allí presentes no habían hecho el becerro de oro. Sin embargo, fueron señalados como causantes de la ira del Eterno en el desierto y tuvieron que llevar la culpa del pecado de sus padres. Los hijos son responsables para llevar las consecuencias de los errores de sus padres. Pero el propósito principal por el que Moshé destaca los momentos de rebeldía del pueblo, es enseñarles los errores de sus antepasados para que los hijos no vuelvan a cometer los mismos.

9:9    “Cuando subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que HaShem había hecho con vosotros, me quedé en el monte cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua.” (LBLA revisada) – El número 40 simboliza un tiempo de prueba y de preparación para poder pasar de un nivel a otro. Un anciano en Israel tiene que tener como mínimo 40 años de edad. No es bueno poner jóvenes en puestos de liderazgo altos.

9:15 “Y volví, y descendí del monte mientras el monte ardía en fuego, y las dos tablas del pacto estaban en mis dos manos.” (LBLA revisada) – Aquí está escrito que el monte ardía en fuego. El monte Yebel El Luz en Arabia Saudita tiene el pico quemado. Hay restos arqueológicos que indican que ese fue el lugar donde se entregó la Torá[4], cf. Gálatas 4:25.

9:18  “Y me postré delante de HaShem como al principio, por cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo el pecado que habíais cometido al hacer lo malo ante los ojos de HaShem, provocándole a ira.” (LBLA revisada) – Según Rashí, esta fue la segunda vez que Moshé estuvo cuarenta días en la montaña ante HaShem, desde el día 19 del 4º mes hasta el día 29 del 5º mes.

9:19 “Porque temí la ira y el furor con que HaShem estaba enojado contra vosotros para destruiros, pero HaShem me escuchó también esta vez.” (LBLA revisada) – Después de esos cuarenta días HaShem le dijo que hiciera dos tablas nuevas. Luego permaneció otros cuarenta días más en la montaña.

9:25  “Entonces me postré delante de HaShem los cuarenta días y cuarenta noches, lo cual hice porque HaShem había dicho que os iba a destruir.” (LBLA revisada) – Esta es una repetición del tiempo para la segunda vez cuando Moshé estuvo a la montaña.

Cuarta aliyá, 10:1-11

10:1  “En aquel tiempo HaShem me dijo: "Lábrate dos tablas de piedra como las anteriores, y sube a mí al monte, y hazte un arca de madera.” (LBLA revisada) – Aquí vemos como el Eterno renueva el pacto a base de la intercesión de Moshé en la que había expuesto su propia vida para salvar al pueblo. De la misma manera el pacto fue renovado con Israel por medio de la sangre de Yeshúa que dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre.”

10:2  “Y yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban sobre las primeras tablas que quebraste, y las pondrás en el arca.” (LBLA) – Según Rashí, este arca no fue la que hizo Betsalel más tarde, cf. Éxodo 37:1, sino otro, que Moshé había hecho solamente para guardar las tablas de piedra hasta que fuera construido el nuevo arca. En esta arca fueron luego guardadas las dos tablas rotas. Cuando los hijos de Israel salieron a la guerra, no llevaban el arca del tabernáculo, sino esta arca que Moshé había hecho, excepto cuando pelearon contra los filisteos y el arca fue tomada, cf. 1 Samuel 4-5.

10:8 “En aquel tiempo HaShem apartó la tribu de Leví para que llevara el arca del pacto de HaShem, y para que estuviera delante de HaShem, sirviéndole y bendiciendo en su nombre hasta el día de hoy.” (LBLA revisada) – La tribu de Leví fue escogida para cuatro cosas:

1 – llevar el arca

2 – estar delante del Eterno

3 – servir al Eterno

4 – bendecir en el Nombre del Eterno

Sólo los levitas podían llevar el arca, y sólo los sacerdotes fueron escogidos para bendecir en el Nombre de HaShem. Una cosa depende de la otra. El que sirve en lo práctico puede obtener una posición importante delante del Eterno. Una relación correcta con HaShem produce un servicio correcto. Un servicio correcto te capacita para transmitir al pueblo lo que viene de HaShem. Un sacerdote no puede bendecir al pueblo sin haber ministrado al Eterno primero.

hasta el día de hoy” – Hoy en día, los cohanim, sacerdotes, siguen teniendo el ministerio de bendecir al pueblo de Israel, pronunciando la bendición aharonica sobre el pueblo en las sinagogas durante la repetición de la oración de la amidá.

10:10 “Y me quedé en el monte cuarenta días y cuarenta noches como la primera vez, y HaShem me escuchó también esta vez; y HaShem no quiso destruirte.” (LBLA revisada) – Según la tradición, estos últimos cuarenta días concluyeron en yom kipur, el 10º día del 7º mes. Por esta razón fue instituido ese día como el día del perdón.

Quinta aliyá, 10:12-22

10:12a “Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti HaShem tu Dios” – ¿Qué pide el Eterno de Israel? Los versículos 12, 13, 20 y 21 nos dan la respuesta:

1.      Temer a HaShem

2.      Andar en Sus caminos

3.      Amarle

4.      Servirle

5.      Guardar sus mandamientos

6.      Pegarse a Él

7.      Jurar en su Nombre

8.      Alabarle

Lo más importante es temerle. Por esto viene primero. Sin el temor a HaShem las demás cosan no son llevadas a cabo de la manera correcta.

10:16 “Circuncidad, pues, vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.” (LBLA) – Cada pacto tiene una o varias señales. Aquellos pactos que HaShem ha hecho a lo largo de la historia, tienen cada uno una señal particular:

  • El pacto con Noaj – el arco iris, Génesis 9:12-13.

  • El pacto con Avraham – la circuncisión en la carne, Génesis 17:11.

  • El pacto con Israel en Sinai – el shabat y la Torá, Éxodo 31:16-17; 34:28.

  • El pacto renovado con Israel – la entrega del Espíritu, la circuncisión del corazón, Romanos 8:16; Efesios 1:13-14; Colosenses 2:11.

Cuando el Espíritu entra en una persona, como resultado de la resurrección de Yeshúa, se produce una operación en su interior. Es la circuncisión de su corazón, como está escrito en Colosenses 2:11:

En Él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión del Mesías” (LBLA revisada)

La persona que tiene esa experiencia siente en su interior un gran cambio. Es el nuevo nacimiento del cual está hablando el Maestro en Juan 3. La circuncisión de la carne es una sombra de la circuncisión del corazón. El que tiene la circuncisión en la carne necesita también la del corazón. La circuncisión del corazón tiene que ver con la anulación de todo lo que impide que el corazón sea sensible. Está relacionada con el amor al Eterno y la obediencia a la Torá, según Deuteronomio 30:6, donde está escrito:

Además, HaShem tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames HaShem tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.” (LBLA revisada) 

En Romanos 2:25-26 está escrito:

Pues ciertamente la circuncisión es de valor si tú practicas la Torá, pero si eres transgresor de la Torá, tu circuncisión se ha vuelto incircuncisión. Por tanto, si el incircunciso cumple los requisitos de la Torá, ¿no se considerará su incircuncisión como circuncisión?” (LBLA revisada)

Circuncidad, pues, vuestro corazón” – Esto contrasta con Deuteronomio 30:6 donde está escrito: “HaShem tu Dios circuncidará”. Por un lado, se habla de que el hombre tiene que hacer esta operación y por el otro lado vemos que el Eterno la hace. De esto aprendemos que hay una parte que le toca al hombre y otra que le toca a HaShem en cuanto a la circuncisión del corazón.

Con esta expresión, Moshé dijo que los hijos de Israel necesitaban eliminar todo lo que impedía la sensibilidad de sus corazones. Esto se hace mediante la teshuvá, la Torá y la tefilá, el arrepentimiento, el estudio de la Torá y la oración.

Sin embargo, el hombre no puede eliminar su yetser hará, su mala inclinación, el pecado, que está dentro de él. Sólo puede confesarlo y arrepentirse de los pecados que fueron producidos por esa naturaleza pecaminosa. El que puede quitar definitivamente el pecado que está dentro de nosotros es el Eterno, y lo hará finalmente por medio de Mashíaj Yeshúa. Por lo tanto, la circuncisión del corazón que el Eterno hace, es llamada “la circuncisión del Mesías”, cf. Colosenses 2:11. Esa circuncisión del Mesías fue anunciada por los profetas, como está escrito en Ezequiel 36:26-27:

'Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. 'Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis mis ordenanzas poniéndolas por obra.” (LBLA)

quitaré de vuestra carne el corazón de piedra” – Aquí se habla de una operación interna en el hombre.

Pondré dentro de vosotros mi espíritu” – Esta es una experiencia real que se obtiene por medio de la fe en Yeshúa el Mesías, cf. Hechos 19:1ss; Gálatas 3:14.

El corazón de piedra es un corazón insensible. Es una forma alegórica de hablar del espíritu no regenerado. La promesa dada por medio del profeta muestra como El Eterno decide cambiar el mismo interior de los hijos de Israel en los últimos tiempos para que obedezcan cuidadosamente los mandamientos. Otro texto profético que habla de esta realidad es Jeremías 31:33-34 donde está escrito:

“Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días--declara HaShem--. Pondré mi Torá dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: "Conoce a HaShem", porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande--declara HaShem-- pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.” (LBLA revisada)

Esto nos enseña que la experiencia que se obtiene mediante el pacto renovado, por medio de la sangre del Mesías, afecta todo el interior de la persona, de modo que la Torá es escrita en el corazón.

En Deuteronomio 5:29 está escrito:

¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!” (LBLA)

La respuesta a ese clamor es: Yeshúa HaMashíaj es el que finalmente hará que los hijos de Israel tengan ese corazón circuncidado para poder temer al Eterno y guardar todos los días todos sus mandamientos.

En Colosenses 2:11 está escrito:

“En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión del Mesías.” (LBLA revisada)

“El cuerpo de la carne” es una referencia al yetser hará, la mala inclinación, que en Ezequiel 36 es llamado “el corazón de piedra”, que está dentro de cada uno de nosotros. Al quitar ese cuerpo de carne hay una mayor sensibilidad en el hombre para recibir los impulsos y ser dirigido por el Espíritu y la Torá del Eterno. Por lo tanto, el resultado de la circuncisión del Mesías es la obediencia a los mandamientos. Esto concuerda con el texto en Hechos 5:32b donde está escrito:

el Espíritu de santidad, el cual Dios ha dado a los que le obedecen.” (LBLA revisada)

El que recibe a Yeshúa como su Salvador personal, experimenta un nuevo nacimiento en su interior, de manera que su espíritu es regenerado y así el Espíritu del Eterno viene a morar en su interior. Con esta shejiná, presencia divina, el creyente puede tener victoria sobre la inclinación al mal que todavía está en su interior, y que aún no ha sido quitada del todo. Sólo fue eliminado su dominio dentro de él. Sin embargo, cuando venga el Mesías por segunda vez será finalmente eliminado el yetser hará para que podamos ser totalmente y eternamente fieles a los mandamientos de la Torá.

En resumen:

  1. La circuncisión en la carne – es una sombra de la circuncisión del corazón.

  2. La circuncisión del corazón se hace en dos niveles – el hombre hace su parte y HaShem hace su parte.

  3. La parte de HaShem tiene dos pasos –

a.       el primero es cuando introduce su Espíritu en nuestro interior para eliminar el dominio del pecado en nosotros.

b.      El segundo paso será cuando el Eterno elimine definitivamente el yetser hará en nosotros, con la segunda venida del Mesías.

10:18 “Él hace justicia al huérfano y a la viuda, y muestra su amor al extranjero dándole pan y vestido.” (LBLA) – El amor al extranjero se muestra dándole alimento y cobijo. Son las dos necesidades básicas del hombre.

10:19 “Mostrad, pues, amor al extranjero, porque vosotros fuisteis extranjeros en la tierra de Egipto.” (LBLA) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “extranjero” es guer. Como hemos visto antes, hay diferentes tipos de guer. Los conversos al judaísmo también son llamados guer. Este es el significado que los rabinos dan a la palabra en este texto, para enseñar que hay que tratar a los conversos con mucho amor y respeto porque hicieron un gran sacrificio a la hora de convertirse al judaísmo. Sin embargo la palabra guer, en este caso, no se refiere, en primer lugar, al prosélito, puesto que el texto habla de que los hijos de Israel fueron guerim (plural de guer) en Egipto, y los israelitas no fueron conversos en Egipto. Así que si guer significa extranjero en la segunda parte del versículo, debe tener el mismo significado en la primera parte del mismo versículo. Esto nos enseña que no se puede limitar el amor para que sólo sea para los que están dentro del pacto avrámico. Tenemos que amar a todos, judíos y no judíos. Yeshúa habla, en la parábola del buen samaritano, de que tenemos que amar a todos los extranjeros, cf. Lucas 10.

10:21 “Él es tu alabanza y Él es tu Dios, que ha hecho por ti estas cosas grandes y portentosas que tus ojos han visto.” (LBLA) – Aquí se encuentra la palabra hebrea tehilá[5] que significa “alabanza”, “himno”, “acciones memorables”, “fama”. Cada uno tiene una alabanza en su vida. La alabanza que tenemos nos muestra quién es nuestro Dios. ¿De quién cantas en tus canciones? Si HaShem es el motivo de nuestras canciones, es una muestra de que Él es nuestro Dios. Si sustituimos a HaShem por el Mesías en nuestras alabanzas no estamos siguiendo a las Escrituras. Sólo hay un solo versículo en todo el libro de los Salmos que nos ordena honrar al Hijo. Ciento cincuenta Salmos hablan de exaltar al Padre. Así que si cantamos alabanzas a Yeshúa en lugar del Padre tenemos una teología de sustitución en lugar de una teología escritural. De todas maneras podemos alabar a Yeshúa como él es alabado en el cielo, ver Revelación, pero nunca ponerle en el lugar del Padre en nuestras alabanzas.

Sexta aliyá, 11:1-9

11:1 “Amarás, pues, a HaShem tu Dios, y guardarás sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días.” (LBLA revisada) – Todos los días hay que obedecer. No hay ningún día del año cuando los mandamientos no nos apliquen.

11:2 “Y comprended hoy que no a vuestros hijos, los cuales no han visto la disciplina de HaShem vuestro Dios: su grandeza, su mano poderosa, su brazo extendido (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “disciplina” es musar[6] que significa “instrucción”, “educación”, “castigo”, “reprensión”. Es la única vez que esta que aparece en el Jumash (Pentateuco). El término aparece 50 veces en el Tanaj, mayormente en el libro de los Proverbios, donde se usa en 31 ocasiones. La palabra se usa en el hebreo moderno como ética o moral.

11:7 “Pero vuestros propios ojos han visto toda la gran obra que HaShem ha hecho.” (LBLA revisada) – El amor al Eterno no está basado en ideas abstractas, sino en realidades vividas. La religión de la Biblia no es un invento. Nuestra fe no puede ser basada en sabiduría humana, sino en el poder de Dios, cf. 1 Corintios 2:5. Si tu fe está en el ámbito intelectual solamente, vas a tambalear en los momentos de crisis. Asegúrate de obtener experiencias reales con tu Dios y con su Mashíaj.

En Hechos 4:20 está escrito:

porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” (LBLA)

En 1 Juan 1:1-3 está escrito:

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca del Verbo de vida (pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, os proclamamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y en verdad nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Yeshúa el Mesías.” (LBLA revisada)

En Juan 1:14 está escrito:

Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” (LBLA)

En Juan 1:46 está escrito:

Y Natanel le dijo: ¿Puede algo bueno salir de Natseret? Filipos le dice: Ven, y ve.” (LBLA revisada)

No estamos proclamando ideas, sino realidades, cosas vividas, experimentadas, palpadas, vistas y oídas. Si no has experimentado una verdad que estás proclamando, tu mensaje carecerá de poder, será vacío. La Torá es historia vivida.

11:8 “Guardad, pues, todos los mandamientos que os ordeno hoy, para que seáis fuertes, y entréis y toméis posesión de la tierra a la cual entráis para poseerla” (LBLA) – La obediencia a los mandamientos nos da fuerza para resistir al enemigo y conquistar el terreno que nos pertenece. Por otro lado, la desobediencia produce debilidad en nosotros. ¿Quieres ser fuerte? Obedece los mandamientos cuando nadie te ve.

Séptima aliyá, 11:10-25

11:10-11 “Porque la tierra a la cual entras para poseerla, no es como la tierra de Egipto de donde vinisteis, donde sembrabas tu semilla, y la regabas con el pie como una huerta de hortalizas, sino que la tierra a la cual entráis para poseerla, tierra de montes y valles, bebe el agua de las lluvias del cielo.” (LBLA) – Hay una gran diferencia entre la tierra de Egipto y la tierra de Israel. En Egipto había que regar los sembrados manualmente. En la tierra de Israel no hace falta. Egipto está construido a base del río. Todo el sistema de vida gira alrededor del río. En Israel el pueblo tiene que depender de HaShem para que haya lluvia. De esa manera es necesario tener una buena relación con Aquel que envía la lluvia, para que no haya hambre.

Otra diferencia importante entre Egipto e Israel es que en Egipto no hay piedras naturales. Por eso tenían que construir ladrillos para poder hacer edificios.

11:12b, 14b “desde el principio hasta el fin del año… tu grano, tu mosto y tu aceite” (LBLA) – El grano se cosecha en la primavera, en nisán (marzo-abril), las uvas al final del verano y al principio del otoño (agosto-septiembre), justo antes de sucot, y las aceitunas se cosechan en invierno (diciembre-enero).

11:13-21 Este texto es el segundo texto de shemá. Para servir al Eterno hay que aceptar dos yugos, el yugo del Reino y el yugo de la Torá. Esto dos yugos están expresados en los dos textos del shemá.

En Deuteronomio 6:4-9 está escrito:

“Escucha, Israel, HaShem es nuestro Dios, HaShem es uno. Y amarás a HaShem tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con todos tus medios. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés sentado en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal sobre tu brazo, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.” (LBLA revisada)

Este texto habla del yugo del Reino, el cual implica aceptar voluntariamente al Eterno como nuestro único Dios de manera personal. Por esto este texto está escrito en singular: “amarás, tu, tu, tu, enseñarás etc.” El segundo yugo, el de la Torá, se encuentra en Deuteronomio 11:13-21:

“Y sucederá que si obedecéis mis mandamientos que os ordeno hoy, de amar a HaShem vuestro Dios y de servirle con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, Él dará a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia temprana y lluvia tardía, para que recojas tu grano, tu mosto y tu aceite. Y Él dará hierba en tus campos para tu ganado, y comerás te saciarásCuidaos, no sea que se engañe vuestro corazón y os desviéis y sirváis a otros dioses, y los adoréis. No sea que la ira de HaShem se encienda contra vosotros, y cierre los cielos y no haya lluvia y la tierra no produzca su fruto, y pronto perezcáis en la buena tierra que HaShem os da. Grabad, pues, estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma; atadlas como una señal a vuestra mano, y serán por diadema entre vuestros ojos. Y enseñadlas vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y escríbelas en los postes de tu casa y en tus puertas, para que vuestros días y los días de vuestros hijos sean multiplicados en la tierra que HaShem juró dar a vuestros padres, por todo el tiempo que los cielos estén sobre la tierra.” (LBLA revisada)

En este texto que habla del yugo de la Torá vemos como el pronombre se va cambiando entre una forma plural y singular. En el primer yugo, el del Reino, solamente hay una forma personal, singular, “amarás, tu, tu, tu, enseñarás, escribirás etc.” Pero en este yugo de la Torá vemos que se usa la forma plural “obedecéis, os, vuestro, vuestro, vuestra, vuestra” pero luego, en el versículo 14 va pasando al singular: “recojas… etc” para luego volver otra vez al plural en los versículos 16-19a: “cuidaos…” Luego pasa otra vez al singular en los versículos 19b-20: “te…” y a plural en el versículo 21: “vuestros…”. Esto nos enseña que el yugo de la Torá es puesta para que vivamos nuestra vida privada en obediencia en una relación con el pueblo de Dios que se encuentra en el lugar donde vivimos. Por lo tanto no es suficiente vivir solos delante del Eterno. Necesitamos formar parte de un colectivo, y esto es el resultado directo del trabajo de la Torá en nuestras vidas. Uno no puede amar al Eterno y aborrecer al hermano, es imposible, porque el amor al Eterno te lleva forzosamente a amar a tu prójimo, primero los más cercanos y luego los que están más allá de los conocidos.

En Efesios 4:1-6 está escrito:

“Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, una sola tevilá (para ser del Mesías), un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.” (LBLA revisada)

En Filipenses 2:1-4 está escrito:

“Por tanto, si hay algún estímulo en Mashíaj, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.” (LBLA revisada)

En Colosenses 1:3-4; 3:12-15 está escrito:

“Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Yeshúa HaMashíaj, orando siempre por vosotros, al oír de vuestra fe en Mashíaj Yeshúa y del amor que tenéis por todos los apartados... Entonces, como escogidos de Dios, apartados y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Mashíaj os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad. Y que la paz del Mesías reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.” (LBLA revisada)

En 1 Tesalonicenses 4:9-10 está escrito:

“Mas en cuanto al amor fraternal, no tenéis necesidad de que nadie os escriba, porque vosotros mismos habéis sido enseñados por Dios a amaros unos a otros; porque en verdad lo practicáis con todos los hermanos que están en toda Macedonia. Pero os instamos, hermanos, a que abundéis en ello más y más”

En 1 Pedro 4:8 está escrito:

“Sobre todo, sed fervientes en vuestro amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados.” (LBLA revisada)

En Juan 15:12-13 está escrito:

“Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado. Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos.” (LBLA revisada)

En 1 Juan 3:10-18, 22-23; 4:7-12, 4:19-5:2 está escrito:

“En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros; no como Kayín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Hermanos, no os maravilléis si el mundo os odia. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte. Todo el que aborrece a su hermano es homicida, y vosotros sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto conocemos el amor: en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él? Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad… y todo lo que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Yeshúa HaMashíaj, y que nos amemos unos a otros como Él nos ha mandado… Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros… Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. Todo aquel que cree que Yeshúa es el Mesías, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al Padre, ama al que ha nacido de Él. En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos.” (LBLA revisada)

La experiencia de salvación, con la aceptación de los dos yugos, el yugo del Reino y el yugo de la Torá, es maravillosa, y transforma nuestra vida personal. Pero hay más. Conforme vayamos creciendo en el conocimiento del Eterno por medio de Su Torá, entraremos en una dimensión nueva de nuestra vida espiritual, la dimensión de colectivismo. Es cierto que tenemos una responsabilidad delante del Eterno de nuestras vidas personales. Cada uno será juzgado según su propia obra, en pensamientos, palabras y hechos. Pero nuestras vidas no fueron creadas para ser islas separadas en un lago, sino miembros de un cuerpo, un colectivo, una gran familia, la gran familia de los hijos de Avraham, tanto de la circuncisión como de la incircuncisión.

11:13 “Y sucederá que si obedecéis mis mandamientos que os ordeno hoy, de amar a HaShem vuestro Dios y de servirle con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.” (LBLA revisada) – Rashí menciona que servir al Eterno en este texto se refiere a la oración, como está escrito en Daniel 6:13, 20:

Entonces ellos respondieron y dijeron al rey: Daniel, que es uno de los deportados de Yehudá, no te hace caso, oh rey, ni del mandato que firmaste, sino que tres veces al día hace su oración... Y acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada. El rey habló a Daniel y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿te ha podido librar de los leones?” (LBLA)

11:14 “Él dará a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia temprana y lluvia tardía, para que recojas tu grano, tu mosto y tu aceite.” (LBLA) – Este texto habla de lluvia a su tiempo como un resultado de la obediencia. Cinco pecados retienen la lluvia en Israel: idolatría, inmoralidad, violencia, pedidos públicos de caridad no cumplimentados y retención del diezmo.

Al interpretar el texto de manera remez, alegórico, podemos también decir que la obediencia a la Torá trae la lluvia del Espíritu sobre el pueblo, cf. Joel 2:23, 28; Jacobo (Stg.) 5:7.

11:15 “Y Él dará hierba en tus campos para tu ganado, y comerás y te saciarás.” (LBLA) – Esto nos enseña, como dice el Talmud,[7] que debemos dar de comer a los animales domésticos antes de que coman los hombres.

11:21 “para que tus días y los días de tus hijos sean multiplicados en la tierra que HaShem juró dar a tus padres, por todo el tiempo que los cielos estén sobre la tierra.” (LBLA revisada) – HaShem juró dar la tierra de Kenáan a los patriarcas. Este es uno de los textos del Jumash que muestra que tiene que haber una resurrección para que esta promesa pueda ser cumplida. Esto nos enseña también que Avraham, Yitsjak y Yaakov no subirán al cielo después de su resurrección, sino que heredarán la tierra de Israel.

11:22 “Porque si guardáis cuidadosamente todo este mandamiento que os ordeno para cumplirlo, amando a HaShem vuestro Dios, andando en todos sus caminos y allegándoos a Él” (LBLA revisada) – Rashí menciona que es imposible apegarse a Él porque es un fuego consumidor, cf. 10:20. La manera cómo se debe apegarse a HaShem es apegarse a los estudiosos de la Torá y será considerado como si uno se hubiera apegado a Él.

Sin embargo, por medio de la regeneración del espíritu en el pacto renovado, hay una manera para entrar ante el trono de HaShem en el espíritu y apegarse a él día y noche, cf. Hebr. 4:14-16. No pierdas esa oportunidad, querido lector.

11:24 “Todo lugar donde pise la planta de vuestro pie será vuestro; vuestras fronteras serán desde el desierto hasta el Levanón, y desde el río, el río Prat (Eufrates), hasta el mar occidental.” (LBLA revisada) – Este es el territorio que finalmente tendrá Israel con la segunda venida de Mashíaj.