sábado, enero 7

Parashá 13 Shemot

 Parashá 13 Shemot

Éxodo 1:1 – 6:1



Aliyás de la Torá:

  1. 1:1-17
  2. 1:18 – 2:10
  3. 2:11-25
  4. 3:1-17
  5. 3:18 – 4:17
  6. 4:18-31
  7. 5:1 – 6:1
  8. Maftir: 5:22 – 6:1

Haftará: Isaías 27:6 – 28:13; 29:22-23 (tradición ashkenazí); Jeremías 1:1 – 2:3 (tradición sefardí)

Shemot

Significa “nombres”.

Primera aliyá, 1:1-17

Los hijos de Israel que fueron a Egipto son doce, cada uno fue con su familia. En total salieron 70 almas de los lomos de Yaakov. Yosef muere y toda su generación. Los hijos de Israel aumentan mucho y la tierra se llena de ellos. Se levanta un nuevo rey en Egipto que no conoce a Yosef. El pueblo de Israel es más numeroso y más fuerte que el pueblo egipcio y por eso el faraón dice que tienen que proceder astutamente con ellos para que no se multipliquen y sean una amenaza en la guerra y se vayan. Pone capataces que los oprimen con duros trabajos. Edifican las ciudades Pitom y Ramsés. Pero cuanto más los oprimen más se multiplican. Los egipcios empiezan a temer a los hijos de Israel y amargan su vida obligándolos a trabajar duramente. El rey de Egipto ordena a las parteras hebreas matar a los hijos varones recién nacidos pero pueden dejar vivir a las hijas. Sin embargo, las parteras temen a Dios y no hacen caso al rey de Egipto.

Segunda aliyá, 1:18 – 2:10

El rey de Egipto pregunta a las parteras por qué han dejado con vida a los niños. Las parteras contestan que es porque las mujeres hebreas son más robustas que las egipcias y dan a luz antes que las parteras vengan. Las parteras rediben ayuda divina y el pueblo sigue multiplicándose. Dios prospera las familias de las parteras porque le temieron. Entonces el faraón manda a todo su pueblo que echen a todo niño recién nacido al río y dejen vivir a toda niña.

Un hombre de la tribu de Leví toma a una mujer levita. Ella concibe y da a luz un hijo bueno que esconde por tres meses. Luego al no poder ocultarlo más toma una cesta de juncos y la prepara para poner allí al niño y colocarlo entre los juncos del río. La hermana del niño se pone a lo lejos para ver qué sucede. Viene la hija del faraón para bañarse y sus doncellas ven la cestilla. La hija del faraón la abre y al ver al niño llorando tiene compasión de él. La hermana pregunta a la hija del faraón si quiere que llame a una nodriza hebrea para criar al niño para ella. Ella dice que sí y la muchacha va en busca de su madre. La hija del faraón pide a la madre que lleve el niño para criarlo para ella y así tendrá su salario. Después de crecer el niño es llevado a la hija del faraón quien lo adopta como su hijo llamándole Moshé, porque fue sacado de las aguas.

Tercera aliyá, 2:11-25

Moshé, ya crecido, sale a ver a sus hermanos y su duro trabajo. Al ver un egipcio golpeando a un hebreo Moshé mata al egipcio y lo esconde en la arena. El día siguiente cuando ve a dos hebreos riñendo pregunta al ofensor por qué está golpeando a su compañero. Él responde: ¿Quién te ha puesto de príncipe o de juez sobre nosotros? ¿Estás hablando de matarme como mataste al egipcio? Moshé tiene miedo. El faraón oye del asunto y procura matar a Moshé, pero él huye de su presencia a Midyán y se sienta junto a un pozo. Siete hijas del sacerdote de Midyán vienen a sacar agua y dar de beber al rebaño de su padre. Unos pastores vienen para echarlas de allí, pero Moshé las defiende y da de beber al rebaño. Cuando vuelven a Reuel él las pregunta por qué han venido tan pronto hoy. Al responder que un egipcio los ha ayudado, su padre les dice que le inviten a comer algo. Moshé accede a morar con él y él le da su hija Tsiporá como esposa y ella da a luz un hijo. Moshé le pone por nombre Guershom, que significa “extrangero allá”, por ser peregrino en tierra extranjera.

Cuarta aliyá, 3:1-17

Moshé apacienta el rebaño de su suegro Yitró y lo conduce más allá del desierto, hasta el monte de Dios, Jorev. El ángel de HaShem se aparece en una llama de fuego en una zarza que no se consume. Cuando Moshé se acerca para mirar, Dios lo llama por su nombre de en medio de la zarza. No puede acercarse sin quitarse los zapatos porque el lugar es tierra consagrada. “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Avraham, el Dios de Yitsjak y el Dios de Yaakov”. Moshé cubre su rostro por temor. Dios dice que ha visto la aflicción de su pueblo en Egipto y escuchado su clamor. Por eso ha descendido para liberarlos de los egipcios para llevarlos a una tierra espaciosa donde hay seis pueblos viviendo. El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta él y él ha visto la opresión de los egipcios. Al ser enviado al faraón para sacar a su pueblo de Egipto Moshé contesta: “¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar a los hijos de Israel de Egipto?”. Dios promete estar con él y la señal es que después de la salida le servirán en este monte.

Moshé pregunta por el Nombre del Dios de los padres de Israel. “Yo seré el que seré”, recibe como contestación. A los hijos de Israel debe decir: “SERÉ me ha enviado a vosotros”, “YHWH, el Dios de vuestros padres, el Dios de Avraham, el Dios de Yitsjak y el Dios de Yaakov, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.”

Quinta aliyá, 3:18 – 4:17

Moshé recibe la orden de ir a reunir a los ancianos de Israel y decirles que HaShem los ha visitado. Él sabe cómo los tratan en Egipto y por eso los sacará de allí y los llevará a una tierra que mana leche y miel. Los ancianos le escucharán y juntos irán al rey de Egipto para decirle que el Dios de los hebreos los ha salido al encuentro. Por eso pedirán permiso para salir tres días de camino al desierto para ofrecer sacrificios al Eterno su Dios. Sin embargo el rey de Egipto no los soltará. Entonces el Eterno extenderá su mano para herir a Egipto y después los soltará. Los egipcios darán al pueblo objetos de plata, oro y vestidos para sus hijos e hijas.

Moshé piensa que no le van a creer. Entonces el Eterno le da poder para transformar su vara en una serpiente. Por eso creerán. Además podrá poner su mano en el seno para que se llene de lepra como la nieve y luego al ponerla otra vez en el seno se sana. Si no creen por la primera señal creerán por la segunda. Pero si todavía no creen por las dos señales podrá derramar agua del río en la tierra para convertirla en sangre.

Moshé dice que nunca ha podido hablar bien. HaShem le pregunta quién ha hecho la boca. Él estará con su boca. Poer al pedir que envíe su mensaje con otro HaShem se aira con él y le dice que su hermano Aharón podrá hablar en su lugar. Moshé tendrá que poner las palabras en la boca de su hermano. HaShem les enseñará lo que tendrán que hacer. Aharón servirá de boca y Moshé servirá de Elohim. Moshé tendrá que llevarse la vara para hacer las señales.

Sexta aliyá, 4:18-31

Moshé vuelve a la casa de su suegro y le pide permiso para volver a sus hermanos en Egipto. Yitró le dice: “Ve en paz”. HaShem dice a Moshé que vuelva a Egipto porque han muerto todos los que buscaban su vida. Entonces toma a su mujer y a sus dos hijos y vuelve a Egipto con la vara de Dios en su mano. HaShem le vuelve a decir que haga los milagros delante del faraón, pero él endurecerá su corazón y no dejará ir al pueblo. Moshé tendrá que decir al faraón que Israel es su primogénito y si no lo deja ir HaShem matará su primogénito.

En una posada en el camino HaShem le sale al encuentro para matarlo. Entonces Tsiporá toma un pedernal y corta el prepucio de su hijo y lo pone a los pies de Moshé. Entonces HaShem lo suelta.

Aharón recibe la orden de ir al desierto para encontrarse con Moshé y así se encuentran en el monte de Dios. Moshé cuenta todo lo que el Eterno le ha mandado hacer. Seguidamente los dos se van de allí y reúnen a los ancianos de Israel. Aharón les cuenta todo lo que Dios ha hablado a Moshé y él hace las señales ante el pueblo. El pueblo cree y cuando oye que HaShem los ha visitado y visto su aflicción, inclinan sus cabezas en reverencia.

Séptima aliyá, 5:1 – 6:1

Moshé y Aharón van al faraón y le dicen: “Así dice HaShem, Dios de Israel: “Deja ir a mi pueblo para que me celebre fiesta en el desierto.”” Pero el faraón no sabe quién es HaShem para que escuche su voz y deje ir a Israel. Ellos le dicen que el Dios de los hebreos los ha encontrado. Piden tres días de camino para sacrificar al Eterno su Dios para que no venga sobre ellos con peste o espada. El faraón no los escucha y ordena que vuelvan a sus labores. Manda a sus capataces que ya no entreguen paja al pueblo para hacer ladrillos como antes, la tendrán que buscar ellos. Pero tendrán que exigir la misma cantidad de ladrillos diarios porque son perezosos al querer sacrificar a su Dios. Así no escucharán palabras mentirosas.

El pueblo sale por toda la tierra para recoger rastrojos en lugar de paja. Los capataces los maltratan por no entregar la misma cantidad de ladrillos como cuando tenían paja. Los jefes israelitas son azotados porque no se cumplió la tarea diaria.

Los jefes van al faraón y se quejan. El faraón dice que son perezosos por querer sacrificar a HaShem. Tendrán que entregar la misma cantidad de ladrillos sin recibir paja. Los jefes ven que están en problemas. Cuando salen del faraón y se encuentran con Moshé y Aharón que los están esperando, los jefes se enfrentan con ellos pidiendo que el Eterno los juzgue por haberlos hecho odiosos ante el faraón y sus siervos para que los maten. Entonces Moshé se queja contra HaShem preguntando por qué le ha enviado. Desde que vino a hablar con el faraón en el Nombre de HaShem, el faraón ha hecho mal al pueblo. Tampoco HaShem ha hecho nada para liberarlo. HaShem responde y dice: “Ahora verás lo que haré al faraón; porque por la fuerza los dejará ir; y por la fuerza los echará de su tierra.”

Comentarios

Primera aliyá, 1:1-17

1:7     “Pero los hijos de Israel fueron fecundos y aumentaron mucho, y se multiplicaron y llegaron a ser poderosos en gran manera, y la tierra se llenó de ellos.” (LBLA) – Aquí vemos como el Eterno cumplió sus promesas de multiplicar a los hijos de Israel, cf. Génesis 17:2; 22:17; 26:4, 24; 48:4.

1:9     “y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y más fuerte que nosotros.” (LBLA) – Si lo vemos desde una perspectiva profetica parece ser que este texto indica que el pueblo de Israel finalmente será mayor que el resto del mundo. Me estoy refiriendo a todos los que por medio de Yeshúa son injertados en el pueblo santo. Hay escrituras que dan a entender que finalmente la mayor parte de la población del mundo se salvará y así entrará en el pueblo de Israel por medio del Mesías.

En Isaías 54:1 está escrito:

“Grita de júbilo, oh estéril, la que no ha dado a luz; prorrumpe en gritos de júbilo y clama en alta voz, la que no ha estado de parto; porque son más los hijos de la desolada que los hijos de la casada--dice HaShem.” (LBLA revisada)

En Gálatas 4:26-28 está escrito:

“Pero la Jerusalén de arriba es libre; ésta es nuestra madre. Porque escrito está: REGOCIJATE, OH ESTERIL, LA QUE NO CONCIBES; PRORRUMPE Y CLAMA, TU QUE NO TIENES DOLORES DE PARTO, PORQUE MAS SON LOS HIJOS DE LA DESOLADA, QUE DE LA QUE TIENE MARIDO. Y vosotros, hermanos, como Yitsjak, sois hijos de la promesa.” (LBLA revisada)

Más serán los hijos de la Jerusalén celestial, que los hijos de este sistema mundial.

1:12   “Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y más abrían brecha, de manera que llegaron a temer a los hijos de Israel.” (LBLA revisada) – La opresión produjo multiplicación. Este principio vemos en toda vida espiritual sana. Si no hay algún tipo de opresión y persecución nuestra vida espiritual no andamos bien, como está escrito en 2 Timoteo 3:12:

“Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en el Mesías Yeshúa, serán perseguidos.” (LBLA revisada)

En Lucas 6:26 está escrito:

¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas.” (LBLA)

No tengamos miedo de las persecuciones sabiendo que son un medio para nuestra multiplicación. Cuando no hay resistencia tendemos a aflojar nuestra entrega y consagración al Eterno. Los conflictos y persecuciones nos mantienen en constante alerta y dependencia de nuestro Padre Celestial. No te defiendas en los momentos de calumnia,  ¡multiplícate!

En Hechos 4:24-31 está escrito:

“Al oír ellos esto, unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: Oh, Señor, tú eres el que HICISTE EL CIELO Y LA TIERRA, EL MAR Y TODO LO QUE EN ELLOS HAY, el que por el Espíritu de Santidad, por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste: ¿POR QUE SE ENFURECIERON LOS GENTILES, Y LOS PUEBLOS TRAMARON COSAS VANAS? SE PRESENTARON LOS REYES DE LA TIERRA, Y LOS GOBERNANTES SE JUNTARON A UNA CONTRA HASHEM Y CONTRA SU MESÍAS. Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles y los pueblos de Israel, contra tu santo siervo Yeshúa, a quien tú ungiste, para hacer cuanto tu mano y tu propósito habían predestinado que sucediera. Y ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza, mientras extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Yeshúa. Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu de Santidad y hablaban la palabra de Dios con valor.” (LBLA revisada)

Aquí vemos que la opresión sobre la comunidad en Jerusalén trajo algo bueno. Produjo una oración ferviente. En lugar de pedir que se fuera la opresión pidieron que tuvieran más poder para resistirla y multiplicarse en medio de ella. Nuestra respuesta a la opresión no es escondernos, sino multiplicarnos y extender aún más la Torá y el mensaje del Mesías Yeshúa con el poder del Espíritu del Santo.

La vida de un creyente en Yeshúa debe ser una vida de oración y estudio de la Torá. Un creyente normal debe apartar, como mínimo, una hora diaria a la oración y debe leer, como mínimo, un capítulo diario en las Escrituras. Un líder debe dedicar de tres a cinco horas diarias a la oración y tomar mucho tiempo en el estudio diario de las Escrituras. Una regla buena para un creyente normal es dedicar un día a la semana al ayuno. Los líderes deben ayunar de uno a dos días por semana. Así se desata el poder del Eterno entre nosotros y se extenderá más rápido el Reino del Mesías. Si no tomamos en serio estas cosas ahora, cuando no hay muchas persecuciones en los países latinos, es posible que el Eterno permita que venga la persecución para que tomemos en serio nuestro compromiso con el Reino de los Cielos.

El resultado de la persecución en Egipto fue que el pueblo clamó al Eterno y ese clamor produjo esa gran manifestación del poder en la salida. Las manifestaciones sobrenaturales son los resultados de nuestros sacrificios al Eterno.

En Hechos 8:1b, 4 está escrito:

“En aquel día se desató una gran persecución en contra de la comunidad en Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles... Así que los que habían sido esparcidos iban predicando la palabra.” (LBLA revisada)

La persecución que hubo en Jerusalén trajo un buen resultado. La palabra se expandió y aún más personas se añadieron a la congregación del Mesías.

1:17   “Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron como el rey de Egipto les había mandado, sino que dejaron con vida a los niños.” (LBLA revisada) – Las autoridades han sido puestas por Dios, como está escrito en Romanos 13:1-6:

“Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación. Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo. Por tanto, es necesario someterse, no sólo por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto también pagáis impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto.” (LBLA)

El propósito principal de las autoridades es castigar al que hace el mal y honrar al que hace el bien, como está escrito en 1 Pedro 2:13-14:

“Someteos, por causa del Señor, a toda institución humana, ya sea al rey, como autoridad, o a los gobernadores, como enviados por él para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien.” (LBLA)

Las leyes del Eterno son las que dictan lo que es bueno y lo que es malo, no por las de los hombres o la idea de la mayoría del pueblo. Lo que el Eterno considera correcto es correcto y lo que el Eterno considera maligno es maligno. Así que las leyes de los gobiernos tienen que ajustarse a las leyes divinas para cumplir con su función. Si un gobierno no cumple con el propósito divino será castigado y eventualmente eliminado por el Eterno que lo ha puesto en esa posición.

Las Escrituras dicen que un pueblo recibe el gobierno que merece, cf. Nehemías 9:37. Si el pueblo vive en pecado, el Eterno le da un gobierno malo. El problema de los gobiernos corruptos no son los hombres del gobierno en primer lugar, sino el pueblo que vive en pecado. Si el pueblo se arrepiente de sus pecados, el Eterno le da un gobierno bueno y justo. El pueblo recibe el gobierno que merece. Otros textos que hablan de este tema se encuentran en: Jeremías 27:5-7; Ezequiel 25:14; Proverbios 21:1; 24:21; Eclesiastés 8:2-9; 10:20; Daniel 2:21; 4:17 (heb. 14), 25-26 (22-23), 32 (29); 5:21.

Es necesario someterse y obedecer las autoridades que hay, porque han sido puestas por Dios. Nuestra obediencia a las autoridades debe ser ejemplar en todos los asuntos que no contradigan las leyes divinas. El que se somete al gobierno muestra respeto a Dios. El que se rebela contra el gobierno con actitudes, palabras u obras, se rebela contra Dios. Sólo hay un caso cuando no podemos obedecer las autoridades, cuando nos intentan obligar a hacer algo en contra de las leyes del cielo, dadas en la Torá de Moshé. La voluntad y leyes divinas están por encima de las leyes humanas, como está escrito en Hechos 4:19-20 y 5:29:

“Mas respondiendo Kefa y Yojanán, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído... Mas respondiendo Kefa y los emisarios, dijeron: Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.” (LBLA revisada)

Las parteras temieron a Dios que había dictado que es malo matar a un ser humano. El mandamiento del rey de Egipto se rebeló contra la ley divina. Por lo tanto las parteras no tenían ninguna obligación a obedecer al rey. Hay que temer más a Dios que a los hombres, como dijo el Yeshúa en Mateo 10:28:

“Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.” (LBLA)

Segunda aliyá, 1:18 – 2:10

1:20-21 “Y Dios favoreció a las parteras; y el pueblo se multiplicó y llegó a ser muy poderoso. Y sucedió que por haber las parteras temido a Dios, El prosperó sus familias.” (LBLA) – Dios honró a las parteras por haberle temido más que al rey de Egipto. Prefirieron arriesgar sus vidas en este mundo que arriesgar sus vidas en el mundo venidero.

2:2     “Y la mujer concibió y dio a luz un hijo; y viendo que era hermoso, lo escondió por tres meses.” (LBLA) – Aquí se trata de que vio algo espiritual. El niño no era solamente bello de manera física, sino que había algo sobrenatural alrededor de su nacimiento. Según la tradición, Moshé nació el día 7 de Adar (febrero-marzo). Un Midrash[1] dice que la luz de la shejiná (presencia divina manifestada) llenó la habitación cuando nació. Otro Midrash[2] dice que Moshé nació circuncidado. Lo cierto es que había algo muy especial con este niño. La madre tomó la decisión de ocultarlo durante tres meses exponiendo su propia vida para salvar a su hijo. Esta obra fue tan importante que es mencionada en la lista de los héroes de fe en Hebreos 11:23, donde está escrito:

“Por la fe Moshé, cuando nació, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño hermoso y no temieron el edicto del rey.” (LBLA revisada)

La fe superó el temor del rey. Lo contrario de temor es fe, confianza, como está escrito en Marcos 5:36:

“No temas, cree solamente” (LBLA)

Como la fe abre las puertas para que el Eterno pueda obrar en tu vida, el temor abre las puertas para que el maligno pueda obrar en tu vida.

2:3     “Pero no pudiendo ocultarlo por más tiempo, tomó una cestilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea. Entonces puso al niño en ella, y la colocó entre los juncos a la orilla del río.” (LBLA) – Rashí cita el Midrash[3] y dice que ella usó barro por dentro y brea por fuera. Así el niño no sentiría el fuerte olor de la brea.

En Deuteronomio 18:15, 18-19 está escrito:

“Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará HaShem tu Dios; a él oiréis... Un profeta como tú levantaré de entre sus hermanos, y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mande. Y sucederá que a cualquiera que no oiga mis palabras que él ha de hablar en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta.” (LBLA revisada)

El profeta como Moshé, del cual se habla, es una referencia al Mesías. De esta manera podemos estudiar la vida de Moshé y encontrar muchos eventos paralelos con la vida del Mesías Yeshúa, como está escrito en Mateo 21:11:

“Y las multitudes contestaban: Este es el profeta Yeshúa, de Natseret de Galil.” (LBLA revisada)

En Juan 6:14 está escrito:

La gente entonces, al ver la señal que Yeshúa había hecho, decía: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo.” (LBLA revisada)

En Hechos 3:22-23 está escrito:

“Moshé dijo: HASHEM ELOHIM OS LEVANTARA UN PROFETA COMO YO DE ENTRE VUESTROS HERMANOS; A EL PRESTAREIS ATENCIÓN en todo cuanto os diga. Y sucederá que todo el que no preste atención a aquel profeta, será totalmente destruido de entre el pueblo.” (LBLA revisada)

Como Moshé fue expuesto a un peligro de muerte poco después de su nacimiento por causa del edicto de un rey malvado, así Yeshúa tuvo que ser rescatado de las manos del malvado rey Herodes, como está escrito en Mateo 2:13-16:

“Después de haberse marchado ellos, un ángel del Señor se le apareció a Yosef en sueños, diciendo: Levántate, toma al Niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar al Niño para matarle. Y él, levantándose, tomó de noche al Niño y a su madre, y se trasladó a Egipto; y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: DE EGIPTO LLAME A MI HIJO. Entonces Herodes, al verse burlado por los magos, se enfureció en gran manera, y mandó matar a todos los niños que había en Bet-Lejem y en todos sus alrededores, de dos años para abajo, según el tiempo que había averiguado de los magos.” (LBLA revisada)

Al mismo tiempo vemos como Moshé fue salvado del peligro de la muerte en el agua. De la misma manera Yeshúa fue sacado de las “aguas” de la muerte, como está escrito en Jonás 2:5-6:

“Me rodearon las aguas hasta el alma, el gran abismo me envolvió, las algas se enredaron a mi cabeza. Descendí hasta las raíces de los montes, la tierra con sus cerrojos me ponía cerco para siempre; pero tú sacaste de la fosa mi vida, oh Eterno, Dios mío.” (LBLA)

En el Salmo 18:16 está escrito:

“Extendió la mano desde lo alto y me tomó; me sacó de las muchas aguas.” (LBLA)

En el Salmo 69:14-15 está escrito:

“Sácame del cieno y no dejes que me hunda; sea yo librado de los que me odian, y de lo profundo de las aguas. No me cubra la corriente de las aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca.” (LBLA)

2:10   “Cuando el niño creció, ella lo llevó a la hija de Faraón, y vino a ser hijo suyo; y le puso por nombre Moshé, diciendo: Pues lo he sacado de las aguas.” (LBLA revisada) – El Midrash[4] cuenta que fue después de 24 meses que Moshé fue llevado a la hija del faraón. Según Rashí, el nombre Moshé[5] viene de la raíz mashá[6] que significa “sacar”. El nombre Moshé anuncia que el Mesías tendría que ser sacado de la muerte para poder ser el libertador de Israel y el mundo.

Tercera aliyá, 2:11-25

2:11   “Y aconteció que en aquellos días, crecido ya Moshé, salió a donde sus hermanos y vio sus duros trabajos; y vio a un egipcio golpeando a un hebreo, a uno de sus hermanos.” (LBLA revisada) – La identidad hebrea en este joven fue más fuerte que la identidad egipcio. La expresión “sus hermanos” indica una identificación muy poderosa en su interior. Él tuvo que pasar una crisis profunda de identidad. Se preguntaba ¿Quién soy? ¿Soy egipcio o hebreo? Finalmente tomó la decisión de seguir su corazón y unirse con los hermanos de sangre.

Esta misma experiencia está teniendo aquellos que se han criado en el mundo gentil pero tienen sangre judía o un alma judía. En este tiempo están sintiendo el fuerte impulso de salir de donde se han criado y unirse con “sus hermanos”, los judíos. El hecho de salir del contorno gentil y unirse al pueblo hebreo es una de las obras de fe más grandes, según Hebreos 11:24-26, donde está escrito:

“Por la fe Moshé, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado, considerando como mayores riquezas el oprobio del Mesías que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa.” (LBLA revisada)

Vemos como el Mesías estaba en la mente de Moshé cuando tomó la decisión de unirse al dolor del pueblo escogido. El Mesías se identificó con su pueblo y tomó sus pecados sobre sí, como está escrito en Mateo 1:21:

“Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Yeshúa, porque El salvará a su pueblo de sus pecados.” (LBLA revisada)

En Isaías 53:4-6 está escrito:

“Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero HaShem hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros.” (LBLA)

El oprobio del Mesías produce riquezas en el olam habá, el mundo venidero, como está escrito en Romanos 8:16-18:

“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con el Mesías, si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El. Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.” (LBLA revisada)

En 2 Corintios 4:17-18 está escrito:

“Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (LBLA)

Los sufrimientos que padecemos por causa del Mesías en este mundo, producen un eterno peso de gloria en el mundo venidero. La manera de poder aguantar el dolor y el sufrimiento es estar pensando en lo que produce. Habrá una gran recompensa para los que sufren por causa del Reino, como dijo nuestro Maestro Yeshúa en Lucas 6:22-23:

“Dichosos sois cuando los hombres os aborrecen, cuando os apartan de sí, os colman de insultos y desechan vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Alegraos en ese día y saltad de gozo, porque he aquí, vuestra recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.” (LBLA)

Moshé puso su mirada en la recompensa invisible que sería revelada en el futuro. También se fijó en el Invisible, como está escrito en Hebreos 11:27:

“Por la fe salió de Egipto sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al Invisible.” (LBLA)

Los sufrimientos por causa del reino producen recompensa en el olam habá, y todo tipo de sufrimientos en este mundo produce un carácter agradable para el Eterno, si reaccionamos de manera correcta ante ellos, como está escrito en Yaakov 1:2-4:

“Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.” (LBLA)

En Romanos 8:28-29 está escrito:

“Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos.” (LBLA)

El propósito de los sufrimientos que pasamos es que seamos moldeados conforme a la imagen del Hijo de Dios. Esa es la meta que el Padre tiene para cada uno de sus hijos.

2:14   “Y él respondió: ¿Quién te ha puesto de príncipe o de juez sobre nosotros? ¿Estás hablando de matarme como mataste al egipcio? Entonces Moshé tuvo miedo, y dijo: Ciertamente se ha divulgado el asunto. (LBLA revisada) – Moshé fue rechazado la primera vez cuando vino a sus hermanos. De la misma manera la mayoría de los judíos rechazaron al libertador Yeshúa cuando vino por primera vez, como está escrito en Hechos 7:23-25:

Pero cuando iba a cumplir la edad de cuarenta años, sintió en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver que uno de ellos era tratado injustamente, lo defendió y vengó al oprimido matando al egipcio. Pensaba que sus hermanos entendían que Dios les estaba dando libertad por medio de él, pero ellos no entendieron. Al día siguiente se les presentó, cuando dos de ellos reñían, y trató de poner paz entre ellos, diciendo: "Varones, vosotros sois hermanos, ¿por qué os herís el uno al otro?" Pero el que estaba hiriendo a su prójimo lo empujó, diciendo: "¿QUIÉN TE HA PUESTO POR GOBERNANTE Y JUEZ SOBRE NOSOTROS? "¿ACASO QUIERES MATARME COMO MATASTE AYER AL EGIPCIO?" Al oír estas palabras, MOSHÉ HUYO Y SE CONVIRTIÓ EN EXTRANJERO EN LA TIERRA DE MIDYÁN, donde fue padre de dos hijos. (LBLA revisada)

Todavía no se había cumplido el tiempo fijado de estancia en Egipto. Por lo tanto no era el tiempo para que Moshé liberara al pueblo. El llamado estaba en su vida y el deseo de cumplir el llamado no faltaba pero faltaban dos cosas: el tiempo correcto y la manera correcta. Al precipitarse ocurrió un desastre. En su propia ira y celo por su pueblo hebreo cometió un asesinato. Esa no era la manera de actuar. HaShem tenía otro plan, y Moshé tenía que aprender a colaborar con Él en lugar de hacer las cosas por su propia cuenta y su propia fuerza. El secreto del éxito en el Reino es colaborar con el Eterno en Sus proyectos y no hacer las cosas a nuestra manera, como está escrito en Juan 5:19:

Por eso Yeshúa, respondiendo, les decía: En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera. (LBLA revisada)

Aquí vemos que el Hijo de Dios no es todopoderoso. Él depende totalmente de su Padre. Así la voluntad del Eterno tenía éxito en su vida, como está escrito en Isaías 53:10b:

“la voluntad de HaShem en su mano prosperará. (LBLA revisada)

De la misma manera nosotros no podemos hacer nada sin la ayuda del Mesías Yeshúa como está escrito en Juan 15:4-5:

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. (LBLA)

2:15   “Cuando Faraón se enteró del asunto, trató de matar a Moshé; pero Moshé huyó de la presencia de Faraón y se fue a vivir a la tierra de Midyán, y allí se sentó junto a un pozo. (LBLA revisada) – Según el Midrash[7] Moshé se fue primero a la tierra de Kush, donde obtuvo su primera esposa que luego le despidió, cf. Números 12:1. Después llegó a Midyán y se casó con una hija de Yitró que, según Rashí, era gobernante de Midyán.

Los 40 años en el desierto enseñarían a Moshé a ser humilde y depender del Eterno para poder ser un verdadero libertador. La dependencia del Eterno es la clave para tener éxito en el Reino.

Cuarta aliyá, 3:1-17

3:1     “Y Moshé apacentaba el rebaño de Yitró su suegro, sacerdote de Midyán; y condujo el rebaño tras el desierto, y llegó a Jorev, el monte de Dios.” (LBLA revisada) – Siempre se produce una manifestación y un encuentro sobrenatural si logramos atravesar el desierto espiritual guiados por el Eterno. Más allá del desierto está la revelación.

3:2     “Y se le apareció el ángel de HaShem en una llama de fuego, en medio de una zarza; y Moshé miró, y he aquí, la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.” (LBLA revisada) – El Eterno se manifiesta en la tierra por medio de sus ángeles. Muchas veces estos seres maravillosos se manifiestan como llamas de fuego, como está escrito en Hebreos 1:7:

“Y de los ángeles dice: EL QUE HACE A SUS ÁNGELES, ESPÍRITUS, Y A SUS MINISTROS, LLAMA DE FUEGO.”

Los que sirven al Eterno tienen que estar ardiendo. Dios no es un Dios de muertos sino de vivos, y la vida necesita fuego para existir. Por esto los sacrificios delante del Eterno se dan por medio del fuego y con vino fuerte, que es algo que “arde”, cf. Números 28:7. Nuestra entrega al Eterno es por medio del fuego, como está escrito en Romanos 12:11:

“no seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (LBLA)

Aprendemos dos cosas de este arbusto que ardía en una llama de fuego sin ser consumido. Nuestro servicio al Eterno no puede ser hecho por medio de nuestra propia inspiración, nuestro propio fuego. Ese fuego nos consume, como está escrito en Ezequiel 28:18:

“Por la multitud de tus iniquidades, por la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios. Y yo he sacado fuego de en medio de ti, que te ha consumido; y te he reducido a ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.” (LBLA)

La inspiración del hombre es un fuego que le consume. Pero cuando viene la inspiración del Eterno, no nos consumimos. Es importante que nuestro servicio al Eterno sea con la aportación de su fuego, no con el nuestro, que es un fuego extraño que nos mata, como está escrito en Números 26:61:

“ Pero Nadav y Aviú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de HaShem.” (LBLA revisada)

Lo otro que aprendemos de este fenómeno maravilloso es que el pueblo de Israel ha estado pasando por una opresión muy grande en Egipto y a lo largo de toda la historia humana, y a pesar de ello no ha sido consumido.

3:5     “Entonces Él dijo: No te acerques aquí; quítate el calzado de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa.” (LBLA) – Cualquier pastor de ganado menor que va por el desierto en el Oriente Medio cubre su cabeza para protegerse del sol y los vientos. Cuando el Eterno se manifestó a Moshé no le pidió descubrir su cabeza, sino quitar sus botas. No eran sandalias, porque necesitaba algo más fuerte para proteger sus pies en ese terreno.

3:6     “Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Avraham, el Dios de Yitsjak y el Dios de Yaakov. Entonces Moshé cubrió su rostro, porque tenía temor de mirar a Dios.” (LBLA revisada) – Las Escrituras enseñan que delante del Eterno no es costumbre descubrir la cabeza, sino más bien cubrirse, para reverenciarle y protegerse de la tremenda luz que hay en la gloria de su presencia. En el tabernáculo estaba prohibido servir al Eterno sin la cabeza cubierta. El Sumo Sacerdote tenía que tener una cobertura sobre su cabeza en todo momento delante del Eterno.

Yeshúa el Mesías es el Sumo Sacerdote que está sirviendo en estos momentos en el tabernáculo celestial según el orden de Malki-Tsedek. Como el Sumo Sacerdote en la tierra es una sombra del Sumo Sacerdote que está en los cielos podemos deducir que el Mesías Yeshúa tiene su cabeza cubierta al servir en el Tabernáculo celestial, cf. Zacarías 3:1-5; Revelación 19:12. Así que los que sirven al Eterno en el ministerio de Malki-Tsedek deben también cubrir sus cabezas en señal de respeto al Eterno, cf. 2 Samuel 15:30; 1 Reyes 19:13.

3:9-10 “Y ahora, he aquí, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí, y además he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.” (LBLA revisada) – HaShem revela a Moshé su gran compasión por el pueblo oprimido. Moshé tenía que conocer a un Dios que muestra compasión, que conocía los sentimientos del pueblo, que se preocupaba por su situación y que era consciente de sus sufrimientos. Si un líder no tiene la compasión del Eterno por su pueblo, nunca será capaza de tener éxito en el Reino. Esto fue lo primero que Moshé tenía que aprender en este encuentro divino. Esta revelación del Eterno compasivo está íntimamente relacionada con el nombre YHWH. Ese es el nombre que expresa la misericordia y la compasión del Eterno.

Según el segundo nivel de interpretación, remez, alegórico, podemos decir que Egipto representa el sistema maligno del mundo actual, el faraón representa a satán que gobierna en este mundo de maldad, y la esclavitud representa la situación del hombre bajo el pecado. Estos son los tres enemigos más importantes del hombre, el mundo, el satán y el pecado. El último es el más peligroso y conduce a la muerte. Moshé recibe la misión de sacar al pueblo de estas tres cosas, de Egipto, de la influencia del faraón y de la esclavitud. De la misma manera el Mesías ha recibido la misión de sacar al pueblo de Israel del sistema de este mundo, de la influencia del satán y del poder del yetser hará, la inclinación al mal dentro del hombre, que le lleva a la muerte.

3:11   “Pero Moshé dijo a Dios: ¿Quién soy yo para ir a Faraón, y sacar a los hijos de Israel de Egipto?” (LBLA revisada) – Moshé ya había perdido ese orgullo y soberbia juvenil que tenía la primera vez cuando intentó liberar a los israelitas de la esclavitud. Ahora se había ido al otro extremo, menospreciándose a sí mismo. Esta es la primera objeción que presenta ante el llamado divino. En total rehúsa obedecer cinco veces. Al final la ira del Eterno se revela contra él. Humildad no es decir que uno no puede o no sirve. Humildad es someterse a la voluntad del Eterno y hacer su voluntad incluso si eso va a producir exaltación, como está escrito en Filipenses 2:8b-9a:

“se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de madero. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo...” (LBLA revisada)

3:12   “Y Él dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto serviréis a Dios en este monte.” (LBLA revisada) – La pregunta fue: “¿Quién soy yo?” La respuesta es: “Yo estaré contigo.” Moshé tenía que aprender que las cosas no se hacen a la manera propia. Ya aprendió que cuando hace las cosas por si mismo hay resultados desastrosos. No se veía capaz en sí mismo de sacar a los hijos de Israel de Egipto. Pero no fue lo que el Eterno quiso. No pensaba que Moshé lo iba a hacer solo. Él iba a estar con él. Las cosas salen bien al hacerlas junto con el Eterno. Moshé tenía que aprender una total dependencia del Eterno y no confiar en sí mismo. La dependencia del Eterno es uno de los secreto más grandes en el Reino, como está escrito en 2 Corintios 12:10:

“Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor al Mesías; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (LBLA revisada)

En 2 Corintios 1:9 está escrito:

“De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.” (LBLA)

En 2 Corintios 3:5 está escrito:

“no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios” (LBLA)

En 1 Corintios 15:10 está escrito:

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.” (LBLA)

3:14-15 “Y dijo Dios a Moshé: SERÉ EL QUE SERÉ. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: "SERÉ me ha enviado a vosotros." Dijo además Dios a Moshé: Así dirás a los hijos de Israel: "HaShem, el Dios de vuestros padres, el Dios de Avraham, el Dios de Yitsjak y el Dios de Yaakov, me ha enviado a vosotros." Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.” (LBLA revisada) – En total encontramos siete diferentes nombres del Eterno en esta revelación extraordinaria. Los siete son:

1.      Seré el que seré – Ehiyé asher ehiyé.

2.      Seré – Ehiyé, forma abreviada del primero.

3.      El Eterno – YHWH.

4.      El Dios de vuestros padres.

5.      El Dios de Avraham.

6.      El Dios de Yitsjak.

7.      El Dios de Yaakov.

El Targúm de Jerusalén tradujo el versículo 14 de esta manera: “Y la Palabra del Señor dijo a Moshé: Yo soy el que dijo al mundo ¡Sé!, y fue, y en el futuro le diré ¡Sé!, y será. Y él dijo: Así dirás a los hijos de Israel: “Yo Soy” me ha enviado a vosotros.”

El Midrash[8] dice: “Yo no soy llamado por ningún nombre permanente; Mi Nombre varía de acuerdo con el modo en que Mis acciones son percibidas por el hombre,” HaShem explicó. “Cuando Yo me siento en juicio Yo libro guerra contra los malvados, Yo soy llamado Tsevaot; cuando suspendo el castigo de un pecador, soy calificado Shadai; cuando Yo soy misericordioso, me presento como YHWH (HaShem). El nombre Ehiyé asher ehiyé significa que al igual que Yo estoy con ellos en este exilio; así estaré con ellos en sus futuros exilios.”

El mismo Midrash sigue contando que Moshé preguntó si no tenían suficientes sufrimientos ahora como para ser recordados los sufrimientos futuros. HaShem le contesta que este nombre sólo le fue revelado a él como su líder, pero a los hijos de Israel sólo debes mencionar el nombre Ehiyé, “estaré”, o “seré” para que sepan que yo estaré con ellos en esta aflicción.

La raíz de la palabra Ehiyé es hayá[9] (hey, yud, hey), que significa: ser, estar, existir / haber, tener / hacerse, llegar a ser, convertirse, volverse, ponerse / pertenecer a, servir de.

La raíz del nombre YHWH es havá[10] (hey, vav, hey), que significa: ser, estar, existir, devenir, llegar a ser, ocurrir.

La palabra YHWH[11] (Yud, Hey, Vav, Hey) está relacionada con los dos verbos hayá y havá. YHWH es la forma causativa, (hifil), del verbo havá, lo cual implica que él es (eternamente), él vive (y no puede morir) y hace vivir (da existencia a todo ser vivo). Él es el que existe por si mismo, el único ser real, el eternamente presente. Él es la fuente de toda realidad, incomparable, sin límite, autosuficiente, eterno e inmutable.

En Isaías 41:4 está escrito:

“¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado, llamando a las generaciones desde el principio? Yo, HaShem (YHWH), soy el primero, y con los postreros estoy.” (LBLA revisada)

Esto nos enseña que el Eterno no está dentro del tiempo. Él es el primero y al mismo tiempo está con los postreros. Él está en estos momentos presente en el huerto del Edén cuando Adam toma el fruto prohibido. Él está en estos momentos presente cuando su Hijo está derramando su sangre en el madero. Él está presente en la segunda venida del Mesías y en el juicio eterno. Él está en el pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo. No necesita recordar el pasado, él está en el pasado. Él no necesita pronosticar el futuro, él está en el futuro. Él es el primero y con los postreros está.

Esto implica que él no necesitaba ver el futuro y el pasado en el momento cuando el Mesías murió por todos los hombres. Él estaba presente en todas las vidas de las personas que habían vivido, las que vivían en ese momento y las que iban a ser creadas en el futuro. Y por razón de que él es, él puede trasladar los pecados de todos los hombres del pasado, presente y del futuro, y colocarlos en el cuerpo de su Hijo para que él pueda morir por todos sin excepción. Así que en estos momentos el Eterno está viendo la muerte de Yeshúa, sangrando por ti. Su muerte está eternamente presente ante el trono celestial. Por causa de esa muerte tú y yo tenemos acceso a su trono de misericordia. Por causa de que ÉL ES, podemos nosotros estar con él y recibir su vida eternamente y para siempre. ¡Bendito sea su Nombre!

En Revelación 4:8 está escrito:

“Y los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir: SANTO, SANTO, SANTO, es HASHEM ELOHIM, TSEVAOT, el que era, el que es y el que ha de venir.” (LBLA revisada)

En 1 Timoteo 6:16 está escrito:

“el único que tiene inmortalidad y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él sea la honra y el dominio eterno. Amén.” (LBLA)

Sólo HaShem tiene inmortalidad. Es el ÚNICO que tiene inmortalidad. El único inmortal habita en una luz inaccesible. Ningún hombre ha visto ni puede ver al único que tiene inmortalidad. Así que si Yeshúa fuera inmortal no lo podríamos ver, ni podría morir. El único que tiene inmortalidad es el Eterno, el Ilimitado. El Hijo de Dios pudo morir y lo pudimos ver. Así que aquí no se habla de él.

En 1 Timoteo 1:17 está escrito:

“Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (LBLA)

El único Dios es el Rey eterno inmortal y invisible. Yeshúa fue mortal y visible. Así que el único Dios no puede incluir a Yeshúa.

En Juan 5:26 está escrito:

“Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo” (LBLA)

Originalmente sólo el Padre tenía vida en sí mismo. Luego el Padre dio al Hijo tener vida en sí mismo. Si el Padre no lo hubiera dado, el Hijo no lo tendría. El Hijo recibió del Padre la inmortalidad. No la tenía en sí mismo, la recibió.

En Romanos 2:6-7 está escrito:

“el cual PAGARA A CADA UNO CONFORME A SUS OBRAS: a los que por la perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor e inmortalidad: vida eterna.” (LBLA)

El alma del hombre no es inmortal. El hombre no es inmortal. Sólo hay uno que es inmortal. El hombre busca inmortalidad. HaShem comparte su inmortalidad con los que están conectados con él. Él es el dador de la vida y la existencia. No hay vida ni existencia fuera de él. Ningún ser puede existir si el Eterno no le da existencia. Los ángeles viven porque el Eterno los está dando vida. Los demonios viven porque el Eterno les está dando vida. Los hombres viven porque el Eterno los está dando vida. El que se aleja del Dador de la vida se muere, se elimina, deja de existir, desaparece. Fuera del dador de la vida no hay existencia.

Las Escrituras dicen que sólo hay Uno que es inmortal, el que da vida a todo, como está escrito en 1 Timoteo 6:13a:

“Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas” (LBLA)

En Hechos 17:24-25, 28a está escrito:

“El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas... porque en El vivimos, nos movemos y existimos.” (LBLA)

Esa capacidad de dar vida la ha entregado a su Hijo, el último Adam, como está escrito en 1 Corintios 15:45:

“Así también está escrito: El primer HOMBRE, Adam, FUE HECHO ALMA VIVIENTE. El último Adam, espíritu que da vida.” (LBLA)

En Juan 5:25 está escrito:

“En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán.” (LBLA)

En Juan 10:27-28 está escrito:

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano.” (LBLA)

En 1 Juan 5:11-13 está escrito:

“Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.” (LBLA)

HaShem, el Dios de vuestros padres, el Dios de Avraham, el Dios de Yitsjak y el Dios de Yaakov..." Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación. (LBLA revisada)

El nombre YHWH (HaShem, el Eterno) está íntimamente relacionado con los tres patriarcas. Su nombre implica que está dando existencia a estos tres. Los patriarcas habían muerto en el tiempo de Moshé, no estaban vivos. Los patriarcas no estaban vivos sino muertos en el tiempo de Yeshúa.

Los saduceos no creían en la resurrección. Tampoco aceptaban otras Escrituras fuera del Jumash, el Pentateuco. Por lo tanto, cuando Yeshúa entró en discusión con ellos en cuanto a la resurrección, no usó argumentos de los libros que ellos no aceptaban como inspirados, (donde claramente se habla de la resurrección de los muertos, cf. Job 19:26; Isaías 26:19; Daniel 12:2, 13 etc.), sino usó el Jumash. Citó el texto que estamos estudiando, como está escrito en Lucas 20:37-38:

 

“Pero que los muertos resucitan, aun Moshé lo enseñó, en aquel pasaje sobre la zarza ardiendo, donde llama al Señor, EL ELOHIM DE AVRAHAM, Y ELOHIM DE YITSJAK, Y ELOHIM DE YAAKOV. El no es Dios de muertos, sino de vivos; porque todos viven para El. (LBLA revisada)

¿Cuál es el argumento de Yeshúa? Si no hay resurrección, como dicen los saduceos, ¿cómo el Eterno puede confesarse a los patriarcas y decir que es el Dios de ellos, si están muertos? Él no es un Dios de muertos sino de vivos. Esto nos enseña que los patriarcas estaban muertos cuando Yeshúa habló. Si Yeshúa los hubiera considerado como vivos, no tendría argumentos en contra de los saduceos. Para nuestro Maestro, la resurrección era necesaria para que el Eterno pudiera ser el Dios de Avraham, Yitsjak e Israel. Si no hay resurrección, ellos siguen siendo muertos, y HaShem sería un Dios de muertos. Así que la doctrina que enseña que están vivos los que han dormido en la fe, está equivocada. Los que durmieron necesitan la resurrección de sus cuerpos para estar vivos. Avraham, Yitsjak y Yaakov tienen que resucitar para que puedan ser considerados como vivos y Dios ser un Dios de vivos. Según Yeshúa, el hombre no puede vivir sin cuerpo. La resurrección es una condición para que el hombre pueda vivir eternamente, como está escrito en 1 Corintios 15:53-54:

Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: DEVORADA HA SIDO LA MUERTE en victoria. (LBLA)

La muerte no podrá ser devorada hasta que venga la resurrección, cuando los cuerpos muertos serán vivificados.

Quinta aliyá, 3:18 – 4:17

3:16   “Ve y reúne a los ancianos de Israel, y diles: "YHWH, el Dios de vuestros padres, el Dios de Avraham, de Yitsjak y de Yaakov, se me ha aparecido, diciendo: 'Ciertamente os he visitado y he visto lo que se os ha hecho en Egipto.” (LBLA revisada) – Vemos claramente como Moshé pronunció el Nombre del Eterno ante los hijos de Israel. Incluso lo hizo ante el faraón, cf. 5:1-2, 17.

Como Moshé dio a conocer el Nombre de YHWH al pueblo de Israel, así el Mesías Yeshúa dio a conocer el Nombre del Padre a sus discípulos, como está escrito en Juan 17:6, 26:

“He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; eran tuyos y me los diste, y han guardado tu palabra... Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos y yo en ellos.” (LBLA)

3:18   “Y ellos escucharán tu voz; y tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto, y le diréis: "HaShem, el Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro. Ahora pues, permite que vayamos tres días de camino al desierto para ofrecer sacrificios al Eterno nuestro Dios.” (LBLA revisada) – Aquí se presenta el Eterno como el Dios de los hebreos. Es la primera vez que aparece esta expresión en las Escrituras. La palabra “los hebreos” (ha-ivrim) aparece catorce veces en el Jumash (Pentateuco) de manera común, y una vez de manera diferente. Las cuatro primeras veces son estas:

1.       Génesis 40:15 – en relación con la tierra de Israel.

2.       Génesis 43:32 – en relación con la comida.

3.       Éxodo 2:6 – en relación con el pueblo.

4.       Éxodo 3:18 – en relación con el Eterno.

En Éxodo 3:18 aparece la palabra ha-ivriyim con una doble yud. Es la única vez que aparece así en la Escritura. Esto nos enseña que aquí hay un secreto escondido en la expresión “el Dios de los hebreos”.

  • La yud es la primera letra del Nombre del Eterno – Se identifica tanto con los hebreos que pone su nombre entre ellos.

  • La yud es la décima letra del alefato hebreo – Las diez palabras fueron dadas en el monte Sinai. También hubo diez plagas para liberar a los hebreos de Egipto.

  • La doble yud aparece también en la palabra va-yitser (“y formó”) en Génesis 2:7. Según Rashí significa que hubo dos actos de formación del ser humano (a diferencia de los animales), una para este mundo y otra para la resurrección de los muertos. En el cuerpo humano está la semilla para el cuerpo de resurrección, cf. 1 Corintios 15:42-44. Cuando la doble yud aparece en la palabra “los hebreos” en Éxodo 3:18 hay una alusión a que los hebreos son los que viven en dos dimensiones, en este mundo y el mundo celestial. Entre los hebreos hay dos clases de personas, los que son de la tierra solamente, (como la arena), y los que además son del cielo, (como las estrellas). Los hebreos que tienen la relación con el Eterno son los que han sido marcados con doble yud, son los hijos celestiales.

“tres días de camino” – Aluden a la resurrección del Mesías.

4:2     “Y HaShem le dijo: ¿Qué es eso que tienes en la mano? Y él respondió: Una vara.” – La vara representa al Mesías, como está escrito en Génesis 49:10:

“El cetro no se apartará de Yehudá, ni la vara de gobernante de entre sus pies, hasta que venga Shiló, y a él sea dada la obediencia de los pueblos.” (LBLA revisada)

En Números 24:17 está escrito:

“Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no cerca; una estrella saldrá de Yaakov, y un cetro se levantará de Israel que aplastará la frente de Moav y derrumbará a todos los hijos de Shet.” (LBLA revisada)

4:3     “Entonces Él dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente; y Moshé huyó de ella.” (LBLA revisada) – El Mesías tuvo que ser puesto en lugar del hombre pecador. El pecado, que es la naturaleza de la serpiente antigua, entró en su carne y en ese sentido él fue transformado en serpiente para ser castigado como pecador en lugar nuestro, como está escrito en Juan 3:14-15:

“Y como Moshé levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna.” (LBLA revisada)

4:5     “Por esto creerán que se te ha aparecido HaShem, el Dios de sus padres, el Dios de Avraham, el Dios de Yitsjak y el Dios de Yaakov.” (LBLA revisada) – Como Moshé fue enviado a los hijos de Israel con señales sobrenaturales, así también Yeshúa el Mesías. Los milagros confirman el mensaje del enviado por el Eterno, como está escrito en Juan 5:36:

Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Yojanán; porque las obras que el Padre me ha dado para llevar a cabo, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.” (LBLA revisada)

En Juan 10:37 está escrito:

“Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed las obras; para que sepáis y entendáis que el Padre está en mí y yo en el Padre.” (LBLA)

En Juan 15:24 está escrito:

“Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a mí y también a mi Padre.” (LBLA)

4:6-7 “Y añadió HaShem: Ahora mete la mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno, y cuando la sacó, he aquí, su mano estaba leprosa, blanca como la nieve. Entonces Él dijo: Vuelve a meter la mano en tu seno. Y él volvió a meter la mano en su seno, y cuando la sacó de su seno, he aquí, se había vuelto como el resto de su carne.” (LBLA revisada) – El Mesías es llamado “el leproso” en la tradición judía.[12] Realmente no se trata de la enfermedad que hoy en día se llama lepra que no tiene las mismas síntomas. El nombre hebreo de esta plaga es tsaráat. Los sabios de Israel enseñan que es un castigo divino por haber hablado lashón hará, “mala lengua”. En ese caso Moshé fue castigado por haber dicho que los hijos de Israel no le creerían. Miryam fue castigada con esta plaga por haber hablado contra el siervo del Eterno, etc.

La mano de Moshé representa al Mesías que está en el seno del Padre, como está escrito en Juan 1:18:

“Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer.” (LBLA)

La primera vez cuando salió del seno del Padre, vino como “leproso” para cargar la lepra del pecado del hombre. Luego fue devuelto al lugar donde había salido para volver a ser manifestado otra vez, sin relación con el pecado, como está escrito en Hebreos 9:28:

así también el Mesías, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.” (LBLA revisada)

4:8     “Y acontecerá que si no te creen, ni obedecen el testimonio de la primera señal, creerán el testimonio de la segunda señal.” (LBLA) – La primera vez cuando vino el Mesías la mayoría de los judíos no le creyeron. Lo harán en su segunda venida.

4:9     “Y sucederá que si todavía no creen estas dos señales, ni escuchan tu voz, entonces sacarás agua del río y la derramarás sobre la tierra seca; y el agua que saques del río se convertirá en sangre sobre la tierra seca.” (LBLA revisada) – El que no cree en las dos señales que el Padre ha dado acerca del Mesías y resiste a Yeshúa en su segunda venida sufrirá la muerte y su sangre será derramada sobre la tierra, cf. Revelación 19:19-21. En relación con la segunda vendida del Mesías, las naciones gentiles, representadas por el agua, vendrán sobre la tierra de Israel, representada por la tierra seca, y allí morirán, se convertirán en sangre, cf. Ezequiel 38-39; Isaías 61:1-4; Revelación 14:18-20.

4:12   “Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de hablar.” (LBLA) – De la misma manera el Mesías Yeshúa no habló nada en si mismo, sólo lo que el Padre le ponía en su boca, como está escrito en Deuteronomio 18:18:

“Un profeta como tú levantaré de entre sus hermanos, y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mande.” (LBLA)

En Juan 12:49 está escrito:

“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre mismo que me ha enviado me ha dado mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar.” (LBLA)

En Juan 14:10 está escrito:

¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras.” (LBLA)

4:13   “Pero él dijo: Te ruego, Eterno, envía ahora el mensaje por medio de quien tú quieras.” (LBLA) – Esta es una referencia al Mesías.

4:16   “Además, él hablará por ti al pueblo; y él te servirá como boca y tú serás para él como Dios.” (LBLA revisada) – Moshé recibió la función de ser Elohim, juez supremo, con máxima autoridad. La palabra hebrea Elohim no es un nombre personal del Creador, sino una función, un título. El no se llama Dios, él ES Dios. Un hombre puede obtener varios cargos, tener varias funciones, puede ser abogado, padre, amigo y presidente. Todos estos títulos son funciones, pero ninguno de ellos es su nombre personal. El nombre personal de alguien no es lo mismo que la función que ejerce. Por ejemplo: “Miguel es policía”. Su nombre es Miguel y él ejerce el cargo de policía. Lo mismo ocurre cuando está escrito: “YHWH es Dios”, Deuteronomio 4:39. Su nombre es YHWH y él ejerce el cargo de Dios, Elohim. El Creador tiene un nombre personal con el cual se revela, YHWH, como está escrito en Éxodo 15:3:

“HaShem es fuerte guerrero; YHWH es su nombre.” (LBLA revisada)

Este es su nombre personal. Los demás nombres suyos son nombres genéricos, son títulos, que representan sus diferentes funciones, y “Dios”, Elohim, es uno de ellos. Esta función de ser Elohim fue delegada a Moshé. De la misma manera, el Mesías ha recibido la autoridad del Dios invisible para ser Elohim, como está escrito en Juan 1:1:

“En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios,[13] y la Palabra era Dios (Elohim).[14]” (LBLA revisada)

La Palabra, la Torá, estaba con Dios el Padre, y la Torá ejercía la función de Elohim, máxima autoridad y poder. Esa Torá luego fue hecha carne, y habitó entre nosotros, como está escrito en Juan 1:14.

“Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” (LBLA)

En Éxodo 4:16 la forma plural Elohim está empleada sobre un hombre que representa al Todopoderoso en la tierra, cf. Éxodo 21:22; 22:8-9. Si el término Elohim hubiera sido usado únicamente para mostrar pluralidad, no se podría usar sobre un solo hombre. Moshé no era más que una persona. Y cuando él recibió la autoridad de representar al Todopoderoso en la tierra no fue llamado con los términos hebreos El o Eloah, que son dos formas singulares, sino con la palabra plural Elohim que es la forma plural de Eloah. Esto nos enseña que la palabra Elohim no denota pluralidad de personas, sino autoridad en extremo. El término Elohim es usado aquí sobre una sola persona humana, que ha recibido la autoridad plena de actuar en lugar del Todopoderoso en la tierra. Esto fue cierto en el caso de Moshé y es cierto en el caso de Yeshúa el Mesías, pero en este último su autoridad no está limitada a Egipto solamente, sino ha recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra, como está escrito en Mateo 28:18:

“Y acercándose Yeshúa, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.” (LBLA revisada)

Sexta aliyá, 4:18-31

4:18   “Moshé se fue y volvió a casa de su suegro Yéter, y le dijo: Te ruego que me dejes ir para volver a mis hermanos que están en Egipto, y ver si aún viven. Y Yéter dijo a Moshé: Ve en paz.” (LBLA revisada) – Según Rashí, el suegro de Moshé tenía siete nombres: Reuel, Yéter, Yitró, Kení, Jovav, Jéver y Putiel.

4:19   “Y HaShem dijo a Moshé en Midyán: Ve, vuelve a Egipto, porque han muerto todos los hombres que buscaban tu vida.” (LBLA revisada) – De la misma manera el padre de Yeshúa recibió el mensaje de volver a la tierra de Israel, como está escrito en Mateo 2:20:

“Levántate, toma al Niño y a su madre y vete a la tierra de Israel, porque los que atentaban contra la vida del Niño han muerto.” (LBLA)

4:20   “Moshé tomó su mujer y sus hijos, los montó sobre un asno y volvió a la tierra de Egipto. Tomó también Moshé la vara de Dios en su mano.” (LBLA revisada) – De la misma manera el Mesías vino sobre un asno, como está escrito en Zacarías 9:9:

“Regocíjate sobremanera, hija de Tsion. Da voces de júbilo, hija de Jerusalén. He aquí, tu rey viene a ti, justo y dotado de salvación, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de asna.” (LBLA revisada)

4:22   “Entonces dirás a Faraón: "Así dice HaShem: 'Israel es mi hijo, mi primogénito.” – Ser primogénito no significa siempre ser el primer nacido, sino también puede denotar grandeza, cf. Salmo 89:27. Israel es la más joven de las naciones de la tierra que fueron formadas en Génesis 10. Aun así, Israel ejerce, como primogénito de las naciones, la función de recibir la doble herencia del Padre, de ser sacerdote y de gobernar. Israel es la cabeza de las naciones, cf. Éxodo 19:5-6. El Mesías es la encarnación de Israel. Él es el primogénito del Padre para cumplir con estas tres funciones. Cuando Israel fue sacado de Egipto, el hijo de Dios salió, como está escrito en Hoshea 11:1:

“Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.” (LBLA)

En Mateo 2:15 está escrito:

“y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: DE EGIPTO LLAMÉ A MI HIJO.” (LBLA)

4:25   “Entonces Tsiporá tomó un pedernal, cortó el prepucio de su hijo y lo echó a los pies de Moshé, y dijo: Tú eres, ciertamente, un esposo de sangre para mí.” (LBLA revisada) – El Mesías es también un esposo de sangre.

4:31   “y el pueblo creyó. Y al oír que HaShem había visitado a los hijos de Israel y había visto su aflicción, se postraron y adoraron.” (LBLA revisada) – Yosef había hablado unas palabras claves en cuanto a la salida de Egipto, como está escrito en Génesis 50:24-25:

“Y Yosef dijo a sus hermanos: Yo voy a morir, pero Dios VISITANDO OS VISITARÁ y os hará subir de esta tierra a la tierra que El prometió en juramento a Avraham, a Yitsjak y a Yaakov. Luego Yosef hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: Dios VISITANDO OS VISITARÁ, y llevaréis mis huesos de aquí.” (LBLA revisada)

Las palabras claves son: “visitando visitará”, en hebreo pakod yifkod. Ahora Moshé vuelve a hablar de la misma manera, diciendo que el Eterno los ha visitado. Por esto los hijos de Israel reconocieron que era la voz del Eterno que estaba hablando, y creyeron.

La primera vez cuando aparece la palabra “visitar” es en Génesis 21:1, donde habla de que el Eterno visitó a Sará para causar el milagro del nacimiento sobrenatural del hijo de la promesa. De la misma manera ha venido ahora para producir algo que para los hombres es imposible, la salida de los hijos de Israel de Egipto.

Séptima aliyá, 5:1– 6:1

5:1     “Después Moshé y Aharón fueron y dijeron a Faraón: Así dice HaShem, Dios de Israel: "Deja ir a mi pueblo para que me celebre fiesta en el desierto." (LBLA revisada) – Es la primera vez que aparece la expresión “Dios de Israel”. Está relacionada con tres cosas:

1.      El pueblo de Israel

2.      Liberación total de toda esclavitud

3.      Fiesta al Eterno

El Eterno es el Dios de Israel. La expresión “Dios de Israel” aparece unas 200 veces en las Escrituras.

No obstante, Rav Shaúl dice una vez que él es también el Dios de los gentiles, en Romanos 3:29, donde está escrito:

“¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es también el Dios de los gentiles? Sí, también de los gentiles.

Pero ese “también” no implica que ha pasado de ser el Dios de los gentiles a costa de los judíos. Sigue siendo el Dios de Israel y el Dios de los judíos en primer lugar.

El Dios de Israel libera al hombre de los tres enemigos más importantes, el mundo, el satán y el pecado que lleva a la muerte. Nos libera de los tres para poder servirle eternamente.

La fiesta a la cual se refiere es la fiesta de Shavuot, Pentecostés. En esa fiesta fue entregada la Torá. La palabra hebrea para fiesta jag viene de la raíz jagag[15] que significa: “moverse en círculo”, “celebrar”, “festejar”. De esto aprendemos que el Eterno desea que nos regocijemos en danzas delante de él. Él ha establecido sus propias fiestas y las comparte con su pueblo para que podamos celebrar con él nuestra liberación, cf. Levítico 23.

5:3 Entonces ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro. Déjanos ir, te rogamos, camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios a HaShem nuestro Dios, no sea que venga sobre nosotros con pestilencia o con espada. (LBLA revisada) – Los tres días aluden a la resurrección del Mesías en el tercer día. También nos enseña que la obra de la muerte y la resurrección del Mesías es lo que nos aleja del mundo y sobre la cual podemos servir al Padre con sacrificios agradables, como está escrito en 1 Pedro 2:5:

“También vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Yeshúa el Mesías. (LBLA revisada)