Parashá 24 VaYikrá
Levítico 1:1 – 6:7 (5:26)
Por Dr. K. Blad
Aliyás de la Torá:
- 1:1-13
- 1:14 – 2:6
- 2:7-16
- 3:1-17
- 4:1-26
- 4:27 – 5:10
- 5:11 – 6:7 (5:26 versión hebrea)
- Maftir: 6:5-7 (5:24-26 heb.)
Haftará: Isaías 43:21 – 44:23
VaYikrá
Significa “y llamó”.
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En Levítico 7:37 hay un resumen de los seis diferentes sacrificios que aparecen en los siete primeros capítulos del libro, según está escrito:
“Esta es la Torá de la ofrenda de ascensión, de la oblación, de la ofrenda de pecado, de la ofrenda de culpa, de las ofrendas de consagración y del sacrificio de las ofrendas de paz”
1. Olá – Ofrenda de ascensión, Levítico 1:1-17; 6:8-13 (6:1-6 heb.).
2. Minjá – Oblación, Levítico 2:1-16; 6:14-18 (4:7-11 heb.).
3. Jatat – (Sacrifico) de pecado, Levítico 4:1 – 5:13; 6:24-30 (6:17-23 heb.).
4. Asham – (Sacrificio) de culpa, Levítico 5:14 – 6:7 (5:26 heb.); 7:1-10.
5. Miluim – (Ofrendas) de consagración (plenitudes), Éxodo 29:1-37; Levítico 6:19-23 (6:12-16 heb.).
6. Shlamim – (Ofrendas) de paz, Levítico 3:1-17; 7:11-36.
La olá y la minjá son “hermanos” y el jatat y el asham son “hermanos”. Cuando hablamos de hermanos es porque son ofrendados por motivos muy similares y se parecen entre ellos.
Primera aliyá, 1:1-13
1:2 “Habla a los hijos de Israel y diles: "Cuando alguno de vosotros traiga una ofrenda a HaShem, traeréis vuestra ofrenda de animales del ganado o del rebaño.” (LBLA revisada) (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “ofrenda” es corbán,[1] que significa “sacrificio”, “inmolación”, “ofrenda”, “oblación”. Viene de la palabra karav[2] que significa “acercase”, “presentarse”, “estar cerca”. De esto aprendemos que el propósito de los sacrificios es poder acercarse a HaShem y presentarse delante de Él. No hay manera de poder acercarse a HaShem sin sacrificios. El sacrificio es necesario para poder acercarse a Él y estar en su presencia, como está escrito en Éxodo 23:15b; 34:20b y Deuteronomio 16:16b:
“Y nadie se presentará ante mí con las manos vacías.” (LBLA)
La ofrenda de ascensión es voluntaria y puede ser ofrecida por cualquier hombre o mujer, israelita o gentil.
1:3 “Si su ofrenda es una ofrenda de ascensión del ganado, ofrecerá un macho sin defecto; la traerá a la entrada de la tienda de la cita, para que sea aceptada delante de HaShem.” (LBLA revisada) – Tanto las ofrendas de ascensión como las oblaciones, son llamadas korbanot, plural de corbán, y sirven para acercarse a HaShem, cf. 2:1. Este texto enseña que el que entrega esta ofrenda voluntaria está obligado a llevar la ofrenda él mismo a la entrada de la tienda de la cita. La palabra hebrea que ha sido traducida como “holocausto”, u “ofrenda de ascensión”, es olá.[3] La raíz de olá es alá,[4] que significa “subir”, “ascender”, “escalar”, “remontar”, “levantarse”, “alzarse”, “brotar”, “surgir”, “crecer”, “disiparse”, “engrandecerse”, “aumentar”, “dirigirse”, “inmigrar a la tierra de Israel”. Un olé es uno que hace aliyá, es uno que sube para leer la Torá en la sinagoga o, uno que inmigra para Israel. Ambos son llamados olé, en plural olim. De esto aprendemos que el sacrificio llamado olá es un sacrificio que sube hacia el cielo y también eleva al que lo sacrifica. Por lo tanto tiene que ser hecho con fuego. El sacrificio de olá, ascensión, es para los ricos, y el sacrificio de minjá, oblación, es para los pobres, cf. 5:11.
En Génesis 4:3-5 está escrito:
“Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Kayin trajo a HaShem una ofrenda (minjá) del fruto de la tierra. También Hevel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos. Y HaShem miró con agrado a Hevel y a su ofrenda (minjá), pero a Kayin y su ofrenda (minjá) no miró con agrado. Y Kayin se enojó mucho y su semblante se demudó.” (LBLA revisada)
En este texto aparece la palabra minjá[5] que significa “don”, “presente”, “regalo”, “ofrenda”, “sacrificio”, “oblación”. Normalmente la palabra minjá es usada para ofrendas sin sangre, pero en este caso vemos que también puede significar una ofrenda con sangre.
¿Cuál es la diferencia entre la olá y la minjá?
La olá se da de los animales y la minjá, normalmente, se da de los productos del campo. La olá y la minjá son las primeras ofrendas que son mencionadas en la Torá. Un ejemplo es Kayin y Hevel que ofrecieron minjá. La palabra olá aparece por primera vez en Génesis 8:20, donde está escrito:
“Y edificó Noaj un altar a HaShem, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció una ofrenda de ascensión en el altar.” (LBLA revisada)
Lo más destacado de la olá es que se quema todo el animal. Hay tres clases de olá presentadas en este capítulo:
1:3 Del ganado mayor
1:10 Del rebaño
1:14 De las aves
El valor de la olá va de lo más caro a lo más barato. Luego HaShem sigue dando la oportunidad para los que no tienen dinero ni siquiera para una cría de una paloma. Ellos podrán dar harina, aceite de oliva, incienso y sal, cf. 2:1, 4, 13. Esto nos enseña que el estado económico no puede ser un impedimento para dar ofrendas por medio de las cuales podemos acercarnos a HaShem. El rico da más y el pobre da menos, pero HaShem mira el corazón y sabe cuando una persona ofrece según sus posibilidades o cuando no lo hace, como está escrito en Lucas 21:1-4:
“Levantando la vista, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca del tesoro. Y vio también a una viuda pobre que echaba allí dos pequeñas monedas de cobre; y dijo: En verdad os digo, que esta viuda tan pobre echó más que todos ellos; porque todos ellos echaron en la ofrenda de lo que les sobraba, pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para vivir.” (LBLA)
Una ofrenda que no ha sido dada con generosidad, no es aceptada por HaShem, porque Él ama al dador alegre, cf. 2 Corintios 9:7.
“macho sin defecto” – La ofrenda de olá tiene que ser un macho sin defecto, cf. 1:10; 3:1, 6; 4:3, 23, 28, 32; 5:15, 18; 6:6 etc. Esto nos habla de Mashíaj que fue un varón sin pecado, como está escrito en 1 Pedro 1:18-19:
“sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre del Mesías.” (LBLA revisada)
“a la entrada de la tienda de la cita” – Los sacrificios se hacen delante la entrada del santuario. Esto nos enseña que Yeshúa fue sacrificado delante de HaShem. Es imposible que el Mesías haya sido colgado detrás del templo, porque no se cumpliría esta profecía. Todos los sacrificios fueron hechos a la entrada del santuario, nunca detrás. Por lo tanto, quedan descartados tanto la iglesia del santo sepulcro como el jardín de la tumba, como lugares donde ocurrió la crucifixión. Tenía que ser delante de la entrada del Templo, es decir, en una línea recta desde la entrada del templo hacia el altar de la vaca roja, ubicado en el Monte de los Olivos. En esa misma línea, un poco más arriba, fue colgado Yeshúa en un árbol, juntamente con dos ladrones. Posiblemente fue en la misma higuera que Yeshúa había maldecido unos días antes, cf. Marco 11:21. Adam tomó las hojas de una higuera para cubrir su desnudez y por eso es posible que esa clase de árbol haya sido un instrumento para la redención del hombre.
Es muy probable que el lugar donde estaba ubicado el árbol de la vida fue donde luego se construyó el templo. El árbol de la ciencia probablemente estaba puesto en el Monte de los Olivos, donde murió Yeshúa. En el caso de que fuera así, en el mismo lugar donde el pecado fue introducido en este mundo, fue expiado.
La viga horizontal en la que Yeshúa fue clavado posiblemente fue hecha de cedro, según Levítico 14:4, 6.
De este versículo también aprendemos que un sacrificio sirve como entrada para acercarse a HaShem. El mismo sacrificio es como una puerta, un medio de acercamiento. Por lo tanto tiene el nombre de corbán. Cuando un sacrificio es dado según las normas de la Torá, y con un corazón sincero, gozoso, puro y entregado, siempre produce agrado delante de HaShem. No todas las ofrendas son agradables para él.
1:4 “Pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de ascensión, y le será aceptado para hacer expiación por él.” (LBLA revisada) – La imposición de las manos implica principalmente tres cosas:
· Identificación – el animal representa al que impone las manos, son uno.
· Transmisión – el pecado es transmitido al animal.
· Reemplazo – el animal muere en lugar del hombre.
“para hacer expiación por él” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “expiación” es kapar,[6] que significa “expiar”, “cubrir”. Esto nos enseña que la ofrenda de ascensión tiene el ingrediente de la expiación en el sentido de generar perdón de pecados, cubrir las faltas. Es una sombra de Mashíaj cuya muerte no solamente cubre los pecados, sino los quita. Todos los sacrificios son sombras del sacrificio de Mashíaj.
1:5 “Entonces degollará el novillo delante de HaShem; y los sacerdotes hijos de Aharón ofrecerán la sangre y la arrojarán por todos los lados sobre el altar que está a la entrada de la tienda de reunión.” (LBLA revisada) – El que trae la ofrenda puede degollarla, si desea. Pero sólo los sacerdotes podrán ofrecer la sangre sobre el altar. Se sacrifica delante de HaShem. Esto nos enseña que la muerte del Mesías fue delante de HaShem. La sangre es arrojada sobre el altar. Rashí cuenta que el sacerdote se ponía al pie del altar y arrojaba la sangre desde un recipiente hacia la pared del altar debajo de la mitad, hacia sus esquinas. El rabí Shabtai Bass[7] explica que la sangre fue rociada en dos esquinas del altar, la noreste y la suroeste. Así la sangre fue rociada en los cuatro lados del altar por medio de dos rociamientos. Este rociamiento sobre el altar representa el momento cuando Mashíaj murió.
1:6 “Después desollará la ofrenda de ascensión y la cortará según sus cortes.” (LBLA revisada) – No se ofrece todo el animal de en un momento, sino poco a poco, según sus cortes. Esto implica que hay cortes específicos propios del animal. Según el Talmud,[8] estos cortes son diez. De la misma manera, cuando hay una entrega total del ser humano, HaShem va reclamando poco a poco de él para que sea consagrado para el uso exclusivo de él.
1:7 “Y los hijos del sacerdote Aharón pondrán fuego en el altar, y colocarán leña sobre el fuego.” (LBLA revisada) – Según el Midrash, el fuego nunca dejó de estar encendido sobre el altar hasta que fue construido el templo en Yerushalayim. Ese fuego había caído del cielo. Cuando el templo de Shelomó fue construido cayó fuego de nuevo del cielo sobre el altar. Los sacerdotes mantenían el fuego todo el tiempo. Ese fuego cesó en los días del rey Menashé. Sin embargo, la Torá misma dice aquí que los sacerdotes tienen el mandamiento de poner leña y encender fuego sobre el altar, trayéndolo de lo que era común (Rashí).
El fuego es una clase de energía. Para que un sacrificio sea aceptable tiene que ser dado con gozo, entusiasmo, con un fuego en el corazón, que es el fuego del amor, como está escrito en Cantar de los cantares 8:6-7:
“Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte es el amor, inexorables como el Sheol, los celos; sus destellos, destellos de fuego, la llama de HaShem. Las muchas aguas no pueden extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán; si el hombre diera todos los bienes de su casa por amor, de cierto lo menospreciarían.” (LBLA revisada)
Esto nos enseña que Yeshúa murió con gozo y con un fuego de amor en su corazón. Esto también se ve en el Salmo 118:24 que él cantó en el día cuando murió, cf. Mateo 26:30. Lo mismo pasó con la akedá, atadura, de Yitsjak; tanto Avraham como Yitsjak estaban gozosos en sus corazones en el momento del sacrificio, cf. Génesis 22. Los sacrificios sólo son aceptadas cuando está el fuego del gozo y el amor en el corazón. Por esto no se podía ofrecer vino sin alcohol en el templo, tenía que ser fermentado, tenía que tener “fuego”, cf. Números 28:7.
1:8 “Luego los sacerdotes hijos de Aharón arreglarán las piezas, la cabeza y el sebo sobre la leña que está en el fuego sobre el altar.” (LBLA revisada) – Lo primero que se ofrece del animal, a parte de la sangre, es la cabeza. La primera letra del alfabeto hebreo es la alef, que significa “cabeza de toro”, “uno” y “lo primero”. Así que lo primero que se da es la cabeza. La cabeza del toro representa la mente del hombre, que es lo que primero hay que entregar a HaShem para ser quemada, como está escrito en Romanos 12:1-2:
“Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional (de la cabeza). Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente (en la cabeza), para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.” (LBLA).
“el sebo sobre la leña” – El sebo es un tipo de grasa que protege las entrañas. Hay tres tipos de grasa en el cuerpo:
La energía acumulada en forma de grasa, principalmente debajo de la piel.
La grasa colorada que produce calor en el cuerpo. La grasa colorada quema las calorías de los alimentos. Los bebés tienen mucha grasa colorada. Una persona que se engorda sin comer muchas calorías, tiene falta de grasa colorada en su cuerpo. Una persona que come mucho y no engorda tiene mucha grasa colorada en su cuerpo.
El sebo que cubre las entrañas con fin de protegerlas de golpes y vibraciones dañinas.
El sebo que protege las entrañas es el que se ofrece en el altar. Se coloca encima de la cabeza del toro para cubrir el corte. Según Rashí, es para mostrar respeto hacia el Altísimo.
1:9 “Pero las entrañas y las patas las lavará él con agua. Y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar como ofrenda de ascensión; es ofrenda encendida de aroma agradable para HaShem.” (LBLA revisada) – Las entrañas y las patas son lavadas en agua y luego quemadas en el fuego del altar. Entonces el sacrificio es agradable para HaShem. No es que el Creador esté disfrutando del sacrificio de un animal inocente que es quemado hasta ser calcinado. Él no es sádico. Tampoco tiene necesidades de los sacrificios, como está escrito en el Salmo 50:7-13:
“Oye, pueblo mío, y hablaré; Israel, yo testificaré contra ti. Yo soy Dios, tu Dios. No te reprendo por tus sacrificios, ni por tus ofrendas de ascensión, que están continuamente delante de mí. No tomaré novillo de tu casa, ni machos cabríos de tus apriscos. Porque mío es todo animal del bosque, y el ganado sobre mil colinas. Toda ave de los montes conozco, y mío es todo lo que en el campo se mueve. Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y todo lo que en él hay. ¿Acaso he de comer carne de toros, o beber sangre de machos cabríos?” (LBLA)
Él olor grato delante de él no mana del animal cruelmente sacrificado, sino del corazón de la persona que lleva el sacrificio a HaShem. Si el corazón del hombre no está entregado a Él, su sacrificio no es agradable. Por esto está escrito que HaShem miró con agrado a Hevel y a su ofrenda. En primer lugar miró al hombre y luego miró a su ofrenda. La ofrenda es una expresión de un corazón que ama.
Por otro lado podemos destacar la ofrenda del Mesías Yeshúa que está simbolizada por todos los sacrificios. Al ver el animal sacrificado de la manera correcta, HaShem se acuerda del sacrificio de su Hijo y, de esta manera, Él se agrada, porque el resultado de ese sacrificio es inmensamente positivo para toda la creación.
Aplicación personal de la ofrenda de ascensión
La olá representa la entrega total de nuestras vidas. Le damos todo lo que somos a HaShem. Nos damos a nosotros mismos a Él. No damos en primer lugar lo que tenemos o lo que podamos lograr, sino a nosotros mismos como ofrenda de ascensión, para ser consumidos delante de Él y no tener nada para nosotros mismos. No nos pertenecemos.
En el momento de la entrega somos presentados ante Él, para luego, poco a poco, experimentar la olá, empezando por darle nuestra vida, representada por la sangre.
Después de darle nuestra vida, Él nos va partiendo en trozos. Primero toma nuestra cabeza, nuestra mente, y la quema hasta que no quede nada de lo nuestro. Entonces nuestra oración será “No se haga mi voluntad sino la tuya. Las cosas no son de la manera que yo las entiendo, sino según lo que tú entiendas y según están reveladas en tu Torá.”
El siguiente paso del sacrificio de nuestro ser es cuando es quitado el “sebo”, aquella protección que cubre nuestras entrañas (nuestros motivos, intenciones y sentimientos). De esa manera somos hechos vulnerables. Nuestra insensibilidad hacia lo divino es eliminada. Esto se puede comparar con la circuncisión del corazón, cf. Deuteronomio 10:16. También puede ser comparado con la eliminación del muro de protección de argumentos alrededor de las emociones y la mente de una persona, como está escrito en 2 Corintios 10:3-6:
“Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia del Mesías, y estando preparados para castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea completa.” (LBLA revisada)
Este texto nos enseña que toda desobediencia en la sociedad puede ser combatida y destruida por una comunidad que ha tenido la experiencia de la olá, el sacrificio de ascensión, una entrega total, en la cual los argumentos de desobediencia han sido quemados en el fuego divino. El mundo está como está por la falta de obediencia en las comunidades de los hijos de HaShem.
El siguiente paso de la ofrenda de ascensión es que las entrañas y las patas son lavadas en agua, lo cual representa el proceso de purificación por la Torá, como está escrito en Juan 15:3:
“Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado.” (LBLA)
En Efesios 5:26 está escrito:
“para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra” (LBLA)
Las entrañas representan los motivos, las emociones, los deseos etc. Las patas representan nuestra conducta, el caminar, nuestro estilo de vida. Nuestros motivos y nuestra conducta tienen que ser purificados por la Torá para poder ser ofrecidos delante de HaShem como un olor agradable. HaShem nunca acepta nuestros deseos sin haberlos purificado por la Torá. Tampoco acepta nuestro estilo de vida sin la purificación por la Palabra. Todo tiene que pasar por una corrección, mediante el proceso del estudio de la Torá dirigido por el Espíritu de HaShem. En las Escrituras, tanto la Torá como el Espíritu son simbolizados por el agua.
En la olá, todo tiene que ser quemado. Esto significa que no puedes dejar nada de tu vida para ti mismo si vas a ser agradable para HaShem. Todo tiene que ser entregado tu Padre celestial, pieza por pieza.
Cuando te presentas a HaShem por primera vez con alegría y con el deseo de servirle y ser su siervo y su amigo, Él recibe tu vida. Te da una vida nueva en lugar de la que tú le entregaste. Esa vida nueva es la vida de resurrección por medio de Yeshúa el Mesías. Luego te va reclamando parte por parte, profundizando la entrega hasta que no quede nada de ti mismo, y sólo dependas de la nueva vida de resurrección que hay en Mashíaj. Cuando hayas llegado a ese nivel de la ofrenda de ascensión estás sintiendo y diciendo que tu vida no significa nada para ti, como está escrito en Hechos 20:24:
“Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Yeshúa, para dar testimonio solemnemente de las buenas nuevas de la gracia de Dios.” (LBLA revisada)
En Mateo 10:39 está escrito:
“El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará.” (LBLA)
En Lucas 22:42 está escrito:
“diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” (LBLA)
Segunda aliyá, 1:14 – 2:6
1:14 “Mas si su ofrenda para HaShem es una ofrenda de ascensión de aves, entonces traerá su ofrenda de tórtolas o de pichones.” (LBLA revisada) – Según Rashí, la palabra tórtolas, en este caso los machos, se refiere sólo a los adultos y la palabra pichones se refiere sólo a las crías.
2:1 “Cuando alguien ofrezca una oblación como ofrenda a HaShem, su ofrenda será de sémola de harina, sobre la cual echará aceite y pondrá incienso.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “alguien” es nefesh, que significa “alma”. La oblación, en hebreo minjá, es el sacrificio de los pobres, que no tienen medios suficientes para ofrecer un animal. El Talmud[9] destaca este hecho diciendo que cuando el pobre ofrece una minjá, es contado como si hubiera ofrecido su propia alma a HaShem.
La oblación tiene que ser de harina de trigo, que es considerada como la mejor harina. La cebada era más barata, cf. 2 Reyes 7:1; Revelación 6:6. Las semillas del trigo no fueron sembrabas de manera que se echaban a grandes cantidades sobre un campo, sino poniendo grano por grano en la tierra. Esto nos enseña que el sembrador de la parábola del sembrador, citada en Mateo 13:3-9, sembró cebada.
La sémola, en hebreo solet, es la harina de trigo de mayor calidad, la más fina y tamizada. Esta harina también es llamada en español “flor de harina” o “harina candeal”. El aceite de oliva de las tres calidades sirve para esta ofrenda. El incienso es quemado en su totalidad. En cada ofrenda se añade sal. Todos estos productos son elaborados por el hombre.
Hay cinco tipos de oblación, descritos en los versículos 2:1-10. Todas tienen harina de trigo más fina. La diferencia entre ellas consiste en su manera de preparación. Según Levítico 14:21, una oblación tenía que tener, como mínimo, la décima parte de una efá se sémola y un log de aceite. Una efá equivale a unos 24.8 litros, (6.55 galones) según el cálculo del rabino A. H. Naé. Un log equivale a seis beitsim, “huevos”, entre 344 y 602 ml (11.6 – 20.5 onzas).
Según Rashi, se echaba aceite sobre toda la harina, y se ponía incienso sobre una parte de la harina. Según otra opinión se mezclaba la harina con el aceite. Este versículo enseña que uno que no es cohén, sacerdote, puede preparar esta ofrenda.
2:2 “Entonces la llevará a los sacerdotes hijos de Aharón; y el sacerdote tomará de ella un puñado de la flor de harina, con el aceite y con todo su incienso. Y el sacerdote la quemará como memorial sobre el altar; es ofrenda encendida de aroma agradable para HaShem.” (LBLA revisada) – Según Rashí, estaba permitido para un israelita entrar 11 codos, (5,5 metros), en el atrio del tabernáculo desde la entrada. Desde allí el sacerdote tomó un puñado, la cantidad que cabe en los tres dedos centrales de la mano, y lo quemaba en el altar junto con todo el incienso. El resto fue comido por los sacerdotes.
Los cinco tipos de oblación son los siguientes:
Solet – Una décima de una efá de sémola, junto con un log de aceite e incienso, 2:1-3.
Jalot – Diez tortas (hogazas) de sémola, revueltas con aceite y horneadas, 2:4.
Rekikím – Diez obleas de sémola, untadas con aceite y horneadas, 2:4.
Majabat – Oblaciones crujientes de sémola mezclada con aceite y frita en aceite en un sartén poco profundo que había en el templo, 2:5-6.
Marjeshet – Oblaciones de sémola mezclada con aceite y frita con aceite en un sartén hondo que había en el templo, 2:7-10.
Tercera aliyá, 2:7-16
2:8 “Cuando traigas a HaShem la ofrenda de cereal hecha de estas cosas, será presentada al sacerdote y él la llevará al altar.” (LBLA revisada) – Según el Talmud,[10] el cohén la hacía tocar la esquina sudoeste del altar.
2:11 “Ninguna ofrenda de cereal que ofrezcáis a HaShem será hecha con levadura, porque no quemaréis ninguna levadura ni ninguna miel como ofrenda encendida para HaShem.” (LBLA revisada) – Según Rashí, cualquier cosa dulce de un fruto es llamada devash, “miel”. Es evidente porque en el versículo siguiente dice que sirve como primicias y las primicias no fueron ofrecidas de la miel de abeja, sino de los frutos.
2:12 “Como ofrenda de primicias las ofreceréis a HaShem, pero no ascenderán como aroma agradable sobre el altar.” (LBLA revisada) – La levadura es ofrecida en los dos panes de las primicias de Shavuot, cf. 23:17. La miel de frutas es dada como primicias de las frutas dulces de los árboles, como higos y dátiles. La miel representa la persona que sólo desea disfrutar en la vida. La levadura representa la persona soberbia y altiva. Ninguna de estas personas pueden ser agradables para HaShem.
2:13 “Además, toda ofrenda de cereal tuya sazonarás con sal, para que la sal del pacto de tu Dios no falte de tu ofrenda de cereal; con todas tus ofrendas ofrecerás sal.” (LBLA revisada) – Todas las ofrendas fueron saladas antes de ser colocadas en el fuego del altar. Según Rambam,[11] las ofrendas de animales fueron saladas sobre la rampa del altar, y las ofrendas de las aves y las oblaciones fueron saladas sobre el altar. La sal tiene un poder conservador y simboliza el pacto y la paz, como está escrito en Marcos 9:50:
“La sal es buena; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y estad en paz los unos con los otros.” (LBLA)
En 2 Crónicas 13:5 está escrito:
“¿No sabéis que HaShem, Dios de Israel, dio a David el reino sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos con pacto de sal?” (LBLA revisada)
2:14 “Pero si ofreces a HaShem una oblación de las primicias, de espigas maduras tostadas al fuego, granos llenos molidos, ofrecerás la oblación de tus primicias.” (LBLA revisada) – Este texto habla del omer, la ofrenda de cebada que se daba en el templo después del sacrificio de pesaj. En este texto esta ofrenda es llamada “primicias”, en hebreo bicurim. La cebada es el primer cereal que madura en Israel. Esta fue la única ofrenda de cebada que se daba en el templo. Todas las demás eran de trigo. Según el Talmud,[12] las espigas fueron secadas al fuego en un tubo que se usaba para tostar y luego machacadas y molidas. Esta ofrenda simboliza la resurrección del Mesías, como está escrito en 1 Corintios 15:20, 23:
“Mas ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron... Pero cada uno en su debido orden: el Mesías, las primicias; luego los que son del Mesías en su venida” (LBLA revisada)
Aplicación personal de la oblación
El sacrificio de olá se da de animales. Estos animales representan la vida del hombre. Cuando se entrega un animal para ser quemado enteramente se está dando un mensaje a HaShem: “Yo te pertenezco enteramente”. La ofrenda de ascensión representa nuestra entrega total.
El sacrificio de minjá se da de los productos agrícolas. Estos productos representan el trabajo del hombre. Cuando entregamos estos productos a HaShem estamos diciendo: “Mi trabajo te pertenece enteramente”. La oblación representa nuestro servicio a HaShem.
Mientras que la ofrenda de ascensión no es comida, la mayor parte de la oblación es comida por los sacerdotes. Sólo un puñado de harina es ofrecido en el altar junto con todo el incienso. Esto nos enseña que el servicio que hacemos para HaShem es expresado principalmente por medio nuestro servicio a los líderes que él ha puesto sobre nosotros.
El incienso representa la oración y la alabanza a HaShem, cf. Salmo 141:2, Revelación 5:8. El hecho de que todo el incienso tiene que ser ofrecido a HaShem nos enseña que no podemos dar la alabanza suprema u orar a los hombres, sino sólo al Padre.
Las oraciones y las limosnas dadas al pueblo judío por un gentil, Cornelio, fueron recibidas como una minjá en el cielo, como está escrito en Hechos 10:4:
“Mirándolo fijamente y atemorizado, dijo: ¿Qué quieres, Señor? Y él le dijo: Tus oraciones y limosnas han ascendido como memorial delante de Dios.” (LBLA)
No se puede servir a HaShem sin servir a los hombres, y especialmente los líderes que HaShem ha puesto, como está escrito en 2 Corintios 8:1-5:
“Ahora, hermanos, os damos a conocer la gracia de Dios que ha sido dada en las congregaciones de Macedonia; pues en medio de una gran prueba de aflicción, abundó su gozo, y su profunda pobreza sobreabundó en la riqueza de su liberalidad. Porque yo testifico que según sus posibilidades, y aun más allá de sus posibilidades, dieron de su propia voluntad, suplicándonos con muchos ruegos el privilegio de participar en el sostenimiento de los santos; y esto no como lo habíamos esperado, sino que primeramente se dieron a sí mismos al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.” (LBLA)
Primero se dieron al Señor, lo cual es el sacrificio de olá, de entrega total, a HaShem. Luego se dieron a los apóstoles, los emisarios, los líderes, que HaShem había puesto sobre ellos. No puede haber una entrega total a HaShem sin un servicio y sometimiento a los líderes que Él ha puesto. Puede haber una entrega y sometimiento al liderazgo sin una entrega a HaShem, pero no puede haber entrega a HaShem sin un sometimiento al liderazgo. El que se ha entregado totalmente a HaShem, se somete automáticamente al liderazgo que Él ha puesto. Es imposible ser fiel a HaShem sin ser fiel a sus emisarios e intermediarios. Es imposible ser fiel a HaShem y al mismo tiempo negar a Yeshúa, que ha sido puesto por Él como el Señor de todos. Los que creen que pueden llegar al Padre sin pasar por Yeshúa están negando el orden que el Padre ha establecido. Lo mismo sucede con los siervos que Yeshúa el Mesías ha entregado a su congregación, cf. Efesios 4:11.
En Levítico 2:4 está escrito que las obleas de la minjá tienen que ser sin levadura, la cual simboliza la malicia y la hipocresía. De esto aprendemos que nuestro servicio a HaShem y a los líderes tiene que ser sin maldad, sincero, puro, limpio, sin motivos personales, sin hipocresía, sin auto proyección, sin orgullo, sin segundas intenciones, sin deseo de ser vistos y sin deseo de tener un puesto mayor.
La minjá simboliza nuestras obras. Cuando nuestras obras no son completas tienen levadura, como está escrito en Revelación 3:2:
“Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios.” (LBLA)
Las obras agradables para el Padre son las obras del Mesías, como está escrito en Revelación 2:26:
“Y al vencedor, al que guarda mis obras hasta el fin, LE DARÉ AUTORIDAD SOBRE LAS NACIONES” (LBLA)
Está escrito “mis obras”. Se trata de hacer las obras de Mashíaj, no las inventadas por el hombre, sino las encomendadas por HaShem, esas obras son sacrificios de minjá agradables para HaShem.
En 1 Corintios 3:12-13 está escrito:
“Ahora bien, si sobre este fundamento alguno edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada; el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno.” (LBLA)
Vemos como nuestras obras van a ser probadas por el fuego. Si son obras hechas con material bueno tendremos recompensa. Si son obras hechas con materiales malos perderemos la recompensa en el día del juicio. No se está refiriendo a la salvación. La salvación es por gracia y la recompensa es por obras.
En 1 Corintios 15:58 está escrito:
“Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” (LBLA)
Aquí dice que del trabajo EN el Señor no es en vano. No dice PARA el Señor, sino EN el Señor. Las obras completas que son hechas EN el Señor son las que hacemos dirigidos por el Espíritu de HaShem y en obediencia a sus mandamientos.
En Juan 4:23-24 está escrito:
“Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad.” (LBLA)
El Padre busca adoradores. Un adorador es uno que se ha entregado enteramente a Él, que ha pasado por la experiencia de la olá. Sólo el que pasa por la olá puede luego servir a HaShem con sus obras. Por eso la olá es presentada antes que la minjá. HaShem busca corazones entregados y dispuestos a hacer su voluntad, como está escrito en 2 Crónicas 16:9a:
“Porque los ojos de HaShem recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo.” (LBLA revisada)
Querido lector. ¿Has entregado tu corazón a HaShem? ¿Eres completamente suyo? ¿Estás reteniendo algo de tu vida para no ser entregado a tu Padre? ¿Has dado un sacrificio de olá de ti mismo? En tal caso podrás servirle correctamente. Si no, tus obras y tu servicio a HaShem no van a ser totalmente agradables para él. Puede haber un servicio delante de HaShem sin una relación con Él, como está escrito en Lucas 15:29-31:
“Pero respondiendo él, le dijo al padre: "Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos; pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él el becerro engordado.” (LBLA revisada) Y él le dijo: "Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo.” (LBLA)
No es lo mismo servir y obedecer al Padre sin una relación con el Padre, que hacerlo a base de una relación. La diferencia entre estas dos cosas no se ve por fuera, tiene que ver con el corazón, con la actitud interior. Lo más importante es nuestra relación con nuestro Papá celestial y con su hijo Yeshúa el Mesías, enviado por Él. En esa relación está la vida máxima, la vida eterna, como está escrito en Juan 17:3:
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshúa el Mesías, a quien has enviado.” (LBLA revisada)
En Mateo 7:22-23 está escrito:
“Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "Jamás os conocí; APARTAOS DE MI, LOS QUE PRACTICÁIS LA INIQUIDAD.” (LBLA)”
En este texto vemos como muchos están haciendo obras, e incluso obras grandes, en el nombre de Yeshúa, sin tener lo más importante, una relación íntima con él. Como hemos dicho antes, el concepto hebreo de conocer no significa tener un conocimiento intelectual, sino una experiencia personal.
La palabra griega que ha sido traducida como “iniquidad” es anomía[13] que significa “ilegalidad”, “violación de la ley”. Esto nos enseña varias cosas. La Torá establece que no se puede hacer algo en nombre de otra persona sin haber sido enviado por esa persona, o haber recibido la autorización de esa persona para actuar en su nombre. En este caso vemos como habrá muchas personas que en el día del juicio van a decir a Yeshúa que han hecho obras maravillosas en su nombre. Pero han obrado en contra de la Torá, porque no tuvieron esa relación con él y no habían recibido la autorización para profetizar y hacer milagros en su nombre. Buscaron su propia honra e hicieron estas obras para el mérito propio. Es posible hacer milagros y profetizar en el nombre de Yeshúa, (y sus derivados lingüísticos), sin que esas obras sean agradables delante del Padre. ¿Cuál es la clave? La obediencia a la Torá basada en una relación personal con HaShem y su Mashíaj. Este texto también nos enseña que la obediencia a los mandamientos de la Torá está relacionada con una relación con el Mesías Yeshúa. El que dice que conoce al Mesías y quebranta los mandamientos de HaShem, que fueron dados por Moshé, miente, como está escrito en 1 Juan 2:3-5:
“Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado. En esto sabemos que estamos en El.” (LBLA)
En 1 Juan 3:24 está escrito:
“El que guarda sus mandamientos permanece en El y Dios en él. Y en esto sabemos que El permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.” (LBLA)
Los mandamientos del Mesías son los mismos que los mandamientos de Moshé, porque Dios no se puede contradecir ni cambiar de opinión.
Cuarta aliyá, 3:1-16
3:1 “Si su ofrenda es un sacrificio de las ofrendas de paz, si la ofrece del ganado, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecerá delante de HaShem.” (LBLA revisada) – Este sacrificio también es llamado corbán, traducido como “ofrenda”. De esto aprendemos que el propósito principal de este sacrificio también es poder acercarnos a HaShem. Ese es el principal propósito con todos los sacrificios. El shelamim, sacrificio de paz, también es voluntario, como la olá y la minjá. En la olá se ofrecen sólo animales machos, pero la ofrenda shelamim puede ser macho o hembra. Esto nos enseña que el sacrificio de olá está conectado con la muerte Yeshúa el Mesías de una manera especial, porque él es un varón. Los animales no podían tener defecto para ser aceptados. HaShem merece lo mejor, y por esto constituiría una ofensa ofrecerle animales defectuosos, como está escrito en Malaquías 1:8-10:
“Y cuando presentáis un animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Y cuando presentáis el cojo y el enfermo, ¿no es malo? ¿Por qué no lo ofreces a tu gobernador? ¿Se agradaría de ti o te recibiría con benignidad?--dice HaShem de los ejércitos. Ahora pues, ¿no pediréis el favor de Dios, para que se apiade de nosotros? Con tal ofrenda de vuestra parte, ¿os recibirá El con benignidad?--dice HaShem de los ejércitos. ¡Oh, si hubiera entre vosotros quien cerrara las puertas para que no encendierais mi altar en vano! No me complazco en vosotros--dice HaShem de los ejércitos-- ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.” (LBLA revisada)
Este sacrificio es llamado paz porque está basado en una relación de paz con HaShem, por haber sido justificados por la fe, como está escrito en Romanos 5:1:
“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Yeshúa el Mesías” (LBLA revisada)
Sólo una parte del sacrificio de paz fue entregada al templo. El resto fue comido en algún lugar del atrio o dentro de las murallas de Yerushalayim. Mediante este sacrificio se podía disfrutar juntamente con HaShem, comiendo con la familia y los amigos. Esta comida constituye una manera de disfrutar de la íntima relación con HaShem.
3:5 “Y los hijos de Aharón lo quemarán en el altar, sobre la ofrenda de ascensión que está sobre la leña en el fuego; es una ofrenda encendida de aroma agradable para HaShem.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “sobre” es ´al. Normalmente significa “sobre” pero también puede significar “además”, como en Levítico 2:2. Según Rashí, en este caso hay que entenderlo como “aparte de”. Esto significa que las partes separadas del animal del sacrificio de paz son quemadas sobre el altar después de la ofrenda de ascensión continua. Esto nos enseña que no puede haber un verdadero disfrute de la comunión con HaShem, sin antes haberse entregado totalmente.
También nos enseña que la muerte del Mesías Yeshúa es la base sobre la cual podemos tener comunión con HaShem y disfrutar ante su presencia.
La olá dice: Toda mi vida es para ti.
La minjá dice: Te sirvo con toda mi vida.
El shelamim dice: Tú eres mi alegría y mi disfrute. Quiero estar contigo junto con mi familia y mis amigos, pasar tiempo en tu presencia, alabándote y recibir tus bendiciones.
3:17 “Estatuto perpetuo será por todas vuestras generaciones, dondequiera que habitéis: ninguna grasa ni ninguna sangre comeréis.” (LBLA revisada) – Esta prohibición aplica incluso después de la destrucción del templo y no solamente dentro de la tierra de Israel, sino también fuera.
Quinta aliyá, 4:1-26
4:2-3 “Habla a los hijos de Israel, diciendo: Si alguien peca inadvertidamente en cualquiera de las cosas que HaShem ha mandado que no se hagan, y hace alguna de ellas; si el que peca es el sacerdote ungido, trayendo culpa sobre el pueblo, que entonces ofrezca a HaShem un novillo sin defecto como ofrenda por el pecado, por el pecado que ha cometido.” (LBLA revisada) – Ahora pasamos a la ofrenda de jatat. La palabra jatat,[14] “error”, “pecado”, viene de la raíz jatá,[15] que significa “fallar”, “errar”, “pecar”. En Levítico 4:23, esta ofrenda también es llamada corbán, lo cual nos enseña que también es un medio para poder acercarse a HaShem. Pero, en estos versículos normalmente no se usa la palabra corbán, “ofrenda”, como en el caso de la olá y la minjá, sino sólo le-jatat, “por pecado”.
En la Septuaginta fue traducida simplemente como “pecado”. Así que el término griego técnico para una ofrenda de pecado es simplemente “pecado”. Tendiendo en cuenta este hecho, podremos entender correctamente el texto griego de 2 Corintios 5:21, donde está escrito:
“Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en él.” (LBLA)
Esto significa que el Mesías fue hecho un sacrificio de pecado, le jatat, por nosotros. No es que él haya sido hecho pecado, en el sentido literal de la palabra, sino en esa expresión hay una alusión clara al sacrificio de pecado que encontramos en Levítico 4.
Hay dos tipos de sacrificios por el pecado, jatat y asham. El primero expía por ciertos pecados cometidos por error, el segundo expía por ciertos pecados cometidos con premeditación. El jatat expía por los pecados cometidos contra los mandamientos negativos que si hubieran sido cometidos deliberadamente, el pecador hubiera sido reo del castigo de caret (extirpación). Hay 43 pecados de este tipo, la mayoría de ellos son de relaciones sexuales prohibidas. El jatat sólo expía por estos pecados cuando son cometidos por ignorancia. Esto nos enseña que la falta de conocimiento no exime al pecador de su responsabilidad. El que peca sin saber también es culpable delante de HaShem.
En el primer caso se habla del sacerdote ungido que peca, trayendo culpa sobre el pueblo. Como el sumo sacerdote representa al pueblo, su pecado repercute sobre toda la nación. El pecado también puede consistir en que el sumo sacerdote haga una mala interpretación de la Torá y luego él mismo siga esa decisión halájica equivocada resultando en que también el pueblo la siga.
“el sacerdote ungido” – En hebreo es ha-cohén ha-mashíaj. Es la primera vez que aparece la expresión ha-mashíaj, “el ungido”, en la Torá. La expresión aparece tres veces en esta aliyá, v. 3, 5 y 16. ¡Es muy significativo que la primera vez que el Mesías es presentado en la Torá, es en relación con el sacrificio de pecado! Tenemos tres testigos firmes que muestran que la tarea primordial del Mesías es redimir el mundo por medio de su propio sacrificio de pecado “para que todo aquel que cree en él, no se pierda, mas tenga vida eterna”, Juan 3:16b.
“si el que peca es el sacerdote ungido (HaMashíaj), trayendo culpa sobre el pueblo” – En este texto está escrito que HaMashíaj es el que tiene pecado y ese pecado llega sobre el pueblo. La imagen de la sombra mesiánica está invertida. El pecado del pueblo vino sobre el Mesías Yeshúa, y la justicia suya vino sobre el pueblo.
En el versículo 5 está escrito:
“Luego el sacerdote ungido (HaMashíaj) tomará de la sangre del novillo y la traerá a la tienda de reunión” (LBLA)
Aquí está escrito que HaMashíaj es el que trae la sangre al tabernáculo. De la misma manera Yeshúa el Mesías llevó su propia sangre al tabernáculo en el cielo.
En el versículo 16 está escrito:
“Entonces el sacerdote ungido (HaMashíaj) traerá sangre del novillo a la tienda de reunión” (LBLA)
Parte de la sangre fue llevada al mishkán. Esto habla del momento cuando el Mesías Yeshúa llevó su sangre al tabernáculo celestial, como está escrito en Hebreos 9:12:
“y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna.” (LBLA)
4:4 “Traerá el novillo a la puerta de la tienda de reunión delante de HaShem, pondrá su mano sobre la cabeza del novillo y lo degollará delante de HaShem.” (LBLA revisada) – Según Rashí, el novillo tiene que tener tres años de edad.
4:11-12 “Pero la piel del novillo y toda su carne, con su cabeza, sus patas, sus entrañas y su estiércol, es decir, todo el resto del novillo, lo llevará a un lugar limpio fuera del campamento, donde se echan las cenizas, y lo quemará al fuego sobre la leña; lo quemará donde se echan las cenizas.” (LBLA revisada) – Cuando la sangre es llevada dentro del tabernáculo, el resto del animal no se puede comer, sino es quemado fuera del campamento, cf. Levítico 4:21; 6:30; 16:27, Hebreos 13:11-12. Esto nos habla de la muerte del Mesías, cuya sangre fue llevada al interior del santuario celestial. Su muerte ocurrió fuera de las murallas de la ciudad cerca del altar que estaba en el monte de los olivos.
Todos los sacrificios son sombras del sacrificio del Mesías y, a base del sacrificio del Mesías, estos sacrificios obtienen validez delante de HaShem.
4:13 “Si es toda la congregación de Israel la que comete error, y el asunto pasa desapercibido a la asamblea, y hacen cualquiera de las cosas que HaShem ha mandado que no se hagan, haciéndose así culpables” – Según Rashí, la congregación, de la cual se habla aquí, no es todo el pueblo, sino el Gran Sanhedrín, con 71 miembros, el órgano de mayor autoridad en la nación, con poderes legislativos, judiciales y, en ciertos casos, ejecutivos. Si este tribunal se equivocaba en una decisión de haljá (código de conducta judío), y por error permitía un acto prohibido por la Torá, se ofrecía un novillo por ese pecado de todo el pueblo.
4:22 “Cuando es un jefe el que peca e inadvertidamente hace cualquiera de las cosas que HaShem su Dios ha mandado que no se hagan, haciéndose así culpable” (LBLA revisada) – Si un jefe, un rey o un miembro del sanedrín peca por error en alguna en las cosas prohibidas que producen caret si se comete deliberadamente, tiene que presentar un macho cabrío como sacrificio de pecado.
4:24 “Pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollará en el lugar donde se degüella la ofrenda de ascensión delante de HaShem; es una ofrenda por el pecado.” (LBLA revisada) – En el lugar donde es degollada la olá, al lado norte del altar, se degüella el jatat, para no avergonzar al pecador, cf. v. 29, 33. Así los demás no ven si el sacrificio es de ascensión o de pecado y no hay lugar para malos pensamientos y malas lenguas. HaShem protege de esa manera la fama del pecador arrepentido.
4:27 “Y si es alguno del pueblo el que peca inadvertidamente, haciendo cualquiera de las cosas que HaShem ha mandado que no se hagan, y se hace así culpable” – Si un miembro del pueblo peca por error en alguna de las cosas prohibidas que producen caret si se comete deliberadamente, tendrá que traer una cabra como sacrificio de pecado para que reciba el perdón.
En Lucas 23:34a está escrito:
“Y Yeshúa decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (LBLA revisada)
En 1 Timoteo 1:13 está escrito:
“aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en incredulidad.” (LBLA)
Estos dos textos nos muestran que el perdón es dado cuando hay ignorancia en los que pecan. Si uno realmente no sabe lo que hace cuando peca, podrá obtener perdón. Pero si peca, sabiendo lo que hace y con el deseo de desafiar a HaShem, no tendrá perdón jamás.
En Números 15:27-31 está escrito:
“También, si una persona peca inadvertidamente, ofrecerá una cabra de un año como ofrenda por el pecado. Y el sacerdote hará expiación delante de HaShem por la persona que ha cometido error, cuando peca inadvertidamente, haciendo expiación por él, y será perdonado. Para el que es nativo entre los hijos de Israel y para el extranjero que reside entre ellos, tendréis una sola ley para el que haga algo inadvertidamente. Pero aquél que obre con la mano levantada, ya sea nativo o extranjero, ése blasfema contra HaShem, y esa persona será cortada de entre su pueblo. Porque ha menospreciado la palabra de HaShem, y ha quebrantado su mandamiento, esa persona será enteramente cortada; su culpa caerá sobre ella.” (LBLA revisada)
El que obra con mano levantada, es decir desafiando a HaShem, no tendrá perdón jamás. Si realmente eres consciente de la gravedad del pecado que piensas cometer y aún así lo cometes, no tendrás perdón.
En Marcos 3:28-30 está escrito:
“En verdad os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen, pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu de santidad no tiene jamás perdón, sino que es culpable de pecado eterno. Porque decían: Tiene un espíritu inmundo.” (LBLA revisada)
La blasfemia contra el Espíritu de santidad no tiene jamás perdón, sino produce una culpa de juicio eterno. En este caso la blasfemia contra el Espíritu consistía en decir que Yeshúa tenía un espíritu inmundo. Con otras palabras, los que vieron los milagros y la sabiduría que salían del Mesías y luego decían que esos milagros y esas enseñanzas son de origen satánico, sabiendo lo que decían, no podían obtener el perdón por tal blasfemia.
En Mateo 12:32 está escrito:
“Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu de santidad, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero.” (LBLA revisada)
Este texto enseña que la blasfemia contra el Hijo del Hombre es perdonable, pero no contra el Espíritu de santidad. De esto aprendemos que el Espíritu de santidad está por encima del Hijo del Hombre. Como la blasfemia contra HaShem no tiene perdón, cf. Números 15:30, así la blasfemia contra el Espíritu no tiene perdón. Consecuentemente, de esto podemos deducir que el Espíritu de santidad es la Presencia revelada de HaShem mismo.
El arrepentimiento es un fruto de una interacción entre HaShem y el hombre. Si HaShem se retira del Hombre, es imposible que éste se pueda arrepentir. Romanos 2:4 dice que la bondad de Dios nos guía al arrepentimiento. Sin esa bondad nunca podríamos llegar a un verdadero arrepentimiento. Cuando el hombre le da un dedo, HaShem le toma la mano. Cuando el hombre le da una mano, HaShem le abraza.
Los pecados perdonables son los que son cometidos por error o por ignorancia o por debilidad. Pero los que se cometen en rebeldía contra HaShem deliberadamente, con plena conciencia de la gravedad de ese pecado, no tienen perdón. Un ejemplo es Yehudá, el talmid de Yeshúa. Obtuvo varias oportunidades para arrepentirse, pero al final no quiso y perdió la posibilidad de arrepentimiento. Mejor hubiera sido no haber nacido. ¡Tengamos temor a HaShem para no pecar!
Sexta aliyá, 4:27 – 5:10
Los sacrificios que se da por haber cometido, por ignorancia, alguno de los 43 pecados mencionados anteriormente, es de carácter fijo. Tanto el rico como el pobre tendrán que sacrificar lo mismo. Sin ambargo, en el capítulo 5 encontramos otro tipo de sacrificio de jatat que es de carácter variable, según las posibilidades económicas del pecador. Este sacrificio es llamado corbán olé ve-yored, “ofrenda que sube y baja”, es decir “variable”, según los ingresos de la persona. Este sacrificio es ofrecido por cometer una de las tres transgresiones siguientes:
Un juramento de testimonio falso. Por haber observado una transacción financiera y luego niega haberla visto y jura falsamente ante el beit din (tribunal), Levítico 5:1.
Si entra en el templo o come de los sacrificios en estado de tumá (impureza ritual), Levítico 5:2-3.
Un juramento falso no intencional. Por ejemplo, si jura no haber hecho algo que luego se da cuenta que sí lo hizo sin darse cuenta, Levítico 5:4.
5:3 “O si toca inmundicia humana, de cualquier clase que sea la inmundicia con que se contamine, sin darse cuenta, y después llega a saberlo, será culpable.” (LBLA) – La “inmundicia humana” se refiere a un cadáver o los restos de un cadáver, que es la fuente principal de impureza ritual. Uno será culpable si entra en el santuario en estado de impureza ritual por haber tocado un muerto o incluso por haber tocado a una persona que ha tocado un cadáver, cf. Números 9:7; 19:13. La manera de purificarse de la tumá es, entre otras cosas, pasar todo el cuerpo por una mikvé, un baño ritual.
5:4 “O si alguien, sin pensar, jura con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquier asunto que el hombre hable sin pensar con juramento, sin darse cuenta, y luego llega a saberlo, será culpable de cualquiera de estas cosas.” (LBLA) – Según Rashí, se refiere al hecho de jurar para hacer mal o bien a sí mismo.
5:5 “Así será que cuando llegue a ser culpable de cualquiera de estas cosas, confesará aquello en que ha pecado.” (LBLA) – La confesión del pecado es una de las condiciones para poder obtener el perdón, como está escrito en 1 Juan 1:9:
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.” (LBLA)
Al presentar un sacrificio de pecado, se hacen tres cosas:
· Imposición de manos – en relación con las obras.
· Confesión de pecado – en relación con las palabras.
· Quema de intestinos – en relación con los pensamientos.
Estas son las tres áreas en las que el hombre puede pecar, obras, palabras y pensamientos. Por lo tanto tendrá que ser juzgado en estas tres áreas.
Séptima aliyá, 5:11 – 6:7 (5:26 versión hebrea)
El último sacrificio mencionado aquí es el de asham, culpa. La ofrenda por la culpa consiste en un carnero o un cordero. Se ofrece cuando se comete uno de estos cinco pecados:
· Por sacar beneficio de una comida sagrada o de un objeto sagrado del templo, 5:14-16.
· Por robar y luego jurar en vano que no lo había hecho, Levítico 6:1-7.
· Para la purificación de un leproso, Levítico 14:12-18.
· Por fornicar con la sierva de otro hombre, Levítico 19:20-21.
· Por contaminación durante el nazareato, Números 6:9-12.
Además, en Levítico 5:17-19 hay un tipo de ofrenda por la culpa llamada asham talui, de culpa pendiente. Es ofrecida cuando uno no está seguro si cometió un pecado para el cual se requiere un sacrificio jatat. Esta ofrenda no es definitiva, sino en el caso de que el que duda luego descubra que sí pecó, tendrá que dar una ofrenda de jatat por ese pecado. Esto nos enseña que la negligencia en asuntos espirituales es vista como un delito delante de HaShem.
5:16 “Hará restitución por aquello en que ha pecado en las cosas sagradas, y añadirá a ello la quinta parte, y se lo dará al sacerdote. Y el sacerdote hará expiación por él con el carnero de la ofrenda por la culpa, y le será perdonado.” (LBLA) – La restitución del daño hecho es una condición para obtener el perdón.
5:17 “Si alguno peca y hace cualquiera de las cosas que HaShem ha mandado que no se hagan, aunque no se dé cuenta, será culpable y llevará su castigo.” (LBLA revisada) – Aunque no se dé cuenta, será culpable. No hay excusa si no se estudia la Torá, como dice nuestro Maestro, según está escrito en Mateo 12:3, 5; 19:4; 22:31:
“¿No habéis leído?”
En Mateo 9:13 está escrito:
“Id, y aprended…”
Así que HaShem espera que su pueblo estudie la Torá. No hay excusa para no estudiar y pecar por ignorancia. El que peca por ignorancia es por haber sido negligente en los estudios de la Torá y es culpable.
6:2 “Cuando alguien peque y cometa una falta contra HaShem, engañando a su prójimo en cuanto a un depósito o alguna cosa que se le ha confiado, o por robo, o por haber extorsionado a su prójimo” (LBLA revisada) – Aquí aprendemos que si engañamos al prójimo estamos cometiendo una falta contra HaShem.
6:4-5 “será, entonces, que cuando peque y sea culpable, devolverá lo que tomó al robar, o lo que obtuvo mediante extorsión, o el depósito que le fue confiado, o la cosa perdida que ha encontrado, o cualquier cosa acerca de la cual juró falsamente; hará completa restitución de ello y le añadirá una quinta parte más. Se la dará al que le pertenece el día que presente su ofrenda por la culpa.” (LBLA) – En primer lugar tendrá que devolver el mismo objeto que robó. En el caso de no poder hacerlo, tendrá que hacer restitución. En ambos casos tendrá que añadir el 20% de su valor. Esto nos enseña que no es válido robar un objeto de alguien y luego pagar el 120% de su valor y quedarse con el objeto. El que tiene el objeto en su poder está obligado a devolverlo. Sólo en el caso de no poder hacerlo, podrá restituirlo de otra manera.
Aplicación personal y mesiánica de los sacrificios de pecado y de culpa
Hay dos problemas en el hombre, el pecado y los pecados. El pecado es la inclinación pecaminosa, el yetser hará, la carne. Los pecados son las obras realizadas por esa inclinación. Una persona recién nacida tiene inclinación pecaminosa, pero no tiene pecados, porque no ha cometido ninguna transgresión.
Los sacrificios de pecado, jatat, y de culpa, asham, cubren el pecado y los pecados cometidos eliminando sus consecuencias, pero no los quitan del todo. Sin embargo, la muerte de Mashíaj no solamente quita los pecados y todas las consecuencias que los sacrificios de los animales no pudieron eliminar, sino también trata con el mismo origen del pecado, la inclinación maligna, que fue activada en el hombre en el huerto del Edén.
El sacrificio jatat fue dado para cubrir los resultados negativos de la inclinación maligna, el pecado. El sacrificio asham fue dado para cubrir los resultados negativos de nuestras obras malignas, los pecados. Los sacrificios están espiritualmente vinculados con la muerte del Mesías. Todos ellos son sombras del sacrificio del Mesías. Gracias a la muerte del Mesías hay liberación total y eterna de el pecado y de los pecados. Si no fuera por la muerte del Mesías, ni los pecados ni el pecado, la inclinación maligna, el yetser hará, podrán ser finalmente eliminados del hombre.
El resultado final de la obra del Mesías, no se manifestará hasta la resurrección, aunque ya podemos disfrutar parcialmente de ese poder de la nueva vida que elimina el pecado en nuestras vidas. El pecado está presente en nosotros, pero su poder ha sido superado por Mashíaj en nosotros, de modo que el pecado no tiene más dominio en nosotros. Si pecamos, es porque lo hemos elegido, no porque todavía seamos esclavos del pecado, cf. Romanos 6.
Los sacrificios en el templo no solamente son medios didácticos audiovisuales por medio de los cuales HaShem muestra al hombre las verdades sobre la gravedad del pecado, sus consecuencias mortales, la justicia y la misericordia del Eterno, sino también son medios para conectarse espiritualmente con el sacrificio eterno del Mesías en los cielos. Los sacrificios temporales activan los efectos del sacrificio eterno en este mundo y en el mundo venidero. Así que el judío que presenta su sacrificio en el templo según las reglas, se apropia automáticamente de los beneficios del sacrificio del Mesías Yeshúa.
Por medio de la muerte de Yeshúa se mostró eternamente que HaShem es un juez justo. La muerte de un animal no puede quitar los pecados, ni representar totalmente, jurídicamente hablando, a un hombre, porque un animal no es un hombre. Solamente un hombre perfecto, sin pecado puede morir en lugar de otro hombre pecador.
HaShem no puede perdonar al pecador así porque sí, sin tener una base jurídicamente justa que avale ese perdón. Alguien tiene que pagar los platos rotos. Sin la muerte de Yeshúa, el Juez Supremo sería injusto al perdonar al pecador, como está escrito en Proverbios 17:15:
“El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a HaShem.” (LBLA revisada)
En Éxodo 23:7 está escrito:
“Aléjate de acusación falsa, y no mates al inocente ni al justo, porque yo no absolveré al culpable.” (LBLA)
En Romanos 3:25-26 está escrito:
“a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Yeshúa.” (LBLA revisada)
Sin la muerte de Yeshúa no se manifiesta la justicia perfecta de HaShem ni su misericordia perfecta. Por medio de los sacrificios en el templo HaShem perdonó por causa del sacrificio eterno de Yeshúa cuando vio la sinceridad del corazón arrepentido del hombre al ofrecer el sacrificio por el pecado y por la culpa. La base del perdón eterno es la muerte de Yeshúa. Los sacrificios por el pecado y por la culpa son sombras de, recuerdos de y puntos de contacto con el verdadero sacrificio. El verdadero sacrificio no elimina las sombras. Las sobras dan profundidad a una imagen. HaShem nos dio las sombras para ampliar nuestro conocimiento de la profundidad de la muerte de nuestro amado Mashíaj.
Tenemos varios ejemplos de cómo los seguidores del Mesías sacrificaban en el templo después de la resurrección, cf. Mateo 5:18; Hechos 21:20, 23-24; Números 6:1-21; 24:17-18. Como ninguna cosa de la Torá será anulada por el Mesías hasta que pasen los cielos y la tierra, los sacrificios serán restablecidos en el templo edificado por el Mesías Yeshúa en su segunda venida, cf. Ezequiel 43:18-27, 44:27-29, 45:17, 46:13-15. Esto significa que habrá sacrificios de animales, incluso de pecado y culpa, durante el reinado mesiánico, el milenio.
De los 613 mandamientos que hay en la Torá, aparecen tres en Bereshit y 111 en Shemot, sumando 114. En el libro de Vayikrá hay 247 mandamientos, 95 positivos y 152 negativos. La lista que presentamos después de cada parashá, sigue el orden formulado por el Sefer haJinuj, que se basa en la clasificación hecha por Rambam (Maimónides) en su libro Sefer haMitsvot.
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