Parashá
48 Shoftim
Deuteronomio
16:18 – 21:9
Aliyás
de la Torá:
1. 16:18 – 17:13-Domingo
2. 17:14-20-------Lunes
3. 18:1-5----------Martes
4. 18:6-13---------Miercoles
5. 18:14
– 19:13-Jueves
6. 19:14 – 20:9---Viernes
7. 20:10
– 21:9---Shabath
8. Maftir:
21:7-9
Haftará: Isaías
51:12 – 52:12
Shoftim
Significa jueces.
Comentarios
Primera aliyá, 16:18 – 17:1
16:18 “Nombrarás para ti jueces y oficiales en
todas las ciudades que HaShem tu Dios te da, según tus tribus, y ellos juzgarán
al pueblo con justo juicio.” (LBLA revisada) – Un juez es una
persona que ha recibido autoridad para pronunciar sentencias de acuerdo a la
Torá y la halajá, sobre las obras o palabras de otras personas. El
juez tiene que condenar al culpable y absolver al inocente. Los oficiales son
los que ejecutan las órdenes del juez. El juez no hace mucho sin un cuerpo
policial que le apoye para que sus órdenes se cumplan. La policía no funciona
bien sin los jueces porque tienen que saber qué órdenes ejecutar. Así que estos
dos tipos de funcionarios tienen que trabajar paralelamente para que la
sociedad se beneficie de ellos.
“en
todas las ciudades” – Había tres tipos de tribunales en Israel, con 3 jueces,
23 jueces y 71 jueces. Las ciudades con menos de 120 habitantes tenían un
tribunal, un beit din, de tres jueces. Las ciudades con más de 120
habitantes tenían un beit din de 23 jueces, llamado “pequeño
sanedrín”. Las cortes de tres jueces sólo podían dictar sentencias sobre
asuntos monetarios. Para dar una sentencia de vida o muerte hacía falta un
tribunal de 23 jueces. En Yerushalayim había tres tribunales, dos de 23 jueces
y uno de 71, en el cual el sumo sacerdote era el líder principal. Este último
fue llamado el “gran sanedrín”. Los hombres del gran sanedrín se reunían en un
lugar designado para ellos en el templo.
16:19
“No torcerás el juicio; no harás acepción de personas, ni tomarás soborno,
porque el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras del justo.”
(LBLA) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “justicia” o
“juicio”, es mishpat.[1] Para
no torcer un veredicto no se puede seguir la justicia que le parezca bien al
hombre, sino la que HaShem manda en su Torá.
En
Romanos 2:20b; 7:7, 12 está escrito:
“Tienes
en la Torá la expresión misma del conocimiento y de la verdad... ¿Qué diremos
entonces? ¿Es pecado la Torá? ¡De ningún modo! Al contrario, yo no hubiera
llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la Torá; porque yo
no hubiera sabido lo que es la codicia, si la Torá no hubiera dicho: NO
CODICIARAS... Así que la Torá es santa, y el mandamiento es santo, justo y
bueno”
En
Mateo 23:23b está escrito:
“lo
más importante de la Torá: la justicia, la misericordia y la fidelidad (o
fe)”
En
la Torá está expresada la justicia del Eterno que es la base para un veredicto
correcto. No se puede torcer la Torá ni para juzgar ni para legislar. La Torá
tienen que ser la base para que el sistema judicial de cualquier país sea
justo, no los criterios humanistas ni lo que piensa la mayoría de la población.
El hecho de que la mayoría de un pueblo tenga cierto comportamiento, no
significa que sea un comportamiento justo. No es lo mismo lo común que lo
normal. Un comportamiento común no necesariamente tiene que ser normal, según
las normas establecidas para el hombre. Hay una sola justicia verdadera y esa
justicia ha sido revelada de dos maneras, en la Torá de Moshé y en Yeshúa HaMashíaj,
como está escrito en Romanos 3:21:
“Pero
ahora, aparte de la Torá, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada
por la Torá y los profetas.” (LBLA revisada)
No
dice “al contrario de la Torá”, sino “aparte de la Torá”, queriendo
decir que la Torá manifiesta la justicia del Eterno y, además,
Yeshúa HaMashíaj revela la misma justicia de una forma
diferente, pero no es otra justicia. El Mesías Yeshúa es la justicia de HaShem,
como está escrito en 1 Corintios 1:30:
“Mas
por obra suya estáis vosotros en el Mesías Yeshúa, el cual se hizo para
nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención”
La
palabra griega que fue traducida como “justificación” es dikayosúne,[2] que
significa tanto “justicia” como “justificación”.
Según
entiendo, la expresión “aparte de la Torá”, en Romanos 3:21, no significa que
sea otra justicia diferente a la de la Torá, sino que la justicia del Eterno se
ha manifestado de otra manera que no sea solamente a través de las Escrituras.
Son dos revelaciones de Su justicia, la Torá y el Mesías, pero es la misma
justicia revelada de dos maneras. Aparte de la Torá podría entenderse como
“además de la Torá”, “paralelamente con la Torá”, siempre en armonía con la
Torá, pero de forma diferente. Una cosa no contradice la otra.
16:20
“La justicia, la justicia buscarás, para que vivas y poseas la tierra que
HaShem tu Dios te da.” (LBLA revisada) – ¿Por qué se repite la palabra
justicia dos veces en este texto? Por un lado se puede entenderlo de manera que
para HaShem es muy importante que se emplee la justicia en la nación, y por eso
repite la palabra dos veces. La justicia es uno de los pilares fundamentales
para la sociedad.
Por
otro lado está hablando de dos manifestaciones de la justicia que hay que
buscar (en hebreo dice “perseguir”). Como hemos visto antes, la primera está en
la Torá Escrita. Hay que perseguir esa justicia para obtener una vida larga en
la tierra, con shalom, paz y prosperidad. Pero la otra justicia,
que ha sido revelada aparte de la Torá, es Yeshúa HaMashíaj, la
Torá Viviente. Hay que perseguir esa justicia de Dios, dada por medio de Yeshúa
el Mesías, para obtener la vida eterna, como está escrito en Romanos 3:22-24:
“es
decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Yeshúa el Mesías, para todos
los que creen; porque no hay distinción, por cuanto todos pecaron y no alcanzan
la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de
la redención que es en el Mesías Yeshúa.” (LBLA revisada)
Estas
dos manifestaciones de la justicia de HaShem se encuentran en Revelación 14:12
donde está escrito:
“Aquí está la paciencia de los santos, los que
guardan los mandamientos de Dios y la fe de Yeshúa.” (LBLA revisada)
Según
este texto, ¿quiénes son los santos? Los que buscan estas dos manifestaciones
de justicia, la Torá de Moshé y la fe de Yeshúa.
16:21
“No plantarás para ti un árbol de culto, o cualquier clase de árbol junto al
altar de HaShem tu Dios que hagas para ti.” (LBLA revisada) –
Antiguamente había una costumbre de plantar árboles en las entradas de los
templos paganos, cf. Jueces 6:30. Está prohibido plantar árboles en el monte
del templo. Como se habla de cualquier árbol, o madera, se deduce que no está
permitido hacer construcciones de madera junto al templo. Este mandamiento también
ha dado lugar a la costumbre de no colocar flores en las sinagogas, por lo
menos no cerca del arón kodesh, el arca sagrada, donde se guardan
los rollos de la Torá.
16:22
“Ni levantarás para ti pilar, lo cual aborrece HaShem tu Dios.” (LBLA
revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “pilar”, es matsevá,[3] que
tiene que ver con una sola piedra grande que sirve como altar. En el tiempo de
los patriarcas HaShem lo aceptó, pero por causa de las prácticas idolátricas de
los cananeos, que usaban ese tipo de piedras, se volvió una abominación para el
Eterno, cf. Génesis 28:18, 22; 31:13, 45; 35:14, 20; Éxodo 23:24; 24:4; 34:13;
Levítico 26:1; Deuteronomio 12:3; Oseas 10:1-2. Los israelitas sólo podían
hacer altares construidos con piedras o de tierra.
17:1
“No sacrificarás a HaShem tu Dios buey o cordero que tenga defecto o alguna
imperfección, porque es cosa abominable a HaShem tu Dios.” (LBLA
revisada) – Yitsjak no podría haber sido un sacrificio al Eterno, porque
no era perfecto del todo. Sin embargo Yeshúa sí, pudo ser ese sacrificio
perfecto porque no tenía pecado.
17:3
“y que haya ido y servido a otros dioses, adorándolos, o adorando al sol, a la
luna o a cualquiera de las huestes celestiales, lo cual yo no he mandado”
(LBLA) – La Torá prohíbe la astrología. ¡No leas los horóscopos!
17:8 “Si
un caso es demasiado difícil para que puedas juzgar, como entre sangre y
sangre, entre veredicto y veredicto, o entre afección y afección, siendo casos
de litigio en tus puertas, te levantarás y subirás al lugar que HaShem tu Dios
escoja” (LBLA revisada) – Según Rashí, “entre sangre y sangre” tiene
que ver con dificultad para determinar si la sangre que sale de una mujer es
impura o pura, cf. Levítico 15:19. “Entre veredicto y veredicto” tiene que ver
con las leyes que regulan los daños civiles y las transacciones económicas
entre los individuos, las leyes que regulan las faltas que incurren en castigo
corporal y las leyes que regulan en qué casos se aplica la pena capital. “Entre
afección y afección” tiene que ver con definiciones para saber si una afección
es de carácter impura o pura, cf. Levítico 13.
“Si
un caso es demasiado difícil para ti para que puedas juzgar…” – Aquí se está
hablando a los jueces de las diferentes ciudades de Israel. La Torá fue escrita
en primer lugar a los jueces en Israel. En casos de conflicto, cuando los
jueces menores no podían resolverlo, tendrían que recurrir a instancias más
altas, a las autoridades en Yerushalayim que son los sacerdotes levitas y un
juez principal.
17:9
“al juez que haya en esos días” (LBLA) – Aquí habla de un solo juez
para cada generación. Era el juez principal. Más adelante, en 19:17, se habla
de “los jueces que haya en esos días”. Esto nos enseña que entre los jueces que
hay, hay un principal.
17:11
“Según los términos de la Torá que ellos te enseñen, y según la sentencia que
te declaren, así harás; no te apartarás a la derecha ni a la izquierda de la
palabra que ellos te declaren.” (LBLA revisada) – Esto nos enseña que
parte de la observancia de la Torá es obedecer los decretos de los sabios. No
obstante, la sentencia que dicten las autoridades tiene que ser de acuerdo a la
Torá del Eterno. Según Rashí, hay que obedecerles aunque digan que la derecha
es izquierda o la izquierda derecha. Pero el Talmud de Yerushalayim[4] dice
todo lo contrario:
“Se
podía pensar que incluso si te dicen que la derecha es la izquierda o que la
izquierda es la derecha, aun así debes obedecerlos. (Para mostrar que
no es así) el versículo declara: “ni a la derecha ni a la izquierda”
(Deuteronomio 5:32; 28:14), (lo cual implica hasta) que te
digan que la derecha es derecha y la izquierda es izquierda.”
Compara
con Hechos 4:18-20; 5:29b donde está escrito:
“Cuando
los llamaron, les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Yeshúa. Mas
respondiendo Kefa y Jojanán, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo
delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque nosotros no
podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído... Debemos obedecer a Dios
antes que a los hombres.” (LBLA revisada)
17:12
“Y el hombre que proceda con presunción, no escuchando al sacerdote que está
allí para servir a HaShem tu Dios, ni al juez, ese hombre morirá; así quitarás
el mal de en medio de Israel.” (LBLA revisada) – Es sumamente grande la
autoridad delegada al Sanedrín en Yerushalayim, con pena de muerte al que
resiste la sentencia de esa corte suprema. La corte suprema está puesto en
lugar de Dios, y el que resiste la autoridad puesta por Él le resiste a Él
mismo, lo cual es un grave delito.
17:13
“Entonces todo el pueblo escuchará y temerá, y no volverá a proceder con
presunción.” (LBLA revisada) – La sentencia de muerte sobre un rebelde
sirve, no sólo para quitar el mal de en medio de Israel, sino para producir
respeto y temor reverente al Eterno y a las autoridades puestas por Él.
Segunda
aliyá, 17:14-20
17:14
“Cuando entres en la tierra que HaShem tu Dios te da, y la poseas y habites en
ella, y digas: "Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que me
rodean"” (LBLA revisada) – La Torá prevé que el pueblo iba a
pedir un rey. La iniciativa de tener un rey no vino de HaShem. Esta palabra se
cumplió en 1 Samuel 8:5, donde dice que el pueblo pidió un rey. El propósito
con esta petición no fue para cumplir la Torá, sino ser semejantes a todos los
demás pueblos en la tierra. Esto fue lo que al Eterno se manifestara como
triste. HaShem también había dicho a Avraham en Génesis 17:6 que: “reyes
saldrán de ti”, lo cual constituye también una base para que hubiera reyes en
Israel.
17:15
“ciertamente pondrás sobre ti al rey que HaShem tu Dios escoja, a uno de entre
tus hermanos pondrás por rey sobre ti; no pondrás sobre ti a un extranjero que
no sea hermano tuyo.” (LBLA revisada) – Esto nos enseña varias cosas
importantes en cuanto al reinado en Israel:
1. El
rey tiene que ser escogido por HaShem – por medio de sus profetas.
2. El
rey está colocado en una posición sobre Israel.
3. El
rey es puesto por el pueblo. La forma de gobierno que el Eterno establece entre
los hombres es tanto teocrático como democrático. Tienen que haber una
colaboración en el momento de la instalación de una autoridad, entre el Eterno
y el pueblo que va a ser dirigido por esa autoridad.
4. El
rey tiene que ser israelita de nacimiento, no puede ser extranjero.
17:16-17
“Además, no aumentará para sí muchos caballos, ni hará que el pueblo vuelva a
Egipto para tener muchos caballos, pues HaShem te ha dicho: "Jamás
volveréis por ese camino.” Tampoco aumentará para sí muchas mujeres, no sea que
su corazón se desvíe; tampoco aumentará para sí grandes cantidades de plata u
oro.” (LBLA revisada) – El rey Shelomó pecó en estas tres áreas:
1. Tuvo
muchos caballos e hizo que el pueblo volviera a Egipto, para comprar caballos,
cf. 1 Reyes 4:26. El Talmud[5] dice
que sólo puede poseer los suficientes para sus carros, cf. 2 Samuel 8:4.
2. Tuvo
muchas mujeres que desviaron su corazón, cf. 1 Reyes 11:3-4. Según el Talmud,[6] sólo
podía tener 18 mujeres, basado en el texto de 2 Samuel 12:8 donde HaShem habla
de añadir dos veces más a lo que el rey David ya tenía. Entonces tenía seis
esposas.
3. Tuvo
mucha plata y oro, cf. 1 Rey 10:21, 27. El Talmud[7] dice
que sólo puede poseer lo suficiente para adjudicar para su corte.
Por pecar en estas tres áreas, HaShem le levantó
tres enemigos, cf. 1 Reyes 11:14, 23, 26. Si el rey Shelomó hubiera hecho caso
a la Torá, no hubiera caído en pecado. Todas las caídas de los hombres desde
Adam hasta el último hombre, han sido, son y serán la consecuencia de no haber
hecho caso a los mandamientos del Eterno escritos en la Torá.
Un
Midrash[8] cuenta
que la yud de la palabra yarbé, “aumentará”, se
molestó con el rey Shelomó cuando transgredió estas prohibiciones de la Torá, y
voló ante el trono celestial y se quejó: “Shelomó me desarraigó por transgredir
las prohibiciones de acumular esposas, caballos y riquezas. Ahora ha anulado
estas mitsvot, eventualmente descarte toda la Torá.” HaShem respondió a la yud:
“No temas. Shelomó y miles como él morirán, pero hasta tú, la más pequeña de las
letras, jamás serás desarraigada”.
Es
muy posible que este Midrash haya estado en la mente de nuestro Maestro cuando
pronunció estas palabras ante el pueblo, como están escritas en Mateo 5:18:
“Porque
en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la
letra más pequeña ni una tilde de la Torá hasta que toda se cumpla.” (LBLA
revisada)
17:18-19
“Y sucederá que cuando él se siente sobre el trono de su reino, escribirá para
sí dos copias de esta Torá en un libro, en presencia de los sacerdotes levitas.
La tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a
temer a HaShem su Dios, observando cuidadosamente todas las palabras de esta
Torá y estos estatutos” (LBLA revisada) – La Torá tenía que ser la base
del reino. Por esto el rey tenía que escribir un Sefer Torá para
sí y leerlo todos los días. Según Rashí, la expresión mishné Torá,
que aparece en este versículo, significa que el rey tenía que escribir dos
rollos de la Torá, y tener uno en su cámara de tesoro y otro que entra y sale
con él. Los reyes judíos solían tener un Sefer Torá en
miniatura que colocaban sobre su brazo derecho, para que los acompañara
constantemente. De este mandamiento se ha legislado que todo varón judío debe
escribir un Sefer Torá, o bien pagar para que un escriba lo haga.
17:20
“para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos y no se desvíe del
mandamiento ni a la derecha ni a la izquierda, a fin de que prolongue sus días
en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.” (LBLA revisada) – Una
lectura diaria de la Torá produce temor de HaShem y humildad de corazón para la
observancia correcta de los mandamientos. ¿Cuál es el antídoto para la falta de
temor de HaShem que tenemos en la sociedad en la que vivimos? La lectura de la
Torá todos los días de la vida.
Tercera
aliyá, 18:1-5
18:4
“Le darás las primicias de tu grano, de tu mosto, de tu aceite y del primer
esquileo de tus ovejas.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido
traducida como “primicias” es reshít,[9] que
también es la primera palabra de la Torá, cf. Génesis 1:1.
Cuarta
aliyá, 18:6-13
18:5
“Porque HaShem tu Dios le ha escogido a él y a sus hijos de entre todas tus
tribus, para que esté de pie y sirva en el nombre de HaShem, para siempre.”
(LBLA revisada) – Este texto nos enseña que el servicio sagrado se hace de
pie.
18:6
“Y si un levita sale de alguna de tus ciudades, de cualquier parte de Israel en
que resida, y llega con todo el deseo de su alma al lugar que HaShem
escoja” (LBLA revisada) – Esta es la actitud que hay que tener para
servir al Eterno correctamente. El que no tiene esa actitud no puede hacerle un
servicio agradable. Ese deseo es como un fuego dentro del alma del siervo del
Eterno. El fuego en los sacrificios produce un olor fragante delante del
Eterno. Si no hay fuego en nuestras almas a la hora de servir al Eterno, no
somos agradables.
18:7
“él ministrará en el nombre de HaShem su Dios, como todos sus hermanos levitas
que están allí delante de HaShem.” (LBLA revisada) – Servir en el Nombre
significa tener autorización para hacerlo. El levita tiene autoridad para
servir delante del Eterno, lo mismo que el profeta, cf. 18:19.
18:10-11
“No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego,
ni quien practique adivinación, un pronosticador, un augur, o hechicero, o
encantador, o médium, o espiritista, ni quien consulte a los
muertos” (LBLA revisada) – Según Rashí, adivinar es coger su vara y
hacer una pregunta como: “¿Debo ir o no ir?”, cf. Oseas 4:12. Según los sabios,
un pronosticador se refiere a uno que hace trucos de magia. El texto hebreo
dice: “que toma los ojos”, que tiene el mismo significado que “que toma el
pelo”, es decir uno que engaña al público con trucos y artes mágicos. Según
Rashí, un augur es uno que actúa a base de que el pan cayó de su boca o un
venado cruzó su camino. Es un supersticioso. Un hechicero es uno que practica
la magia negra. Un encantador es uno que agrupa reptiles en un lugar para
practicar hechicería o adivinación. Un médium es uno que piensa que el espíritu
de un muerto habla por su axila, mediante nigromancia, o uno que mete un hueso
de un animal en la boca y el hueso habla. Un espiritista es uno que consulta
una calavera o una persona muerta, o va a los cementerios para comunicarse son
los espíritus de los muertos. Todos estos ritos son hechos con espíritus
inmundos. (Las palabras españolas que son utilizadas en la traducción no
coinciden necesariamente con la explicación que se da aquí. Estas explicaciones
están hechas a base de las palabras hebreas, no las españolas.)
18:12
“Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable a HaShem; y por causa de
estas abominaciones HaShem tu Dios expulsará a esas naciones de delante de ti.”
(LBLA revisada) – Cualquiera que practique el ocultismo se contamina
espiritualmente y luego sicológicamente y físicamente. El que practica el ocultismo
es abominable para el Eterno. La práctica del ocultismo fue la principal razón
por la que las siete naciones fueron destruidas y expulsadas de la tierra de
Kenáan.
Debemos
tener cierto conocimiento de las prácticas ocultas para:
1. Detectarlas
en la sociedad y en las personas que nos rodean.
2. Saber
ayudar a los que desean ser libres de estos poderes malignos.
3. Protegernos
para no ser engañados pensando que esas cosas son lícitas para nosotros.
18:13 “Serás intachable delante de HaShem tu Dios.”
(LBLA revisada) – Esto nos enseña que el que practica alguna de estas
cosas nunca podrá llegar a la perfección espiritual.
Quinta
aliyá, 18:14 – 19:13
18:14
“Porque esas naciones que vas a desalojar escuchan a los que practican hechicería
y a los adivinos, pero a ti HaShem tu Dios no te lo ha permitido.” (LBLA
revisada) – El profeta como Moshé es presentado en contraste con los
adivinos y hechiceros de las naciones gentiles. Por un lado hay algo semejante
entre estas prácticas ocultas y el ministerio del Profeta. Pero por otro lado
es algo totalmente diferente. Se parecen en que están operando desde una
dimensión sobrenatural, espiritual. Y se diferencian en que las fuentes de esos
poderes o revelaciones son opuestas. Los adivinos están bajo la influencia de
satanás y los malos espíritus. Los profetas están bajo la influencia del
Espíritu del Eterno. Los falsos profetas se parecen a los verdaderos, pero su
fuente de inspiración no es HaShem.
18:15
“Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará HaShem tu
Dios; a él oiréis.” (LBLA revisada) – El término español “profeta”, viene
del latín profeta, (de origen griego).” Pro-fethes significa
“hablar en vez de”, “ser portavoz de”; “hablar ante alguien”, “hablar en voz alta”;
(en gr. también significa “predecir”). En el griego clásico significa
“predicador”. El término hebreo es naví,[10] posiblemente
de la raíz acadia nb, que significa “llamar”, “convocar”. La forma
hebrea es pasiva y significa “llamado”, “convocado”. Aquí presentamos unos
puntos que nos muestran cómo es el llamado y el mensaje de los diferentes
profetas que el Eterno levanta:
1. El
llamado del naví
a. su
origen
I.
no humano, cf.
Amós 7:15; 2 Pedro 1:20-21
II.
divino, cf. Amós
2:11; Jeremías 23:21-22
III.
del Espíritu, cf.
Números 11:29
b. su
autoridad
I.
sobre el
sacerdote, por ejemplo Moshé
II.
sobre el rey, ej.
Shemuel, cf. Amós 7:9
III.
sobre el pueblo,
cf. Isaías 6:9,10
IV.
sobre las
naciones, cf. Jeremías 1:10
c. su
misión
I.
práctica
II.
oral, es la
“boca”, cf. Éxodo 4:16; 7:1; Jeremías 1:9
III.
escritural
2. El
mensaje del naví
a. el
origen del mensaje – una llama divina
I.
luz – revelación
II.
calor –
inspiración
b. la
forma del mensaje
I.verbal, cf.
Jeremías 23:18b
1. hablado,
ej. Moshé, cf. Números 12:8
2. cantado,
ej. David
2.
visual, cf.
Números 12:6; Jeremías 23:18a, ej. Zejariyá
3. vivido
a. representativamente
- (acciones simbólicas), ej. Yejezkel
b. personalmente,
ej. Yona
c. familiarmente,
ej. Hoshea, Yeshayahu
c. el
tiempo del mensaje
1.
pasado
2.
presente
3.
futuro
18:18-19 “Un profeta como tú levantaré de entre sus
hermanos, y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le
mande. Y sucederá que a cualquiera que no oiga las palabras que él ha de hablar
en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta.” (LBLA revisada) – Los muchos profetas
que han surgido en Israel han cumplido funciones importantes. Todos ellos han
cumplido parte de esta profecía, pero ninguno ha estado a la par de Moshé. Por
lo tanto tiene que haber uno que se asemeja a Moshé en muchas áreas de su vida,
para que haya un cumplimiento pleno de esta escritura. Hay mucha similitud
entre Yeshúa y Moshé, desde su nacimiento hasta su muerte. La vida y ministerio
de Moshé constituye una sombra profética del mismo Mesías. El Mesías sería como
Moshé. Vamos a ver algunas cosas de la vida de Moshé que se asemejan a la del
Mesías Yeshúa:
1)
Moshé nació en una situación de peligro y tenía que ser escondido.
En
Éxodo 1:22; 2:3b está escrito:
“Entonces
Faraón ordenó a todo su pueblo, diciendo: Todo hijo que nazca lo echaréis al
río... Entontes puso al niño en ella, y la colocó entre los juncos a la orilla
del río.” (LBLA revisada)
Cuando
nació el niño, que más adelante llevaría el nombre de “Moshé”, había una
amenaza de muerte sobre él. El Faraón, rey de Egipto, había ordenado que todos
los niños varones de Israel fueran brutalmente asesinados, con el fin de que el
pueblo hebreo no se multiplicara más sobre la tierra y para que los egipcios
pudieran dominarlos. Por lo tanto, los padres de este niño hermoso tenían que
mantenerle escondido durante varios meses para salvar su vida.
De
la misma manera, cuando el Mesías Yeshúa nació, hubo una amenaza de muerte
sobre él, cf. Mateo 2. El rey Herodes temía que el nuevo rey de los judíos, que
había nacido, llegara a quitarle de su puesto. Por eso mandó matar a todos los
niños de Bet-Lejem. Yeshúa, al igual que Moshé, se salvó “por los pelos”. Por
la mano de Dios tanto Moshé como Yeshúa fueron salvados como niños de la mano
de los reyes que querían matarlos.
2)
El nombre Moshé es una profecía mesiánica.
En
Éxodo 2:10b está escrito:
“Y
le puso por nombre Moshé, diciendo: Pues lo he sacado de las aguas.” (LBLA
revisada)
La
hija de Faraón puso el nombre “Moshé”[11] sobre
el niño. Ese nombre viene de la palabra mashá,[12] que
significa: “sacar (del agua)”, “hacer salir”, “extraer”, “salvar”. Moshé fue
sacado de una muerte segura en el río, cf. Hechos 7:21, y por eso llegó a ser
un cuadro profético del Mesías. Como Moshé fue sacado de la muerte en el río,
el Mesías fue sacado de la muerte, cf. Salmos 18; 69; 88; Zacarías 3:2.
3)
Moshé no se aferró a su gloria sino se unió a un pueblo esclavizado.
En
Éxodo 2:11a está escrito:
“Y
aconteció en aquellos días, crecido ya Moshé, salió a sus hermanos...” (LBLA
revisada)
Según
he entendido, es posible que Moshé fuera el siguiente rey de Egipto, puesto que
eran los hijos de las hijas de los faraones que llegaron a ser los sucesores
del trono. A pesar de esta posición de gloria y riqueza mundial, Moshé valoró
su identidad hebrea más que todos los privilegios de Egipto.
En
Hebreos 11:24-27 está escrito:
“Por
la fe Moshé, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de
Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los
placeres temporales del pecado, considerando como mayores riquezas el oprobio
del Mesías que los tesoros de Egipto; porque tenía su mirada puesta en la
recompensa. Por la fe salió de Egipto sin temer la ira del rey, porque se
mantuvo firme como viendo al Invisible.” (LBLA revisada)
De
la misma manera como Moshé, Yeshúa cuando fue enviado al pueblo judío, no
reclamó la gloria que HaShem había le había dado desde antes de que el mundo
existiera, cf. Juan 17:5. Cuando había crecido, en lugar de aferrarse a la
posición de gloria que le pertenecía y la semejanza de Dios que tenía, cf.
Mateo 17:2, se vació de sí mismo y se presentó al mundo como cualquier hombre,
cf. Filipenses 2:6-7.
4)
Moshé fue rechazado por su propio pueblo cuando vino la primera vez.
En
Éxodo 2:14a está escrito:
“¿Quién
te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros?” (LBLA)
Esta
fue la primera vez que Moshé intentó llegar al corazón de sus hermanos. Pero no
le reconocieron. En esto encontramos un evento profético que habla de lo que
iba a pasar con el Mesías en su primera venida a su pueblo, Juan 1:11.
Es
cierto que miles y miles le recibieron cuando vino. Es cierto que tres mil le
recibieron en el día de shavuot (Pentecostés), cuando cayó
la Ruaj Ha-Kódesh (Espíritu de Santidad). Es cierto que más
adelante la Escritura dice que cinco mil le habían recibido en Yerushalayim. Es
cierto lo que dice Hechos 21:20 que hasta más de 30,000 en Yerushalayim le
habían recibido como el Mesías. Es cierto que los primeros 100,000 creyentes
mesiánicos eran solamente judíos y es cierto que se calcula que cerca del año
100 de la Era común, alrededor de 1,000,000 le habían recibido como el Mesías
prometido, el Mesías ben Yosef. Pero tristemente la mayoría del pueblo de
Israel no le recibió cuando vino, y él fue rechazado por los líderes y jueces
de la nación judía, que eran los suyos. Por esto él les fue quitado durante
mucho tiempo para luego ser presentado otra vez con poder, igual que Moshé,
como dice también el Midrash:[13]
“El
redentor futuro será como el primer redentor (Moshé). Al igual que el primer
redentor se reveló y luego se escondió de ellos… así redentor futuro se
revelará a ellos, y luego se esconderá de ellos."
5)
Moshé volvió a Israel después de mucho tiempo.
En
Éxodo 2:23a está escrito:
“Y
aconteció que pasado mucho tiempo...” (LBLA)
Aunque
Moshé estuvo lejos de su pueblo durante mucho tiempo, su corazón estaba con
ellos. Y a pesar de que pudo tener una familia propia, nunca se sentía
integrado en el pueblo y la cultura de su suegro Yitró. El primer hijo que tuvo
con su esposa Tsiporá fue llamado Guer-shom, que significa “extranjero allí”.
Moshé nunca se sentía como en casa con su suegro. Su corazón estaba con los
israelitas en Egipto. Después de cuarenta años Moshé fue enviado de vuelta a
Egipto para enfrentar al Faraón y sacar a los hijos de Israel de su poder.
De
la misma manera el Mesías va a volver, después de mucho tiempo, a Israel con la
autoridad de HaShem para liberar definitivamente a los hijos de Israel de
la opresión del sistema del Nuevo Orden Mundial.
6)
Moshé fue enviado para enfrentarse directamente con el Faraón y destruir su
poder mágico.
En
Éxodo 3:10a está escrito:
“Ahora
pues, ven y te enviaré al Faraón...” (LBLA)
El
poder mágico de Egipto tenía el pueblo hebreo bajo esclavitud. La única forma
de liberar al pueblo era desafiar a los poderes de los dioses falsos de Egipto.
También el Faraón era adorado como un dios. Los dioses egipcios habían sido
creados con el fin de manipular al pueblo por medio de ellos. Los magos que
había en Egipto conocían los poderes mágicos de los demonios. Moshé fue enviado
para desafiar todo ese poder demoníaco que estaba dominando el sistema mundial
político de aquel entonces.
De
la misma manera el Mesías vino al mundo para deshacer las obras de satanás,
como está escrito en 1 Juan 3:8b:
“El
Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras de
satanás.” (LBLA revisada)
Cuando
Yeshúa murió, en la misma noche que el cordero pascual fue comido por el pueblo
de Israel, el poder de satanás fue destruido para siempre, como está escrito en
Hebreos 2:14-17a:
“Así
que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó
también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel
que tenía el poder de la muerte, es decir, satanás; y librar a los que por
el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida. Porque
ciertamente no toma a los ángeles, sino que toma a la descendencia de Avraham.
Por tanto, tenía que ser semejante a sus hermanos en todo...” (LBLA revisada)
7)
Moshé fue enviado para liberar al pueblo de la esclavitud bajo el Faraón en
Egipto.
En
Éxodo 3:10b está escrito:
“Para
que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.” (LBLA revisada)
El
Faraón simboliza a satanás. Egipto simboliza el mundo, y la esclavitud de
nuestros padres simboliza la esclavitud de los seres humanos bajo el poder del
pecado que mora en ellos.
Como
Moshé fue enviado para liberar al pueblo de Israel del poder del Faraón, así el
Mesías vino para liberarnos del poder de satanás.
Como
Moshé fue enviado para liberar al pueblo de Israel de la tierra de Egipto, así
el Mesías vino para liberar a los hijos de Avraham del sistema de este mundo.
Como
Moshé fue enviado para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud, así el
Mesías vino para liberarnos de la esclavitud del pecado, como está escrito en
la carta a los Romanos 6:5-7:
“Porque
si hemos sido unidos a él en la semejanza de su muerte, ciertamente lo seremos
también en la semejanza de su resurrección, sabiendo esto, que nuestro viejo
hombre fue colgado en un madero con él, para que nuestro cuerpo de pecado fuera
destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; porque el
que ha muerto, ha sido libertado del pecado.” (LBLA revisada)
8)
Moshé reveló el Nombre santo al pueblo.
En
Éxodo 3:16a está escrito:
“Ve
y reúne a los ancianos de Israel, y diles: HaShem” (LBLA revisada)
Cuando
Moshé recibió el llamado de ir al pueblo de sus padres, quiso saber el Nombre
de su Dios. Los hijos de Israel conocían el Nombre del Santo, bendito es, y al
venir Moshé pronunciando su Nombre delante de ellos, reconocieron que
verdaderamente había conocido el Dios de Avraham, Yitsjak y Yaakov. Moshé fue
encomendado pronunciar el Nombre delante del pueblo, según está escrito en
Shemot 3:15:
“Dijo
además Dios a Moshé: Así dirás a los hijos de Israel: "HaShem,
el Dios de vuestros padres, el Dios de Avraham, el Dios de Yitsjak y el Dios de
Yaakov, me ha enviado a vosotros.” Este es mi nombre para siempre, y
con él se hará memoria de mí de generación en generación.” (LBLA revisada)
Moshé
fue ordenado pronunciar el Nombre delante de los hijos de Israel. Fue enviado
para que ellos conocieran verdaderamente el significado de ese nombre, un
significado maravilloso de liberación de la esclavitud, de redención y de
salvación.
De
la misma manera vino Yeshúa en el Nombre de HaShem, como está escrito en Juan
12:13 (cf. Salmo 118:25-26):
“¡Hoshiana! (sálvanos
por favor) Bendito el que viene en el NOMBRE de HaShem, el
Rey de Israel.” (LBLA revisada)
Si
Yeshúa hubiera sido HaShem, estaría escrito: “Bendito HaShem, que viene”. Pero
no lo dice. No es lo mismo ser el Eterno que venir en el Nombre del Eterno.
Yeshúa no vino en su propio nombre, sino en el Nombre de su Padre, cf. Juan
5:43. Vino para dar a conocer el Nombre, como está escrito en Juan 17:6a, 26:
“He
manifestado tu Nombre a los hombres que del mundo me diste... Yo les he dado a
conocer tu Nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté
en ellos y yo en ellos.” (LBLA)
Como
Moshé vino a dar a conocer el Nombre de Dios a Israel, así el Mesías Yeshúa
vino para dar a conocer el nombre de Su Padre a Israel.
9)
Moshé hizo milagros extraordinarios.
En
Éxodo 4:5a está escrito:
“Por
esto creerán que se te ha aparecido HaShem...” (LBLA revisada)
Moshé
fue enviado para hacer milagros extraordinarios. No hemos visto ningún hombre
en la tierra, hasta venir el Mesías Yeshúa, que haya podido hacer milagros tan
grandes como los que hizo Moshé. Hay rabinos que dicen que Yirmeyahu (Jeremías)
es el profeta prometido, que fue levantado como Moshé, porque como a Moshé, el
Eterno también le dijo a Yirmeyahu que Sus palabras fueron puestas en su boca,
cf. Jeremías 1:9. Es cierto que Yirmeyahu hablaba la Palabra del Eterno, pero
no hizo los milagros que hizo Moshé. Por lo tanto él no podía haber sido el
profeta que el Eterno levantaría como Moshé.
No
cabe duda de que los milagros hechos por el Mesías Yeshúa, documentados en los
cuatro libros llamados Evangelios, constituyen una evidencia de que él es el
cumplimiento de la promesa de un profeta como Moshé, con la autoridad del Padre
para hacer toda clase de milagros extraordinarios, entre ellos abrir los ojos
de los ciegos, limpiar a los leprosos, restaurar a los paralíticos, expulsar a
los demonios y levantar a los muertos.
En
Juan 15:24 está escrito:
“Si
yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían
pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a mí y también a mi Padre.”
(LBLA)
Como
Moshé fue enviado a hacer milagros extraordinarios para enfrentar al maligno y
liberar al pueblo, así el Mesías Yeshúa vino con todo el poder del cielo para
destruir las obras de satanás y liberar al pueblo de Israel y al mundo entero,
de las consecuencias de la esclavitud del pecado.
10)
Moshé habló las palabras de HaShem.
En
Éxodo 4:12b está escrito:
“Yo
estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de hablar”
Moshé
fue el profeta número uno de Israel. No hay ninguno que haya escrito tantas
palabras de HaShem como él. Mediante su ministerio nos ha llegado la revelación
de la Torá de una forma maravillosa. Y por medio de su vida el Mesías nos dio
la máxima revelación de la Torá de Dios, como está escrito en Mateo 5:17-18
“No
penséis que he venido para abolir la Torá o los profetas; no he venido para
abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el
cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la
Torá, hasta que toda se cumpla.” (LBLA revisada)
La
palabra “Torá” se refiere en este contexto a los cinco libros de Moshé. El
Mesías no vino para anular nada de los escritos de Moshé, sino al contrario,
confirmarlos y vivirlos de una manera perfecta. La palabra “cumplir” en este
contexto se refiere a un término rabínico que tiene que ver con una aplicación
correcta de los mandamientos. Cumplir no significa de ninguna manera terminar o
acabar, sino llevar a su máxima aplicación práctica en la vida diaria.
Como
Moshé vino como profeta para darnos la Torá, así vino el Hijo de Dios como el
profeta prometido para hablarnos definitivamente lo que había en el corazón del
Padre cuando la Torá fue dada, como está escrito en Hebreos 1:1-2:
“Dios,
habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a
los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo,
a quién constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también
el universo.” (LBLA revisada)
11)
Moshé es llamado Dios
En
Éxodo 4:16b está escrito:
”Tú
serás Dios para él” (Traducción propia)
Moshé
es llamado Elohim en las Escrituras. Es exactamente la misma palabra que es
usada para el Creador en Génesis 1:1. Elohim es la palabra más frecuente en las
Escrituras para “Dios” y es usada principalmente para el Creador, pero también
para los ángeles. En un par de ocasiones es usada para hombres, en Éxodo 4:16;
7:1 (Moshé), y en Éxodo 22:8-9, donde ha sido traducida como
"jueces", refiriéndose a los jueces de Israel. El título Dios tiene
que ver con poder, autoridad y juicio, y en este caso vemos que el Padre delega
su autoridad tanto a los ángeles como a los hombres. De esta manera Moshé es
llamado “Dios”, por la autoridad delegada que recibió.
En
Éxodo 7:1 está escrito:
“Yo
te he hecho Dios (Elohim) para Faraón”
Como
Moshé ha recibido la autoridad delegada de funcionar en lugar de Dios en la
tierra, así el Yeshúa ha recibido el derecho de ser llamado Dios como está
escrito en Juan 1:1:
“Y
el Verbo era Dios (juez supremo)”
En
Filipenses 2:9 está escrito:
“Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el Nombre que es sobre todo
nombre" (LBLA)
Yeshúa
ha recibido un nombre que es sobre todo nombre. Esto significa, obviamente, que
él no lo tenía antes, y que no lo tiene en sí mismo.
En
Hebreos 1:8a está escrito:
“Pero
del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos...” (LBLA)
Hay
muchas más áreas de la vida de Moshé que podríamos sacar como sombras del
Mesías, pero vamos a parar aquí recordando las palabras de Yeshúa en Juan 5:39,
46 donde dice:
“Examináis las
Escrituras, porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y
ellas son las que dan testimonio de mí... Porque si creyerais a
Moshé, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.” (LBLA revisada)
18:20
“Pero el profeta que hable con presunción en mi nombre una palabra que yo no le
haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta
morirá.” (LBLA) – Si una persona pretende profetizar y, en ese afán o
arrebato emocional, diga una sola palabra que el Eterno no haya dicho, es reo
de muerte. La gravedad de este pecado es comparable a un asesinato, idolatría,
adulterio y blasfemia. La profecía no es para jugar, ni para manipular ni para
crear un ambiente espiritual en las reuniones. Es fácil mezclar emocionalismo
con inspiración divina. Necesitamos el don de discernimiento de espíritus para
saber de dónde viene la inspiración de las profecías que se pronuncian.
Los
sabios de Israel no han podido establecer un criterio sólido por medio del cual
se pueda evaluar una profecía en el momento que es pronunciada, si es verdadera
o falsa. La falsa profecía puede sonar igual que la verdadera. A veces sólo
puede ser evaluada por la intuición de otro profeta.
Rashí
menciona tres tipos de personas que deben ser ejecutados por manos de los
hombres: el que profetiza lo que no escuchó de Dios, el que profetiza lo que no
fue dicho a él, sino a su colega y el que profetiza en nombre de ídolos. Pero
el que suprime su profecía, el que viola las palabras de un profeta o el que
viola sus propias palabras proféticas, morirá por mano del Cielo, como se
declara: “Yo mismo lo reclamaré de él.”, cf. v. 19.
18:21-22
“Y si dices en tu corazón: "¿Cómo conoceremos la palabra que HaShem no ha
hablado?" Cuando un profeta hable en el nombre de HaShem, si la cosa no
acontece ni se cumple, ésa es palabra que HaShem no ha hablado; con arrogancia
la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él.” (LBLA revisada) – La
Torá advierte que si las palabras proféticas no se cumplen, son falsas. Esto es
válido sólo para palabras que hablen del futuro o pretenden revelar secretos.
El tiempo mostrará si esas palabras fueron falsas o verdaderas, cf. Jeremías
28. Las falsas profecías, por muy bonitas que sean, producen que el pueblo
confíe en la mentira y se revele contra el plan de HaShem. Son contaminadas por
un espíritu de mentira. Además, hay profecías dadas por espíritus malignos
que dicen la verdad, pero son transmitidas con otro espíritu. Tenemos un
ejemplo en Hechos 16:16ss.
19:8-9
“Y si HaShem tu Dios ensancha tu territorio… entonces te añadirás tres ciudades
más, además de estas tres.” (LBLA revisada) – Según Rashí, aquí se refiere
a los territorios del keneo, kenizeo y el kadmoneo, cf. Génesis 15:19, que
luego fueron Amón, Edom y Moav. Por lo tanto, cuando esta palabra se cumpla,
habrá en total nueve ciudades de refugio.
Sexta aliyá, 19:14 – 20:9
19:14
“No moverás los linderos de tu prójimo, fijados por los antepasados, en la
herencia que recibirás en la tierra que HaShem tu Dios te da en posesión.”
(LBLA revisada) – Esto se refiere a los linderos que fueron puestos en la
tierra de Israel durante su reparto entre las diferentes tribus y familias,
después de la conquista. Todavía hoy en día se puede ver esos linderos en las
montañas de Yehudá en las afueras de Yerushalayim. Esas piedras, que forman
fronteras entre las herencias repartidas por Yehoshúa, han estado allí más de
3000 años.
19:18-20
“Y los jueces investigarán minuciosamente; y si el testigo es un testigo falso
y ha acusado a su hermano falsamente, entonces le haréis a él lo que él
intentaba hacer a su hermano. Así quitarás el mal de en medio de ti. Los demás
oirán y temerán, y nunca más volverán a hacer una maldad semejante en medio de
ti.” (LBLA revisada) – Vemos aquí la gravedad del falso testimonio y la
mentira. La intención de la persona que testifica falsamente es vista en el
cielo como un crimen y tienen que ser juzgada para que el pueblo tema y no
vuelvan a hacer una maldad semejante.
20:2
“Y sucederá que cuando os acerquéis a la batalla, el sacerdote se
llegará y hablará al pueblo” (LBLA) – Las guerras en Israel son de carácter
espiritual. Si hay falta de confianza en el Eterno entre los soldados del
ejército, no podrán hacer frente a sus enemigos. Por eso el sacerdote tiene un
papel importante para animar y edificar la fe de los soldados.
20:5
“Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: "¿Quién es el
hombre que ha edificado una casa nueva y no la ha estrenado? Que salga y
regrese a su casa, no sea que muera en la batalla y otro la estrene.” (LBLA
revisada) – Los oficiales tienen aquí la función de tratar casos de
carácter social. Las tres cosas mencionadas, una casa, una viña y una esposa,
representan los momentos más felices de la vida natural del hombre. Para que un
soldado israelita no pierda la oportunidad de disfrutar de estos momentos, no
podrá hacer cierto servicio militar mientras esté involucrado en uno de ellos.
Estas
tres cosas aparecen aquí en el orden natural. Primero el hombre debe tener casa
y trabajo, y luego es apto para casarse. Cuando el hombre fue creado, HaShem le
dio primero una casa, el huerto, luego un trabajo, la jardinería y después una
mujer. Si vienen maldiciones sobre una persona, primero es tocada la relación
con la mujer, luego la casa y finalmente la vida laboral, cf. Deuteronomio
28:30. Maimónides dice en su libro Mishné Torá:
“Es
costumbre de personas sensatas que el hombre asegure primero un trabajo que lo
alimente, luego construya una casa y finalmente despose a una mujer, como está
dicho: “haber plantado una viña, construido una casa y luego desposado a una
mujer”.
La
novia es presentada en las Escrituras con estos tres términos, casa, viña y
mujer.
20:8
“Entonces los oficiales hablarán otra vez al pueblo, y dirán: "¿Quién es
hombre medroso y de corazón apocado? Que salga y regrese a su casa para que no
haga desfallecer el corazón de sus hermanos como el corazón suyo.”” (LBLA
revisada) – Las guerras de Israel son guerras de fe en el Eterno, y la fe
no cabe en una persona que tiene miedo. El temor es lo contrario a la
confianza. Por eso los miedosos no podían ser parte del ejército de Israel para
que su incredulidad no dañara la fe de sus compañeros.
20:9
“Y sucederá que cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo,
nombrarán capitanes de tropas a la cabeza del pueblo.” (LBLA
revisada) – Los capitanes son los dirigentes de la guerra. El sacerdote,
v. 2, representa la vida religiosa, los oficiales, v. 5, representan la vida
social, y los capitanes representan la defensa.
Hay
tres tipos de guerras en Israel:[14]
1. La
guerra de mitsvá – contra las siete naciones y Amalek,
ordenada por el Eterno.
2. La
guerra de defensa nacional – contra los enemigos que vienen a atacar.
3. La
guerra ha-reshut – contra otras naciones para ensanchar el
territorio de Israel.
La última tenía que tener el consentimiento del
Gran Sanedrín, mientras que las primeras dos podían ser iniciadas por el rey.
Séptima aliyá 20:10 – 21:9
20:18 “para que ellos no os enseñen a imitar todas
las abominaciones que ellos han hecho con sus dioses y no pequéis contra HaShem
vuestro Dios” (LBLA revisada) – Esta es razón por la que había que destruir las
siete naciones de la tierra. Su idolatría había llegado a tal nivel de
contaminación que era necesario tomar estas medidas tan radicales para
erradicarlas de entre los hombres. La razón de estas guerras no es el odio, ni
el racismo ni el celo religioso, sino la misma supervivencia del pueblo de
Israel y las demás naciones.
21:1 “Si en la tierra que HaShem tu Dios
te da para que la poseas, fuera encontrado alguien asesinado, tendido en el
campo, y no se sabe quién lo mató” (LBLA revisada) – Aquí vemos la importancia
que HaShem da al derramamiento de sangre inocente. Un asesinato es algo muy
grave. La noticia de la muerte de una sola persona, de forma violenta, debe
estremecer nuestras almas. El proceso judicial para este tipo de caso, es
ordenado para que esa sangre no traiga maldición sobre la tierra y el pueblo.
Si hay algo que trae maldición sobre un pueblo y sobre una tierra, es el
derramamiento de sangre inocente. Para HaShem es muy grave, y por lo tanto,
también lo es para nosotros.
21:2 “entonces tus ancianos y tus jueces
irán y medirán la distancia a las ciudades que están alrededor del muerto.”
(LBLA) – Según Rashí, aquí la expresión “tus ancianos” se refiere al Gran
Sanedrín en Yerushalayim.
21:8 “"Perdona a tu pueblo Israel, al cual has
redimido, oh HaShem, y no imputes la sangre inocente a tu pueblo Israel.” Y la
culpa de la sangre les será perdonada.” (LBLA revisada) – Esto nos enseña
que existe una culpa colectiva. Aquí se está pidiendo perdón por el pecado
colectivo del pueblo cuando una persona ha cometido este crimen terrible. Los
ancianos y los levitas representan al pueblo entero y, como tal, pueden pedir
perdón por este pecado en nombre del pueblo, para que no vengan las
consecuencias de este pecado sobre todos. La culpa es perdonada, cuando no se
sabe quién es el causante de la muerte, al hacer una declaración de
reconocimiento del crimen y de inocencia de los líderes, junto con el
sacrificio de una novilla joven que es matada en un lugar que no ha sido
sembrado o trabajado por el hombre. El animal inocente tiene que morir en lugar
del culpable para que HaShem no derrame la ira sobre la nación.
En Génesis 9:5 está escrito:
“Y ciertamente pediré cuenta de la sangre de
vuestras vidas; de todo animal la demandaré. Y de todo hombre, del hermano de
todo hombre demandaré la vida del hombre.” (LBLA)
Los animales pueden representar a los hombres y
morir en lugar de ellos para que haya perdón. Pero estos animales no pueden
sustituir verdaderamente a los hombres, son sólo sombras del “hermano de todo
hombre” que tenía que morir en lugar de nosotros para que hubiera eterno perdón
de los pecados.
¡Bendito sea el Eterno por ese hermano!
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