Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:83
Aliyás de la Torá:
- 1:1-13
- 1:14-23
- 1:24 – 2:3
- 2:4 – 3:21
- 3:22 – 4:26
- 5:1-24
- 5:25 – 6:8
- Maftir: 6:5-8
Haftará: Isaías 42:5-21
BeReshit
Significa “En el principio del” o “Por causa del Principal”
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Primera aliyá, 1:1-13
1:1 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (LBLA) – En contraste con las creencias paganas la Torá empieza a destacar el hecho de que el universo tiene un principio y que hay Uno que está por encima del universo, y que ha dado inicio a todas las cosas. Este conocimiento evita toda adoración a las cosas creadas en lugar del Creador, que es la misma esencia de la idolatría, como está escrito en Romanos 1:20-25:
“Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén.” (LBLA)
El hecho de que Alguien haya dado inicio y existencia a todas las cosas, nos enseña que Él es el dueño de todo lo que existe y que tiene el derecho de gobernar sobre todo lo que es suyo. Este hecho le convierte en el gran Legislador del universo. Si hay Uno que ha dado inicio a todo lo que existe, tanto en los cielos como en la tierra, entonces todo lo que existe tiene que cumplir los propósitos suyos. Este Ser superior dio inicio al tiempo, al espacio, a la materia, la vegetación y a los seres vivos porque tenía una razón muy específica para hacerlo. Por lo tanto Él tiene la plena potestad para hacer lo que le plazca con las cosas que ha creado, para que absolutamente todo sea llevado a cumplir los propósitos suyos. Esto le convierte en el gran Conductor de la creación. Este principio está detrás de los reclamos que Él está haciendo sobre el hombre, al ordenarle a cumplir sus mandamientos. Todas las cosas han sido sometidas a una Torá, una instrucción. Cada cosa creada tiene una ley que cumplir. Esa ley es el propósito del Creador para aquella cosa específica.
El hombre es un ser creado con un propósito muy específico, el de servir a Aquel que le ha hecho y puesto en su plan universal. El propósito del hombre es cumplir aquella Torá que el Eterno le ha designado. Si un hombre no sirve al Creador conforme a la Torá, se rebela contra el mismo principio de existencia de toda la creación y sale fuera del derecho de existir. Todo lo que existe está allí porque el Eterno lo ha hecho y porque Él tiene un plan específico con cada criatura. Ningún detalle en la creación carece de significado.
Este texto habla de un inicio, lo cual nos enseña que el tiempo es una creación y que el Creador está fuera del tiempo. Luego habla de que los cielos y la tierra fueron creados, lo cual nos enseña que el espacio y la materia no son eternos, sino fueron llevados a la existencia en un momento histórico, en el principio del tiempo. ¿Qué había antes del principio? Sólo uno, Dios. Sin embargo, dentro de Dios había planes, que estaban allí desde la eternidad, en un estado que carece de tiempo, puesto que a partir de la creación de todo, empezó el tiempo. Todo lo que estaba dentro del Creador antes de la creación, está fuera del tiempo, pero no como algo existente, como nosotros lo entendemos, sino como parte de un pensamiento, un consejo, un plan y un proyecto. El Midrash enseña que ese plan es la Torá, que la sabiduría infinita del Único Eterno ha compuesto desde la eternidad, en un estado fuera del tiempo.
Según el Talmud,[1] siete cosas fueron creadas antes que el mundo fue creado:
1. La Torá, cf. Proverbios 8:22.
2. El arrepentimiento, cf. Salmo 90:2-3.
3. El huerto del Edén (el paraíso), cf. Génesis 2:8.
4. Gehinom (el infierno), cf. Isaías 30:33.
5. El trono de gloria, cf. Salmo 93:2.
6. El templo, cf. Jeremías 17:12.
7. El nombre del Mesías, cf. Salmo 72:17.
El mundo fue creado con relación a estas siete cosas. La Torá es el plan arquitectónico de toda la creación. El hecho de que se hable del arrepentimiento como algo que precede la creación, nos enseña que aunque el Eterno no haya decidido de antemano que el hombre pecara, ya había planeado una solución para el pecado del hombre, como también está escrito en Revelación 13:8b:
“El Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo” (RV1909, SSE)
En 1 Pedro 1:20 está escrito:
“Porque él estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros” (LBLA)
La palabra hebrea que ha sido traducida como “en el principio” es “bereshit”. Es una palabra compuesta por dos palabras, “be” que significa “dentro de”, “en”, “con”, “por medio de”, “por causa de” etc.; y reshít,[2] que significa “primero (en lugar, tiempo, orden o rango)”, “primicia”, “inicio”, “principal”, “lo mejor” etc. Según el diccionario Strong, esta palabra viene de la misma raíz que “rosh”[3] que significa “cabeza”, “parte superior”, “comienzo”, “jefe”, “principal”, “gobernante”, etc.
Según Rashí,[4] en todos los lugares donde la palabra reshit aparece en las Escrituras, se halla en el estado constructo en relación con el sustantivo que la sigue. Este fenómeno gramatical, llamado semijút en hebreo, es muy común en las Escrituras, y construye una relación entre dos sustantivos, uno de los cuales está subordinado al otro, el cual lo determina. Por ejemplo simjat Torá. La palabra simjá o simjah es una palabra femenina que significa “alegría”. Cuando aparece en la forma constructo se intercambia la letra hey final por una tav, para que tenga el significado de “alegría de”. Simjat Torá significa literalmente “la alegría de la instrucción”. La letra tav final en la palabra bereshit muestra que está escrita en la forma constructo, dando el significado de “principio de”. Ahora, la palabra que sigue es bará, que literalmente significa creó, y por lo tanto no es un sustantivo, sino un verbo. Sin embargo, según Rashí, este verbo debe ser entendido como “el crear”. La traducción literal de los dos primeros versículos sería entonces:
“En el principio del crear de Dios los cielos y la tierra, cuando la tierra era confusión y vacío, con oscuridad sobre la superficie del abismo y el aliento de Dios planeaba sobre la superficie de las aguas, entonces Dios dijo: "Haya luz", y hubo luz.” [5]
Según esta interpretación, el primer versículo no explica el orden en que fueron creadas las cosas.
En una de las reglas de interpretación del tercer nivel, en hebreo “drash”, “búsqueda”, se compara y se relaciona una expresión o una palabra que aparece en diferentes textos en las Escrituras. La palabra reshít aparece casi 20 veces en el Jumash, y en más de 50 ocasiones en todo el Tanaj.[6] Se usa en relación con el inicio de un reinado, cf. Génesis 10:10; con un hijo primogénito, cf. Génesis 49:3; Deuteronomio 21:17; con los primeros frutos de la tierra, las primicias, cf. Éxodo 23:19; 34:26 etc. En Proverbios 8:22, la sabiduría, que es la Torá, es llamada “el principio (reshít) de su camino”. En Jeremías 2:3, el pueblo de Israel es llamado “la primicia (reshít) de sus frutos”.
En las Escrituras hay una relación muy íntima entre reshít y el Mesías. El Mesías es el Reshít de todas las cosas, como está escrito en Colosenses 1:15-18:
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y en él todas las cosas permanecen. Él es también la cabeza del cuerpo que es la congregación; y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que él tenga en todo la primacía.” (LBLA)
El Mesías es también las primicias, el Reshít, de la resurrección, como está escrito en 1 Corintios 15:20, 23:
“Mas ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron... Pero cada uno en su debido orden: el Mesías, las primicias; luego los que son del Mesías en su venida” (LBLA revisada)
El Mesías es el proyecto que está detrás de todas las cosas creadas. El Mesías está en el interior del Padre eterno desde la eternidad, como está escrito en Juan 1:18:
“A Dios nadie lo ha visto jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (RV1995)
Aquí no está escrito que el Hijo estaba en el seno del Padre, sino en tiempo presente, está en el seno del Padre. Como el Padre está fuera del tiempo, su Hijo, que es el proyecto Mesías, está fuera del tiempo, dentro del Padre, en la eternidad, en el presente continuo por toda la eternidad, como también está escrito en Juan 17:5, 24b:
“Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera... la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.” (LBLA)
El Eterno ha decidido gobernar el universo por medio del Mesías. Por lo tanto, la palabra reshít está relacionada en las Escrituras con el principio de un reinado. Es más, el proyecto Mesías es la razón por la cual todas las cosas fueron creadas y para quién todo haya sido hecho. El Eterno creó todas las cosas por medio del plan Mesías, y para el Mesías, que más adelante iba a ser manifestado a través de un hombre, como está escrito en 1 Juan 1:1-2:
“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la Palabra de vida, pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó.” (LBLA)
En Juan 1:14a está escrito:
“Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros” (LBLA)
El prefijo hebreo be en la primera palabra de la Torá, beReshit, significa “en”, “por”, “en aras de”, “por causa de”, etc. Esto nos enseña que Dios creó los cielos y la tierra “en Reshít”, o “por causa de Reshít”. Como hemos visto antes, Reshít es la Torá, Israel y el Mesías. En realidad estos tres son uno. La Torá es el plan eterno por medio del cual el mundo fue creado. Israel es el hijo primogénito del Eterno, cf. Éxodo 4:22; Oseas 11:1. El Mesías es la Torá manifestada como hombre, cf. Juan 1:14 y el que reúne en sí a todo Israel, cf. Mateo 2:15, Juan 12:32. Así que, todas las cosas fueron creadas por medio de la Torá y por causa de Israel. Y todo fue creado por medio del Mesías y por causa del Mesías, como también está escrito en Juan 1:1-3:
“En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y sin ella nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (LBLA)
Esta Palabra, esta Torá, este proyecto Mesías, fue luego materializado poco a poco por medio de la creación de todas las cosas. Pero aunque el Mesías no había sido manifestado como hombre, todas las cosas fueron preparadas por causa de él, y por causa de que él iba a venir y ser puesto como gobernante sobre todas las cosas creadas. Por esto podríamos traducir el texto de esta manera:
“Por causa del Principal creó Dios los cielos y la tierra.”
La primera letra de la Torá es bet, que significa “casa”. Por lo tanto podríamos entender el primer versículo también de esta manera:
“Una casa de Reshít creó Dios los cielos y la tierra.”
Esto nos enseña que los cielos y la tierra son la casa de Reshít, que es el Mesías. Casa y ropa es esencialmente lo mismo. La creación es la ropa del Mesías, como está escrito en el Salmo 102:25-27 y Hebreos 1:10-12:
“Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.” (LBLA)
¿Por qué el Creador no empezó su historia consigo mismo? ¿No es él el que precede todas las cosas y por lo tanto debería estar puesto en primer lugar? ¿Por qué no escribió “Dios creó en el principio...”? No empezó a hablar de sí mismo, sino de lo que ha hecho por medio de Reshít. Esto nos enseña dos cosas, primero, que Dios es muy modesto en relación con la creación. No se presenta primero a sí mismo, sino se coloca detrás de Reshít. Por esta razón una persona que conoce al Eterno no empieza consigo mismo cuando escribe una carta o cuando se presenta junto con otras personas. Siempre empieza a hablar de otras cosas o de otras personas y luego habla de sí mismo.
La segunda cosa que aprendemos de este hecho es que nadie puede conocer al Creador directamente, sino sólo por medio de las cosas que él ha creado, como está escrito en Romanos 1:19-20:
“porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” (LBLA)
El Creador es invisible e inalcanzable para las cosas creadas. Sólo es posible conocerle por medio de lo que Él revele de sí mismo. En este texto él nos enseña que el camino para conocerle pasa a través de la creación y Reshít. De esta manera el Hijo, el Mesías, es el principal agente por medio del cual el Invisible se manifiesta en el mundo, como está escrito en Hebreos 1:1-3:
“Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su esencia, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” (LBLA)
En Juan 14:6, 9b está escrito:
“Yeshúa le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí... El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (LBLA revisada)
El Padre se manifiesta en este mundo a través de su Hijo. Ahora, no podemos caer en la trampa de pensar que el Eterno sea como los hombres o los animales de manera que se pueda reproducir y tener hijos como nosotros, o mezclarse con los hombres y tener hijos. Este pensamiento se encuentra en las religiones paganas entre personas que no conocen la verdad de Torá. Cuando habla del Hijo, se refiere a la función de ser el seguidor y el representante, al igual que un hijo imita y representa a su padre en una familia.
El rey David fue el octavo hijo de Yishai, pero es llamado primogénito, cf. Salmo 89:20, 27. Cuando el shaliaj[7] Shaúl escribe en Colosenses 1 que el Mesías es el primogénito de toda creación, no significa que él haya nacido del Padre por medio de una reproducción, sino que él fue destinado para ocupar el lugar de gobernante sobre todas las cosas creadas, tanto las invisibles como las visibles. El hijo primogénito es el que llevará el nombre de su padre y el derecho de gobernar en la familia cuando el padre ya no esté presente. De la misma manera el Mesías es llamado Hijo, no porque el Eterno haya podido parir o se haya reproducido, sino porque el Mesías ha obtenido la posición de gobernante sobre todas las cosas creadas. El Hijo es el que representa al Padre en la creación. El concepto hebreo de Hijo tiene que ver con discipulado, representatividad y delegación de autoridad. En las Escrituras hebreas los discípulos son llamados hijos, a pesar de no haber sido engendrados biológicamente por su maestro, cf. 1 Reyes 2:12; 20:35; 2 Reyes 2:3ss; Juan 8:39, 41; Efesios 5:1. Estos “hijos” luego reciben la autoridad delegada para actuar como representantes de su maestro.
Por lo tanto, cuando las Escrituras hablan de los “hijos de Dios” se está refiriendo a ángeles u hombres que han recibido poder del Creador para juzgar y gobernar sobre alguna área de la creación, se trata de autoridad delegada, cf. Job 1:6; 38:7; Salmo 82:6; Juan 10:34-38. Por esto a todos los que reciben a Yeshúa les es concedido el poder, es decir la autoridad, de ser hechos hijos de Dios, como está escrito en Juan 1:12:
“Pero a todos los que le recibieron, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre” (LBLA)
Ser hecho hijo de Dios, significa recibir una posición de liderazgo y un puesto de autoridad en alguna área de la creación.
“En el principio creó...” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “creó” es bará.[8] Esta palabra aparece unas 50 veces en las Escrituras y siempre tiene que ver con la acción de producir o hacer algo que no existía antes. Se trata de traer algo a la existencia. En el sentido estricto sólo el Creador puede crear. Sólo Él puede hacer que algo llegue a tener existencia sin haber existido antes. La expresión “crear de la nada” es una manera de expresar este concepto. Sin embargo esta expresión no explica bien lo que la palabra bará significa, puesto que el Eterno no ha creado las cosas de la nada, porque antes de existir como creación sí existían como un proyecto en la mente del Creador. Por lo tanto las cosas visibles son el resultado de las cosas invisibles, que a su vez están dentro de la mente del Creador, como está escrito en Hebreos 11:3:
“Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.”
Todo lo visible fue hecho de lo invisible. Las cosas visibles son el resultado de las cosas invisibles. Todo lo que sucede en el mundo visible es un resultado de lo que primero sucedió en el mundo invisible.
“En el principio creó Dios (Elohim)...” – La palabra hebrea Elohim,[9] es la forma plural de Eloah,[10] que significa “Poderoso”. Viene de El[11] que significa “poderoso”, “poder”, “fuerza”. Estas tres palabras, El, Eloah y Elohim, son utilizadas en las Escrituras como sinónimas para referirse al Creador. Las tres han sido traducidas como “Dios”[12] en la mayoría de las versiones castellanas. La palabra hebrea “El” aparece alrededor de 200 veces en las Escrituras, prácticamente siempre en referencia al Creador. Algunas veces tiene el significado de “poder”, cf. Génesis 31:29; Proverbios 3:27; Miqueas 2:1. La forma plural de El, Elim, no se usa en referencia al Creador, sino a otros poderes, humanos o angelicales, cf. Éxodo 15:11; Job 41:25; Salmo 89:6. También es usado para referirse a los dioses paganos, cf. Isaías 57:5; Daniel 11:36.
La palabra Eloah aparece 56 veces en las Escrituras, mayormente en el libro de Job. Sólo aparece dos veces en el Jumash, cf. Deuteronomio 32:15, 17.
La forma plural de Eloah es Elohim, y aparece alrededor de 2600 veces en las Escrituras. Esta palabra no es un nombre personal, sino un título y atributo que expresa autoridad y juicio. Es utilizada en referencia el Creador en la gran mayoría de los casos, pero también en referencia a los ángeles, cf. Salmo 8:5 y sobre los dioses paganos, cf. Génesis 31:30. Moshé obtuvo el título de Elohim, cf. Éxodo 4:16; 7:1, y los jueces de Israel son también llamados Elohim, cf. Éxodo 21:6; 22:8-9.
El hecho de que la palabra Elohim esté en forma plural, no significa necesariamente que se trate de varias personas o un conjunto de personalidades. Esto vemos en el caso de Moshé que no fue más que una persona, pero obtuvo el cargo de ser Elohim ante el rey de Egipto. El término Elohim tiene que ver con autoridad en abundancia y un conjunto de poderes para poder afirmar su voluntad. Elohim reúne en sí todas las fuerzas infinitas y eternas. Con otras palabras Elohim podría ser traducido como “máximo gobernante” y “juez supremo”. Por lo tanto el atributo Elohim está íntimamente conectado con la justicia.
Aunque el texto de Bereshit dice que Elohim, en plural, creó los cielos y la tierra, el verbo no está en forma plural “crearon”, sino singular, “creó”. Esto nos enseña que Elohim no debe ser entendido como varios dioses o un conjunto de personas o una unidad de personalidades, sino como uno sólo. Esta es también la confesión principal que cada judío practicante hace dos veces por día, al proclamar: Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad, “Oye Israel, el Señor es nuestro Elohim, el Señor es uno.”, cf. Deuteronomio 6:4.
“En el principio creó Dios los cielos...” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “cielos” es shamayim.[13] Es una palabra que está en la forma dual. Hay tres formas para los sustantivos en el idioma hebreo, singular, dual y plural. El dual es una referencia a dos, un par. En este caso la palabra shamayim habla de un par de cielos. En primer lugar se refiere al cielo invisible y al cielo visible, como está escrito en Deuteronomio 10:14:
“He aquí, a HaShem tu Dios pertenecen los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay.” (LBLA)
Según la comprensión más profunda, la palabra shamayim también indica que puede haber más que dos cielos. El texto de Deuteronomio habla de dos cielos en dual y luego de dos cielos de los dos cielos también en dual. Esto nos enseña que hay varios tipos de cielos. Los cielos de arriba pueden estar divididos en varias secciones, y así también los cielos de abajo. En 2 Corintios 12:2-4, el shaliaj Shaúl dijo que había estado en el paraíso en el tercer cielo, como está escrito:
“Conozco a un hombre en el Mesías, que hace catorce años (no sé si en el cuerpo, no sé si fuera del cuerpo, Dios lo sabe) el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco a tal hombre (si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe) que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras inefables que al hombre no se le permite expresar.” (LBLA)
El Talmud[14] habla de siete cielos según los diferentes términos hebreos que aparecen en las Escrituras. Los siete son:
1. Vilón, cf. Isaías 40:22.
2. Rakia, cf. Génesis 1:17.
3. Shejakim, cf. Éxodo 30:36; Job 14:19; Salmo 78:23-24.
4. Zevul, cf. 1 Reyes 8:13; Isaías 63:15.
5. Maón, cf. Deuteronomio 26:15.
6. Majón, cf. 1 Reyes 8:39.
7. Aravot, cf. Salmo 68:4;
Según Rashí, el término shamayim, “cielos”, puede ser entendido de tres maneras según esté compuesta la palabra:
1. Sa mayim – “porta agua”.
2. Sham mayim – “allí (hay) agua”.
3. Esh mayim – “fuego (y) agua”, porque los cielos fueron hechos mezclando el fuego con el agua.
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “tierra” es “erets”.[15] Esta palabra tiene varios significados:
· La tierra, el orbe, el globo terráqueo (en contraste con el cielo), cf. Génesis 1:1.
· Suelo, terreno, terruño, tierra (en contraste con el mar), cf. Génesis 1:10.
· País, nación, territorio, región (un lugar limitado de lo seco), cf. Génesis 2:11.
· La tierra prometida, la tierra de Israel, cf. Génesis 12:1; Rut 1:1; Mateo 5:5; Hechos 11:28-29.
1:2 “Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el aliento de Dios planeaba sobre la superficie de las aguas.” (Trad. propia) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “sin orden” es tóhu[16] que significa:[17]
· caos, masa informe, desorden, confusión
· vacío, vacuidad, nulidad, vanidad
· yermo, desierto, erial
Según Rashí, tóhu debe ser entendido como un asombro y consternación por la vaciedad que se encontraba en la tierra. Si el hombre lo hubiera visto se quedaría atónito. La palabra hebrea que ha sido traducida como “vacía” es bohu.[18] La traducción aramea, Targúm, de Yonatán, dice que la tierra estaba desolada de seres humanos y vacía de animales. El Talmud[19] dice que tóhu es la línea verde que rodea el globo de donde surge la oscuridad, cf. Salmo 18:11. Bohu eran grandes rocas en las profundidades que traen el agua, cf. Isaías 34:11.
Según la cabalá judía el relato de Génesis es el resultado de un juicio divino sobre un mundo anterior que fue quebrado.
Las dos palabras tóhu vavóhu aparecen juntas en el hebreo sólo en dos textos más, en Isaías 34:11 y Jeremías 4:23-26. Hay también una interpretación en la teología cristiana[20] que se basa en estos versículos y enseña que el estado de “sin orden y vacía” fue causado por un juicio divino sobre el pecado. En tal caso, se podría pensar que había una creación anterior que fue destruida por el agua. También se cita 2 Pedro 3:3-7 donde está escrito:
“Ante todo, sabed esto: que en los últimos días vendrán burladores, con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los padres durmieron, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación. Pues cuando dicen esto, no se dan cuenta de que los cielos existían desde hace mucho tiempo, y también la tierra, surgida del agua y establecida entre las aguas por la palabra de Dios, por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado con agua; pero los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.” (LBLA)
Este texto dice que el mundo anterior fue destruido por agua y que los cielos y la tierra actuales están reservados para el fuego. Esto es interpretado de manera que hubo una destrucción de una creación anterior por medio del agua. Sin embargo, es probable es que el shaliaj Kefa esté hablando de la destrucción que hubo en el diluvio.
La misma teoría también enseña que la destrucción del mundo anterior fue el resultado de la caída del ángel “Heilel”, “Lucero”. Se cita Ezequiel 28:12-19 para indicar que ese ángel tenía su santuario en la tierra en una creación anterior:
“Hijo de hombre, eleva una elegía sobre el rey de Tiro y dile: "Así dice el Señor HaShem: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y perfecto en hermosura. En el Eden estabas, en el huerto de Dios; toda piedra preciosa era tu vestidura: el rubí, el topacio y el diamante, el berilo, el ónice y el jaspe, el zafiro, la turquesa y la esmeralda; y el oro, la hechura de tus engastes y de tus encajes, estaba en ti. El día que fuiste creado fueron preparados. Tú, querubín protector de alas desplegadas, yo te puse allí. Estabas en el santo monte de Dios (Tsión), andabas en medio de las piedras de fuego. Perfecto eras en tus caminos desde el día que fuiste creado hasta que la iniquidad se halló en ti. A causa de la abundancia de tu comercio te llenaste de violencia, y pecaste; yo, pues, te he expulsado por profano del monte de Dios, y te he eliminado, querubín protector, de en medio de las piedras de fuego. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura; corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor. Te arrojé en tierra, te puse delante de los reyes, para que vieran en ti un ejemplo. Por la multitud de tus iniquidades, por la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios. Y yo he sacado fuego de en medio de ti, que te ha consumido; y te he reducido a ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que entre los pueblos te conocen están asombrados de ti; te has convertido en terrores, y ya no serás más."” (LBLA revisada)
Sin embargo, este texto no dice cuándo ocurrió esta caída en pecado de este ángel, ni que había una creación anterior a la actual.
No obstante, lo cierto es que se puede encontrar evidencias en Los Escritos Mesiánicos de una caída en pecado de algunos de los ángeles de Dios, cf. 2 Pedro 2:4; 1 Corintios 6:3; Judas 6.
En Isaías 14:12-15 está escrito:
“¡Cómo has caído del cielo, oh Heilel, hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Pero tú dijiste en tu corazón: "Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea, en el extremo norte. "Subiré sobre las alturas de las nubes, me haré semejante al Altísimo." Sin embargo, has sido derribado al Sheol, a lo más remoto del abismo.” (LBLA revisada)
El profeta Isaías habla aquí de la rebelión del rey de Babilonia. Sin embargo el texto puede ser entendido en el nivel drash como una alusión clara al personaje espiritual maligno que estaba detrás de ese rey. Cuando ese ángel intentó subir a lo más alto y colocar allí su trono y tomar control sobre la creación haciéndose semejante al Altísimo, fue expulsado de allí “como un rayo”, cf. Lucas 10:18, y los demás ángeles que le siguieron en su rebeldía cayeron con él, cf. Revelación 12:4, 9. El destino de estos ángeles rebeldes y caídos es el lago de fuego, cf. Mateo 25:41; Revelación 20:10.
No obstante, las Escrituras no dan un testimonio claro acerca del momento cuando esta caída en pecado ocurrió en el mundo de los ángeles. Sin embargo, queda claro que ocurrió antes del capítulo 3 de Génesis, donde habla de la serpiente antigua que engañó a la mujer para que pecara. La caída en pecado que ocurrió entre los hombres fue, por lo tanto, una consecuencia de una caída en pecado que ya había ocurrido en el mundo espiritual. Un midrash[21] enseña que un ángel, llamado Samael, que era el gran maestro entre los ángeles, bajó a la tierra y encontró el animal más astuto, la serpiente, y la poseyó y, por medio de ella, instigó a los hombres a hacer el mal. Otro midrash[22] enseña que por este pecado Samael será expulsado de su lugar en el cielo.
En las Escrituras, ese ángel rebelde y caído es llamado satanás, en hebreo hasatán, cf. 1 Crónicas 21:1, que significa:
· Enemigo, opositor, contrario, adversario, antagonista, rival, cf. 1 Reyes 11:25.
· Calumniador, acusador, cf. Job 1:6-12; Zacarías 3:1.
La traducción griega de “satán” es “diábolos” que significa: “acusador”, “calumniador”, cf. Revelación 12:10.
La mentira no viene de Dios, porque Él es sólo luz, como está escrito en 1 Juan 1:5b:
“Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna.” (LBLA)
El Mesías Yeshúa dijo que hasatán es el padre, es decir el origen, de la mentira, como está escrito en Juan 8:44:
“Sois de vuestro padre satanás y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.” (LBLA)
En 1 Juan 3:8 está escrito:
“El que practica el pecado es de satanás, porque satanás ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras de satanás.” (LBLA)
Aquí está escrito que satanás es un homicida y ha pecado “desde el principio”, lo cual nos da a entender que su pecado empezó al principio de la obra de la creación.
En Jacobo (Santiago) 1:13b, 16-17 está escrito:
“Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie… Amados hermanos míos, no os engañéis. Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.” (LBLA)
Surge la pregunta: ¿cuándo fueron creados los ángeles, antes o después del mundo visible? Según el Midrash[23] y Rashí, los ángeles fueron creados el segundo día.
En Job 38:4-7 está escrito que los ángeles estaban presenciando la fundación de la tierra:
“¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra? Dímelo, si tienes inteligencia. ¿Quién puso sus medidas?, ya que sabes, ¿o quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué se asientan sus basas, o quién puso su piedra angular cuando cantaban juntas las estrellas del alba, y todos los hijos de Dios gritaban de gozo?” (LBLA)
Según este texto ya los ángeles ya existían cuando la piedra angular de la tierra fue puesta.
En el Salmo 104:1-9 está escrito:
“Bendice, alma mía, a HaShem. HaShem, Dios mío, cuán grande eres; te has vestido de esplendor y de majestad, cubriéndote de luz como con un manto, extendiendo los cielos como una cortina. Él es el que pone las vigas de sus altos aposentos en las aguas; el que hace de las nubes su carroza; el que anda sobre las alas del viento; que hace de los vientos sus mensajeros, y de las llamas de fuego sus ministros. Él estableció la tierra sobre sus cimientos, para que jamás sea sacudida. La cubriste con el abismo como con un vestido; las aguas estaban sobre los montes. A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se precipitaron. Se levantaron los montes, se hundieron los valles, al lugar que tú estableciste para ellos. Pusiste un límite que no pueden cruzar, para que no vuelvan a cubrir la tierra.” (LBLA revisada)
Según este Salmo parece ser que el orden de la creación de las cosas fue el siguiente:
1. La luz.
2. Los cielos.
3. La tierra.
El Talmud[24] presenta las dos opiniones de las dos casas predominantes entre los fariseos en cuanto al orden de la creación de los cielos y la tierra. La casa de Shamai enseñó que primero fueron hechos los cielos, cf. Génesis 1:1, pero la casa de Hilel enseñó que primero fue hecha la tierra, cf. Génesis 2:4b. Los sabios luego dijeron que ambas cosas fueron hechas al mismo tiempo, como está escrito en Isaías 48:13:
“Ciertamente mi mano fundó la tierra, y mi diestra extendió los cielos; cuando los llamo, comparecen juntos.” (LBLA)
En el Salmo 104:4 se habla de los vientos y las llamas de fuego que son mensajeros y ministros de HaShem. La carta a los Hebreos enseña que estos vientos y llamas de fuego hacen alusión a los ángeles, como está escrito en 1:7:
“Y de los ángeles dice: EL QUE HACE A SUS ÁNGELES, ESPÍRITUS, Y A SUS MINISTROS, LLAMA DE FUEGO.” (LBLA)
Estos textos también nos muestran que los ángeles fueron creados antes que la fundación de la tierra.
El Salmo 104 también nos enseña que el agua había cubierto las montañas antes de ser reprendidas y sujetas a un límite. En los picos de las montañas de la sierra de Jaen, en el sur de España, hay señales en las rocas de olas del mar que han estado desgastándolas durante muchísimo tiempo. Esto no puede ser el resultado del diluvio, puesto que entonces el agua cubrió las montañas sólo durante unos meses. Esas señales tienen que haber venido antes del diluvio. ¿Será que esas rocas hayan estado a la orilla del mar antes del diluvio y luego levantadas en alto después del diluvio? Probablemente fue así. Muchas de las montañas que hay hoy en día en diferentes lugares de la tierra, muestra señales de haber estado en el fondo del mar donde se formaron los diferentes estratos sedimentarios durante el diluvio.
Según los cálculos modernos, el Universo, en su estado actual, tiene una edad de 15 a 20 mil millones de años. Albert Einstein nos enseño que la cosmología del Big Bang no sólo trajo a la existencia el espacio y la materia, sino que también el tiempo. La teoría de la relatividad también nos enseña que el tiempo no es constante. Nuestra comprensión del tiempo está afectada por nuestro punto de partida a la hora de medir el tiempo. Dependiendo de dónde estemos ubicados para calcular el tiempo, el tiempo va a ser diferente. Un minuto en la luna va más rápido que un minuto en la tierra. Un minuto en el sol va más despacio. Y por el hecho de que el universo se está expandiendo, el tiempo también está cambiando y dilatándose, desde nuestra perspectiva. ¿Cuánto tiempo transcurrió desde el inicio de la creación del universo hasta la creación del hombre? ¿15 mil millones de años? ¿O seis días? La respuesta es: ambas cosas. Desde el punto de vista de la Torá, fueron seis días de 24 horas. Pero como el universo fue expandido y sigue expandiéndose, el tiempo también se ha dilatado. El primero de los días de la Torá duró 24 horas, visto desde la perspectiva del comienzo del tiempo. Pero la duración de ese día, desde nuestra perspectiva actual, según el científico judío Gerald Schroeder,[25] es de 8 mil millones de años. El segundo día, desde la perspectiva de la Torá, duró 24 horas. Desde nuestra perspectiva actual duró la mitad del día anterior, 4 mil millones de años. El tercer día también duró la mitad del día anterior, 2 mil millones de años. El cuarto día - mil millones de años. El quinto día - 500 millones de años. El sexto día – 250 millones de años. Si sumamos estos seis días, tenemos como resultado la edad del universo de 15,750 millones de años. Igual que los cálculos de la cosmología moderna.
La palabra hebrea que ha sido traducida como “aliento”, es ruaj,[26] que significa tanto “viento” como “espíritu”. El género de la palabra ruaj es femenino en la gran mayoría de las veces, pero aparece algunas pocas veces en las Escrituras con el género masculino.
Este es el espíritu del Mesías, aquel Espíritu que luego vino para reposar sobre Yeshúa, cuando subió del agua, cf. Mateo 3:16; Marcos 1:10.
1:3 “Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz.” (LBLA) – Lo que Dios dice, también lo hace, cf. Números 23:19; Salmo 33:9. Lo primero que Dios hizo fue la luz. La tierra fue totalmente cubierta por una masa líquida caótica, posiblemente algo como un agujero negro. A partir de ahora vemos la organización del universo. Lo primero que fue hecho, fue la luz. Observa que el sol todavía no había sido hecho. Esto nos enseña que no se trata de la misma luz que luego fue producida por el sol y las estrellas, sino otra luz.
En 2 Corintios 4:6 está escrito:
“Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz del Mesías.” (LBLA revisada)
En este texto el shaliaj Shaúl nos enseña que la luz surgió de las mismas tinieblas. Esto también puede ser entendido de una manera simbólica, según el segundo nivel de interpretación, la de la insinuación o alusión, en hebreo remez. Si el Eterno pudo sacar luz de la oscuridad más compacta que ha existido jamás, no hay oscuridad en nuestras vidas que sea demasiado compacta para que nuestro Padre celestial no pueda utilizarla para algo positivo. Para Él todo es posible, incluso crear luz de las mismas tinieblas.
1:4 “Y vio Dios que la luz es buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.” (LBLA) – Esta luz primordial fue la luz del Mesías. Fue lo primero que el Eterno reveló en la creación, sin embargo esta luz fue “separada” de las tinieblas, fue escondida del mundo para ser revelada más adelante, como está escrito en Juan 1:4-10:
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Vino un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Yojanán. Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él, y el mundo no le conoció.” (LBLA revisada)
En Mateo 4:13-16 está escrito:
“y saliendo de Natseret, fue y se estableció en Kefar-Najum, que está junto al mar, en la región de Zevulún y de Naftalí; para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Yeshayahu, cuando dijo: ¡TIERRA DE ZEVULÚN Y TIERRA DE NAFTALI, CAMINO DEL MAR, AL OTRO LADO DEL YARDÉN, GALIL DE LOS GENTILES! EL PUEBLO ASENTADO EN TINIEBLAS VIO UNA GRAN LUZ, Y A LOS QUE VIVÍAN EN REGIÓN Y SOMBRA DE MUERTE, UNA LUZ LES RESPLANDECIÓ.” (LBLA revisada)
En Juan 3:19 está escrito:
“Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas.” (LBLA)
En Juan 8:12; 12:46 está escrito:
“Yeshúa les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida... Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.” (LBLA revisada)
En Hechos 26:13-15 está escrito:
“al mediodía, oh rey, yendo de camino, vi una luz procedente del cielo más brillante que el sol, que resplandecía en torno mío y de los que viajaban conmigo. Y después de que todos caímos al suelo, oí una voz que me decía en el idioma hebreo: "Shaúl, Shaúl, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón." Yo entonces dije: "¿Quién eres, Señor?" Y el Señor dijo: "Yo soy Yeshúa a quien tú persigues.” (LBLA revisada)
Otro Midrash antiguo[28] dice:
“Y el Espíritu de Dios reposaba... (Gén.1:2), esto alude al espíritu del Mashíaj, que estuvo moviéndose sobre la faz de las aguas.”
Dos Midrashim de la edad media[29] dicen:
“¿Cuál es la luz que desciende sobre la congregación del Eterno? Es la luz del Mesías” y “Esta es la luz del Mesías, como está escrito: En tu luz veremos la luz”.
En otro Midrash[30] se puede leer:
"Desde el principio de la creación del mundo el rey Mesías nació, porque él entró en la mente (de Dios) incluso antes de que el mundo fuera creado."
1:5b “Y fue la tarde y la mañana: un día.” (Propia trad.) – La Torá no describe las cosas de una manera estrictamente lineal, sino más bien avanza de manera circular o espiral. Por esta razón no se debe entender estas palabras como un seguimiento de lo que ocurrió antes, sino como un resumen de lo que pasó durante todo ese día. Según la Torá, el día empieza con la noche. Primero había oscuridad y luego vino la luz. Ese es un día. Aquí no dice que fue el primer día, porque los demás días no habían venido todavía, y por eso no se podía hablar de una secuencia de días, sino sólo de un día, por lo tanto dice “un día” o “día uno”, en hebreo yom ejad. La palabra ejad es la misma que se usa para el Eterno que es uno, cf. Deuteronomio 6:4. Ejad es una palabra masculina que se usa comúnmente en el hebreo para decir uno, en referencia a un objeto masculino. El día ejad era un día único, porque sólo durante ese día Dios era único. De allí el Midrash y Rashí sacan la idea de que los ángeles no fueron creados hasta el segundo día.
Según Najmánides, las palabras vayehí erev, no quiere decir “y fue la tarde”, sino “y hubo desorden”, porque la raíz de erev,[31] significa “caos”, “mezcla”, “desorden”. Es por eso que la noche es llamada erev, porque cuando el sol baja, la visión se hace confusa. La palabra de la Torá para “mañana” es boker,[32] que es lo opuesto. Cuando el sol sale, el mundo se hace bikoret, “ordenado”, claro para discernir. De esta manera se explica que los primero días son contados a base de la obra de poner las cosas en orden que antes estaban desordenadas. Cuando un elemento es transformado de desorden a orden se habla de tarde y mañana, “del caos a la armonía”.
La palabra día, en hebreo yom,[33] tiene cuatro significados principales:
· Día, el tiempo cuando hay luz (aproximadamente12 horas), cf. Génesis 1:5a.
· Día, jornada (24 horas), cf. Génesis 1:5b.
· Un tiempo más largo limitado, una época, cf. Génesis 2:4.
· Mil años, cf. Salmo 90:4.
1:6 “Y dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.” (LBLA) – Según Rashí, los cielos que fueron creados el primer día, estaban en un estado líquido. El Talmud,[34] dice que los cielos se estaban expandiendo temblando todo el tiempo hasta que Dios dio su orden para que pararan, cf. Job 26:11. Según Najmánides, el universo fue creado como un grano pequeño que luego fue expandido. Ese grano fue la única creación física, todas las otras creaciones fueron espirituales. Según él, el nefesh (alma), de los animales, y la neshamá (alma superior) del hombre, fueron creaciones espirituales. En ese grano estaba toda la materia prima para el resto de las cosas. Cuando ese grano, que era tan pequeño que no había sustancia en él, fue expandido se transformó en materia y entonces comenzó el tiempo. La ciencia moderna ha mostrado que la energía es la única sustancia que realmente no tiene sustancia y que puede transformarse en materia. La famosa ecuación de Einstein e = mc2, nos dice que la energía puede transformarse en materia.
1:7 “E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.” (LBLA) – Este texto parece indicar que había agua (posiblemente en forma de vapor) encima de la atmósfera, alrededor de la tierra. En tal caso esta agua fue la que cayó sobre la tierra durante el diluvio en tiempos de Noaj. Esta “cubierta” de agua protegería la tierra de los rayos radioactivos del espacio que hacen daño a la vida biológica. Una capa de ese tipo produciría dos cosas importantes, una presión atmosférica más alta, y un clima tropical por toda la tierra, debido al efecto invernadero. La desaparición de esta capa protectora puede ser una de las razones más importantes por las que la edad del hombre se redujera aproximadamente el 90% después del diluvio. La nueva condición de vida después del diluvio también podría darnos una explicación lógica del porqué fueron exterminados los dinosaurios.
Debemos destacar que la caída del ángel Heilel no es narrada en Génesis capítulos 1-2. En el capítulo 3, satanás utiliza una serpiente hablando mentiras a los hombres. Parece que este ángel caído estableció su reino en el aire alrededor de la tierra durante el segundo día, cf. Efesios 2:2. Quizás fue una de las razones por las cuales el segundo día fue el único día cuando Dios no pudo decir que era bueno. No obstante, Rashí destaca el hecho de que la obra para organizar el agua no fue terminada durante el segundo día, sino en el tercero. Por esto, en el tercer día Dios dijo dos veces que era bueno. Cada obra terminada fue evaluada y declarada buena.
Según el Midrash,[35] el Gehinam, infierno, fue hecho el segundo día. Los malvados serán arrojados al fuego para ser consumidos. Ese lugar no fue preparado para el hombre, sino para satanás y sus ángeles. Sin embargo, los que se rebelan contra la Torá del Eterno tendrán el mismo destino que los ángeles rebeldes, cf. Mateo 25:41; Revelación 20:10-15.
1:8 “Y llamó Dios a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día.” (LBLA) – La palabra “cielos”, en hebreo shamayim, está en la forma dual, “un par de cielos”. Esto puede ser una alusión a los dos tipos de cielos que hay en el universo, la atmósfera y el espacio fuera de la atmósfera.
1:9 “Y Dios dijo: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así.” (LBLA) – Al principio lo seco era un solo continente. Más adelante fue dividida la tierra, cf. Génesis 10:25.
Según hemos visto en Job 38:6, el Eterno fundó una “piedra angular” en la tierra. Esta “piedra” principal de la tierra es el monte Tsión, que es llamado el “ombligo de la tierra”, cf. Ezequiel 38:12. Según Ezequiel 28:13-14, allí estaba el lugar de adoración del ángel sumo sacerdotal antes de su caída en pecado. En aquel lugar fue creado Adam, según la tradición hebrea. Parece que allí estaban también los árboles de la vida y de la ciencia del bien y del mal. En ese mismo monte Avraham puso su hijo Yitsjak sobre el altar. En ese sitio Shelomó edificó el Templo. En ese monte el Hijo de Dios fue sacrificado para redimir el pecado desde Adam, y para limpiar el mundo de toda iniquidad y a ese lugar el Mesías volverá para levantar de nuevo el reinado de David y gobernar sobre toda la tierra.
1:11-12 “Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género, con su semilla en él. Y fue así. Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto con su semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.” (LBLA) – Por la palabra de Dios, la tierra empezó a producir vegetación. Aquí no habla de ningún acto de creación. Según el Midrash,[36] el primer día Dios creó la materia prima a partir de la cual construiría todo en el mundo. Como hemos dicho antes, todas las cosas existían como una materia sin forma. Durante los días posteriores Dios formó y moldeó la materia para que las cosas fueran de la manera como nosotros las conocemos.
Según un Midrash,[37] el huerto del Eden brotó al mismo tiempo que el resto de la vegetación. Además está escrito que HaShem mismo plantó este huerto, cf. Génesis 2:8. El Midrash[38] también enseña que los árboles y el pasto del Gan Eden, a diferencia del resto del mundo, son eternos y que cada árbol es un símbolo de un objetivo espiritual superior. El Paraíso es el palacio del Eterno en la tierra. En algún momento histórico, este huerto fue quitado de la tierra y ahora está en el tercer cielo, cf. 2 Corintios 12:4. En el futuro será restablecido en la tierra y los justos podrán entrar en él, como está escrito en Revelación 2:7:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las congregaciones. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.” (LBLA)
Segunda aliyá, 1:14-23
1:14-15 “Y dijo Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años; y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.” (LBLA) – Las tres clases de lumbreras, el sol, la luna y las estrellas (incluidos los planetas), fueron puestos en los cielos para cumplir siete propósitos divinos principales:
· Separar el día de la noche.
· Ser señales.
· Marcar las citas divinas.
· Mostrar días
· Mostrar años.
· Ser lumbreras en la expansión de los cielos.
· Alumbrar sobre la tierra.
1:16 “E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominio del día y la lumbrera menor para dominio de la noche; hizo también las estrellas.” (LBLA) – Hay tres palabras hebreas usadas en el relato de la Torá de la creación de todas de las cosas:
· Bará - creó, dio existencia a algo que no existía, cf. Génesis 1:1, 21; 27-28.
· Asá - hizo, llevó a cabo, perfeccionó en su estado óptimo, cf. Génesis 1:16.
· Yatsar - formó, moldeó, cf. Génesis 2:7.
En el cuarto día Dios hizo el sol, la luna y las estrellas, no los creó. Ya existía todo el material necesario desde el primer día. A partir de este momento vemos claramente que la tierra daba vueltas alrededor de su eje.
En el Salmo 104:19 está escrito:
“Él hizo la luna para medir las estaciones.” (LBLA)
El anuario de la Torá se rige por la luna, no por el sol. Actualmente el año lunar tiene aproximadamente 354.36 días y el año solar aproximadamente 365.25 días. Pero en el tiempo de la creación parece ser que no fue así, sino el año lunar coincidía con el año solar, con 360 días cada uno. Los datos históricos y arqueológicos[39] muestran que hubo un desajuste en nuestro sistema solar de modo que el año solar fue cambiado y se añadieron cinco días. Esto ocurrió alrededor del siglo VII antes de la era común. Para ajustar la diferencia entre el año lunar y el año solar, en el anuario judío, que sigue la luna, se añade un mes extra cada dos o tres años. En total son añadidos 7 meses durante un ciclo de 19 años. De esta manera las fiestas del Eterno no son celebradas fuera de tiempo, en relación con el ciclo agrícola. Con otras palabras, la primera fiesta, la Pascua, tiene que celebrarse en la primavera cuando la cosecha de la cebada esté lista en la tierra de Israel. La fiesta de Pentecostés se celebra cuando la cosecha del trigo empieza, y la fiesta de las Cabañas se celebra después de la recolección de los árboles frutales.
1:21 “Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, de los cuales están llenas las aguas según su género, y toda ave según su género. Y vio Dios que era bueno.” (LBLA) – En Job 40:19 está escrito que behemot, algún tipo de dinosaurio, fue el “primero de los caminos de Dios.” Esto concuerda bien con este texto de la Torá que dice que Dios “creó”, bará, los “grandes monstruos marinos”. Fue lo primero que creó después de la creación de la materia prima que luego sería transformada en cielos y tierra. En este momento fue creado el nefesh, el alma, de los seres biológicos.
Parece que los dinosaurios están mencionados en las Escrituras como contemporáneos con los hombres, en el tiempo de Job, alrededor de 1700 años a.E.C., cf. Job 40:15-24; 41:1-34.
La palabra hebrea bará, creó, aparece solamente en tres ocasiones en el relato de la creación de la Torá:
La creación de los cielos y la tierra, la materia, 1:1.
La creación de los grandes monstruos marinos, y el resto de los animales que viven en el agua y en el cielo, el alma biológica, 1:21.
La creación del hombre, el alma superior, 1:27.
Tercera aliyá, 1:24 – 2:3
1:25 “E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno.” (LBLA) – Durante el sexto día, Dios “hizo” los animales terrestres, no dice que los “creó”. El alma de los animales ya existía desde el quinto día, y por eso Dios no necesitaba “crear” algo nuevo, para hacer más animales terrestres.
De lo contrario, hubo un acto de creación, a la hora de hacer el hombre, cf. 1:27. Primero “formó” el cuerpo humano con lodo de la tierra, cf. 2:7. Después creó la vida humana, por medio de soplar espíritu de vida en su nariz. Lo primero que respiró el hombre fue el Espíritu de Dios. Esto nos enseña que el hombre está por encima de los animales. El hombre necesitaba un acto de creación diferente al de los animales. El hombre tiene algo que los animales no tienen, el alma superior, en hebreo neshamá.
1:26-27 “Y dijo Dios: Hagamos al hombre con nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre con la imagen suya, con la imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (LBLA) – El Midrash[40] interpreta este texto de la siguiente manera:
“Moshé escribió la Torá según HaShem se la dictaba. Cuando HaShem le pidió que registrara el pasuk (1:26) – “Hagamos al Ser Humano” – Moshé hizo una objeción: – Amo del Universo, preguntó, ¿Por qué les das a los herejes una oportunidad para pecar y deducir de ésta forma plural que más de un Dios creó al hombre?
- Escribe como te digo, contestó HaShem. Si alguien desea pecar, déjalo pecar. Lo he expresado en plural para darle una lección al ser humano. Una persona importante generalmente piensa que para él es superfluo dejarse aconsejar por sus subordinados. Déjalo estudiar este versículo y así, se dará cuenta que aún el Creador, que creó el mundo superior e inferior, consultó con los ángeles antes de crear al hombre.”
Esto nos enseña que antes de crear al hombre hubo una decisión en la corte celestial. El Eterno se ha rodeado de seres superiores que están involucrados en sus proyectos de una manera activa, cf. 1 Reyes 22:19; Job 1:6; 2:1; Daniel 4:17; Revelación 4:4; 5:11. También los ángeles son copartícipes con el Eterno en sus obras porque son enviados a ejecutar las órdenes divinas, cf. Salmo 103:20.
Así que, en este momento los ángeles fueron invitados a tomar una decisión colectiva para la creación del ser humano. Sin embargo, a pesar de que tomaron esta decisión colectiva, no tuvieron un papel activo a la hora de crear el hombre, porque está escrito en el versículo 27: “creó Dios al hombre”. No dice: “crearon”, lo cual excluye a los ángeles de esa creación. Hay otros textos donde el verbo aparece en plural después de Dios, y esos texto indican que los ángeles tuvieron un papel activo y colaborador en la acción, cf. Génesis 20:13a; 2 Samuel 7:23.
El ser humano tenía que reflejar la manera de ser del Eterno en el mundo natural como los ángeles le reflejan en el mundo sobrenatural. Las dos palabras que han sido traducidas “con nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”, be-tsalmenu ki-demutenu, tiene dos prefijos diferentes, be y ke. Be significa “en” o “con”, y ke significa “como”, “de acuerdo a” y es una comparación. Según Rashí, la palabra tselem,[41] que significa “sombra”, “imagen”, muestra que el ser humano fue hecho con un molde. Al decir tsalmenu, “nuestra imagen”, significa que el Eterno había hecho esta imagen junto con los ángeles, específicamente para el hombre. Por lo tanto, según él, el texto significa “hagamos al hombre a través de nuestro molde (que antes hemos hecho juntos), parecido a la semejanza nuestra”. Rashí interpreta la palabra hebrea en el versículo 27, be-tselmó, como “con su imagen”, es decir con el molde propio del hombre, con el molde preparado para crear el ser humano que era para él, era el molde suyo. Los sabios discuten si este molde tiene que ver con las cualidades espirituales o las físicas del ser humano. Maimónides[42] opina, por su lado, que ambas palabras, tselem y demut, manifiestan cualidades solamente intelectuales y espirituales, en contraste con las palabras toar, “aspecto”, y tavnit, “configuración”.
Rashí sigue diciendo que “conforme a nuestra semejanza” tiene que ver con la capacidad de comprender y esclarecerse, lo cual son cualidades internas. Tanto el Eterno, como los ángeles como el hombre tienen la capacidad de comprender y esclarecerse.
Otra interpretación de este texto sería que los ángeles han sido creados con un tipo de forma corporal para expresar con esa forma las cualidades espirituales del Eterno. Hay cuerpos celestiales y cuerpos espirituales, cf. 1 Corintios 15:40, 44. De esa manera, el hombre también reflejaría, con su forma física, las cualidades del Invisible, como está escrito en el versículo 27:
“con la imagen de Dios lo creó” (Trad. propia)
Y como esas cualidades del Eterno también están reflejadas en los ángeles, Él pudo decirles: “nuestra imagen”.
El ser humano tenía que ser hecho por causa del, y conforme al, Mesías que estaba dentro del seno del Padre desde la eternidad, y para el cual todo había sido creado, como está escrito en Romanos 5:14b:
“Adam, el cual es figura del que había de venir.” (LBLA)
Adam fue creado según el plan Mesías. Como el Mesías había sido predestinado para ser el reflejo del Eterno, Adam tenía que ser hecho semejante a ese plan, ese molde, ese hombre original.
“y ejerza dominio” – El ser humano fue creado para dominar sobre los animales y la tierra y de esa manera él reflejaría el dominio del Creador sobre todas las cosas. Este dominio del hombre dependía de la sujeción al Dueño de todas las cosas. Fue un dominio de mayordomía, no independiente. La independencia del hombre de su Creador fue su ruina.
“varón y hembra los creó” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “hombre” es adam,[43] que, en primer lugar, no significa “varón”, sino “ser humano”, e incluso “raza humana”. Por lo tanto Adam es un compuesto de varón y hembra. Más adelante vemos como la mujer no fue creada aparte del varón, sino como una parte de él. Los dos juntos forman el ser humano, Adam, como también está escrito en Génesis 5:2:
“Varón y hembra los creó; y los bendijo, y los llamó Adam el día en que fueron creados.” (LBLA)
La expresión “varón y hembra” debe ser entendida como “masculino y femenino”. Esto nos enseña que un varón debe ser masculino y una mujer debe ser femenina. Deben ser diferentes. También nos enseña que el varón no es completo sin una mujer que le complemente, y una mujer no es completa sin un varón que le complemente. Los dos fueron creados para ser la raza humana, el uno no puede existir sin el otro y viceversa.
Cuando el hombre deja de tener claro el hecho de que fue creado varón y mujer, masculino y femenino, deja de cumplir una de sus funciones más importantes en la creación. Por ese motivo, la Torá está muy clara en afirmar que hay diferencias muy marcadas entre varón y mujer y prohíbe todo tipo de acción que sirva para eliminar esas diferencias. Por lo tanto, el estado más depravado del ser humano es cuando pierde su identidad de varón o mujer y se vuelve homosexual. En la cadena de apostasía del ser humano, expresada en Romanos capítulo 1, la homosexualidad es el estado final, más bajo. Pero, gracias al Eterno, hay un plan de restauración para el hombre caído, dañado y depravado, como está escrito en 1 Corintios 6:9-11:
“¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Yeshúa el Mesías y en el Espíritu de nuestro Dios.” (LBLA revisada)
1:28 “Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.” (LBLA) – Este es el primero de los 613 mandamientos que aparecen en la Torá. El hombre tiene la obligación de multiplicarse. Para poder multiplicarse de forma adecuada hay que entrar en un pacto matrimonial y tener hijos. El que no quiere casarse y tener hijos resiste el propósito original para el ser humano. Sólo en casos muy especiales y particulares se puede permitir que un hombre o una mujer se queden sin casar.
La familia es el pilar principal del fundamento de la sociedad. El Eterno no bendijo al hombre cuando estaba solo, sino cuando estaba acompañado con su esposa. Esto nos enseña que el matrimonio entre hombre y mujer ha recibido una bendición del cielo. La palabra hebrea que ha sido traducida como “bendecir” es baraj,[44] que originalmente tiene que ver con doblar rodillas. Una bendición contiene palabras cargadas de poder espiritual que pueden generar resultados muy positivos en el receptor de ella. Una bendición sirve para beneficiar una persona de manera espiritual y material, cf. Génesis 27:37. En este caso, la bendición del hombre resultó en su capacidad de poder procrear y tener muchos hijos, lo cual es una de las bendiciones más grandes que el hombre pueda recibir, cf. 1 Samuel 2:20; Salmo 127:3-5; Proverbios 17:6.
1:29 “Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento.” (LBLA) – Los hombres no podían comer carne hasta después del diluvio, cf. Génesis 9:3.
1:30 “Y a toda bestia de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra, y que tiene vida, les he dado toda planta verde para alimento. Y fue así.” (LBLA) – Todos los animales comían vegetales. Ningún animal mataba a otro para comer. El mundo fue creado muy diferente a lo que vemos ahora, después de la caída en pecado, cf. Romanos 8:19-22.
1:31 “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.” (LBLA) – La muerte del hombre no es buena, es un enemigo. Por lo tanto en este momento no había muerte. La muerte no sólo entró en un hombre sino también en el resto del mundo, por el pecado del hombre, como está escrito en Romanos 5:12:
“Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.” (LBLA)
El texto de Génesis 1:31 nos muestra que el relato en el capítulo 2, donde dice que no era bueno que el hombre estuviera solo, cf. 2:18, no fue escrito de manera cronológica. El capítulo 2 es una explicación más detallada de lo que pasó durante los últimos días de la creación, narrados en el capítulo 1. Como hemos dicho antes, la Torá no narra las cosas de manera lineal, un suceso tras otro, sino de manera circular, avanzando y luego volviendo atrás para dar más detalles de lo que había dicho antes. Si no entendemos este principio, no vamos a entender muchos de los textos. Es así como trabaja el cerebro humano y la Torá fue escrita para ser compatible con los hombres.
La última letra de este versículo es la yud. Al contar cada séptima letra desde esa yud, en adelante hasta el versículo 2:2a, se encuentran las letras yud, sin/shin, resh, alef y lamed, que forman la palabra Israel.
Esto nos indica que Israel estaba en la mente de Dios cuando el sexto día terminó y durante todo el séptimo día. Este texto es leído en la casa por cada padre de familia judía sobre una copa de vino para santificar el Shabat, el viernes por la noche, al inicio del shabat. Unos 2500 años más tarde el shabat fue entregado de una manera especial al pueblo de Israel como una señal del pacto, cf. Éxodo 31:13ss. Pero ya en el principio el Eterno estaba pensando en Israel cuando el shabat fue creado para todos los hombres.
2:1-2 “Así fueron acabados los cielos y la tierra y todas sus huestes. Y en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la obra que había hecho.” (LBLA) – Según la primera parte del versículo dos, parece que Dios estuvo trabajando durante el séptimo día, completando su labor. Sin embargo en la segunda pare del mismo versículo y en el versículo tres, está escrito que cesó de toda su labor. ¿Entonces qué fue lo que hizo en el séptimo día para completar la obra de la creación? Cesó de su labor. Así que, con el mismo cese, la obra fue completada.
2:3 “Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él cesó de toda la obra que Él había creado para hacer.” (Trad. propia) – El séptimo día fue un día bendecido por Dios. Hay una bendición especial pronunciada sobre, y escondida dentro de, ese día. Ningún otro día de la semana tiene una bendición específica. Anteriormente los seres vivos, animales y hombres, habían sido bendecidos, pero ahora el Eterno bendijo un día, un lapso de tiempo de 24 horas.
Pero no sólo bendijo el séptimo día, sino también lo santificó. La palabra hebrea que ha sido traducida como “santificar” es kadash,[45] que significa “apartar”. Esta palabra tiene dos connotaciones principales, apartar de algo y apartar para algo. En este caso, el séptimo día fue apartado de los demás días para ser diferente. Pero no solamente esto, sino también fue apartado para el Eterno para ser de su exclusiva posesión. Algo que ha sido santificado, sólo puede ser utilizado para el objetivo para el cual fue santificado. Si es utilizado para otra cosa o con otro motivo, es profanado. Así que el shabat fue santificado de los demás días de la semana para ser diferente y fue santificado para ser de la exclusiva posesión del Creador. Ese día es suyo, lo ha apartado para Él, para ser su propio día, por esto lo llama “mí día santo” en Isaías 58:13-14 donde está escrito:
“Si por causa del día de reposo apartas tu pie para no hacer lo que te plazca en mi día santo, y llamas al día de reposo delicia, al día santo del SEÑOR, honorable, y lo honras, no siguiendo tus caminos, ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos, entonces te deleitarás en el SEÑOR, y yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; porque la boca del SEÑOR ha hablado.”(LBLA)
El Shabat es el día del Eterno. Él tiene un propósito muy específico para ese día. Después de terminar toda la obra de la creación en seis días, preparó un día exclusivo por medio del cual él pudiera tener una relación especial con el hombre y obrar de una manera concreta dentro del hombre, santificarlo, como está escrito en Éxodo 31:13:
“Habla, pues, tú a los hijos de Israel, diciendo: "De cierto guardaréis mis shabats, porque esto es una señal entre yo y vosotros por todas vuestras generaciones, a fin de que sepáis que yo soy HaShem que os santifico."” (LBLA revisada)
El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, y por eso es hijo de Dios. Por lo tanto, el hombre ha sido hecho para ser un reflejo y un imitador de su Padre celestial. (Según el pensamiento hebreo no hay mayor diferencia entre engendrar y crear. Por ejemplo, está escrito en el Salmo 90:2 que las montañas fueron engendradas.) Y como el Padre cesó de su labor en el séptimo día, el hombre hace lo mismo, como está escrito en Éxodo 20:8-11:
“Acuérdate del shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es shabat para HaShem tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo HaShem los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, HaShem bendijo el shabat y lo santificó.” (LBLA revisada)
Es decir, en el séptimo día no se hacen cosas que intervienen en el orden natural de lo creado. Durante seis días semanales, el hombre puede intervenir en la creación, mostrando su poderío sobre todas las cosas. Puede plantar, puede quebrar ramas y arrancar flores; puede construir o derribar; puede unir o cortar; puede escribir palabras y transportar objetos. Puede trabajar con todas las cosas que el Eterno ha entregado en sus manos. Pero en el séptimo día no puede hacer nada de eso, porque su Padre le dejó un ejemplo a seguir. Un hijo obediente hace lo mismo que su padre. Un hijo rebelde no imita a su padre. ¿Entonces qué debe hacer el hombre durante el séptimo día? Dos cosas principales, cesar de las actividades del resto de la semana y dedicarse de una manera especial a Dios. De esa manera podrá obtener el beneficio de esa bendición que está pronunciada sobre ese día.
La palabra hebrea que ha sido traducida como “cesó” es shavat.[46] De allí viene la palabra “shabat”, que significa “parada de actividades”, “parada en la producción”, “paro de la obra” o simplemente “cese”. La palabra “shabat” aparece por primera vez en Éxodo 16:23, donde está escrito:
“él les respondió: Esto es lo que ha dicho HaShem: "Mañana es shabatón, shabat consagrado a HaShem. Coced lo que habéis de cocer y hervid lo que habéis de hervir, y todo lo que sobre guardadlo para mañana."” (LBLA revisada)
Es importante notar que la palabra shabat no significa “descanso”, en el sentido de recuperar fuerzas. El Eterno no necesitaba descansar después de su obra de creación, porque Él no se cansa, como está escrito en Isaías 40:28:
“¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? El Dios eterno, HaShem, el creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa. Su entendimiento es inescrutable.” (LBLA revisada)
Por lo tanto el séptimo día no fue hecho, en primer lugar, con el fin de que el hombre descansara de sus labores fatigosas. En el principio el hombre no tenía una labor que le hizo sudar o gastar sus fuerzas para tener que recuperarse durante un día a la semana. Este no es el concepto principal del shabat. Se trata, como hemos dicho, de cesar de intervenir en la creación. Por lo tanto, al traducir la palabra shavat como “descansó” y la palabra “shabat” como “día de reposo”, es fácil confundirlo con el significado y propósito primordiales de ese día. Si el shabat es un día cuando no se hacen actividades que intervienen en la creación, entonces el propósito del shabat no es que sea de descanso, sino de dedicación al Eterno de una manera diferente al resto de los días de la semana.
Por otro lado, es cierto que está implícito el concepto de descansar en el shabat, pero es más bien un resultado de la caída en el pecado cuando el trabajo del hombre se convirtió en algo pesado, y el hombre tiene la necesidad de descansar un día a la semana, como está escrito en Deuteronomio 5:14:
“mas el séptimo día es shabat para HaShem tu Dios; no harás en él ningún trabajo, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni el forastero que está contigo, para que tu siervo y tu sierva también descansen como tú.” (LBLA revisada)
En Éxodo 20:11 está escrito:
“Porque en seis días hizo HaShem los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, HaShem bendijo el shabat y lo santificó.” (LBLA revisada)
Aquí dice explícitamente que el Eterno descansó en el séptimo día. Sin embargo, el descanso no es lo primordial del shabat, sino el cese de actividades creativas y productivas. De esta manera, este día es convertido en un santuario en el tiempo. Este fue el primer tipo de templo que HaShem hizo. Más adelante designó también un lugar físico para un templo. Hay tiempos santos y lugares santos, tiempos apartados y lugares apartados. Estos son principios incorporados en la creación, que ayudan al hombre a relacionarse de manera correcta con el Creador.
El templo del tiempo, el shabat, fue hecho para que el hombre pudiera reconocer que él no es el dueño ni el que tiene todo el poder sobre las cosas creadas. Durante un día a la semana, el 14.3% de su tiempo, tiene que reconocer que no es el supremo jefe en la creación. De esta manera, al guardar el shabat el hombre puede mostrar su sumisión y devoción al Creador. El que trabaja en shabat no reconoce al Creador, se hace dueño de las cosas que no son suyas, y no respeta las leyes de la naturaleza. El que interviene en la creación durante el shabat, se está revelando contra el principio de mayordomía que le fue entregado al hombre y se está haciendo señor en lugar de siervo del Eterno, tomando un lugar que no le corresponde, quitando de su vida laboral la soberanía del Padre celestial, haciéndose dios.
El principio del shabat no fue establecido en Sinái, con la entrega de la Torá a Israel, sino en la misma creación, no en relación con Israel, sino en relación con el hombre. El shabat fue instituido justo después de la creación del hombre. Lo primero que el hombre experimentó después de ser creado fue el shabat del Eterno. Esto nos enseña que el shabat fue hecho para el hombre, como está escrito en Marcos 2:27:
“Y él les decía: El shabat se hizo para el hombre, y no el hombre para el shabat.” (LBLA)
El shabat no fue hecho para los judíos, sino para el hombre, para todos los hijos de Adam. No hay ningún texto en las Escrituras que muestre que el shabat haya sido cambiado por otro día o que haya sido abolido o que haya sido cumplido de manera espiritual. Todos los intentos de introducir tales doctrinas están destinados a fracasar a la hora de hacer una investigación más minuciosa del mensaje de los Escritos inspirados por el Espíritu del Eterno, incluyendo Los Escritos Mesiánicos, conocido como el “Nuevo Testamento”.
Es interesante notar que la Torá no dice “fue la tarde y fue la mañana el séptimo día”. El Midrash[47] lo interpreta diciendo que la luz primordial, que había sido hecha el primer día, alumbraba durante la noche del shabat, de manera que no hubo oscuridad para Adam y Javá.
En el Talmud[48] hay una discusión entre dos rabinos en qué día fue creado Adam. Según el rabino Yehoshúa, Adam fue creado el sexto día del primer mes, Nisán (Marzo-Abril). Según el rabí Eliezer, fue creado el primer día del séptimo mes, Tishrí, (Sept.-Oct.). La interpretación del rabí Eliezer ha prevalecido sobre la del rabí Yehoshúa y durante miles de años los judíos han celebrado la creación del mundo el primer día del séptimo mes, llamándolo Rosh HaShaná, la cabeza del año. Si esto es cierto, el primer mes original, que ahora es llamado Tishrí, fue cambiado en Éxodo 12:2, para ser el séptimo mes para Israel, y el mes que ahora es llamado Nisán, fue establecido como el primer mes del año para los hijos de Israel. El mes de la redención es el primer mes del año para el pueblo del Eterno.
“creado para hacer” – Rashí cita el Midrash[49] diciendo que esto se refiere al doble trabajo que se hace durante el sexto día que corresponde a la necesidad del séptimo. El trabajo que debería haber sido hecho en el séptimo día es adelantado. Esto se veía reflejado en el desierto cuando el Eterno dijo al pueblo que recogiera y cocinara una doble porción de maná, en hebreo man, el sexto día para no tener que hacerlo durante el shabat, cf. Éxodo 16:5, 22-24.
Cuarta aliyá, 2:4 – 3:21
2:4 “Estos son las generaciones de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día en que HaShem Dios hizo la tierra y los cielos.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “generaciones” es toldót,[50] que deriva de la raíz yalad,[51] que significa “engendrar”, “nacer”. La palabra toldót puede ser entendida de dos maneras, en sentido humano o sentido histórico. Cuando se refiere al sentido humano, tiene que ver con la descendencia. Cuando se refiere a la historia significa los sucesos históricos que se han producido. En este caso se está refiriendo a las cosas que fueron producidas durante la creación del cielo y la tierra. Aquí vemos otra vez la relación entre la creación y el engendramiento o nacimiento de algo.
“HaShem Dios” – Esta es la primera vez que aparece el Nombre personal de Dios, YHWH. Ese Nombre aparece más de 6500 veces en el Tanaj. Este es el nombre personal del Eterno que es presentado en las Escrituras. Todos los demás nombres son genéricos, son títulos, pero este es el Nombre propio del Eterno. Así es como se llama. Este Nombre es el que más revela lo esencial de él. No sabemos bien cuál es su exacta pronunciación y por esto preferimos no pronunciarlo o escribirlo de forma completa por respeto. En lugar de escribir ese nombre, usamos el sustituto “HaShem”, que significa “el Nombre”, lo cual es una práctica muy antigua y se encuentra en Los Escritos Mesiánicos, cf. 3 Juan 7. Como la raíz de YHWH tiene que ver con vida y existencia en sí mismo, usamos también la traducción “el Eterno” como una referencia a ese Nombre.
Según Rashí, cuando los dos nombres YHWH y Dios aparecen juntos, debe ser entendido como: “HaShem que es Dios, quien domina y juzga todo”. El nombre YHWH está relacionado con la gracia y la misericordia, cf. Éxodo 34:6-7.
En el capítulo uno se ve la obra creativa de Dios a distancia, pero en el capítulo dos se revelan los detalles más cercanos de ciertos actos que fueron descritos de manera general en el capítulo uno. Cuando el Eterno se presenta a distancia, se da a conocer con su atributo de justicia, pero cuando nos deja acercarnos y verle más de cerca, se presenta con su nombre personal, YHWH, que está relacionado con su misericordia. Esto nos enseña que cuánto más cerca lleguemos al Eterno, más conoceremos su amor.
Por eso está escrito en 1 Juan 4:8, 16:
“El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor... Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.” (LBLA)
2:7 “Entonces HaShem Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un alma viviente.” (Trad. propia) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “y formó” es va-yiytser que tiene una letra yud extra en este caso. Cuando se habla de la formación de los animales en el versículo 19, la misma palabra fue escrita con sólo una yud, pero cuando se habla de la formación del hombre, hay dos yuds. ¿Cómo se puede entender esto? Es obvio que el texto hebreo quiere mostrar que hubo una diferencia entre la formación del cuerpo humano y el de los animales. El cuerpo humano tiene algo más, algo que los cuerpos de los animales no tienen. Rashí dice, basándose en el Midrash,[52] que había dos formaciones del cuerpo humano, una para este mundo y otra para la resurrección de los muertos. Los animales no fueron creados para la resurrección. El cuerpo humano es como una semilla, que tiene una pequeña parte donde está depositado el potencial de la vida de resurrección. Cuando una semilla es sembrada en la tierra y muere, es activada esa vida de resurrección. De la misma manera el Eterno preparó el cuerpo humano para poder resucitar, cf. 1 Corintios 15:42-44.
El hombre es el único ser que ha sido capacitado para vivir en dos mundos simultáneamente, el mundo inferior, material, y el mundo superior, espiritual. Por esto, necesitaba un acto de creación único, diferente al de los ángeles y diferente al de los animales. El hombre es una combinación entre el polvo de la tierra y el soplo de vida del Eterno. Cuando estos dos se unieron, el hombre se convirtió en un alma viviente, en hebreo nefesh jayá. Rashí dice que el texto menciona específicamente que el hombre fue hecho un alma viviente, para mostrar que no es exactamente igual que un animal, que también es llamado alma viviente, cf. 1:24. La traducción del Targum marcó la diferencia al traducir “ser vivo” cuando habla de los animales y “espíritu que habla” cuando habla de los hombres.
El espíritu de vida del Eterno es el que hace que cada hombre pueda vivir. El ser humano no es un ser eterno en sí mismo. La idea pagana de la inmortalidad del alma no viene de las Escrituras, sino es un concepto filosófico griego que se ha infiltrado tanto en el judaísmo como en el cristianismo. El alma del hombre depende del Espíritu del Eterno para poder existir. Sólo hay Uno que es inmortal en sí mismo, como está escrito en 1 Timoteo 6:16:
“el único que tiene inmortalidad y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él sea la honra y el dominio eterno. Amén.” (LBLA)
El hombre sólo puede alcanzar la inmortalidad en una estrecha relación con Aquel que existe por sí mismo, el Padre celestial. La inmortalidad independiente es un mito. Ese mito fue vendido a Javá cuando fue engañada a independizarse del Dador de la vida creyendo en las palabras: “ciertamente no moriréis”. No hay vida eterna separada del Eterno. Las Escrituras enseñan que el alma es mortal, destructible y puede perderse, cf. Ezequiel 18:4, 20; Mateo 10:28.
2:8 “Y plantó HaShem Dios un huerto hacia el oriente, en Eden; y puso allí al hombre que había formado.” (LBLA) – Esto nos enseña que hubo tres áreas principales en la tierra: el huerto, Eden y el resto del mundo. Estas tres corresponden a las tres áreas en el templo, el lugar santísimo, el lugar santo y el atrio. El hombre fue puesto para vivir en la intimidad en el lugar santísimo, para servir allí al Eterno como sacerdote.
2:9 “Y HaShem Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer; asimismo, en medio del huerto, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento de lo bueno y de lo malo.” (LBLA) – En el centro del huerto había dos árboles, uno cerca del otro. El árbol de la vida representa la Torá, que es llamada “árbol de vida” en Proverbios 3:18, donde está escrito:
“Es árbol de vida para los que de ella echan mano, y felices son los que la abrazan.” (LBLA)
Es probable que el árbol de vida haya estado donde hoy en día está el lugar del templo en Yerushalayim y el árbol del conocimiento de lo bueno y de lo malo haya estado en el monte de los olivos.
2:11 “El nombre del primero es Pishón; éste es el que rodea toda la tierra de Javilá, donde hay oro.” (LBLA revisada) – Pishón[53] significa “desbordar”, “extenderse”, “abundar”. Según Rashí es el río Nilo. El ambiente original para el hombre fue de abundancia. La escasez es el resultado de la maldición.
2:12 “El oro de aquella tierra es bueno; allí hay bedelio y ónice.” (LBLA) – El hombre fue creado para tener abundancia económica y valorar el oro. La Torá es la que da valor al oro. El oro tiene valor porque la Torá está diciendo que es bueno. El oro no es malo. Las riquezas materiales no son malas, sino buenas. Lo malo es el amor al dinero, como está escrito en 1 Timoteo 6:10:
“Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.” (LBLA)
2:13 “Y el nombre del segundo río es Guijón; éste es el que rodea la tierra de Cush.” (LBLA revisada) – Según Rashí, Guijón[54] significa estruendo.
2:14 “Y el nombre del tercer río es Jidekel; éste es el que corre al oriente de Ashur. Y el cuarto río es el Perat.” (LBLA revisada) – Según Rashí, Jidekel[55] significa que sus aguas son punzantes, jadín y ligeras, kadín. Prat[56] está relacionado con fruto, perí, sus aguas fructifican.
2:15 “Entonces HaShem Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Eden, para que lo cultivara y lo cuidara.” (LBLA revisada) – El propósito inicial era que el hombre se multiplicara para ser una familia grande que se extendiera sobre toda la tierra, y que expandiera la hermosura del huerto por todo el mundo, guardándolo de toda mala influencia que pudiera venir de fuera, sobre los cuales Adam tenía que ejercer dominio, y no someterse.
“para que lo cultivara y lo cuidara” – Estas dos tareas son básicas en cualquier obra viva para que tenga éxito. Se trata de extensión y de protección. No es suficiente extender una obra viva, también hay que protegerla y guardarla. No es suficiente guardar una obra viva, hay que ampliarla y extenderla. Todo lo que vive se mueve y se desarrolla y todo lo que vive es vulnerable y necesita ser cuidado. Una congregación que sólo piensa en expansión perderá muchas vidas. Una congregación que sólo piensa en mantener el status quo nunca podrá cumplir el propósito del Eterno. Toda vida tiene que desarrollarse y ser protegida para no morir. Estos dos principios también están reflejados en la bendición aharónica, cf. Números 6:24, que dice: “HaShem te bendiga y te guarde.”
¿En qué sentido Adam tenía que proteger el huerto? ¿No era todo bueno en gran manera? Entonces no podía haber enemigos ni elementos enemigos que podrían dañar el huerto. ¿O sí los había? ¡Efectivamente sí los había! El mal ya existía. El árbol del conocimiento de lo bueno y de lo malo constituye una evidencia de que ya existía el mal en algún lugar. Es evidente que la caída en el pecado de una parte de la creación invisible ya era un hecho. El hombre fue advertido acerca de ello, y tenía la misión de resistir ese mal para que no dañara el Reino del Eterno en el mundo donde había sido puesto para gobernar. Esto nos muestra que el hombre no sólo fue creado con el propósito de propagar la gloria del Eterno en el mundo, sino también para combatir el mal.
2:16-17 “Y ordenó HaShem Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto ciertamente comerás, pero del árbol del conocimiento de lo bueno y de lo malo no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.” (LBLA revisada) – Aquí aparece por primera vez en la Torá la palabra “ordenó”, en hebreo tsavá,[57] que es la raíz de la palabra “mandamiento”, en hebreo mitsvá.[58] Ahora HaShem Dios dio un mandamiento positivo al hombre, de comer de todos los árboles del huerto excepto uno, y un mandamiento negativo, de no comer del árbol del conocimiento de lo bueno y de lo malo. Los mandamientos positivos traen bendiciones sobre los que los obedecen y los mandamientos negativos traen castigo sobre los que los desobedecen.
A través de los mandamientos, el hombre es elevado a una posición de alteza. La palabra mitsvá incluye el concepto de “encargo”. Cuando una persona recibe un encargo divino se siente importante y es elevado al estatus de colaborador con el Eterno para cumplir sus planes de manera consciente y voluntaria. Los mandamientos son herramientas que el Eterno ha entregado en las manos del hombre para poder mantener una relación íntima con Él y también profundizar en esa intimidad con Él. Si el hombre rompe los mandamientos hay una ruptura en esa relación y el hombre experimenta una decadencia espiritual. Un ser humano sin normas es peor que un animal, porque los animales cumplen las normas que han sido establecidas para ellos. El cumplimiento de los mandamientos eleva al hombre a las esferas espirituales, pero el quebrantamiento de los mandamientos lo reduce al polvo del cual fue tomado.
El árbol del conocimiento de lo bueno y de lo malo representa el reconocimiento de la soberanía de Dios sobre el hombre. Cada vez que el hombre obedecía el mandamiento negativo de no comer del árbol prohibido, mostraba quién era el Soberano, quién era el Señor en su vida, quién era su Dios. Este árbol ayudaba al hombre a someterse y humillarse, y de esta manera podía mantener su estado de señor y administrador delegado sobre todas las cosas creadas. La única manera de poder mantener un puesto de autoridad es estar en sujeción al que delegó la autoridad. Por esta razón, con el tiempo este árbol se convertiría en un tipo de altar, un lugar de sacrificio y adoración, donde la voluntad del hombre es sujetada a la voluntad del Creador.
Este árbol era también la manifestación de la libertad del hombre. El hombre tenía la posibilidad de pecar. Era libre para elegir entre la obediencia y la desobediencia. Si el hombre no hubiera tenido mandamientos, no tendría la opción de ser desobediente. Ahora su obediencia estaría basada en una acción voluntaria de sometimiento y esto le convertiría en un ser superior que si no hubiera tenido esa opción. De esta manera el amor estaría basado en la libertad de elección, y así es más poderoso. Dios desea nuestro amor voluntario, no obligado. Como el Eterno prohibió al hombre comer de ese árbol, en un sentido, no tenía la libertad para hacerlo. En el caso de desobediencia al mandamiento, habría una consecuencia catastrófica, la muerte, que implica la desintegración de los elementos que están vivos al estar unidos. Las Escrituras hablan de, al menos, tres clases de muerte.
Muerte espiritual, cuando el espíritu humano es alejado de la Fuente de la vida, cf. Efesios 2:1.
Muerte física, cuando el espíritu sale del cuerpo, cf. Génesis 5:5.
Muerte eterna (la segunda muerte), cuando todo el ser es consumido en el lago de fuego, cf. Mateo 5:29; 25:41; Revelación 20:14.
¿Cómo podemos interpretar las palabras: “el día que de él comas, ciertamente morirás”?
El día cuando Adam pecó, experimentó un tipo de muerte espiritual, su interior experimentó una ruptura en la relación íntima con Dios, de manera que Dios le sale a buscar llamándole diciendo: “¿Dónde estás?”
Si consideramos que un día también significa 1000 años, vemos que Adam no pasó a un segundo milenio de vida, murió a los 930 años, en el mismo día (entiéndase día como 1000 años) que comió del árbol, murió físicamente.
Es posible que Adam haya muerto exactamente el día de su cumpleaños, 930 años después de su creación, el sexto día de la semana (viernes). Según la tradición fue enterrado por Dios Mismo, en la cueva de Majpelá, que estaba cerca de la puerta del Huerto de Edén. Esta es la razón por la que Avraham tenía tanto interés en comprar esa cueva, para sepultura de Sará, de sí mismo, y de sus descendientes.
2:18 “Y HaShem Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda opuesta a él.” (Trad. propia) – El hombre no fue creado para estar solo. La mujer fue sacada del hombre con el fin de estar delante de él y complementarle. Este texto enseña que el propósito principal de la mujer es apoyar al hombre para que él pueda cumplir los propósitos del Eterno junto con ella. Cuando la Torá habla de ejercer dominio, en 1:26-28, no lo expresa de forma singular, sino siempre plural. Esto nos enseña que el hombre no puede ejercer dominio estando sólo. Necesita la ayuda de su esposa para poder ejercer un dominio correcto sobre la creación.
Antes que la mujer fue hecha, el hombre fue puesto en el huerto para labrarlo y protegerlo. Los mandamientos de comer de los árboles y de no comer de un árbol no fueron dados directamente a la mujer, sino sólo al hombre. El hombre también empezó su tarea de dominar sobre la creación al poner nombres proféticos sobre todos los animales de la tierra y todas las aves del cielo. Esto nos enseña que hay tres cosas específicamente relacionadas con la función del varón:
· La producción y cuidado laboral, expansión y defensa.
· El estudio y cumplimiento de la Torá.
· La responsabilidad de discernir y mandar sobre el contorno.
El hombre ya estaba funcionando en estas tres áreas sin la ayuda de la mujer. Sin embargo no estaba bien que un solo hombre estuviera haciendo estas cosas. HaShem quería tener muchos hijos, y el varón solo no podía cumplir con esa visión. Necesitaba una esposa que pudiera ayudarle con esa tarea. Por este motivo, HaShem diseñó el cuerpo de la mujer especialmente con el fin de poder producir hijos. Esto nos enseña que la vida familiar y la crianza de los hijos es la tarea principal de una mujer. Lo más grande en la vida de una mujer es poder casarse con el fin de ser una ayuda para su marido, tener hijos y ayudar a su marido a criarlos para que sean fieles al Eterno. El hombre fue creado para moverse en un círculo más amplio, la mujer fue creada para moverse en el mundo del hogar en primer lugar, cf. Proverbios 31:10-31.
La mujer ha sido capacitada de una manera especial, para poder ser una ayuda para su esposo. La palabra hebrea que ha sido traducida como “ayuda” es ezer,[59] cuya raíz es ”azar”,[60] que significa “rodear”, “proteger”, “defender”, “ayudar”, “socorrer”. Esta palabra no tiene nada despectivo en sí, sino refleja lo mejor que pueda recibir una persona cuando hay necesidad. El hombre está menos capacitado para poder vivir solo que la mujer. La Torá enseña que el hombre es el que necesita una ayuda, no la mujer. La palabra ezer aparece en la mayoría de los textos en las Escrituras como una referencia al Eterno, cf. Éxodo 18:4; Deuteronomio 33:7. Así que, la ayuda que la mujer pueda brindarle al hombre es una ayuda que viene del cielo. El hombre humilde acepta los consejos sabios y la ayuda que el Eterno le esté dando a través de su esposa.
El hecho de que la Torá enseña que el hombre necesita ayuda no significa que la mujer no necesite del varón. El varón estaba funcionando en las tres áreas que antes hemos mencionado, antes de la formación de la mujer. Por lo tanto, la mujer depende del hombre en estas tres áreas. La mujer necesita el beneficio del trabajo y la protección del varón. La mujer necesita de la revelación del consejo del Eterno que fue entregado al varón. Ningún libro en las sagradas Escrituras fue escrito por una mujer pero fueron también escritos para la mujer. La revelación divina viene en primer lugar al hombre y es transmitida por medio del hombre a la mujer. En algunas ocasiones el Eterno habla al hombre a través de la esposa, pero esa no es la regla sino un complemento. El Eterno no habló a la mujer acerca de los mandamientos que el hombre había recibido. Esto nos enseña que el hombre tiene la responsabilidad para enseñar Torá a su esposa. El esposo debe dedicar más tiempo que la esposa en los estudios de las Escrituras y en la oración, para poder obtener la revelación divina y así poder enseñarla y dirigir a su hogar de manera profética. El varón es el que tiene la última palabra a la hora de decidir cómo llevar la familia, él es la cabeza de su esposa, como está escrito en 1 Corintios 11:3:
“Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es el Mesías, y la cabeza de la mujer (casada) es el hombre (su esposo), y la cabeza del Mesías es Dios.” (LBLA revisada)
La palabra hebrea que ha sido traducida como “opuesta a él” es ke-negdó, cuya raíz es negued,[61] que significa “en frente”. Esto nos enseña que la mujer fue creada para estar en frente del varón. Si el varón se porta de manera correcta, su mujer, que es temerosa del Eterno, le va a tratar bien, pero si él no hace lo que el Eterno le ha llamado a hacer, entonces la mujer se convertirá en su enemiga. La palabra ke-negdó puede ser traducida “que le lleve la contraria”. La mujer ha sido hecha por el Eterno para ser así. Esa es la mejor ayuda que el hombre pueda tener, aparte del Eterno mismo. La mujer fue diseñada para ver las cosas de otra manera, para estar en un ángulo diferente y tener otro modo de comprender su contorno. El hombre tiene más capacidad para ver las cosas de manera general, pero no tiene la capacidad de ver todos los detalles. La mujer ha sido capacitada para ver ciertas cosas que el hombre no puede ver y él tiene la obligación de escucharla para poder tener una imagen más completa de las cosas antes de tomar las decisiones finales y dirigir correctamente su familia.
2:19 “Y HaShem Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría; y como el hombre llamó a cada ser viviente, ése fue su nombre.” (LBLA revisada) – En el quinto y sexto día fueron formados los animales. Estos animales luego fueron traídos al hombre para que él dominara sobre cada uno de ellos a través del discernimiento espiritual y su capacidad de hablar. Por medio del discernimiento espiritual podía detectar el carácter y la función de cada especie. Luego combinó las letras hebreas, según el significado de cada letra, que correspondían al carácter y función de cada animal y las pronunció sobre cada uno en particular. Adán fue creado para ser dirigido por el Espíritu del Eterno. Todavía no había entrado el pecado en él, y su relación y revelación espirituales no sufrían impedimentos de ninguna clase. Él sabía, por medio de su visión profética, acerca de la función y propósito de cada cosa y animal y podía dominar sobre cada uno de ellos conforme al plan del Creador. Al poner nombres sobre los animales, el hombre los dominaba con su palabra. El hombre fue capacitado para dominar y crear su contorno a través de su palabra. El que pone nombre sobre algo es el que tiene autoridad sobre aquella cosa. HaShem puso nombre sobre la luz, las tinieblas, la expansión, la tierra y el mar. Él domina sobre todas estas cosas. HaShem puso también nombre sobre el hombre el día en que fue creado, cf. 5:2. El hombre luego podía seguir poniendo nombres sobre los animales y de esa manera colaborar con el Eterno en esta obra.
2:21-22 “Entonces HaShem Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y se durmió; y tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar. Y de la costilla que HaShem Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre.” (LBLA revisada) – La mujer no fue tomada del polvo de la tierra para ser aplastada, ni de la cabeza del varón para dominarlo, sino de su lado para igualarlo. Según Rashí, el texto hebreo no habla de costillas sino de costados. De esta manera HaShem sacaría la parte femenina del hombre para construir una mujer. Por otro lado, el rabí Eliezer[62] enseña que HaShem sacó una costilla, y con esa costilla construyó una mujer. El Targum de Yonatán dice que se trataba de la decimotercera vértebra del hombre.
En el episodio de la formación de la mujer encontramos una hermosa ilustración profética en cuanto a la preparación de la nova del Mesías. En el plan eterno del Padre celestial, el Mesías había sido destinado para ser el gobernante sobre todo el universo. Este gobierno fue reflejado en el hombre en relación con los animales y la tierra. Sin embargo, como el hombre no debía ejercer ese dominio solo, la mujer fue sacada de él, para que hubiera un gobierno colectivo de hombre y mujer. De la misma manera, HaShem decidió sacar del Mesías una esposa complementaria, para compartir con él el gobierno de toda creación, tanto invisible como visible. Y de la misma manera que el hombre fue puesto bajo un sueño profundo, el Mesías tenía que pasar por el sueño de la muerte. Durante el sueño, la mujer fue sacada del hombre. De la misma manera la novia del Mesías fue sacada a base de la muerte del Mesías. La muerte del Mesías es la base sobre la cual la novia podía ser sacada, formada y perfeccionada, para poder ser una ayuda complementaria en el gobierno mesiánico universal. Esto no significa que la novia no existía antes de la muerte del Mesías Yeshúa. La novia ya existía desde antes, como está escrito en Juan 3:29:
“El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del novio, que está allí y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado.” (LBLA)
En Efesios 5:25-27 está escrito:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como el Mesías amó a la congregación y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una congregación en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.” (LBLA revisada)
Estos textos enseñan que la novia del Mesías ya existía antes de que él se entregara para morir por ella. Sin embargo, la muerte del Mesías era necesaria para poder perfeccionarla para que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante. La congregación del Mesías son los fieles dentro del pueblo de Israel, como está escrito en Jeremías 31:4a y Mateo 16:18b:
“De nuevo te edificaré, y serás reedificada, virgen de Israel... sobre esta roca edificaré mi congregación.” (LBLA revisada)
2:23 “Y el hombre dijo: Esta vez es hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será llamada mujer (ishá), porque del hombre (ish) fue tomada.” (Trad. propia) – Las primeras palabras del hombre cuando despertó de su sueño fueron: “Esta vez”. Esto significa que él había estado buscando entre los animales algún ser que podría ser su pareja. Según el Midrash,[63] al ver que todos los animales tenían parejas, se quejó con el Eterno por no tener pareja. Entonces el Eterno le durmió y le proporcionó a Javá.
Este texto nos enseña que Adam hablaba en hebreo, la misma lengua que el Eterno usó para crear el mundo. Según Siftei Jajamim,[64] en todas las lenguas antiguas del mundo, la palabra para “mujer” no se deriva de la palabra para “hombre”, excepto en el hebreo. Por lo tanto, el juego de palabras que está haciendo Adam es una evidencia que estaba hablando el idioma hebreo y entendiendo su gramática. El hebreo fue hablado por todos los hombres hasta la torre de Bavel casi 2000 años después. A partir de allí el hebreo fue dividido en 70 idiomas diferentes. El hebreo es llamado lashón ha-kodesh, “la lengua sagrada”.
2:24 “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (LBLA) – Aquí está la base para el matrimonio entre hombre y mujer. El matrimonio es un pacto entre varón y mujer que tiene implicaciones sociales. Por lo tanto la relación entre un hombre y una mujer no es un asunto privado. En todas las culturas hay algún tipo de anuncio público a la hora de iniciar un pacto matrimonial. El hombre no tiene el derecho de cohabitar con una mujer sin tener un pacto matrimonial con ella como base. Este texto nos enseña que primero hay un paso de abandono de la vida social en relación con la familia de los padres. Luego hay una unión oficial cuando una mujer se convierte en “su” mujer, y después podrán unirse físicamente para ser una sola carne. Este es el orden establecido desde la creación para la formación de la unión entre hombre y mujer.
La raíz de la palabra hebrea que ha sido traducida como “unirá” es davak,[65] y significa “pegarse”, “asociarse”, “adherirse”.
En Mateo 19:4-6 nos enseña nuestro Rabino:
“Y respondiendo dijo: ¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio LOS HIZO VARÓN Y HEMBRA, y añadió: "POR ESTA RAZÓN EL HOMBRE DEJARÁ A su PADRE Y A su MADRE Y SE UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE"? Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe.” (LBLA)
La unión entre varón y mujer en el pacto matrimonial es un asunto que se registra en el cielo. En este primer matrimonio, el Eterno trajo la mujer al hombre y los casó. Después entregó a las autoridades la facultad de confirmar los pactos matrimoniales. Por lo tanto, toda intención de establecer una relación íntima entre varón y mujer tiene que ser registrada ante las autoridades. Las autoridades son representantes de Dios. Los que se casan ante las autoridades lo hacen ante Dios y en ese momento Él es el que los une. El matrimonio es un pacto hecho delante del Eterno, como está escrito en Malaquías 2:14:
“Y vosotros decís: "¿Por qué?" Porque HaShem ha sido testigo entre tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente, aunque ella es tu compañera y la mujer de tu pacto.” (LBLA revisada)
En Eclesiastés 4:12 está escrito:
“Y si alguien puede prevalecer contra el que está solo, dos lo resistirán. Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente.” (LBLA)
2:25 “Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.” (LBLA) – El hombre fue creado a la imagen de Dios. Como Dios se revela en este mundo como luz y cubriéndose de luz[66], el hombre brillaba antes de caer en pecado. El Midrash[67] enseña además que el hombre fue creado rodeado con nubes de gloria y tenía una especie de escamas que luego cayeron cuando pecó. Así que no debemos entender la expresión “desnudos” como una desnudez vergonzosa como la que experimenta el hombre hoy en día cuando no esta vestido.
La vergüenza por causa de la desnudez que experimentó el hombre al caer en pecado es debido a la pérdida de la ropa original que tenía. Ahora no podrá recuperar la gloria de su ropa original. Ni siquiera el rey Shelomó podía llegar al nivel de hermosura de un lirio del campo, cf. Mateo 6:29. Esto muestra que el hombre, que fue creado muy superior a las flores, es un ser caído, que ha perdido esa gloria original que tenía antes de su caída en pecado, como está escrito en Romanos 3:23:
“por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (RV1995)
Por otro lado, la vergüenza por exponer sus cuerpos no existía en los hombres desde el principio, porque no había en ellos malos instintos. Todavía no había entrado en el hombre el pecado. Según Rashí, el yetser hará, la inclinación al mal, no entró en el hombre hasta que comió del fruto del árbol prohibido.
3:1 “Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que HaShem Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: "No comeréis de ningún árbol del huerto"?” (LBLA revisada) – La serpiente ataca a la mujer por varias razones. La mujer es más sensible a los impulsos espirituales que el hombre. También es más fácil seducir espiritualmente a la mujer que al hombre, como está escrito en 1 Timoteo 2:14:
“Y Adam no fue el engañado, sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en transgresión.” (LBLA)
En 2 Corintios 11:3 está escrito:
“Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción al Mesías.” (LBLA revisada)
Los mandamientos habían sido entregados al varón y él, a su vez, los había transmitido a su esposa. Por lo tanto, Adam no fue engañado porque sabía muy bien cuál era el mandamiento que había recibido del Eterno en cuanto al árbol prohibido. La serpiente hizo una pregunta astuta para entrar en discusión con la mujer. La estrategia del adversario está basada en la mentira. Él es el padre de la mentira. La mentira es la verdad torcida. La Torá del Eterno es verdad, cf. Salmo 119:142. La mentira del adversario consiste en torcer las palabras de la Torá. Con la primera pregunta, la serpiente cambió un mandamiento y así intentó proyectar la imagen de un Dios cruel que esclaviza a los hombres mediante la ley, prohibiendo tantas cosas que podrían disfrutar si fuesen libres de la ley. Esta ha sido su estrategia desde el principio y su estrategia no ha cambiado desde entonces.
3:3 “pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, ha dicho Dios: "No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis."” (LBLA) – La mujer añadió al mandamiento. No estaba prohibido tocar el árbol, sólo comer de él. Es muy importante no añadir ni quitar a los mandamientos, como está escrito en Deuteronomio 4:2:
“No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni quitaréis de ella, para que guardéis los mandamientos de HaShem vuestro Dios que yo os mando.” (LBLA revisada)
3:4 “Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis.” (LBLA) – Aquí vemos el origen del engaño de la creencia de la inmortalidad del alma.
3:5 “Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal.” (LBLA) – La serpiente reclama conocer lo que hay en la mente de Dios, ella es religiosa. Ahora está intentando establecer una religión diferente. Lo atractivo de su nueva religión es que ofrece la libertad de la ley y el desarrollo personal mediante un conocimiento superior. Es una religión que crea independencia. En lugar de estar en sujeción a los mandamientos, el hombre toma decisiones propias según sus propios criterios. Mediante la confianza en su propio conocimiento y en su propia mente, piensa que sabe lo que debe hacer y no hacer. Así su propia mente se convierte en Dios y es la que decide, según lo que entienda. Lo que no entiende no lo acepta ni lo practica.
3:6 “Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió.” (LBLA) – La mujer fue engañada por la palabra de la serpiente. Creyó más en las palabras mentirosas que en las Palabras del Eterno que habían sido transmitidas por su marido.
La tentación de la independencia mental fue la que hizo que el pecado entró en este mundo. El intelectualismo humanista es el mayor obstáculo para el Reino de los Cielos en la tierra.
Adam se dejó seducir por la mujer en lugar de dominar sobre la serpiente con la Palabra de Dios.
3:7 “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.” (LBLA) – El conocimiento de los hombres ya no estaba basado en la revelación causada por la unión espiritual con el Eterno, sino en la independencia intelectual. Perdieron la gloria que habían tenido y conocieron que estaban desnudos. La palabra hebrea para conocer, yadá,[68] no sólo significa discernir intelectualmente, sino también saber por experiencia. Ahora experimentaron verdaderamente lo que implicaba estar desnudos en todos los sentidos. En primer lugar se quedaron desnudados de la presencia divina que los había llenado de tanta gloria que hasta sus cuerpos brillaban. Además, según lo que enseña Rashí, se quedaron desnudados del mandamiento que habían tenido en sus manos. Por el efecto que el fruto causó en ellos, ahora pudieron entender la vergüenza que implicaba estar desnudos y por esto se cosieron hojas de higuera para cubrirse. Las hojas de higuera representan la religiosidad del hombre caído, que intenta sustituir la gloria del Eterno por medio de propios esfuerzos. Esas ropas fueron luego rechazadas por el Eterno que les puso otro tipo de ropa, producida por un animal inocente que tuvo que dar su sangre.
Hay diferentes propuestas entre los jajamim, los sabios, con respecto a qué árbol fue el del conocimiento de lo bueno y lo malo: vid, trigo, etrog (cidro) e higuera. Según Rashí, fue una higuera. No obstante, pienso que fuera un árbol único en su clase que ya no existe en la tierra.
La Torá[69], los apóstoles[70] y otras interpretaciones antiguas y rabínicas[71] enseñan que la muerte entró en la humanidad por medio de Adam. La muerte es el resultado del pecado que ahora había entrado en el hombre. La semilla del árbol del conocimiento de lo bueno y de lo malo, echó raíces y produjo su fruto dentro del hombre. Esto causó una división dentro del ser humano, una división en la voluntad, la cual vemos reflejada en Romanos 7:15, donde está escrito:
“Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago.” (LBLA)
El carácter del hombre fue degenerado. Él fue transformado en un ser diferente, con pecado dentro, el cual no estaba en el principio, y su forma de ser no puede agradar al Eterno, más bien despierta su ira, por su rebeldía nata, como está escrito en Efesios 2:3:
“entre los cuales también todos nosotros (los judíos) en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás (los gentiles).” (LBLA propios comentarios)
3:8 “Y oyeron a HaShem Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de HaShem Dios entre los árboles del huerto.” (LBLA revisada) – El pecado entró en el mundo por la tarde. Por esta razón el Mesías Yeshúa tenía que morir por la tarde, para quitar el pecado del mundo.
3:10 “Y él respondió: Te oí en el huerto, y tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí.” (LBLA) – El miedo entró en el mundo por causa del pecado.
3:11 “Y dijo: ¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?” (LBLA) – El Eterno sabe todas las cosas y no necesita ser informado de lo que sucede. A pesar de ello, le hace una pregunta a Adam para así darle la oportunidad para arrepentirse y confesar su pecado con remordimiento.
3:12 “Y el hombre respondió: La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.” (LBLA) – El carácter del hombre se había vuelto depravado, y por esto le echaba la culpa a Dios por haberle dado una mujer que le hizo pecar. En lugar de dar la cara, se coloca detrás de su mujer intentando escapar de su responsabilidad y evitar el castigado por lo que ha hecho. Una persona espiritualmente inmadura no reconoce su culpa sino siempre echa la culpa a otros. Una persona madura está dispuesta a asumir la responsabilidad de su culpa e incluso la culpa de los demás y sufrir el castigo de ellos para liberarlos.
Adam sabía que le esperaba la muerte. La paga del pecado es la muerte. El temor a la muerte produce esclavitud. HaShem puede liberarnos completamente del temor de la muerte por medio de Yeshua, como está escrito en Hebreos 2:14-15:
“Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, él igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.” (LBLA)
3:13 “Entonces HaShem Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que has hecho? Y la mujer respondió: La serpiente me engañó, y yo comí.” (LBLA revisada) – HaShem le da también a la mujer la oportunidad de hacer teshuvá, arrepentimiento. Pero ella sigue el mal ejemplo de su marido y no asume su responsabilidad sino echa la culpa a la serpiente.
3:14 “Y HaShem Dios dijo a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, maldita serás más que todas las bestias, y más que todos los animales del campo; sobre tu vientre andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.” (LBLA revisada) – Para la serpiente no había posibilidad de arrepentimiento. Por eso HaShem no le hace ninguna pregunta, sino dicta la sentencia directamente. La serpiente perdió sus patas y fue reducido al ser más maldito que todos los animales terrestres.
3:15 “Y pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar.” (LBLA) – Aquí se habla en primer lugar de una enemistad entre la mujer y la serpiente. La mujer es la madre de los seres humanos, y por lo tanto representa la vida. Así fue como Adam entendió este mensaje para luego darle un nuevo nombre, Javá (Eva), “vida”, (antes se había llamado Ishá). A pesar de que los hombres se habían sometido al espíritu de rebeldía e independencia, todavía quedaba dentro de ellos una inclinación al bien, el yetser hatov, que les iba a motivar para no quebrantar todos los mandamientos del Eterno. De esta manera habría, hasta cierto punto, una enemistad natural, nata, en toda la raza humana contra los poderes del mal tanto internos como externos.
En segundo lugar, se habla aquí de la descendencia de la serpiente y de la descendencia de la mujer. La descendencia de la serpiente son los hombres que quebrantan los mandamientos del Eterno, y la descendencia de la mujer representa a los hombres que obedecen los mandamientos del Eterno luchando en enemistad contra la serpiente y el mal.
Desde tiempos muy antiguos este texto también ha sido entendido como una profecía mesiánica. El Midrash[72] enseña:
"Este es Aquel Simiente que viene de otro lugar, y ¿quién es este? Este es el Rey Mesías."
En Gálatas 3:16 está escrito:
“Ahora bien, las promesas fueron hechas a Avraham y a su descendencia. No dice: y a las descendencias, como refiriéndose a muchas, sino más bien a una: y a tu descendencia, es decir, el Mesías.” (LBLA revisada)
Esta interpretación no excluye las otras interpretaciones en cuanto a la palabra descendencia. Sin embargo, es destacable el hecho de que la palabra para descendencia en Génesis 3:15 está escrita de forma singular masculino. Evidentemente aquí hay una profecía de un descendiente especial, una simiente única. La palabra hebrea que ha sido traducida como “simiente”, zerá,[73] significa:
· semilla, simiente, germen, pipa, papita, grano, trigo
· periodo de siembra, sementera
· esperma, semen
· fig. posteridad, descendencia, hijos, descendientes, raza
Debemos notar que la Torá habla aquí de la simiente de una mujer, lo cual es una cosa contra la naturaleza. La simiente, el esperma, viene del hombre. ¿Cómo es que ahora se habla de la semilla de una mujer? Evidentemente aquí tenemos una profecía de un nacimiento sobrenatural del Mesías. El texto parece indicar que se tratará del nacimiento del Mesías sin el semen de un varón.
HaShem sigue diciendo que él, el simiente, el descendiente, tendrá que aplastar la cabeza de la serpiente, es decir, destruir el poder de aquél que incitó a la mujer al pecado. Aquí es anunciada la destrucción final del poder de satanás.
La palabra hebrea que ha sido traducida como “te herirá” es yejufshá que, según Rashí, significa “te triturará”, similar a Deuteronomio 9:21 donde habla de cómo Moshé hizo polvo el becerro de oro en el desierto.
En 1 Juan 3:8 está escrito:
“El que practica el pecado es de satanás (simiente de la serpiente), porque satanás ha pecado desde el principio (Bereshit). El Hijo de Dios (simiente de la mujer) se manifestó con este propósito: para destruir las obras satanás (aplastar la cabeza de la serpiente).” (LBLA revisada con propios comentarios)
El Hijo del Dios, que es el último Adam y el Segundo Hombre, cf. 1 Corintios 15:45-47, vino para destruir las obras del satanás. Por medio de su obediencia a la Torá venció sobre el adversario, cf. Filipenses 2:8; Salmo 40:7-8. Adam perdió por desobedecer los mandamientos de Dios. Yeshúa venció por obedecer la Torá del Eterno. La única manera de vencer sobre satanás, es a través de obedecer la Torá. El que no obedece a Dios, se somete automáticamente al reino de desobediencia y al príncipe de la rebeldía. Pecado es desobediencia a los mandamientos de Dios, cf. 1 Juan 3:4.
Al igual que Moshé desmenuzó en polvo el becerro de oro y echó el polvo en agua, así el final de satanás será la destrucción eterna y total en el lago de fuego, como está escrito en Mateo 25:41:
“Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles.” (LBLA)
En Revelación 20:10 está escrito:
“Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.” (LBLA)
“y tú le herirás en el calcañar” (LBLA) – Esta profecía está anunciando el sufrimiento del Mesías. En el momento de su muerte, Yeshúa tuvo que sufrir en su talón por un clavo sin cabeza que los verdugos romanos habían puesto en el árbol, justamente detrás de uno de sus pies, y que atravesaba el talón cada vez que tenía que elevarse para poder respirar.[74]
El texto también puede ser interpretado en referencia a los descendientes de Yaakov que serán la última generación antes del regreso del Mesías. El nombre Yaakov está relacionado con la palabra hebrea para “talón”, ekev. En los últimos tiempos, los hijos del adversario, los que quebrantan los mandamientos, harán guerra contra los santos que guardan los mandamientos de Dios, que fueron dados por medio de Moshé, y tienen el testimonio de Yeshúa, como está escrito en Revelación 12:17:
“Entonces el dragón se enfureció contra la mujer (Israel), y salió para hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Yeshúa.” (LBLA revisada)
3:16 “A la mujer dijo: En gran manera multiplicaré tu dolor en el embarazo, con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti.” (LBLA) – El mundo de la mujer, la familia, fue afectado por el pecado de ella. Las cosas que ya existían en pequeña escala fueron ahora aumentadas para convertirse en algo muy doloroso.
3:17 “Entonces dijo a Adán: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: "No comerás de él", maldita será la tierra por tu causa; con trabajo comerás de ella todos los días de tu vida.” (LBLA) – Hay momentos cuando el hombre no debe escuchar los consejos de su esposa. Él marido es responsable para discernir cuál es la fuente de lo que su mujer esté diciendo, si viene de una fuente pura o impura. Este texto nos muestra que la manera de poder discernir y vencer sobre toda tentación, es a través de la Torá. Si el hombre hubiera sido fiel a la Torá, no hubiera caído en pecado.
El mundo del hombre, su vida laboral, fue afectado por el castigo por su pecado.
3:18 “Espinos y abrojos te producirá, y comerás de las plantas del campo.” (LBLA) – La maldición que vino sobre la tierra cambió la genética de las plantas y empezaron a producir espinos y abrojos. La misma naturaleza fue afectada por el pecado del hombre, como también está escrito en Romanos 8:20-22:
“Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora.” (LBLA)
En 2 Pedro 3:3-4 está escrito:
“Ante todo sabed esto; que en los últimos días vendrán burladores... diciendo ... todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación. Cuando dicen esto, no se dan cuenta...” (LBLA)
Debemos tomar en serio las advertencias de Kefa, sobre los burladores que están viniendo en este último tiempo. Una de las cosas que dicen es que todo haya sido igual desde la creación, hasta nuestros días. Estos no se dan cuenta de los cambios que se hayan producido por los juicios de Dios en la historia del Universo. La naturaleza fue maldecida y sujeta a corrupción, cuando Adam pecó.
Sin embargo, la maldición sobre la naturaleza también fue llevada por el Mesías, simbolizada por la corona de espinas que fue puesta sobre su cabeza a la hora de su muerte, cf. Mateo 27:29.
3:19 “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (LBLA) – La muerte entró en el mundo por causa del pecado. Sin embargo, antes de dictar sentencia sobre el hombre y la mujer, el Eterno anunció una parte de su plan de salvación mediante el descendiente de la mujer. Este plan de salvación incluye la restauración de todas las cosas. Para que haya una restauración total por causa del desastre que fue causado por el pecado de los primeros hombres, no solamente el enemigo del hombre tiene que ser destruido, sino también el mismo pecado y las consecuencias del pecado. Tenía que haber una rectificación, en hebreo tikún, justo en el punto donde el primer hombre falló, en la obediencia a los mandamientos en el momento de la tentación por la serpiente. El Mesías Yeshúa hizo ese tikún por el pecado de Adam. Donde Adam falló, Yeshúa no falló.
¿Cuáles son las consecuencias del pecado? La muerte. Así que el hombre tiene que ser liberado de la muerte. E incluso la muerte misma tiene que ser eliminada para que haya una restauración de todo. Por lo tanto, el Redentor prometido no sólo tenía que liberar al hombre de la muerte, sino también destruir la muerte para siempre, cf. 1 Corintios 15:26; Revelación 20:14.
3:20 “Y el hombre le puso por nombre Javá a su mujer, porque ella era la madre de todos los vivientes.” (LBLA revisada) – Adam puso un segundo nombre sobre su esposa en la esperanza de que por medio de ella iba a nacer el Redentor. El nombre Javá[75] está relacionado con la palabra hebrea jayá,[76] que significa “vive”. Por medio de la mujer, el ser humano podría seguir vivo sin extinguirse y por medio de la mujer vendría Aquel que daría la posibilidad al hombre de tener la vida eterna.
3:21 “Y HaShem Dios hizo vestiduras de piel para Adam y su mujer, y los vistió.” (LBLA revisada) – Un animal inocente tuvo que dar su sangre para que los hombres pudieran ser vestidos. Este sacrificio fue el único hecho en el huerto del Eden y se efectuó por la tarde. De esta manera el Eterno estaba dando un mensaje a los hombres que aquella ropa no era suficiente, la que representaba sus propios esfuerzos para sustituir y recuperar la gloria perdida. Hacía falta derramamiento de sangre inocente para poder ser redimidos del pecado y sus consecuencias. Este hecho anunció la muerte del Mesías que tenía que suceder por la tarde, y cuya sangre iba a ser llevada al lugar santísimo en el cielo, para redimir al hombre de sus pecados y sus consecuencias, como está escrito en Hebreos 9:12:
“y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna” (LBLA)
El Eterno anunció su plan de salvación de dos maneras, primero a través del mensaje del descendiente de la mujer que iba a aplastar la cabeza de la serpiente, y luego mediante el único sacrificio que haya sido hecho en el huerto, con el fin de cubrir la desnudez de los hombres.
La palabra hebrea yeshuá, “salvación”, habla de un acto de liberación que causa un estado de amplitud, libre de limitaciones. El verbo yashá significa “salvar”, en el sentido de: “dar lugar”, “preparar sitio”, “sacar a un lugar espacioso”, “sacar de apuro”.
De esta manera, el término salvación en las Escrituras, no solamente significa que el hombre sea liberado del pecado, la muerte y la ira de Dios, para poder participar en el siglo venidero, sino también están implicados en esta palabra todos los aspectos de la vida humana. Se trata de ser liberado de todo lo que impide el cumplimiento del propósito inicial de Dios, para que se produzca una situación de shalom permanente. Shalom es un estado completo de orden, salud, perfección y armonía.
La salvación tiene su razón de ser en la caída en el pecado, cuando el hombre y la creación fueron puestos bajo maldición. El hombre necesita salvación del pecado y sus consecuencias, entre ellas, la muerte, y el resto de la creación necesita la salvación de la corrupción que vino como consecuencia del pecado del hombre.
La salvación tiene un lado negativo y otro positivo. Dios salva de algo negativo para producir algo positivo. Por ejemplo, nos salva de la muerte eterna para darnos vida eterna. A través de la salvación, Dios restaura su creación, y la sana de todas las consecuencias destructivas de la caída, para restablecer el estado original de armonía, perfección, salud y paz que gobernaba en el paraíso. La salvación implica la restauración y el restablecimiento del estado original de todas las cosas creadas que han sido afectadas por la caída en el pecado.
En Isaías 49:6 está escrito:
“Poca cosa es que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Yaakov y para restaurar a los que quedaron de Israel; también te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.” (LBLA revisada)
En Yeshúa el Mesías se desemboca toda la obra salvadora de Dios. El nombre Yeshúa significa “salvación”. En el Mesías está representada toda la nación de Israel y en Israel están representadas todas las naciones de la tierra. El Mesías vino a salvar a su pueblo de sus pecados, cf. Mateo 1:21, pero también para salvar a todo el mundo, cf. 1 Juan 2:2, como también está escrito en Romanos 1:16b:
“Del judío primeramente y también del griego” (LBLA)
Por esta razón, la obra salvadora, que el Eterno está llevando a cabo a través del Mesías, tiene que ver tanto con la salvación entera de Israel, como nación, cf. Romanos 11:26, como con cada individuo dentro de Israel y el resto del mundo, cf. 1 Timoteo 4:10. Además, su obra también tiene que ver con la salvación de toda la creación, tanto la visible como la invisible, cf. Colosenses 1:19-20; Romanos 8:19-25; Hebreos 9:23.
En Lucas 1:67-79 está escrito:
“Y su padre Zejaryá fue lleno del Espíritu de santidad, y profetizó diciendo: Bendito sea HaShem, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo, y nos ha levantado un cuerno de salvación (el Mesías) en la casa de David su siervo, tal como lo anunció por boca de sus santos profetas desde los tiempos antiguos, salvación de nuestros enemigos, y de la mando de todos los que nos aborrecen; para mostrar misericordia a nuestros padres, y para recordar su santo pacto, el juramento que hizo a nuestro padre Avraham: concedernos que, librados de la mano de nuestros enemigos, le sirvamos sin temor en santidad y justicia delante de Él, todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo; porque irás delante del Señor para preparar sus caminos; para dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que la Aurora (el Mesías) nos visitará desde lo alto, para dar luz a los que están sentados en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pies en el camino de paz.” (LBLA revisada)
Este texto nos enseña el sentido amplio del concepto de salvación. La salvación viene de Dios a través del Mesías, al pueblo de Israel, para redimir y liberar a Israel nacionalmente de todos sus enemigos, y también para dar conocimiento de salvación para el perdón de los pecados, tanto a los judíos, como a los no-judíos, para que cada uno pueda servir a Dios sin temor en santidad y justicia todos los días de su vida y caminar en el camino de paz, shalom.
La salvación está canalizada en tres tiempos, pasado, presente y futuro.
El pasado – “Nos ha salvado”, cf. 2 Timoteo 1:9. En el momento de recibir personalmente a Yeshua como Señor y Mesías, cf. Juan 1:12-13; Romanos 10:9-10, Dios nos introduce en el camino de salvación, nos hace nacer de nuevo y circuncida nuestro corazón. En esta frase está incluido tanto el sentido colectivo, de la salvación, ”nos”, como el sentido personal, individual.
El presente – “ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor”, cf. Filipenses 2:12b. Este proceso normalmente está definido en las enseñanzas de Pablo como “santificación”.
El futuro – “la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo”, cf. 1 Pedro 1:5. La salvación todavía no ha sido completada en todas las áreas de la vida humana personal y colectiva. Tampoco para la creación en general.
Es importante destacar el hecho de que las Escrituras hablan de la salvación como algo colectivo, “nos ha salvado”, “de vuestra salvación”. Pablo hubiera podido escribir: “Que cada uno de vosotros se ocupe de su salvación personal”, pero no lo hizo. El sentido colectivo de la salvación es algo predominante en toda la Escritura.
Esto no descarta el hecho de que haya una responsabilidad personal de cada uno, cf. Éxodo 32:33; Números 14:24; 21:9; Deuteronomio 24:16; Romanos 1:16; 10:8-10. Cada uno muere y se pierde por causa de su propio pecado, Ezequiel 18:20; Efesios 2:1; Colosenses 2:13. Y cada uno se salva por su propia fe obediente personal, Ezequiel 18:21; Marcos 16:16; Juan 3:16.
Sin embargo, la salvación personal de cada judío y de cada gentil, depende de la salvación colectiva que Dios haya dado, esté dando y dé a la nación de Israel. No hay salvación fuera del pacto que Dios hizo con Avraham. Avraham, Yitsjak, Yaakov, el pueblo de Israel y el Mesías de Israel son el único canal de salvación para todo el mundo.
Quinta aliyá, 3:22 – 4:26
3:22 “Entonces HaShem Dios dijo: He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; cuidado ahora no vaya a extender su mano y tomar también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre.” (LBLA revisada) – Tener vida eterna con pecado interno no sería una situación perfecta. En lugar de exterminar a los hombres, HaShem les da la oportunidad de entrar en su plan de redención total. La expulsión del paraíso fue un acto de bondad, con el fin de poder restaurar el ser humano antes de permitirle comer del árbol de la vida y vivir eternamente. Después de la redención final, el hombre podrá comer del árbol de la vida, como está escrito en Revelación 2:7; 22:2, 14:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las congregaciones. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios... en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones... Dichosos los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad.” (LBLA revisada)
En Proverbios 3:18 la sabiduría, que es sinónima de la Torá, es llamada “árbol de vida”. Esto significa que en una escala más pequeña el pueblo de Israel – y las naciones por medio de Israel – ya ahora tienen acceso al árbol de vida que es la sabiduría de la Torá. Sin embargo, de la misma manera como – en la escala pequeña – el pueblo de Israel no pudo recibir la Torá desde Sinaí antes de ser redimidos de la esclavitud de Egipto y purificados por las aguas, así la humanidad entera – en la escala más grande – no podrán llegar a todo el potencial de vida que hay en el árbol de vida antes de ser totalmente liberados de la esclavitud del pecado y del poder de la muerte mediante la redención final que vendrá por medio de Yeshúa el Mesías.
4:1-2 “Y el hombre había conocido a Javá, su mujer, y ella había concebido y dado a luz a Káyin, y había dicho: He adquirido varón con HaShem. Y había vuelto a dar a luz a su hermano Hevel. Y Hevel fue pastor de ovejas y Káyin fue labrador de la tierra.” (Propia trad.) – La gramática del texto hebreo da un indicio claro de que Javá ya había dado a luz anteriormente. La pregunta es ¿cuándo? Rashí dice que fue antes de la caída en pecado. Otros dicen que fue después. El Midrash[77] y Rashí enseñan que Javá dio a luz a cinco hijos el día de su creación, Káyin con su hermana melliza, y a Hevel con dos hermanas mellizas. Tanto Káyin como Hevel se casaron con sus hermanas mellizas. Si nacieron antes de la caída en pecado, todos los hijos tendrían que haber participado en la comida del fruto prohibido, porque tanto el comportamiento de Káyin como la muerte de Hevel, muestran que eran seres caídos afectados por el pecado. Rashí enseña que los hombres pecaron el mismo día en que fueron creados. Otra interpretación sería que la caída en pecado haya sido después de un tiempo.
4:3 “Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Káyin trajo a HaShem una ofrenda del fruto de la tierra.” (LBLA revisada) – La Torá dice que solamente fue del fruto de la tierra, lo cual nos da a entender que fue cualquier tipo de fruto, no lo mejor y lo escogido. El Midrash[78] dice que fue lino, el peor fruto que se podía encontrar.
4:4 “También Hevel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos. Y HaShem miró con agrado a Hevel y a su ofrenda” (LBLA revisada) – Según el Midrash,[79] Hevel ofreció generosamente lo mejor que poseía, corderos que nunca habían esquilado o trabajado y que no tenían defectos. Dios había mostrado a Adam y Javá cuáles eran los animales limpios que valían para los sacrificios, cf. Génesis 7:2, y por eso Hevel sabía qué clase de animales el Eterno podía recibir. Es probable que el animal que fue sacrificado en el huerto antes de la expulsión haya sido uno, o varios, corderos, cf. Revelación 13:8; 1 Pedro 1:19-20, y es probable que Hevel se basara en la revelación que el Eterno había dado mediante ese sacrificio. Según el Midrash,[80] los sacrificios de Káyin y Hevel fueron dados el 14 de Nisán, el mismo día que el sacrificio de Pesaj (pascua) iba a ser ofrecido más adelante.
En Hebreos 11:4 está escrito:
“Por la fe Hevel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Káyin, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla.” (LBLA revisada)
Hevel sacrificó por la fe. No dice “por fe”, sino “por la fe”. No era por cualquier fe, sino la fe, la de siempre, la única que fue dada desde el principio, la fe de los hebreos. Es probable que Hevel tenía fe en el sacrificio futuro del Mesías, según lo que el Eterno había revelado anteriormente, cf. 3:15, 21. Y por esa fe fue justificado, es decir declarado inocente y libre de la culpa de su pecado.
El Eterno miró con agrado a Hevel, en primer lugar, y luego su ofrenda. Vio la actitud de su corazón de amor, entrega y fe, y esa actitud fue recompensada con la manifestación de su agrado. El Midrash[81] cuenta que cayó fuego del cielo y consumió su sacrificio.
4:7 “Si haces bien, ¿no serás aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo.” (LBLA) – Rashí entiende esta frase, al igual que el Targum, de esta manera: “Si mejoras tus actos, ¿acaso no serías perdonado?” Luego sigue el Targum Onkelós: “para el día de juicio tu pecado es guardado ya que en el futuro serás castigado a menos que te arrepientas, pero si te arrepientes, estarás en paz.” Rashí entiende la palabra “puerta” como el momento de la muerte, cuando el hombre entra en la tumba. El pecado se refiere al yetser hará, la carne, dentro del hombre. El hombre debe dominar ese instinto maligno. Por medio del arrepentimiento y la gracia del Eterno podrá dominarlo. El que no se arrepiente de sus malas obras será dominado por su pecado.
4:10 “Y Él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de las sangres de tu hermano clama a mí desde la tierra.” (LBLA) – El texto hebreo dice “las sangres de tu hermano”, en plural. Rashí dice que es porque hace alusión a todos aquellos hijos de Hevel que no tuvieron la oportunidad de engendrar. El Talmud[82] dice que se refiere a varias heridas que Káyin le dio porque no sabía por donde saldría su alma.
4:15b “Y puso HaShem una señal sobre Káyin, para que cualquiera que lo hallase no lo matara.” (LBLA revisada) – Los jajamim, los sabios, ofrecen varias explicaciones sobre qué tipo de señal HaShem puso sobre Káyin: que se convirtió en leproso,[83] que HaShem le dio un perro guardián,[84] que un cuerno creció en su frente,[85] o que tenía una letra del Nombre sagrado grabada en su frente.[86] Rashí entiende que una letra del Nombre fue grabada en su frente.
4:19 “Lémej tomó para sí dos mujeres; el nombre de una era Adá, y el nombre de la otra, Tsilá.” (LBLA revisada) – Rashí hace referencia al Midrash[87] y dice que antes del diluvio tenían la costumbre de tomar dos mujeres, una para tener hijos y la otra para tener relaciones sexuales, Adá sería la mujer con la cual tuvo hijos y Tsilá la destinada para las relaciones sexuales. A pesar de haber tomado sustancias anticonceptivas ella se quedó embarazada dos veces, cf. v. 22.
4:25 “Y conoció Adam otra vez a su mujer; y ella dio a luz un hijo y le puso por nombre Shet, porque, (dijo ella): Dios me ha dado otro hijo en lugar de Hevel, pues Káyin lo mató.” (LBLA revisada) – Según el Midrash,[88] Javá estaba pensando en el rey Mesías cuando nació Shet. El nombre Shet[89] significa “puesto”, “sustituto” y habla de varias cosas en el ministerio del Mesías. El Mesías iba a ser un sustituto para el hombre que ha muerto. El Mesías también representa al hombre y puede hacer un intercambio de manera que su muerte pueda dar vida al hombre muerto. La fe en una muerte y resurrección representativa del Mesías está escondida en la declaración de Javá.
4:26 “A Shet le nació también un hijo y le puso por nombre Enósh. Por ese tiempo se comenzó a llamar con el nombre de HaShem.” (LBLA revisada) – Según Rashí, empezaron a llamar los nombres de las personas y los nombre de los ídolos con el nombre del Santo, bendito es, convirtiéndolos en objetos de culto, llamándolos divinidades.
Sexta aliyá, 5:1-24
5:2 “Varón y hembra los creó; y los bendijo, y los llamó Adam el día en que fueron creados.” (LBLA revisada) – El nombre Adam,[90] tiene relación con las palabras adam,[91] “rojizo”, adamá,[92] “tierra” y dam,[93] “sangre”. Entonces, cuando el Mesías es llamado Hijo del Hombre, en hebreo “ben Adam”, significa que está tomado de la tierra y tiene carne y sangre por ser un descendiente físico del primer hombre Adam. El Hijo del Hombre es un ser terrenal, que tiene su origen en el cielo, cf. 1 Corintios 15:47.
5:3 “Cuando Adam había vivido ciento treinta años, engendró un hijo en su semejanza, conforme a su imagen, y le puso por nombre Shet.” (LBLA revisada) – Aquí aparecen las mismas dos palabras que en 1:26 donde se habla de la creación del hombre con la imagen y según la semejanza de Dios, be-tsalmenu ki-demutenu, pero con el orden inverso, bi-demutó ke-tsalmó “en (o con) su semejanza, según su imagen”.
El significado de los nombres de los diez primeros nombres de la genealogía desde Adam hasta Noaj constituye una profecía mesiánica:
1. Adam – el terrenal
2. Shet – puesto
3. Enósh – degenerado
4. Kenán – posesión
5. Mahalalel – el alabado de Dios
6. Yéred – bajó
7. Janoj – consagrado
8. Metushélaj – su muerte envía
9. Lémej – miserable
10. Nóaj – alivio
El terrenal puesto (como) una propiedad degenerada. El alabado de Dios bajó, es un consagrado. Su muerte envía alivio al miserable.
5:22 “Y Janoj anduvo con Dios trescientos años después de haber engendrado a Matusalén, y engendró hijos e hijas.” (LBLA revisada) – Caminar con Dios significa cumplir sus mandamientos. La forma sustantiva de la palabra hebrea halaj, “caminar”, es halajá, que significa “el caminar”. Halajá es un término técnico dentro del judaísmo que se refiere a las ordenanzas que las autoridades judías establecen con el fin de poder poner en práctica los mandamientos de la Torá en cada situación de la vida judía.
5:24 “Y Janoj anduvo con Dios, y desapareció porque Dios lo tomó.” (LBLA revisada) – Este arrebatamiento constituye una sombra profética sobre el arrebatamiento que van a experimentar los justos de la última generación cuando venga el Mesías, cf. Mateo 24:31, Lucas 17:34-36; 1 Tesalonicenses 4:17. Cuando vuelva el Mesías a la tierra, los que son suyos serán arrebatados al aire para encontrarse con él y acompañarle en su regreso a la tierra. La palabra hebrea que ha sido traducida como “tomó”, lakaj,[94] hace alusión al segundo paso en el matrimonial hebreo cuando el novio “toma” a su esposa y la lleva a la casa de su padre, cf. Esdras 9:12; Nehemías 13:25; 2 Crónicas 11:21.
Séptima aliyá, 5:25 – 6:8
5:29 “Y le puso por nombre Noaj, diciendo: Este nos dará descanso de nuestra labor y del trabajo de nuestras manos, por causa de la tierra que HaShem ha maldecido.” (LBLA revisada) – Según Rashí, los hombres no usaban herramientas de agricultura hasta que vino Noaj y las fabricó.
6:2 “los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que escogieron.” (LBLA) – Según Rashí y el libro de Yashar,[95] se refiere aquí a los hijos de los nobles y de los jueces. El Targum traduce “hijos de los poderosos (o nobles)”. En el Midrash[96] y el libro de Janoj,[97] se habla de ángeles que habían caído del cielo en la época de Enosh que se unieron con las hijas de los hombres y así nacieron los gigantes.
6:6 “Y le pesó a HaShem haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en su corazón.” (LBLA revisada) – HaShem cambia su actitud y proceder para con los hombres según las decisiones y los actos de ellos, cf. Ezequiel 18.
6:8 “Mas Noaj halló gracia ante los ojos de HaShem.” (LBLA revisada) – El Eterno siempre ha ofrecido gracia a los hombres que se arrepienten del mal y le buscan. La palabra hebrea que ha sido traducida como gracia es jen [98] que significa:
gracia, atractivo, belleza, hermosura
agrado, simpatía
inclinación, estima, afecto
favor, compasión, benevolencia, gratitud
La raíz de esta palabra es janán [99] que significa:
inclinares para mostrar benevolencia a uno inferior, tener misericordia, compadecerse, apiadarse, conmiserarse, sentir lástima
hacer un favor, favorecer, beneficiar
El Midrash[100] dice:
“Noaj fue salvado, no porque lo merecía, sino porque halló gracia.”
El concepto de gracia, como favor inmerecido, es uno de los pilares más importantes del judaísmo.
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