sábado, agosto 19

Parashá 50 Ki Tavó

 Parashá 50 Ki Tavó

Deuteronomio 26:1 – 29:9(8)




Aliyás de la Torá:

  1. 26:1-11

  2. 26:12-15

  3. 26:16-19

  4. 27:1-10

  5. 27:11 – 28:6

  6. 28:7 – 29:1 (28:69 heb.)

  7. 29:2 (1 heb.) - 29:9 (8 heb.)

  8. Maftir: 29:7(6) - 9 (8)

Haftará: Isaías 60:1-22

Ki Tavó

Significa “cuando llegues”.

Comentarios

Primera aliyá, 26:1-11

26:1-2 “Y sucederá que cuando llegues a la tierra que HaShem tu Dios te da por herencia, tomes posesión de ella y habites en ella, tomarás lo primero de todos los frutos del suelo que recojas de la tierra que HaShem tu Dios te da, y las pondrás en una canasta e irás al lugar que HaShem tu Dios escoja para establecer su nombre.” (LBLA revisada) – Esta ofrenda también es mencionada en Éxodo 23:19a y 34:26a, donde está escrito:

Traerás lo primero (reshít) de las primicias (bicurim) de tu tierra a la casa de HaShem tu Dios...” (LBLA revisada)

La palabra hebrea que ha sido traducida como “primicias” es reshit,[1] y aparece en todos los tres textos. La palabra bicurim, “primicias” no aparece en el texto de Deuteronomio, sólo reshít, “lo primero”. Aun así, esta ofrenda es llamada bicurim. Según la Mishná,[2] la ofrenda de bicurim sólo se da del fruto de la tierra de Israel y, específicamente de las siete especies mencionadas en Deuteronomio 8:8. La miel no se refiere a la miel de abeja sino dátiles. No se entrega una ofrenda de bicurim de otras especies. El propósito de entregar los primeros frutos, que son los que más se aprecian, es mostrarle al Eterno que Él es el primero en nuestras vidas.

Cuando los primeros frutos empezaron a brotar fueron marcados con un hilito. Cuando habían madurado fueron llevados al santuario entre shavuot y sucot. En el tiempo del templo solían ir familias enteras junto con otras personas de la misma ciudad. Iban caminando con sus canastas cargadas de las siete especies detrás de un toro cuyos cuernos fueron cubiertos de oro y con una guirnalda de ramas de olivo alrededor del cuello. El toro fue sacrificado como ofrenda de paz. Al acercarse a Yerushalayim la gente salía a recibirlos con gritos de alegría y con toque de flautas. Los levitas cantaban el Salmo 30 (que es una referencia a la resurrección del Mesías, la cual es simbolizada en las primicias, bicurim). Al llegar al monte del templo colocaban las canastas sobre los hombros para entrar en el atrio así. Los sacerdotes colocaban luego su mano debajo de cada canasta y juntos la mecían (tenufá) en todas las direcciones, para mostrar así que es una pertenencia del Eterno. Después las canastas fueron colocadas al lado del altar y se recitaba el texto de Deuteronomio 26:3, 5-10. Las cosas que había en las canastas fueron comidas por los sacerdotes.

Según Maimónides, el sacrificio de bicurim requiere siete cosas:

1.      Se lleva al lugar escogido por HaShem.

2.      Se lleva en una canasta.

3.      Se hace una declaración verbal.

4.      Se entrega un sacrificio.

5.      Se canta.

6.      Se hace la ceremonia de tenufá – mecimiento.

7.      Se pernocta en el lugar.

26:3 “Y te presentarás al sacerdote que esté en funciones en esos días y le dirás: "Declaro hoy a HaShem mi Dios que he entrado en la tierra que HaShem juró a nuestros padres que nos daría.” (LBLA revisada)” – Este texto nos enseña la importancia de la identificación nacional e histórica con el pueblo de Israel. Todas las personas que hacían esta declaración en el templo no habían entrado físicamente en la Tierra. Pero pertenecían a un pueblo que una vez en la historia pasó a la tierra, y cada judío tendrá que identificarse con ese hecho como si él mismo lo hubiera vivido.

26:5 “Y responderás y dirás delante de HaShem tu Dios: "Mi padre fue un arameo errante y descendió a Egipto y residió allí, siendo pocos en número; pero allí llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa.” (LBLA revisada) – Aram fue el quinto hijo de Shem, cf. Génesis 10:22. No es ancestro de Avraham. El tercer hijo de Shem Arfajshad (Arfaxad) fue ancestro de Avraham.  ¿Cómo es que aquí está escrito que el padre de los israelitas fue un arameo?

Laván fue llamado “arameo”, cf. Génesis 25:19-20; 28:5. El tampoco fue descendiente de Aram. Parece ser que porque vivían en Padán-Aram fueron llamados arameos. El padre de Laván, Betuel y Yitsjak eran primos. La hija de Betuel fue Rivcá. Así que Yitsjak se casó con la hija de su primo. El hermano de Rivcá fue Laván, llamado “el arameo”. Pero no venía de aquel Aram mencionado en Génesis 10. Uno de los hermanos de Betuel, Kemuel es llamado el padre de Aram. Aquel otro Aram era, por tanto, primo de Laván. Yaakov y aquel otro Aram fueron primos segundos.

Es probable que los descendientes de Aram en Génesis 10 hayan poblado la tierra llamada Padán-Aram. Ese Aram que mayormente es mencionado en las Escrituras es la tierra que hoy en día se llama Siria. Padán-Aram está más al norte, cruzando el río, en Mesopotamia. Es probable que Laván fuese llamado arameo por el hecho de hablar en arameo y habitar en esa área, aunque no era descendiente de Aram, hijo de Shem. Según Génesis 31:47, Laván hablaba en el idioma arameo.

¿Cómo es que Yaakov fue llamado arameo en la Torá? (Avraham fue llamado “hebreo”, no “arameo”) ¿Cómo vamos a entender esta oración?

La traducción Peshitta dice “Mi padre fue enviado a Aram”, refiriéndose a Yaakov que fue enviado a la tierra donde estaba Laván. Otra traducción dice: “Un arameo intentó destruir a mi padre” (ArtScroll Ramban inglés). Otra traducción dice: “Un arameo quiso hacer perecer a mi padre” (Jumash HaMerkaz). Otra traducción dice: “Un arameo a punto de perecer fue mi padre” (The Hirsch Chumash inglés). Otra traducción dice: “Un aramí era la perdición de mi ancestro.” (Torá con Rashí)

Si entendemos la palabra como que Yaakov era arameo, tiene que ver con la tierra geográfica de Padán-Aram donde pasó veinte años de su vida, cuando tenía entre 77 y 97 años de edad. Es posible que por haber morado allí tanto tiempo, Yaakov fue llamado arameo, al igual que Laván que habitaba en esa tierra, sin ser descendiente de Aram, hijo de Shem.

Según Rashí, la palabra arameo no se refiere a Yaakov, sino a Laván que quiso destruir a Yaakov, como hemos visto en algunas de las traducciones.

26:6-9 “nos… nos… nosotros… nuestra” – Esa persona no había vivido todo eso, sino se identifica con un cuerpo nacional de Israel. Cada israelita, en la celebración de pesaj, tiene que pensar que él mismo salió de Egipto. Vemos la importancia del pensamiento colectivo en el pueblo. No somos individualistas, sino parte de un colectivo.

26:11 “Y te alegrarás, tú y también el levita y el forastero que está en medio de ti, por todo el bien que HaShem tu Dios te ha dado a ti y a tu casa.” (LBLA revisada) – Según la Mishná[3] y el Guemará,[4] sólo se recita la declaración anterior durante el tiempo desde shavuot hasta sucot, puesto que es el momento de mayor alegría durante el año. Después de sucot también se puede llevar la ofrenda de bicurim, pero entonces no se recita la declaración de los versículos 5-10. El prosélito no recita la declaración porque no es descendiente de los que heredaron la tierra.

Segunda aliyá, 26:12-15

26:12 “Cuando acabes de pagar todo el diezmo de tus frutos en el tercer año, el año del diezmo, entonces lo darás al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda, para que puedan comer en tus ciudades y sean saciados.” (LBLA revisada) – El tercer año puede ser una referencia al tercero y sexto año, del ciclo septoanual, cuando se daba el segundo diezmo a los pobres. Esta es la interpretación más común.

el año del diezmo” – Según Rashí, significa que durante el tercero y sexto años, no se dan dos diezmos, “el primer diezmo” y “el segundo diezmo”, (como en los años primero, segundo, cuarto y quinto), sino sólo un diezmo, “el primer diezmo”. Durante los años tercero y sexto, “el segundo diezmo” es sustituido por “el diezmo del pobre”. De esa manera también hay dos diezmos en esos años, aunque no se dé lo que la tradición llama “el segundo diezmo”.

26:13 “Y dirás delante de HaShem tu Dios: "He sacado de mi casa la porción consagrada y también la he dado al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda conforme a todos tus mandamientos que me has mandado; no he violado ni olvidado ninguno de tus mandamientos” (LBLA revisada) – Según Rashí, se hacía esta declaración en la víspera de pesaj. La declaración de haber cumplido con los deberes del diezmo y otros mandamientos ayuda al judío a ser solícito en todo. Como sabe que tiene que declarar cada tercer año delante del Eterno que ha sido fiel, le ayuda a no ser negligente, para no tener que mentir delante del Eterno. Esta práctica cada tercer año es una preparación para poder estar delante del Trono en el día del juicio final, cuando el Eterno va a recompensar a cada uno conforme a sus obras. Cuando uno sabe que un día tiene que presentarse delante del Eterno y dar cuenta de todo lo que ha hecho, piensa dos veces antes de hacer las cosas. ¿Eres consciente de que vas a estar delante del Trono donde se van a sacar todas las cosas a la luz?

26:15 “Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel y a la tierra que nos has dado, una tierra que mana leche y miel, como juraste a nuestros padres.” (LBLA) – Después de haber entregado todo el diezmo se pide una bendición sobre el pueblo de Israel, y no sobre uno mismo. Esto nos enseña a no ser egoístas. “Yo he cumplido, y por eso pido que bendigas a todo el pueblo, del cual soy una parte.” ¡Que bonito es no buscar la prosperidad personal, sino la prosperidad del pueblo!

Según la tradición, el judío debe hacer la declaración de haber sido obediente a todos los mandamientos, con voz baja, para que no suene como jactancia y soberbia, sino como una declaración hecha con humildad.

Tercera aliyá, 26:16-19

26:17 “Has declarado hoy que HaShem es tu Dios y que andarás en sus caminos y guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus ordenanzas, y que escucharás su voz.” (LBLA revisada) – Por un lado el pueblo declara su amor y compromiso con el Eterno.

26:18 “Y HaShem ha declarado hoy que tú eres su pueblo, su exclusiva posesión, como El te habló, para guardar todos sus mandamientos” – Y por el otro lado viene la respuesta de HaShem. En estas palabras hay una renovación del pacto. Según el R. Munk,[5] hay tres alianzas con Israel en el Jumash:

1.      La del monte Sinai.

2.      La del tabernáculo.

3.      La de las mesetas de Moav.

En este texto aparece la tercera de estas alianzas, la de las mesetas de Moav.

Tú eres su pueblo… para guardar todos los mandamientos” – La identidad marca la conducta de una persona. Si uno se siente rebelde, actuará como un rebelde. Si uno se identifica como ladrón, hurtará. Si uno tiene un complejo de rechazo, rechazará a los demás. Si uno tiene la identidad de ser un pueblo de exclusiva posesión, se comporta de manera santa, guardado los mandamientos. Es muy importante pensar de sí mismo de la manera correcta para poder actuar de la forma correcta.

En Proverbios 23:7a está escrito:

pues como piensa dentro de sí, así es” (LBLA)

Como piensas de ti mismo, así eres. Por esto HaShem crea una identidad para su pueblo, para que actúe conforme a esa identidad. Una de las primeras cosas que los malos espíritus atacan en una persona es su identidad. Ellos intentan decirte que eres inútil, que no vales para nada, que eres un fracaso. Si tú recibes esos pensamientos vas a actuar según ellos y el adversario habrá logrado su meta para destruirte. Por otro lado los demonios intentan decirte que eres muy bueno, muy importante y el mejor, para que se crea una actitud de soberbia, y así hacerte caer, como satanás cayó. Para contrastar estos dos extremos malignos, la Torá te enseña quién eres según el Eterno, para que actúes conforme a Su punto de vista, conforme a esa verdadera identidad que tienes como hijo de Dios.

Es muy importante que los padres inculquen una identidad correcta en sus hijos. Los padres que dicen que sus hijos son rebeldes están creando rebeldía en sus hijos. Los hijos se comportan según la imagen y la identidad que los padres proyectan sobre ellos, tanto en lo bueno como en lo malo.

No permitas que los sentimientos de culpa te sigan golpeando si te has arrepentido de tu pecado. Eres amado. Has sido perdonado. El Eterno te ha elevado en el Mesías. Has sido escogido. Tienes una herencia, un futuro. Eres un hijo amado. Eres un rey y un sacerdote. Eres parte de un pueblo santo. Eres parte del Israel celestial. Así que, no te quedes allí tirado sintiendo lástima de ti mismo, sino ¡levántate y compórtate según lo que eres!

Cuarta aliyá, 27:1-10

27:2  “Y sucederá que el día que paséis el Yardén a la tierra que HaShem tu Dios te da, levantarás para ti piedras grandes, y las blanquearás con cal” (LBLA revisada) – Según el Talmud,[6] había tres clases de piedras: Moshé erigió doce piedras en la tierra de Moav, cf. Deuteronomio 1:5, Yehoshúa erigió doce piedras dentro del río Yardén, cf. Josué 4:9, y las de Guilgal, cf. Josué 4:20, que son las mismas que estaban en el monte Eival.

27:4  “Y sucederá que cuando pases el Yardén, levantarás estas piedras en el monte Eival, como yo te ordeno hoy, y las blanquearás con cal.” (LBLA revisada) – Hay dos versiones de interpretación de este texto. Una dice que escribieron sobre las piedras y luego pusieron la cal encima de la escritura. La otra versión dice que primero pusieron cal (yeso) sobre las piedras y luego escribieron la Torá sobre el yeso.

El Talmud[7] dice que tradujeron la Torá y la escribieron en 70 idiomas para que todas las naciones pudieran tener acceso a la revelación divina. Aunque esta no fuese la realidad, esto nos muestra la idea de que la Torá no es exclusivamente para Israel. La Torá revela a las naciones cuál es el papel de Israel y cuáles son los mandamientos que ellos mismos tienen que cumplir para conectar con el Cielo agradar al Eterno.

El arqueólogo israelí Adam Zertal ha encontrado un altar enorme en el monte Eival.[8] Tiene el mismo tamaño que el altar que estaba en el templo. Está hecho con grandes piedras. Alrededor del altar se han encontrado restos del yeso sobre el cual Yehoshúa escribió la Torá, cf. Josué 8:30-35.

27:9b “Hoy te has convertido en pueblo de HaShem tu Dios” – Primero se habla de la identidad de lo que eres.

27:10 “Y obedecerás a HaShem tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos que te ordeno hoy.” (LBLA revisada) – Luego vemos como la obediencia viene como un resultado de esa identidad. Varios de los mandamientos fueron dados precisamente para dar al pueblo de Israel una identidad que está separada de los demás pueblos de la tierra. Por esto el judío es muy agresivo contra todo lo que intenta quitarle su identidad como judío. Por esto, todo movimiento que intente cambiar su identidad es visto como una de las amenazas más grandes contra su existencia judía. El judío tiene razón cuando lucha contra movimientos que enseñan doctrinas que van en contra de la Torá de Moshé.

Quinta aliyá, 27:11 – 28:6

27:12 “Cuando pases el Jardén, éstos estarán sobre el monte Guerizim para bendecir al pueblo: Shimón, Leví, Yehudá, Yisajar, Yosef y Binyamín.” (LBLA revisada) – Según el Talmud,[9] seis tribus subieron a la cima de cada montaña. Los sacerdotes y los levitas se quedaban en el centro, entre las dos montañas, alrededor del arca, y pronunciaban las bendiciones mirando hacia Guerizim y luego las maldiciones que aparecen en la Torá mirando hacia Eival. La primera bendición sería “Bendito el hombre que no haga ídolo…” y así sucesivamente. Después de cada bendición las seis tribus contestaban: “Amén”, y lo mismo hicieron las otras seis tribus después de cada maldición.

Es interesante notar que Shimón fue puesto en el monte Guerizim para bendecir, cuando su ira había sido maldecida por su padre, cf. Génesis 49:7. El mismo no había sido maldecido, sino sólo su ira. El hecho de colocarle para bendecir fue para que él pudiera hacer tikún, rectificación.

Guerizim tiene una altura de 880 msnm. Eival tiene una altura de 940 msnm. El monte de maldición es más alto que el de bendición. En la Torá hay más maldiciones que bendiciones. La Torá tenía que ser escrita sobre el Eival, el monte de las maldiciones, no Guerizim. Esto nos indica que las maldición escritas en la Torá iban a venir de manera abundante sobre Israel y las naciones por causa de sus pecados, a saber desobediencia a la Torá. La Torá revela y condena el pecado y enseña el camino a la reconciliación. De esta manera el pecador podrá arrepentirse y volverse al Eterno y pedir ayuda. Por medio del Mesías podrá convertirse en una nueva criatura. La Torá prepara el camino para que el pecador pueda apropiarse de la gracia que ha sido dada en el Mesías Yeshúa, como está escrito en Gálatas 3:24:

De manera que la Torá ha venido a ser nuestro ayo para conducirnos al Mesías, a fin de que seamos justificados por la fe.” (LBLA revisada)

El pecado en nosotros se aprovechó de los mandamientos para causar muerte en nosotros. Por eso el ministerio de Moshé es llamado “ministerio de muerte” y “ministerio de condenación”, no porque la Torá sea mala, sino porque el hombre es pecador.

En 2 Corintios 3:7-9 está escrito:

Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, de tal manera que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moshé por causa de la gloria de su rostro, que se desvanecía, ¿cómo no será aún con más gloria el ministerio del Espíritu? Porque si el ministerio de condenación tiene gloria, mucho más abunda en gloria el ministerio de justicia.” (LBLA revisada)

Estas palabras no son para descalificar el ministerio de Moshé, sino para mostrar los efectos reales de la entrega de la Torá, por causa del pecado en el hombre. La Torá fue dada para bendición y vida, pero el pecado hace que la Torá produzca maldición y muerte. El pecado dentro del hombre se aprovecha de la Torá para causar muerte en el hombre, cf. Romanos 7:7-14. Cuando el hombre de esta manera descubre su necesidad de gracia y vida, podrá obtener los beneficios de la obra del Mesías y tener una relación diferente con la Torá. En lugar de despertar el pecado, ahora los mandamientos son una descripción de la naturaleza que hay en el Mesías, que cumple los mandamientos con gozo, cf. Romanos 6:17-18; 8:4. En el Mesías no hemos sido liberados de la Torá, sino solamente de la función condenatoria de la Torá porque en El podemos vivir en victoria sobre el pecado.

27:15 “Maldito el hombre que haga ídolo o imagen de fundición, abominación a HaShem, obra de las manos del artífice, y la erige en secreto. Y todo el pueblo responderá, y dirá: "Amén.” (LBLA revisada)” – Todas estas maldiciones son activadas sobre pecados cometidos en secreto. El hecho de que pueblo tuviera que decir amén producía una protección contra este tipo de pecados. Por temor a la maldición uno se guarda de hacer estas cosas en secreto.

En Deuteronomio 29:29a está escrito:

Las cosas secretas pertenecen a HaShem nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros” (LBLA revisada)

Los pecados cometidos en secreto son juzgados directamente por HaShem mediante la maldición que alcanza al que comete esos pecados. Pero los pecados abiertos tienen que ser juzgados por los jueces del pueblo. Los jueces no tienen el derecho de juzgar sobre pecados cometidos en secreto, al no tener evidencias. Pero cuando hay evidencias tienen que condenar al culpable para que la maldición no venga sobre ellos y sobre el pueblo.

27:16 “Maldito el que desprecie a su padre o a su madre. Y todo el pueblo dirá: "Amén.” (LBLA)” – El desprecio es algo interno que no siempre se puede ver por fuera.

27:18 “Maldito el que haga errar al ciego en el camino. Y todo el pueblo dirá: "Amén.” (LBLA)” – Esto también implica dar un consejo engañoso a un ignorante.

27:24 “Maldito el que hiera a su vecino secretamente.” (LBLA) Y todo el pueblo dirá: "Amén.” (LBLA revisada)” – Una forma de dañar al vecino en secreto es hablar mal de él, lashón hará.

27:26 “Maldito el que no confirme las palabras de esta ley, poniéndolas por obra. Y todo el pueblo dirá: "Amén.” (LBLA)” – Aquí se trata de una actitud de “confirmar” o “mantener” las palabras de la Torá en el corazón. El que dentro de su corazón dice que alguno de los mandamientos no es válido, será maldecido. En contraste, el que los sostiene en su corazón, será bendecido. Por eso dice Romanos 8:3-4:

Pues lo que la Torá no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne, para que el requisito de la Torá se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” (LBLA revisada)

El requisito de la Torá es cumplido en nosotros. No dice por nosotros, sino en nosotros. Es una cosa secreta, una actitud, una voluntad, una disposición. El Mesías vino para darnos una actitud correcta hacia todos los mandamientos, por medio llenarnos del Espíritu. Un espíritu que lleva a la persona a rechazar los mandamientos de la Torá no viene del Eterno, no es el Espíritu del Mesías, sino el espíritu del anti mesías, cf. 1 Juan 4:3; 2 Timoteo 2:7; Daniel 7:25.

En Gálatas 3:10 está escrito:

Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: MALDITO TODO EL QUE NO PERMANECE EN TODAS LAS COSAS ESCRITAS EN EL LIBRO DE LA TORÁ, PARA HACERLAS.” (LBLA revisada)

Esta cita de Deuteronomio 27:26 se usa para hablar del resultado de una manera equivocada de relacionarse con la Torá, usándola como un medio de auto justificación. Esto es llamado “obras de la ley”, que es un término teológico que significa “legalismo”. Si se usa la Torá de esa manera no se produce otra cosa que la maldición porque sin fe, en su propio poder, es imposible cumplir los mandamientos de manera correcta y la desobediencia trae maldición. Es decir, si uno piensa que puede lograr la salvación por medio de cumplir los mandamientos legalistamente, mecánicamente, será objeto de maldición, puesto que no es capaz de hacerlo en sus propias fuerzas. Necesita la gracia de HaShem para poder obtener el perdón por las equivocaciones. La expresión “obras de la ley” no significa obediencia a la Torá, sino una manera equivocada de cumplir los mandamientos para conseguir méritos y así ganarse la aprobación y salvación mediante una balanza donde las buenas obras pesan más que las malas. Esa manera de pensar es engañosa. La salvación no se obtiene por obras.

Si quebrantas ciertos mandamientos estarás bajo una maldición que no puedes superar completamente por medio una buena obra o dar dinero a los pobres. Es como una persona que asesina a su vecino. El día siguiente da todos sus bienes a la viuda del asesinado, pensando que eso le va a quitar la culpa por lo que hizo. Esa culpa no se elimina por medio de las buenas obras. Tiene que haber justicia, una condena y un arreglo de cuentas.

La única forma de ser totalmente libre de la condena de tu pecado es que alguien entre en tu lugar. En el sistema de sacrificios que aparece en Vayikrá (Levítico), vemos como los animales inocentes tenían que cargar la culpa del hombre y, de esa manera, el Eterno, en su gran misericordia, regaló el perdón al pueblo arrepentido.

Sin embargo, los animales no pueden sustituir totalmente al hombre. Todos son sombras del verdadero sacrificio hecho una vez por todas, como medio de sustituto para que nosotros podamos ser totalmente perdonados sobre una base jurídicamente justa. HaShem es justo cuando nos perdona por causa de la muerte del Mesías Yeshúa. Los sacrificios de los animales activan el efecto de la muerte del Mesías.

Los que recibieron perdón por sus pecados mediante los sacrificios en el templo, lo hicieron a base de los méritos del eterno sacrificio del Mesías en el mundo celestial, reflejado en los sacrificios del templo en este mundo. Sin el sacrificio del Mesías, los sacrificios del templo no tendrían valor, cf. Romanos 3:25-26.

Si una persona intenta recompensar sus malas acciones mediante buenas obras, aunque sean conforme a la Torá, no logrará quitarse toda la maldición causada por su desobediencia. Él necesita recurrir al Eterno para obtener el perdón.

Según el R Munk,[10] la palabra “Amén” expresa tres cosas:

1.      Un juramento sobre uno mismo, Números 5:22.

2.      La aceptación de un hecho, Deuteronomio 27:26.

3.      La afirmación de un acto, 1 Reyes 1:36.

Podemos mencionar tres ejemplos donde se habla de pecados cometidos en secreto. En estos casos son los pecados del hurto y la mentira. El primero es Akán, en Josué 7, que hurtó de las cosas dedicadas al Eterno y las escondió en su tienda. HaShem dijo que todo Israel había hurtado y mentido. Por causa de esto, 36 hombres murieron en la guerra contra Ai. Luego el espíritu profético rebeló el hurto y la mentira. Y por no mostrar ningún deseo de arrepentimiento a tiempo, Akán fue apedreado junto con sus hijos.

El segundo caso es Guejazi, el siervo del profeta Elishá, en 2 Reyes 5, que mintió para conseguir mucho dinero y ropas preciosas de un hombre generoso que había sido sanado de una plaga mortal. Por esa mentira y ese hurto, recibió la misma plaga.

El tercer caso se encuentra en Hechos 5, donde vemos como una pareja, Jananyá y Shapirá, se había puesto de acuerdo para mentir en cuanto a la suma de un dinero. Habían sustraído parte del dinero, diciendo que era todo, obviamente para conseguir mayor honra en la congregación. El espíritu profético reveló su pecado y cayeron muertos delante de todos.

En Zacarías 5:1-4 está escrito:

Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba. Y me dijo el ángel: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela; su longitud es de veinte codos y su anchura de diez codos. Entonces me dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; ciertamente todo el que roba será destruido según lo escrito en un lado, y todo el que jura será destruido según lo escrito en el otro lado. La haré salir--declara HaShem de los ejércitos-- y entrará en casa del ladrón y en casa del que jura por mi nombre en falso; y pasará la noche dentro de su casa y la consumirá junto con sus maderas y sus piedras.” (LBLA revisada)

Este texto nos enseña como la maldición entra en la casa del que hurta y del que miente, para destruirla.

En Revelación 21:8b está escrito:

todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (LBLA)

No dice algunos mentirosos, sino todos los mentirosos.

En Revelación 21:27 está escrito:

jamás entrará en ella nada inmundo, ni el que practica abominación y mentira” (LBLA)

El que practica la mentira no tiene derecho a entrar en la nueva Yerushalayim.

En Juan 8:44 está escrito:

Sois de vuestro padre satanás y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.” (LBLA revisada)

Satanás es el padre de la mentira lo cual significa que él originó la mentira. La mentira es una puerta abierta para el adversario. El que no se arrepiente de la mentira sufrirá el destino del padre de la mentira.

En Tito 1:2 está escrito:

“…Dios, que no miente…” (LBLA)

En Hebreos 6:18 está escrito:

“…es imposible que Dios mienta…” (LBLA)

En Juan 14:6 está escrito:

Yo soy la verdad…” (LBLA)

Yeshúa es la verdad, y por eso nunca miente ni puede mentir. Por esto sus discípulos tampoco lo hacen. Los hijos de satanás mienten porque son del padre de la mentira. Los hijos del Eterno no mienten, porque son de la verdad, de la luz.

En 1 Juan 1:5-10 está escrito:

Y este es el mensaje que hemos oído de Él y que os anunciamos: Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna. Si decimos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; mas si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Yeshúa su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso y su palabra no está en nosotros.” (LBLA revisada)

La única forma de ser libre de la mentira es arrepentirse y vivir en luz, lo cual corresponde a siempre decir la verdad, cuando hay que hablar, y vivir en la verdad siempre. Pero no significa que siempre hay que decir toda la verdad, cf. Ester 2:10.

El capítulo 28 habla de las bendiciones y las maldiciones. Es la extensión del capítulo 26 de Levítico. La diferencia más destacada entre los dos, a parte de la cantidad de texto, es el uso del plural en Levítico 26, que habla al colectivo, y del singular en Deuteronomio 28 que habla al individuo o al colectivo como un solo pueblo unido.

Otra diferencia es que el final de Levítico 26 habla de la restauración de Israel. En los versículos 40-43 encontramos una promesa de restauración condicional. Hay también una promesa incondicional de no desechar del todo al remanente de Israel, v. 44-45.  Pero en Deuteronomio 28 no encontramos una promesa de restauración de Israel. El capítulo 28 termina con la deportación a Egipto, que representa lo más trágico de todo, volver al país de cautiverio de donde salieron. Sin embargo, en el capítulo 30 hay una promesa de restauración condicional, “y vuelvas… entonces HaShem… te hará volver.” v. 2-3.

Según Najmánides, Levítico 26 está hablando de la destrucción del primer templo y la deportación a Babilonia, y el capítulo 28 de Deuteronomio habla de la destrucción del segundo templo y sus consecuencias. Es cierto que podemos encontrar similitudes para esa afirmación, pero otros comentaristas, como Don Yitsjak Abarbanel, no comparten la idea de Najmánides, encontrando en el capítulo 28 de Deuteronomio referencias también al primer exilio con la destrucción del primer Templo, cf. v. 25, 29, 36, 68.

28:1-2 “Y sucederá que si obedeces diligentemente a HaShem tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, HaShem tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra. Y todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán, si obedeces a HaShem tu Dios.” (LBLA revisada) – Las bendiciones son el resultado de la obediencia a los mandamientos y las maldiciones son el resultado de las desobediencias a los mandamientos.

28:3 “Bendito serás en la ciudad, y bendito serás en el campo.” (LBLA) – Primero encontramos una bendición personal.

28:4a “Bendito el fruto de tu vientre” (LBLA) – Luego viene una bendición familiar. Esta es la segunda prioridad para el Eterno, tu familia.

28:4b “el producto de tu suelo, el fruto de tu ganado, el aumento de tus vacas y las crías de tus ovejas.” (LBLA) – En tercer lugar viene la bendición sobre el trabajo.

28:5 “Benditas serán tu canasta y tu artesa.” (LBLA) – La comida viene en cuarto lugar.

28:6 “Bendito serás cuando entres, y bendito serás cuando salgas.” (LBLA) – Según el Talmud,[11] se refiere a la entrada al mundo y la salida de este mundo. También puede ser entendido como los viajes, los movimientos de un lugar para otro. Según el Targum Yonatan, significa bendición cuando uno entre en el Beit HaMikdash, el Templo, y cuando uno salga para hacer negocios.

También se puede interpretar como el ministerio sacerdotal que entra en la presencia del Eterno, y el ministerio real que gobierna sobre las circunstancias.

Sexta aliyá, 28:7 – 29:1 (28:69 heb.

28:7 “HaShem hará que los enemigos que se levanten contra ti sean derrotados delante de ti; saldrán contra ti por un camino y huirán delante de ti por siete caminos.” (LBLA revisada) – Las bendiciones por la obediencia incluyen la victoria en los enfrentamientos bélicos.

28:9 “Te establecerá HaShem como pueblo santo para sí, como te juró, si guardas los mandamientos de HaShem tu Dios y andas en sus caminos. ” – La mayor bendición es estar cerca de HaShem.

28:10 “Entonces verán todos los pueblos de la tierra que sobre ti es invocado el nombre de HaShem; y te temerán.” (LBLA revisada) – El mejor impacto que se puede hacer en las naciones gentiles se produce cuando hay obediencia en el pueblo de Israel. Este texto nos enseña que Israel ha sido puesto para impactar a las naciones. HaShem quiere que su salvación llegue hasta los confines de la tierra, y por esto ha creado el pueblo de Israel, para que sea un canal para ello, como está escrito en Isaías 49:5-6:

Y ahora dice HaShem (el que me formó desde el seno materno para ser su siervo, para hacer que Yaakov vuelva a Él y que Israel se reúna con Él, porque honrado soy a los ojos de HaShem y mi Dios ha sido mi fortaleza), dice Él: Poca cosa es que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Yaakov y para restaurar a los que quedaron de Israel; también te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.” (LBLA revisada)

28:13 “Y te pondrá HaShem a la cabeza y no a la cola, sólo estarás encima y nunca estarás debajo, si escuchas los mandamientos de HaShem tu Dios que te ordeno hoy, para que los guardes y los pongas por obra.” (LBLA revisada) – La única manera de vencer sobre satanás y estar en una posición superior a los malos espíritus, es someterse al Eterno en humildad y obedecer sus mandamientos, cf. Yaakov (Stg.) 4:7; 1 Pedro 5:6, 9. El que no obedece no está sometido y no podrá resistir a los enemigos. Sólo estaremos encima si obedecemos los mandamientos. No hay prosperidad verdadera y duradera sin obediencia.

28:14 “no te desvíes de ninguna de las palabras que te ordeno hoy, ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras otros dioses y servirles.” (LBLA revisada) – Aquí está escrita la palabra hoy. Si tú puedes obedecer hoy y lo dejas para mañana, no has cumplido los mandamientos. Los mandamientos son para cumplir hoy, no mañana ni ayer. Ahora es el momento de obedecer. Si no obedeces hoy, no lo harás mañana. ¡Que no te dejes engañar!

HaShem trabaja con nosotros hoy, y nosotros tenemos que relacionarnos con él hoy, no ayer ni mañana, sino ahora mismo. Arregla hoy tu relación con HaShem y no dejes las cosas para mañana.

En este texto se mencionan alrededor de 12 resultados positivos de la obediencia pero aproximadamente 98 calamidades como consecuencia de la desobediencia a los mandamientos.

¿Por qué hay más palabras que hablan de la maldición que de la bendición?

Por un lado es para crear temor a las consecuencias del pecado, y así evitar el pecado. Por otro lado podemos ver en este capítulo, junto con el capítulo 30, toda la historia de Israel de forma profética. La historia de Israel empezó con subidas, hasta llegar al tiempo de rey Shelomó, cuando todas estas bendiciones alcanzaron al pueblo. Luego se apartaron de la obediencia, tanto el rey como el pueblo, y las cosas iban hacia abajo, y poco a poco se iban cumpliendo todas estas maldiciones, para luego llegar al momento de la restauración, explicado en los primeros versículos del capítulo 30. Nosotros estamos viviendo en el capítulo 30 en estos momentos.

En Deuteronomio 30:1-2 está escrito:

Y sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y tú las hagas volver a tu corazón en todas las naciones adonde HaShem tu Dios te haya desterrado, y vuelvas a HaShem tu Dios, tú y tus hijos, y le obedezcas con todo tu corazón y con toda tu alma conforme a todo lo que yo te ordeno hoy” (LBLA revisada)

Ahora estamos viviendo esto. El avivamiento hebreo entre judíos asimilados, israelitas perdidos y gentiles, es parte del cumplimiento de estas palabras de la Torá. Este texto enseña que la vuelta a la Torá de Moshé es un resultado de una vuelta el Eterno en los últimos tiempos, después de que hayan pasado todas estas bendiciones y las maldiciones sobre Israel a lo largo de la historia.

Tú eres parte de algo muy grande. Al juntarte con este movimiento de restauración, te has unido al programa de redención del Eterno para los últimos tiempos.

28:16 “Maldito serás en la ciudad, y maldito serás en el campo.” (LBLA) – La primera maldición es personal.

28:17 “Malditas serán tu canasta y tu artesa.” (LBLA) – La comida viene en segundo lugar.

28:18 “Maldito el fruto de tu vientre y el producto de tu suelo, el aumento de tu ganado y las crías de tu rebaño.” (LBLA) – La tercera cosa es la familia y la cuarta cosas es el trabajo. El orden de las maldiciones es diferente al de las bendiciones.

28:19 “Maldito serás cuando entres y maldito serás cuando salgas.” (LBLA) – El Targum Yonatan tradujo: “Maldito serás cuando entres en los teatros y circos y maldito serás cuando salgas a conducir tus negocios.”

28:21-22a “HaShem hará que la peste se te pegue hasta que te haya consumido de sobre la tierra adonde vas a entrar para poseerla. Te herirá HaShem de tisis, de fiebre, de inflamación y de gran ardor” (LBLA revisada) – Las enfermedades son identificadas como resultado de diferentes maldiciones, cf. 27-28, 34-35, 59-61. Las enfermedades no son bendiciones. HaShem puede usar las maldiciones para producir un resultado positivo en las personas, cualquier maldición puede ser transformada en una bendición, pero las maldiciones no son buenas en sí. Las enfermedades no son buenas en sí. Atentan contra la vida del hombre. Nuestra actitud contra las enfermedades debe que ser enemistosa. Las enfermedades no son nuestras amigas, no las queremos y no las aceptamos en nuestros cuerpos. Las resistimos tanto físicamente, por medio de la defensa corporal, como sicológicamente, por medio de una actitud de rechazo, y espiritualmente, por medio de la proclamación de las palabras de las Escrituras que hablan de la sanidad divina, y por medio de pedir sanidad y sanar en el nombre de Yeshúa.

En Deuteronomio 28:61 está escrito:

También toda enfermedad y toda plaga que no están escritas en el libro de esta Torá” (LBLA revisada) – Si el Mesías Yeshúa llevó las maldiciones de la Torá, según Deuteronomio 21:23 y Gálatas 3:13, también llevó todas las enfermedades, que son maldiciones. ¡Las enfermedades son maldiciones! No están mencionadas en la parte de bendiciones. Yeshúa llevó todas las enfermedades para suplir sanidad a aquel que es fiel al Eterno, cf. Isaías 53:4-5; Mateo 12:15.

28:29 “y andarás a tientas a mediodía como el ciego anda a tientas en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; más bien serás oprimido y robado continuamente, sin que nadie te salve.” (LBLA) – Los robos son producto de la maldición. Si uno ha sido robado, le ha tocado una maldición. Si vivimos en obediencia a los mandamientos hay protección también contra los robos. Si todos obedecen los mandamientos no habrá robos.

28:30 “Te desposarás con una mujer, pero otro hombre se acostará con ella; edificarás una casa, pero no habitarás en ella; plantarás una viña, pero no aprovecharás su fruto.” (LBLA) – Aquí vemos las tres cosas en orden inverso, mujer, casa y viña, cf. 20:5-7. La maldición toca primero la mujer, luego la casa y luego la viña.

28:36 “HaShem te llevará a ti y a tu rey, al que hayas puesto sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres habéis conocido, y allí servirás a otros dioses de madera y de piedra.” (LBLA) – Este texto nos enseña, en primer lugar, que la Torá prevé la existencia de un rey en Israel. En segundo lugar profetiza sobre lo que iba a pasar con un rey específico, cf. 2 Reyes 24:15 y 2 Crónicas 36:5-6; ver Talmud Yoma 52b.

a una nación” – Aquí se habla de una nación, no varias. Esto se refiere a la deportación a Babilonia, que era una sola nación. Más adelante, con la destrucción del segundo templo, los judíos fueron esparcidos a todas las naciones.

madera” – Esto puede también referirse al culto a la cruz que es adorada por muchos cristianos.

piedra” – También podría ser una referencia a la Caba, la piedra negra en Meca.

28:37 “Y vendrás a ser motivo de horror, proverbio y burla entre todos los pueblos donde HaShem te lleve.” (LBLA revisada) – Esto se ha cumplido en todas las naciones donde hay expresiones de desprecio y burla de los judíos.

28:39 “Plantarás y cultivarás viñas, pero no beberás del vino ni recogerás las uvas, porque el gusano se las comerá.” (LBLA) – Los gusanos que comen las verduras y los frutos son un resultado de la maldición por la desobediencia a los mandamientos.

28:47-48 “Por cuanto no serviste a HaShem tu Dios con alegría y con gozo de corazón, cuando tenías la abundancia de todas las cosas, por tanto servirás a tus enemigos, los cuales HaShem enviará contra ti: en hambre, en sed, en desnudez y en escasez de todas las cosas; Él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello hasta que te haya destruido.” (LBLA revisada) – Si no servimos al Eterno con alegría y con gozo de corazón, tendremos escasez de todas las cosas y un yugo de hierro.

Esto nos lleva a reflexionar si verdaderamente mostramos mucha gratitud cuando tenemos abundancia o ¿estamos quejándonos por lo que no tenemos? Si nos quejamos de la comida, de la ropa, de lo que el Eterno nos está dando, lo perderemos. Si tenemos escasez, ¿será por haber sido negligentes en este punto? ¿Alabamos al Eterno con alegría y gozo de corazón después de comer o salimos de la mesa sin dar gracias?

Según el Talmud Yerushalmi,[12] el yugo de hierro representa ideas oscuras y preocupaciones. Así que, el yugo puede representar opresión espiritual y depresión sicológica. Una manera de vencer sobre esa opresión es alabar al Eterno con alegría. Si estás tentado a entrar en una depresión, debes danzar delante del Eterno y cantar con voz fuerte, para que esa opresión no te venga. Si estás en una depresión puedes usar la misma medicina y saldrás de ella con victoria.

28:49-50 “HaShem levantará contra ti una nación de lejos, desde el extremo de la tierra, que descenderá rauda como águila, una nación cuya lengua no entenderás, una nación de rostro fiero que no tendrá respeto al anciano ni tendrá compasión del niño.” (LBLA revisada) – Este texto hace referencia al imperio romano, entre otros, que tenía el símbolo del águila, cf. Jeremías 49:14-16; Abdías, (un descendiente de Edom fundó Roma). Najmánides destaca que en estos dos versículos se menciona tres veces la palabra goy, que significa “nación”. Esto se refiere a las tres guerras decisivas entre Roma e Israel. La primera guerra fue la de Pompeyo cuando tomó a Yerushalayim y puso fin al reino de los Jashmoneos. La segunda se hizo cuando Herodes combatió el hijo de Aristóbulo, Antígono, que fue el último gobernante Jashmoneo. Herodes llamó al emperador Antonio, quien tomó a Yerushalayim. La tercera guerra fue la de Vespasiano y Tito que destruyeron el reino de los judíos. Las consecuencias de esa guerra están profetizadas en el resto del texto que estamos estudiando.

28:58 “Si no cuidas de poner en práctica todas las palabras de esta Torá que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible, HaShem tu Dios” (LBLA revisada) – Las maldiciones alcanzarán a la persona que no teme al Eterno, puesto que el temor al Eterno nos lleva a obedecerle. El temor al Eterno es un ingrediente muy importante en nuestro amor hacia Él. El que teme la consecuencia del pecado, que es el enojo del Eterno, se abstiene de muchas cosas malas. El evangelio eterno que siempre se ha predicado y que siempre se predicará hasta el fin nos exhorta a temer, glorificar y adorar al Eterno, como está escrito en Revelación 14:6-7:

Y vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.” (LBLA)

28:64 “HaShem te dispersará entre todos los pueblos de un extremo de la tierra hasta el otro extremo de la tierra” (LBLA revisada) – Esto ya se ha cumplido. Hay descendientes de las 12 tribus entre todos los pueblos de la tierra. Esta es una siembra del Eterno que en nuestros días está empezando a dar fruto. El movimiento llamado “mesiánico”, “raíces hebreas” y “netsarita” es el inicio de esta gran cosecha de estos descendientes de las tribus que fueron sembrados entre todas las naciones. Ahora es el tiempo de que estos sean recogidos de uno en uno, como está escrito en Amós 9:9:

Porque he aquí, yo daré un mandato, y zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones, como se zarandea el grano en la criba, sin que caiga ni un grano en tierra.” (LBLA)

En Isaías 27:12 está escrito:

“Y sucederá en aquel día que HaShem trillará desde la corriente del Eufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros seréis recogidos uno a uno, oh hijos de Israel.” (LBLA revisada)

28:68 “Y te hará volver HaShem a Egipto en naves, por el camino del cual yo te había dicho: "Nunca más volverás a verlo.” Y allí os ofreceréis en venta como esclavos y esclavas a vuestros enemigos, pero no habrá comprador.” (LBLA revisada) – Esto hicieron los romanos después de la caída de Yerushalayim. Esclavos judíos fueron llevados a Gaza y luego con barcos a Egipto donde se vendieron por precios bajísimos.

Séptima aliyá, 29:2(1 heb.) – 29:9(8 heb.)

29:9(8) “Guardad, pues, las palabras de este pacto y ponedlas en práctica, para que prosperéis en todo lo que hagáis.” (LBLA) – La prosperidad depende de la obediencia al pacto. Estas palabras son repetidas en Josué 1:8, donde está escrito:

Este libro de la Torá no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.” (LBLA revisada)

¿Qué hay que hacer para tener prosperidad y éxito? ¡Hagámoslo entonces con alegría!

Mashíaj en esta parashá

Aparte de los textos mencionados anteriormente (26:2; 28:30) encontramos en esta parashá una alusión al Mesías en 29:4-6:

Pero hasta el día de hoy HaShem no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. Yo os he conducido durante cuarenta años en el desierto; no se han gastado los vestidos sobre vosotros y no se ha gastado la sandalia en vuestro pie. No habéis comido pan ni habéis bebido vino ni sidra, para que sepáis que yo soy HaShem vuestro Dios.” (LBLA revisada) – En el pacto de Sinai no había suficiente poder para transformar al hombre en su interior. Esto es simbolizado por la falta de pan y vino en el desierto.

Este texto habla de que el Eterno un día dará al pueblo de Israel corazón para entender, ojos para ver y oídos para oír. Ese día será cuando entren en el pacto renovado.

El orden de las celebraciones del shabat y demás fiestas judías empieza con el vino y luego el pan. Pero aquí se habla de pan primero y luego vino. Esto es una alusión al momento cuando el Mesías tomó el pan matsá (sin levadura) en la mesa de pesaj y dijo que ese pan representaba su cuerpo que iba a ser entregado por todos. Luego tomó la tercera copa de vino en la celebración del seder y dijo que esa copa era la renovación del pacto en su sangre.

Esa renovación del pacto de Sinái, hecho por medio de Yeshúa, tiene suficiente poder para transformar el hombre para que tenga un corazón que pueda entender, con ojos y oídos espirituales para percibir y ser dirigido por el Espíritu de Santidad, como está escrito en Jeremías 31:33-34:

porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días--declara HaShem--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: "Conoce a HaShem", porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande--declara HaShem-- pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.” (LBLA revisada)

En 1 Corintios 2:9-10, 15 está escrito:

sino como está escrito: COSAS QUE OJO NO VIO, NI OÍDO OYÓ, NI HAN ENTRADO AL CORAZÓN DEL HOMBRE, SON LAS COSAS QUE DIOS HA PREPARADO PARA LOS QUE LE AMAN. Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios... En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie.” (LBLA)

Si un espíritu te hace apartarte de la Torá escrita, dada por Moshé y apartarte del Mesías Yeshúa, la Torá viviente, es un falso espíritu. El Espíritu de Dios siempre nos guía a ser obedientes a la Torá de manera cómo ha sido expresada por Moshé y cumplida por el Mesías Yeshúa.

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