Parashá 34 BeMidbar
Números 1:1 – 4:20
Aliyás de la Torá:
1:1-19
1:20-54
2:1-34
3:1-13
3:14-39
3:40-51
4:1-20
Maftir: 4:17-20
Haftará: Oseas 1:10 – 2:20 (2:1-22 versión hebrea)
BeMidbar
significa “en la estepa de” o “en el desierto de”.
Primera aliyá, 1:1-19
1:1 “HaShem habló a Moshé en el desierto de Sinái, en la tienda de reunión, el primer día del segundo mes, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “desierto” es “idbar[1] que significa “estepa”, “desierto”, “conversación”, y viene de la raíz davar[2] que significa “hablar”, “conversar”.
La palabra midbar no significa “desierto” en el sentido literal de la palabra castellana, que denota “un terreno muy seco, generalmente lleno de arena y con muy poca o ninguna vegetación”,[3] sino más bien algo como una estepa, que es una “llanura extensa sin árboles y con la vegetación adaptada a la sequedad”.[4] Un midbar es un lugar inhabitado con pocos árboles donde hay pasto para los animales. Esto explica porque los hijos de Israel podían tener tantos animales consigo cuando salieron de Egipto que podían sobrevivir en el “desierto”. La Torá no dice que los animales comieron el maná en el desierto. Así que tenía que haber habido pastos para ellos durante los 40 años en el midbar, cf. Números 32:1. Un midbar, por lo tanto, es un lugar donde hay pastos para los animales.
Las cuevas que se pueden encontrar en el midbar son lugares adecuados para guardar los rebaños durante la noche. Un pastor normalmente pasaba la noche en el campo juntamente con sus ovejas. Si tenía acceso a una cueva, metió las ovejas dentro y se puso en la entrada para guardarlas de todo peligro de la noche. De esta manera el pastor mismo se convirtió en una puerta para las ovejas. De allí viene la expresión: “Yo soy la puerta”, como está escrito en Juan 10:1-18:
“En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas oyen su voz; llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. Pero a un desconocido no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Yeshúa les habló por medio de esta alegoría, pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. Entonces Yeshúa les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí son ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto. El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. El huye porque sólo trabaja por el pago y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen, de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil; a ésas también me es necesario traerlas, y oirán mi voz, y serán un rebaño con un solo pastor. Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de mi Padre. ” (LBLA revisada)
Un pastor es la puerta de sus ovejas. Si alguien desea pastar una oveja que no es de su cuidado, tendrá que pasar por la puerta, que es el pastor. Si no tiene el visto bueno del pastor para ayudarle en su tarea, no tendrá el derecho de meterse con sus ovejas. Esto nos enseña que si alguien intenta dirigir las ovejas de otros pastores, necesita el visto bueno de ellos, porque son responsables del desarrollo de las ovejas que están bajo su cuidado. Sólo los ladrones no pasan por la puerta. Ellos intentan sacar beneficio propio de las ovejas de otros sin el visto bueno de los pastores.
Yeshúa será el pastor de las ovejas de Israel, como está escrito en Ezequiel 34:23:
“Entonces pondré sobre ellas un solo pastor que las apacentará, mi siervo David; él las apacentará y será su pastor.” (LBLA)
En Ezequiel 37:24 está escrito:
“Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; andarán en mis ordenanzas y guardarán mis estatutos y los cumplirán.” (LBLA revisada)
Yeshúa es la puerta de sus ovejas. El que no pasa por Yeshúa HaMashíaj no tiene el derecho de dirigir a las ovejas que el Padre le ha dado. Esto nos enseña que no podemos permitir que maestros que no son de Yeshúa dirijan nuestras congregaciones.
También implica que ninguno de nuestros líderes puede apropiarse de las ovejas y decir que le pertenecen a él o que él tenga discípulos. Todas las ovejas pertenecen al Pastor superior y todos son discípulos de él. No hay dos o tres textos en Los Escritos Mesiánicos que muestran que un discípulo de Yeshúa pueda hacer discípulos para sí mismo. Por esto, no llamamos a nuestros líderes rabinos, porque sólo Yeshúa tiene el derecho de ser rabino y tener sus discípulos, cf. Mateo 23:8. Nosotros no tenemos el derecho de tener discípulos nuestros. Cuando hacemos discípulos de todas las naciones, no los hacemos discípulos nuestros, sino de nuestro Rabino Yeshúa HaMashíaj. Él ha recibido todo el poder del Padre para regir sobre todos los seres vivos en el cielo y en la tierra, cf. Mateo 28:18-20. La señal de los falsos maestros es que arrastran tras ellos a los discípulos de Yeshúa, como está escrito en Hechos 20:29-30:
“Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros que no perdonarán el rebaño, y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos.” (LBLA revisada)
Como el midbar se encuentra fuera de la ciudad, constituye un lugar adecuado para hablar en privado, sin tener que correr el riesgo de ser oído por los demás. Por lo tanto, este lugar, donde se puede hablar a solas, llegó a ser llamado midbar, que literalmente significa “conversación”. El midbar es el lugar donde se puede hablar a solas de cosas íntimas sin ser molestado por otros, como está escrito en Oseas 2:14:
“Por tanto, he aquí, la seduciré, la llevaré al desierto, y le hablaré al corazón.” (LBLA)
¿Por qué HaShem llevó a Israel al midbar? Para hablar personalmente con su novia, entrar en el pacto matrimonial con ella allí y entregarle la ketuvá, la Escritura.
Cuando estés pasando por un desierto, no lo veas como una cosa negativa, sino como una posibilidad de poder acercarte a HaShem y recibir palabras e instrucciones de tu Padre que te ama y te cuida por medio de los lugares desérticos donde aprenderás a depender de él y no de tu propia capacidad.
“el primer día del segundo mes, en el segundo año” – El tabernáculo fue erigido el primer día del primer mes del segundo año, cf. Éxodo 40:2. Un mes más tarde HaShem habla con Moshé las palabras que aparecen en este texto. Según Gur Aryé,[5] después de vivir 30 días en un lugar, uno es considerado como un residente permanente. Ahora la presencia divina había habitado en el mishcán durante un mes y era el momento de contar a los hijos de Israel de nuevo y establecer la ascendencia pura de las familias israelitas, de tal modo que la shejiná pudiera permanecer en su medio.
1:2 “Haz un censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por sus casas paternas, según el número de nombres, todo varón, por sus cabezas” (LBLA revisada) – Esta fue la cuarta vez cuando los hijos de Israel fueron contados. La primera vez fue cuando los hijos de Israel bajaron a Egipto, cf. Éxodo 1:5. La segunda vez fue cuando salieron de Egipto, cf. Éxodo 12:37. La tercera vez fue en el desierto antes de la construcción del tabernáculo, cf. Éxodo 30:11-16; 38:25-26. Ahora HaShem ordena que sean contados una vez más. Según Rashí, Él se deleita en los hijos de Israel de tal manera que le gusta contarlos vez tras vez.
En rosh jódesh, el primer día del mes, la luna nueva, HaShem ordenó que se hiciera este censo. Según Números 10:11, en el día 20 del mismo mes tenían que partir del lugar donde estaban. Así que tenían menos de 20 días para contar todos los varones de 20 a 60 años. En menos de tres semanas habían terminado todo el trabajo del conteo. Además, según Números 9:11, los que no habían podido sacrificar el pesaj durante el primer mes, lo podían hacer el día 14 del segundo mes. Este segundo pesaj es llamado pesaj shení, “el segundo pesaj”. Por lo tanto, es posible que habían terminado todo el censo antes del día 14 del segundo mes. Esto nos enseña acerca de su inmediata obediencia y la eficacia impresionante que tenían los líderes para organizar al pueblo. No había flojera en el desierto, sino disciplina y orden.
Cada jefe tenía que esforzarse tremendamente para contar los miembros de su tribu. Supongamos que tenían que hacer el conteo en 10 días. Entonces Najshón, el jefe de la tribu de Yehudá, tenía que contar casi 7,500 personas por día para llegar a los 74,600 que comprendía su tribu. En Israel no hay lugar para la pereza. La ociosidad es un abono para el pecado.
“por sus cabezas” – en el hebreo se encuentra la palabra legulguelotam[6] que viene la misma raíz que Gólgota, el lugar de la muerte de Yeshúa. Esto nos enseña que todos los que fueron contados estaban conectados con la muerte del Mesías.
1:3 “de veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, tú y Aharón los contaréis por sus ejércitos.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “guerra” es tsavá[7] que significa “ejército”. Esta palabra no implica solamente que podían salir a hacer guerra, sino que estaban organizados como un ejército. La misma palabra se usa para las estrellas que son llamadas el “ejército del cielo”, cf. Génesis 2:1; Deuteronomio 4:19. Los levitas también son organizados como tsavá, cf. 4:23, y ellos no salieron a la guerra. Esto nos enseña que tsavá tiene que ver más con orden y disciplina que con la guerra. Una disciplina militar regía dentro del pueblo de Israel en el desierto, como está escrito en Éxodo 12:41 y 51:
“Y sucedió que al cabo de los cuatrocientos treinta años, en aquel mismo día, todos los ejércitos de HaShem salieron de la tierra de Egipto... Y sucedió que aquel mismo día, HaShem sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus ejércitos.” (LBLA revisada)
El orden y la disciplina son conceptos fundamentales para que el pueblo de Israel pueda funcionar adecuadamente y seguir adelante. Este libro de Bamidbar nos enseña la importancia de tener un rígido control de las personas y la economía de nuestras congregaciones para poder funcionar correctamente. El desorden y la anarquía vienen del pecado. HaShem es un Dios de orden, como está escrito en 1 Corintios 14:33, 40:
“porque Dios no es de confusión, sino de paz, como en todas las congregaciones de los santos... Pero que todo se haga decentemente y con orden.” (LBLA revisada)
En Israel solamente son contados los disciplinados. Los que no están dispuestos a someterse a la disciplina de HaShem, su Torá y sus líderes, no son aptos para ser contados. HaShem no cuenta con los indisciplinados.
También aprendemos de este texto que solamente los que están listos para salir a la guerra son contados dentro de Israel, cuyo nombre significa “el que lucha junto con Dios”. Sólo el que está dispuesto a luchar para vencer es contado dentro de Israel, como está escrito en Revelación 2:7b, 11b, 17b, 26-28; 3:5, 12, 21:
“Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios... El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda... Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe... Y al vencedor, al que guarda mis obras hasta el fin, LE DARÉ AUTORIDAD SOBRE LAS NACIONES; Y LAS REGIRÁ CON VARA DE HIERRO, COMO LOS VASOS DEL ALFARERO SON HECHOS PEDAZOS, como yo también he recibido autoridad de mi Padre; y le daré el lucero de la mañana... Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles... Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Yerushalayim, que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo... Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono.” (LBLA revisada)
Aquí vemos la importancia que la lucha tiene para un israelita. Solamente los que luchan pueden ser vencedores. La lucha es parte de Israel. HaShem sólo cuenta con los que están dispuestos a disciplinarse y a luchar contra todo enemigo que se opone contra Él.
1:4 “Con vosotros estará además, un hombre de cada tribu, cada uno jefe de su casa paterna.” (LBLA) – La palabra hebrea que ha sido traducida como jefe es “rosh”,[8] que significa “cabeza”. La cabeza está por encima del resto del cuerpo. Tiene una función de dar órdenes. Tiene control sobre todo el cuerpo. Los líderes son puestos por encima del pueblo para dirigir, como está escrito en Mateo 24:45-47:
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así. De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes.” (LBLA revisada)
La idea de que todos son iguales es un error y atenta contra la creación y contra el Creador. Hay una gran diferencia entre valor y posición. Es muy importante entender esta diferencia. Cada uno es muy valioso. El valor de la vida humana no depende de la capacidad de la persona, sino de haber sido creada a imagen y semejanza de Dios, por muy deteriorada que haya podido llegar a ser esa imagen.
Sin embargo, una persona que tiene una posición alta merece más respeto por su posición. Es un doble honor. Debe recibir honor como ser humano, que se da a todo el mundo, y honor por su función, porque esa función refleja la autoridad de HaShem.
1:5 “Estos son los nombres de los hombres que estarán con vosotros: de Reuvén, Elitsur, hijo de Shedeur” (LBLA revisada) – Aquí vemos como los jefes son designados por nombre para que todo el pueblo sepa quiénes son los que han sido destinados para liderar. Sólo hubo un jefe para cada tribu. No puede haber dos jefes en una administración adecuada. Un cuerpo con dos cabezas está enfermo. Todo el mundo tenía que saber quién era su jefe. ¿Quién es tu jefe?
Los nombramientos y las imposiciones de manos se hacen en público para instalar a los líderes, para que el pueblo vea quiénes son los que mandan en aquellas áreas que hayan sido designadas para cada uno.
1:10 “de los hijos de Yosef: de Efrayim, Elishamá, hijo de Amihud, y de Menashé, Gamliel, hijo de Pedatsur” (LBLA revisada) – Elishama era el abuelo de Yehoshúa (Josué), según 1 Crónicas 7:26.
Segunda aliyá, 1:20-54
1:20 “De los hijos de Reuvén, primogénito de Israel, fueron contados por su registro genealógico, por sus familias, por sus casas paternas, según el número de nombres, por sus cabezas, todo varón de veinte años arriba, todo el que podía salir al ejercito” (LBLA revisada) – Reuvén aparece primero en la lista, como si fuera primogénito, aunque había perdido su primogenitura, según 1 Crónicas 5:1. Su arrepentimiento le devolvió el derecho de ser nombrado primero en las listas de las genealogías.
La mayoría de edad civil empieza a los 20 años. La mayoría de edad moral empieza a los 13 años para varones y 12 años para mujeres.
1:23 “los enumerados de la tribu de Shimón fueron cincuenta y nueve mil trescientos.” (LBLA revisada) – La tribu de Shimón perdió el 63 % de su población en el censo que se hizo 38 años después, cf. Números 26. Esto fue debido a la plaga que vino por causa del pecado con las madianitas, a consecuencia del mal ejemplo de uno de los jefes, cf. Números 25:6-14. Esto nos enseña acerca de la importancia del impacto del ejemplo de un jefe, un líder. Por su pecado llegó una gran plaga sobre toda la tribu, por haber seguido su ejemplo. El poder del ejemplo es fuerte, especialmente en los líderes.
1:51 “Y cuando el tabernáculo haya de ser trasladado, los levitas lo desarmarán; y cuando el tabernáculo acampe, los levitas lo armarán. Pero el extraño que se acerque, morirá.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como extraño es zar[9] que significa “extranjero”, “extraño”, “profano”, “bastardo”. Esto nos enseña que a partir del pecado de adulterio espiritual con el becerro de oro, los hijos de Israel fueron considerados como ilegítimos, excepto los levitas, porque ellos no se habían contaminado con ese pecado.
1:52 “Y acamparán los hijos de Israel, cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, según sus ejércitos.” (LBLA revisada) – La bandera de cada tribu representa una identidad. Cada persona se identificaba con su bandera, y cada uno tenía que relacionarse con su bandera. Había que acampar frente a la bandera y alrededor de ella. Así las banderas estaban en medio del campamento de cada tribu. Cada bandera tenía un mensaje que se relacionaba con algo particular de cada tribu. Según el Targúm Yonatán, las banderas fueron hechas de seda, con diferentes colores que correspondían a las doce piedras del pectoral del juicio del cohen hagadol, el Gran Sacerdote.
Dentro de la identidad general que uno tenga con todo el pueblo, es bueno tener también una identidad tribal. Una tribu constituye una agrupación limitada dentro de la nación, y es más grande que una familia. Podríamos comparar las tribus con las diferentes congregaciones o movimientos. Este texto nos enseña que es importante que cada miembro del pueblo tenga una identidad con su propia organización o congregación. Cada uno debe ser parte de una congregación, donde se identifica y donde se siente en casa, entre personas que puede llamar “los suyos”, como está escrito en Hechos 4:23:
“Cuando quedaron en libertad, fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.” (LBLA)
¿Tienes algún grupo de personas o una congregación que consideras el tuyo, donde están los tuyos? Si no lo tienes, debes pedir a Padre que puedas incorporarte y formar parte de una agrupación espiritual que será tu identidad tribal dentro de la identidad general del pueblo. Es necesario ser parte de una congregación para poder funcionar correctamente, como está escrito en Hebreos 10:25:
“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros , y mucho más al ver que el día se acerca.” (LBLA revisada)
Según el Midrash,[10] estos fueron los colores y las ilustraciones de las banderas:
Yehudá – color azul celeste, tejelet, con la figura de un león. | Reuvén – rojo con una flor de mandrágora, parecido a un hombre. | Yisajar – color negro con el sol y la luna. |
Shimón – verde con una ciudad (Shejem). | Zevulún – color blanco con una nave. | Gad – hilos blancos y negros con una tropa de soldados. |
Efrayim – negro con un novillo (Yehoshúa). | Dan – ópalo con una serpiente (Shimshón). | Menashé – negro con un buey (Gideón). |
Asher – color de perla con un olivo. | Binyamín – colores de todas las demás tribus con un lobo encima. | Naftalí – color vino diluido con un |
La bandera de Leví estaba hecha de tres colores: blanco, negro y rojo y tenía el pectoral del juicio bordado encima.
¿Cómo podemos resolver la tensión que hay entre el individualismo y el colectivismo?
Una persona espiritualmente inmadura sólo piensa en sí misma. No ve más allá de su nariz. No tiene amor, porque el amor no busca lo suyo. Una persona espiritualmente inmadura sólo busca su propia felicidad y se relaciona con otros con el fin de satisfacer sus propios deseos. Busca contacto con otros, e incluso puede hacerse miembro de una congregación, con el fin de que sus propias necesidades sean cumplidas. Pueden ser necesidades de carácter espiritual, psicológico, físico o económico. Si uno sólo busca satisfacer sus propias necesidades en una congregación es un niño espiritual. Una persona que es espiritualmente madura busca también satisfacer las necesidades de todos los que le rodean porque ama a su prójimo como a sí mismo. Está dispuesto a sacrificar de sus propios derechos para llenar las necesidades de los demás.
El individualismo se manifiesta con el deseo de satisfacer el ego, pero no necesariamente como un aislamiento de los demás, sino relacionándose con el colectivo, pero siempre con el motivo egoísta de satisfacerse a sí mismo.
El comunismo se aprovechó de parte de un principio en la Torá para llevar a cabo su propia visión equivocada. Es el principio de la preferencia del colectivo sobre el individuo, donde el colectivo es más importante que el individuo y el individuo deja de buscar lo suyo con el fin de beneficiar el colectivo. Con este principio se fortaleció el movimiento comunista y llegó a tener mucho poder durante un tiempo. No porque la visión comunista haya sido correcta, sino porque la manera de llevar a cabo la visión se basó en parte en un principio divino.
Si una persona aprende a considerar el colectivo como más importante que ella misma, podrá llegar a formar, junto con otros que tienen el mismo pensamiento, un cuerpo tremendamente potente. El hecho de aprender a trabajar en un grupo es algo muy importante para el desarrollo del Reino. Este principio vemos en el libro de los Hechos de los apóstoles.
En esta Parashá encontramos el equilibrio perfecto entre el individuo y el colectivo, entre el individualismo y el colectivismo. Cada individuo fue contado, lo cual muestra que cada individuo cuenta y es muy importante y digno de ser tomado en cuenta. Pero el individuo se encuentra dentro de un colectivo más grande que es más importante que él. El individuo debe buscar el bien del colectivo y el colectivo debe buscar el bien del individuo. Para que Israel pueda seguir adelante como pueblo, los individuos tendrán que aprender a aportar al colectivo todo lo necesario para que se mantenga unido y vaya prosperando y el colectivo tiene que preocuparse pos los individuos que lo componen, como está escrito en Hechos 2:44-45:
“Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno.” (LBLA revisada)
En Hechos 4:32-35 está escrito:
“La congregación de los que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común. Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Yeshúa, y abundante gracia había sobre todos ellos. No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido, y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad.” (LBLA revisada)
En 1 Corintios 14:12 está escrito:
“Así también vosotros, puesto que anheláis manifestaciones espirituales, procurad abundar en ellas para la edificación de la congregación.” (LBLA revisada)
Vemos que las manifestaciones del Espíritu no son para la exaltación de una persona sino para que el colectivo, la congregación del Eterno, sea beneficiada. ¡Ay de aquel que busca los dones del Espíritu para su propia exaltación o para su enriquecimiento económico!
Necesitamos cultivar el pensamiento colectivista, sin perder la vista de los individuos. Yo me niego a mí mismo por causa del Reino colectivo, para que el Reino prospere por medio de mi aportación, y de esa manera yo también prospero, no porque busque lo mío, sino lo del Reino. De esta manera mi prosperidad dependerá de la prosperidad del Reino. En el Reino de los Cielos, nadie se hace rico a costa de los demás, sino todos nos hacemos ricos porque somos parte de un colectivo rico que ha aprendido a beneficiar a los individuos según la necesidad de cada uno.
Un líder tiene que buscar el bien de todos los que están debajo de él. Si él favorece a un grupo reducido de su pueblo, no es un buen líder.
Tercera aliyá, 2:1-34
2:3 “Los que acampen al oriente, hacia la salida del sol, serán los de la bandera del campamento de Yehudá, según sus ejércitos. El jefe de los hijos de Yehudá, Najshón, hijo de Aminadav” (LBLA revisada) – A Yehudá le tocó acamparse al oriente del tabernáculo, junto con Yisajar y Zvulún. El oriente es el lugar de donde sale el sol, enfrente de la entrada del mishcán. Yehudá fue la tribu predominante de las tres. Aquí vemos que hay una agrupación de tres tribus, y una de ellas es líder sobre las otras dos. El orden divino es tener un líder para cada agrupación. Había tres jefes sobre las tres tribus, pero uno de ellos estaba por encima de los otros dos. El mismo patrón de organización se encuentra en las otras agrupaciones.
En este capítulo la Torá destaca la importancia de los jefes, cf. v. 3, 5, 7, 10, 12, 14, 18, 20, 22, 25, 27, 29. Si no hay jefes en un pueblo, va a perecer.
2:10 “Al sur estará la bandera del campamento de Reuvén, según sus ejércitos. El jefe de los hijos de Reuvén, Elitsur, hijo de Shedeur” (LBLA revisada) – A Reuvén le tocó acamparse en el sur, junto con Shimón y Gad.
2:18 “Al occidente estará la bandera del campamento de Efrayim, según sus ejércitos. El jefe de los hijos de Efrayim, Elishamá, hijo de Amihud” (LBLA revisada) – A Efrayim le tocó acampar en el lado occidente, junto con Menashé y Binyamín.
2:25 “Al norte estará la bandera del campamento de Dan, según sus ejércitos. El jefe de los hijos de Dan, Ajiezer, hijo de Amishadai” (LBLA revisada) – A Dan le tocó acamparse al lado norte, junto con Asher y Neftalí. A parte de contar cada tribu y la suma del pueblo entero, también hay un cómputo de los integrantes de cada uno de los cuatro campamentos con tres tribus en cada uno. Esto nos enseña acerca de la importancia de organizar, apuntar y tener orden en todas las cosas.
Yehudá, Reuvén, Efrayim y Dan corresponden a las cuatro caras de los seres angelicales que están junto al trono de la Gloria, como está escrito en Ezequiel 1:10:
“Y la forma de sus caras era como la cara de un hombre; los cuatro tenían cara de león a la derecha y cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenían cara de águila” (LBLA)
Hombre – Reuvén, cf. Génesis 29:32.
León (derecha) – Yehudá, cf. Génesis 49:9.
Buey (izquierda) – Efrayim, cf. Deuteronomio 33:16-17.
Águila – Dan “una serpiente con alas”, cf. Génesis 49:17.
Hay una semejanza entre el cielo y la tierra. Israel refleja lo celestial.
Cuarta aliyá, 3:1-13
3:9 “Darás, pues, los levitas a Aharón y a sus hijos; le son dedicados por completo de entre los hijos de Israel.” (LBLA revisada) – Los levitas fueron dados por un lado a Aharón y sus hijos, los sacerdotes. Tenían que servir a los sacerdotes, cf. 3:6. Pero por el otro lado fueron dados al Eterno, cf. 3:12. El que se entrega al Eterno se entrega al liderazgo. Si uno piensa que está entregado al Eterno y no se somete al liderazgo puesto por Él, está errado.
3:12 “Mira, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos, los que abren el seno materno de entre los hijos de Israel. Los levitas, pues, serán míos.” (LBLA revisada) – Los levitas representan a los primogénitos y fueron tomados en lugar de ellos. Desde el principio, los primogénitos fueron designados a ser sacerdotes. Pero por causa del becerro de oro perdieron el derecho de servir en el santuario. Como los levitas no participaron en ese pecado pudieron tomar el lugar de los primogénitos como ministros en el mishcán.
3:13 “Porque mío es todo primogénito; el día en que herí a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, consagré para mí a todos los primogénitos en Israel, desde el hombre hasta el animal. Míos serán; yo soy HaShem.” (LBLA revisada) – Los primogénitos pertenecen a HaShem de una manera especial a pesar de que ya no pueden servir en el templo como sacerdotes.
Quinta aliyá, 3:14-39
3:17 “Estos, pues, son los hijos de Leví por sus nombres: Gershón, Kehat y Merarí.” (LBLA revisada) – De estos tres hijos de Leví nacieron tres familias grandes, tres clanes. Cada clan fue contado por separado y tenía un trabajo especificado en el mishcán (tabernáculo). El clan de Kehat fue el más elevado espiritualmente, y por eso podía llevar los objetos más sagrados. Moshé y Aharón descendían de Kehat.
Nombre del clan | Texto | Cantidad |
Gershón | Números 3:22 | 7,500 |
Kehat | Números 3:28 | 8,600 |
Merari | Números 3:34 | 6,200 |
SUMA |
| 22,300 |
3:30 “el jefe de las casas paternas de las familias kehatitas era Elitsafán, hijo de Uziel.” (LBLA revisada) – Este Elitsafán, que también fue llamado Eltsafán, fue el jefe del clan de los kehatitas. En Éxodo 6:18 están mencionados los cuatro hijos de Kehat, según el orden siguiente, Amram, Yitshar, Jevrón y Uziel. Es muy probable que ese fuera su orden de nacimiento. En Éxodo 6:21 está escrito que Yitshar, que fue el segundo hijo de Kehat, tuvo a Kóraj. Este Kóraj fue el que más adelante dirigió la rebeldía contra Moshé y Aharón. En Éxodo 6:22 está escrito que Uziel, que fue el cuarto hijo de Kehat, engendró a Mishael, Eltsafán y Sitrí. Yitshar fue el hermano mayor de Uziel. El hijo primogénito de Yitshar fue Kóraj. Uziel fue el hermano más pequeño. Su hijo Eltsafán llegó a ser el jefe de los hijos de Kehat. El hijo del hermano más pequeño recibió la posición más alta en el clan. Normalmente los mayores son los que dirigen a los menores, no al revés. Pero en este caso HaShem cambió el orden natural por un orden profético. Por esta razón surgió la envidia en el primo Kóraj que probablemente era mayor que Eltsafan, porque su padre era mayor que el padre de Eltsafán. Él quizás estaba pensado: “¿Por qué mi primo, que es más pequeño que yo, e hijo del hermano más pequeño de la familia, tiene que ser el jefe sobre nosotros?”
La Torá nos enseñan como una actitud de envidia y rivalidad, que no fue corregida a tiempo, produjo esa rebeldía que luego llegó a dimensiones catastróficas, cuando la tierra abrió su boca y los tragó, cf. Números 16:32.
Por el otro lado, tenemos en la Torá dos ejemplos buenos de humildad, en Aharón y Menashé. Ellos no tuvieron envidia de sus hermanos menores que llegaron a tener una posición superior a la de ellos.
3:39 “Todos los enumerados de los levitas, que Moshé y Aharón contaron por sus familias por mandato de HaShem, todos los varones de un mes arriba, eran veintidós mil.” (LBLA revisada) – Hay una diferencia de 300 varones entre la suma de las tres cantidades mencionadas de cada clan (ver tabla). Estos 300 son los primogénitos de los levitas, que por ser primogénitos tenían que servir en el santuario, y por lo tanto no podían representar a los otros primogénitos. Por eso quedaban 22,000 de los levitas que podrán sustituir a los primogénitos del resto de Israel, como está escrito en 3:41, 45:
“Y tomarás a los levitas para mí, yo soy HaShem, en lugar de todos los primogénitos entre los hijos de Israel, y el ganado de los levitas en lugar de todos los primogénitos del ganado de los hijos de Israel... Toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos entre los hijos de Israel, y el ganado de los levitas. Los levitas serán míos; yo soy HaShem.” (LBLA revisada)
Sexta aliyá, 3:40-51
3:43 “y todos los primogénitos varones conforme al número de sus nombres de un mes arriba, los enumerados, eran veintidós mil doscientos setenta y tres.” (LBLA revisada) – Como los levitas representaban a los primogénitos, tenía que haber una cantidad igual entre los levitas y los primogénitos. Los primogénitos de todo Israel, sin contar los primogénitos de los levitas, fueron 22,273. Como había 22,000 levitas que no eran primogénitos, había 273 primogénitos de los hijos de Israel que no tenían levitas quienes los reemplazaran. Por eso los 273 tenían que pagar un rescate de cinco shekels por cada uno y entregárselo al Gran Sacerdote Aharón y a sus hijos, cf. v. 48. Esto nos enseña que hay momentos cuando se puede dar dinero en lugar de un servicio que no se puede cumplir por una razón justificada. Los 273 primogénitos no podían servir en el santuario, pero podían sustituir su servicio con una paga monetaria.
Séptima aliyá, 4:1-20
4:4 “Este será el servicio de los descendientes de Kehat en la tienda de reunión, con relación a las cosas más sagradas” (LBLA revisada) – Los kehatitas fueron escogidos para llevar los objetos más sagrados sobre sus hombros.
4:6 “y colocarán sobre ella una cubierta de piel de marsopa, y extenderán encima un paño todo de azul, y luego colocarán sus varas.” (LBLA revisada) – No sabemos qué animal fue el tajash, el animal que produjo la “piel de marsopa”, según la Biblia de las Américas, o “piel de tejones”, según Reina-Valera 1960. Según el Talmud[11] este animal, que tenía un solo cuerno, existía solamente en la época de Moshé.
“un paño todo de azul” – El Arca fue el único objeto que se veía con color azul cuando fue trasladado. De esta manera se distinguía y así podía ser un guía para los hijos de Israel, como está escrito en Josué 3:3-4:
“y dieron órdenes al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de HaShem vuestro Dios y a los sacerdotes levitas llevándola, partiréis de vuestro lugar y la seguiréis. Sin embargo, dejaréis entre vosotros y ella una distancia de unos dos mil codos. No os acerquéis a ella para saber el camino por donde debéis ir, porque no habéis pasado antes por este camino.” (LBLA revisada)
El arca simboliza a Mashíaj. Siempre va delante del pueblo. El arca pasó delante de los hijos de Israel por medio del río Yardén (Jordán), que representa la muerte y la resurrección. Esto nos enseña que el pueblo de Israel podrá atravesar la muerte y salir con vida por medio de Mashiaj Yeshúa que fue delante y abrió el camino.
4:13 “Quitarán entonces las cenizas del altar y extenderán sobre él un paño de púrpura.” (LBLA) – Según el Midrash,[12] durante el transporte, el fuego del altar fue cubierto con una vasija de cobre para que no se apagara y no se propagara.
4:15 “Cuando Aharón y sus hijos hayan terminado de cubrir los objetos sagrados y todos los utensilios del santuario, cuando el campamento esté para trasladarse, vendrán después los hijos de Kehat para transportarlos, pero que no toquen los objetos sagrados pues morirían. Estas son las cosas que transportarán los hijos de Kehat en la tienda de reunión.” (LBLA revisada) – Si Uza hubiera leído bien la Torá no habría tocado el arca y podría seguir con vida, como está escrito en 2 Samuel 6:6-7:
“Pero cuando llegaron a la era de Najón, Uza extendió la mano hacia el arca de Dios, y la sostuvo porque los bueyes casi la volcaron. Y se encendió la ira de HaShem contra Uza, y Dios lo hirió allí por su irreverencia; y allí murió junto al arca de Dios.” (LBLA revisada)
El censo de los levitas en Números 26:62 nos muestra que hubo un aumento de sólo 700 levitas en 38 años. La tribu de Menashé había aumentado el 64 %. ¿No podía haber hecho lo mismo Leví? ¿Será que muchos de los levitas murieron en el servicio?
4:16 “Pero la responsabilidad de Elazar, hijo del sacerdote Aharón, será el aceite para el alumbrado, el incienso aromático, la ofrenda continua de cereal y el aceite para ungir. Tendrá la responsabilidad de todo el tabernáculo y de todo lo que en él hay, con el santuario y sus enseres.” (LBLA revisada) – Elazar, hijo de Aharón, tenía el cargo de supervisor, administrador general, del trabajo de los demás hijos de Kehat y los objetos más sagrados del tabernáculo. La responsabilidad para supervisar la carga de los descendientes de Guershón y Merarí, caía sobre Itamar, cf, 4:28, 33. Según el Talmud de Yerushalayim,[13] Elazar llevaba el aceite para el alumbrado en su mano derecha y el incienso en su mano izquierda, harina para el sacrificio diario en un recipiente suspendido de su brazo y un pequeño frasco de aceite para la unción en su cinto durante todo el caminar en el desierto. Estos objetos pesaban mucho.
4:19 “Esto haréis con ellos para que vivan y no perezcan cuando se acerquen al lugar santísimo: Aharón y sus hijos vendrán y señalarán a cada uno de ellos su trabajo y su carga” (LBLA revisada) – Los levitas no podían ver los objetos más sagrados, pero los sacerdotes sí, porque estaban en un nivel de santidad superior.
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