Parashá 29 Ajarei mot
Levítico 16:1 – 18:30
Aliyás de la Torá (cuando se lee Ajarei mot por separado):
- 16:1-17
- 16:18-24
- 16:25-34
- 17:1-7
- 17:8 – 18:5
- 18:6-21
- 18:22-30
Maftir: 18:27-30
Haftará: Isaias 10:32 - 12:6
Ajarei mot
Significa “Después de la muerte”.
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Primera aliyá, 16:1-17
El capítulo 16 de Vayikrá es uno de los capítulos más importantes de la Torá. En este capítulo se encuentran las instrucciones acerca del día de expiación, yom hakipurim que cae en el 10º día del 7º mes, tishrí. Ese día fue el único de todos los días del año cuando el gran sacerdote podía entrar en el lugar santísimo y presentar incienso y sangre ante la presencia de HaShem. El propósito de ese acto es hacer una limpieza general de los pecados y las impurezas de los hijos de Israel que se habían acumulado en el tabernáculo durante todo el año. A pesar de que HaShem dio instrucciones claras acerca de cómo los hijos de Israel tenían que mantenerse alejados de las impurezas rituales para no contaminar el santuario por medio de ellas, era inevitable que el tabernáculo fuese contaminado por ellas. Si alguien entraba en el santuario estando impuro, lo contaminaba. Podían haber entrado allí sin darse cuenta de que estaban impuros o alguien podía haberse olvidado de que estaba impuro en el momento de entrar. Por esto HaShem instituye este día de expiación para purificar los objetos del tabernáculo terrenal.
Este día es también el día cuando HaShem muestra cómo el hombre puede reconciliarse con Él. Es el gran día de reconciliación. La reconciliación entre HaShem y el hombre es el tema central de toda la Escritura y este capítulo muestra cómo esta reconciliación puede ser efectuada. La ira de HaShem está sobre el hombre por causa de sus pecados. Esa ira es mortal para el hombre. Lo único que puede aplacar esa ira es que HaShem muestre misericordia. Esa misericordia es mostrada al hombre mediante la reconciliación sobre la base de sacrificios sangrientos de vidas inocentes, como está escrito en Levítico 17:11:
“Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación.” (LBLA)
Este capítulo constituye también uno de los mejores textos que explican lo que pasó con el Mesías Yeshúa antes y después de su resurrección al ser introducido en el ministerio sumo sacerdotal celestial según el orden de Malki-Tsedek. Él entró en el tabernáculo celestial y lo purificó con su propia sangre, como está escrito en Hebreos 9:22-26:
“Y según la Torá, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón. Por tanto, fue necesario que las copias de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos. Porque el Mesías no entró en un lugar santo hecho por manos, una copia del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros, y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo.” (LBLA revisada)
El día 10 del mes séptimo está reflejado en el día 10 del primer mes. En el 10º día del primer mes fue tomado un cordero para cada casa en Egipto donde se iba a celebrar pesaj para luego poder salir de la esclavitud bajo el rey Faraón. El cordero de pesaj fue designado el día 10 del primer mes para luego ser sacrificado el día 14. El día 10 del séptimo mes tiene conexión con el cordero de pesaj. La sangre del cordero de pesaj protegió a los primogénitos de la muerte. La carne del cordero produjo vitalidad y sanidad en los cuerpos débiles y enfermos. De manera parecida los sacrificios de yom hakipurim expían por los pecados de los hijos de Israel para salvarlos de la muerte, como está escrito en Levítico 16:30:
“porque en este día se hará expiación por vosotros para que seáis limpios; seréis limpios de todos vuestros pecados delante de HaShem.” (LBLA revisada)
Pesaj está íntimamente conectado con yom kipur. De la misma manera la muerte y resurrección del Mesías Yeshúa, que sucedió en pesaj, cumplió también gran parte del servicio de yom kipur en el tabernáculo celestial. Él ha entrado en el lugar santísimo en el cielo y se ha quedado allí durante casi 2000 años. Como el sumo sacerdote no solamente entró en el lugar santísimo en el tabernáculo terrenal, sino luego salió y bendijo al pueblo, así sabemos que el Mesías no se va a quedar en el lugar santísimo en el cielo, sino salir de allí para bendecir a los hijos de Israel y el mundo entero. Así que Mashíaj ha cumplido sólo la mitad del culto de yom kipur. Con su regreso a la tierra cumplirá el resto. En ese día todo el pecado será eliminado en los que han puesto su esperanza en él, como está escrito en Hebreos 9:27-28:
“Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio, así también el Mesías, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.” (LBLA revisada)
16:1 “HaShem habló a Moshé después de la muerte de los hijos de Aharón, cuando se acercaron a la presencia de HaShem y murieron.” (LBLA revisada) – Según Najmánides, este enunciado fue dado un día después de que los hijos de Aharón entraron en el tabernáculo con fuego extraño y murieron. Sin embargo, Rashí señala que fue el mismo día en que murieron, es decir el primer día de nisán (aviv). Así que en el mes de aviv, un poco antes de la celebración de pesaj, fue anunciado el mensaje acerca de yom kipur. Esto también conecta la celebración de pesaj con yom hakipurim, como está escrito en Juan 1:29:
“Al día siguiente ve a Yeshúa que venía hacia él, y dice: He ahí el Cordero de Dios (pesaj) que quita el pecado del mundo (yom kipur).” (LBLA revisada)
“después de la muerte” – El nombre de esta parashá es Ajarei mot, “después de la muerte”. Esto nos enseña que este mensaje está hablando de lo que iba a pasar con el Mesías después de su muerte. Después de su muerte, Mashíaj entró en el lugar santísimo en el mishkán celestial y cumplió así con esta sombra profética, como está escrito en Hebreos 9:11-12:
“Pero cuando el Mesías apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna.” (LBLA revisada)
16:2 “Dijo HaShem a Moshé: Di a tu hermano Aharón que no en todo tiempo entre en el lugar santo detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, no sea que muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio.” (LBLA revisada) – Aharón, como gran sacerdote, tenía acceso al lugar santísimo, pero sólo una vez al año. Moshé, sin embargo, podía entrar en el lugar santísimo en cualquier momento.
El hecho de anunciar la prohibición de entrar en el lugar santísimo después de hablar de la muerte de los hijos de Aharón, indica que ellos podían haber intentado entrar allí sin permiso, lo cual sería una de las razones por las cuales murieron. Para evitar que esto ocurriera otra vez, HaShem dio instrucciones muy concretas de cómo se debe de entrar allí y quién podrá entrar allí.
La palabra hebrea que ha sido traducida como “propiciatorio” es kaporet[1] que significa “cobertura”, “cubierta”. Viene de la raíz kafar[2] que significa “cubrir (con brea)”, “calafatear”, y también “perdonar”, “absolver”, “compensar”, “expiar”. Es la misma raíz que hay en la palabra para el día de expiación, yom hakipurim, también llamado yom kipur, cf. Levítico 23:27; 25:9. En la traducción de los setenta, la Septuaginta, la palabra hebrea kaporet fue traducida al griego como hilasterion[3], que significa “sacrificio expiatorio”, “lugar expiatorio”, “propiciatorio”. La palabra hilasterion viene de hilaskomai[4] que significa “conciliar”, “propiciar”, “expiar”, “reconciliar”, “agraciar”. El propiciatorio es visto como el trono de HaShem en la tierra.
Esto nos enseña que esa cubierta no solamente servía para tapar el arca, sino también como un lugar de expiación por los pecados y donde se manifiesta la misericordia y el perdón. Es un lugar de reconciliación entre HaShem y el hombre. Por esto se ha traducido también como “trono de la gracia” según está escrito en Hebreos 4:14-16:
“Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Yeshúa, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros , pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.” (LBLA revisada)
El propiciatorio, el trono de la misericordia, la cubierta sobre el arca, no podía ser visitado por más que una sola persona en un día al año. Sin embargo, cuando el Mesías vino él fue expuesto públicamente como un lugar de expiación, un propiciatorio, como está escrito en Romanos 3:25-26:
“a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que es de la fe de Yeshúa.” (LBLA revisada)
La palabra griega que ha sido traducida como “propiciación” es hilasterion, que hemos visto antes. Esta palabra aparece sólo en dos lugares en los textos griegos de Los Escritos Mesiánicos. En Hebreos 9:5 fue traducida como “propiciatorio”. Como hemos visto antes, en la LXX, hilasterion es la traducción de la palabra hebrea kaporet que es la cubierta del arca del testimonio. De esto aprendemos que lo que está diciendo el texto griego de Romanos 3:25, es que el Mesías fue mostrado como un propiciatorio, como la cubierta del arca que está en el lugar santísimo en el templo celestial y en el templo terrenal. En su muerte, Yeshúa fue expuesto públicamente como un propiciatorio, relacionado con el culto de yom kipur. Con la ejecución sangrienta del Mesías, todo el mundo ahora podía ver que hay purificación y eliminación eterna de los pecados, no solamente para los judíos, sino para los del mundo entero, como está escrito en 1 Juan 2:2:
“El mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.” (LBLA)
En 1 Juan 4:10 está escrito:
“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.” (LBLA)
El lugar de encuentro entre HaShem y el hombre está encima del arca en el templo, como está escrito en Éxodo 25:22:
“Allí me encontraré contigo, y de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, te hablaré acerca de todo lo que he de darte por mandamiento para los hijos de Israel.” (LBLA)
En Éxodo 30:6 está escrito:
“Pondrás el altar delante del velo que está junto al arca del testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el testimonio, donde yo me encontraré contigo.” (LBLA)
Ahora, según el texto griego de Romanos 3:25, Yeshúa fue expuesto como un propiciatorio ante todo el mundo. De la misma manera que el propiciatorio fue un lugar de encuentro entre HaShem y Moshé, el sacrificio de Mashíaj es un lugar de encuentro entre HaShem y la humanidad, como está escrito en Juan 12:32-33:
“Y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. Pero él decía esto para indicar de qué clase de muerte iba a morir.” (LBLA)
El propiciatorio es un lugar donde HaShem se manifiesta de una manera extraordinaria. El propiciatorio existe en tres niveles:
1. En el tabernáculo y el templo terrenales.
2. En el templo del cuerpo del Mesías.
3. En el templo celestial.
Como HaShem se manifestó de manera extraordinaria sobre la muerte y resurrección de Mashíaj, allí da a conocer Sus cualidades. Vamos a destacar cuatro de ellas:
Su justicia. La justicia de Dios exige que el pecador tiene que sufrir la muerte. Para poder perdonar al pecador HaShem tiene que suplir con un sustituto. Sin un sustituto que sea hermano del pecador, no es posible que se haga remisión. Un animal no puede sustituir a un hombre. Si HaShem redimiera al hombre del pecado y de la muerte a base de los sacrificios de los animales, no sería justo. Por medio de la muerte de Yeshúa, el Eterno manifiesta que es completamente justo cuando perdona al pecador, cf. Romanos 3:25-26.
Su misericordia y amor. Por medio de la muerte de Yeshúa, todos los hombres de la tierra podrán ser hechos hijos eternos de Dios por medio del perdón de sus pecados y la liberación de la muerte, cf. Juan 3:16; 1 Juan 3:1.
Su fidelidad. En la muerte y resurrección del Mesías en el tercer día, HaShem cumple sus promesas dadas a los profetas.
Su poder. Mediante la resurrección y transformación del cuerpo de Yeshúa en un cuerpo inmortal y su glorificación y supresión de todo dominio, se ha manifestado su enorme poder, cf. Efesios 1:19-21.
16:3 “Aharón podrá entrar en el lugar santo con esto: con un novillo para ofrenda por el pecado y un carnero para ofrenda de ascensión.” (LBLA revisada) – Aharón sólo puede entrar en el lugar santísimo por medio de la muerte de animales sustitutos que están conectadas con la muerte del Mesías. Esto nos enseña que la muerte de Yeshúa es la base sobre la que el hombre puede acercarse a HaShem.
Cuando había templo hacohén hagadol, el gran sacerdote, se preparaba una semana antes de este día, que es el más sagrado del año. Salió de su casa para pasar la última semana en el santuario. Durante siete días se purificaba con el agua purificadora de la vaca roja por si había tocado algún cadáver humano sin darse cuenta, como está escrito en Números 19:11-13:
“El que toque el cadáver de una persona quedará inmundo por siete días. Y aquél se purificará a sí mismo de su inmundicia con el agua al tercer día y al séptimo día, y entonces quedará limpio; pero si no se purifica a sí mismo al tercer día y al séptimo día, no quedará limpio. Cualquiera que toque un cadáver, el cuerpo de un hombre que ha muerto, y no se purifique a sí mismo, contamina el tabernáculo de HaShem; y esa persona será cortada de Israel. Será inmundo porque el agua para la impureza no se roció sobre él; su impureza aún permanece sobre él.” (LBLA revisada)
Durante esos siete días también fue instruido por estudiantes sabios que el sanedrín le había enviado, para que cumpliera con el servicio de yom kipur de manera correcta. Un sustituto también fue preparado en caso de que el sumo sacerdote se quedara tamé e incapaz de oficiar. Repitieron el capítulo 16 de Levítico y las leyes, halajót, sobre el día de expiación hasta que el gran sacerdote las aprendía bien. Durante esa semana él también ofrecía incienso y sacrificios y encendía la menorá.
El día antes de yom kipur pasaron delante de él todos los animales que habían sido reservados para el evento para que los identificara bien. El último día, los discípulos sabios fueron reemplazados por un grupo de cohanim (sacerdotes) que ayudaron al gran sacerdote a practicar el arte de verter incienso en sus manos con una cuchara. Este servicio tenía que hacerse delante de HaShem en el lugar santísimo y fue una de las cosas más difíciles, porque no podía caer ni un grano del incienso a la tierra.
Durante la noche antes del gran día, el gran sacerdote no dormía. Estaba leyendo capítulos de Job, Esdras, Crónicas y Daniel para poder quedarse despierto. Si se dormía, los sacerdotes jóvenes lo despertaban haciendo ruidos con sus dedos. Si se cansaba podía estar de pie un rato sobre el suelo frío del templo. Otras personas de Yerushalayim también se quedaban despiertas durante esa noche, leyendo y orando y preparándose para el gran día.
16:4 “Se vestirá con la túnica sagrada de lino, y los calzoncillos de lino estarán sobre sus carnes, y se ceñirá con el cinturón de lino y se cubrirá con el gorro de lino (estas son vestiduras sagradas). Lavará, pues, su cuerpo con agua y se vestirá con ellas.” (LBLA) – Había una ropa especial de cuatro prendas de lino que usaba el gran sacerdote para poder entrar en la presencia de HaShem en el lugar santísimo. Cada año había nuevas ropas para este evento tan especial y fueron usadas solamente durante ese día. Las ropas normales de ocho prendas que usaba el gran sacerdote en su servicio diario tenían mezclas de oro y piedras preciosas junto con telas y tintas que habían sido sacadas tanto del mundo animal como del mundo vegetal. Las ropas que fueron usadas para entrar en el lugar santísimo vinieron solamente del mundo vegetal. Esas ropas de lino expresan humildad ante la presencia de HaShem.
La primera vez que aparece el lino en las Escrituras es en Génesis 41:42 donde habla de Yosef que fue vestido de lino por mano del Faraón en el momento de su exaltación. Esto nos enseña que hay una relación entre la exaltación de Yosef después de haber estado en la cárcel, y el ministerio sumo-sacerdotal de yom kipur. Todo esto nos lleva al Mesías ben Yosef que fue vestido de lino en el momento de su muerte, como una señal de su investidura en el ministerio sacerdotal según el orden de Malki-Tsedek que iba a iniciar después de su resurrección, cf. Juan 19:40.
“lavará su cuerpo” – En yom kipur el sumo sacerdote hizo tevilá de todo su cuerpo en total cinco veces. Cada vez que cambiaba la ropa sumergió todo su cuerpo en agua y lavaba sus manos y pies antes y después. En total lavó sus manos y sus pies diez veces durante ese día.
Primero hizo la tevilá antes de ponerse las ropas de oro para iniciar el servicio de todos los días como gran sacerdote. Después vertía agua sobre sus manos y sus pies y ofrecía el sacrificio diario del cordero de la mañana, quemaba el incienso y limpiaba la menorá. Luego ofrecía la ofrenda diaria de oblación, minjá, seguido por parte del sacrificio adicional, musaf, de yom kipur, como está escrito en Números 29:7-11:
“El décimo día de este mes séptimo tendréis santa convocación y os humillaréis; no haréis ningún trabajo. Y ofreceréis a HaShem una ofrenda de ascensión como aroma agradable: un novillo, un carnero, siete corderos de un año, sin defecto; y su ofrenda de cereal, flor de harina mezclada con aceite: tres décimas de una efá por el novillo, dos décimas por el carnero, una décima por cada uno de los siete corderos; y un macho cabrío como ofrenda por el pecado, además de la ofrenda de expiación por el pecado y de la ofrenda de ascensión continua, de su ofrenda de cereal y de sus libaciones.” (LBLA revisada)
Después purificó sus manos y sus pies y se quitaba las ropas de oro. Se sumergía en agua y se ponía las cuatro ropas de lino, hechas para la ocasión con la tela más fina. Otra vez echaba agua sobre sus manos y sus pies para estar listo para el siguiente servicio.
16:5 “Y tomará de la congregación de los hijos de Israel dos machos cabríos para ofrenda por el pecado y un carnero para ofrenda de ascensión.” (LBLA revisada) – Estos animales fueron dados para la expiación del pueblo.
16:6 “Entonces Aharón acercará el novillo como ofrenda por el pecado, que es por sí mismo, para hacer expiación por sí mismo y por su casa.” (LBLA revisada) – Según Rashí, este es el novillo que fue mencionado en el versículo 3. El gran sacerdote tenía que pagar este novillo de su propio bolsillo. En este momento él puso sus manos sobre la cabeza del novillo y confesó sus propios pecados y los de su familia. Según Rashí, la palabra expiación, que normalmente tiene que ver con la sangre, en este caso significa una confesión de los pecados. Según Rambám[5] Aharón usó estas palabras:
“Por favor, HaShem, pequé sin intención, cometí transgresiones intencionalmente e insolentemente delante de ti, tanto yo como mi familia. Por favor, HaShem, expía los pecados involuntarios, las transgresiones voluntarias y la desobediencia que mi familia y yo cometimos ante ti, según dices en la Torá de tu servidor Moshé (Levítico 16:30), “En este día, Él expiará tus pecados y te dejará puro y limpio de todo pecado ante HaShem.””
Durante todas las confesiones que el gran sacerdote hizo durante el día, pronunció el Nombre de Dios con cuatro letras, el Tetragrámaton, yod, he y vav, he, diez veces en total. Cuando el pueblo oyó la pronunciación del Nombre se inclinaron sobre el suelo y pronunciaron las palabras:
“Baruj shem kevod maljutó leolam vaed.” (Bendito sea por siempre el Nombre de su reino glorioso).
16:7 “Y tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de HaShem a la entrada de la tienda de reunión.” (LBLA revisada) – Los dos machos cabríos tenían que ser parecidos en aspecto, peso y altura. Fueron comprados con fondos de la comunidad.
16:8 “Y echará suertes Aharón sobre los dos machos cabríos, una suerte para HaShem, y otra suerte para Azazel.” (LBLA revisada) – Después de hacer la confesión sobre el novillo, no lo degolló enseguida, sino primero echo suerte entre los dos machos cabríos, que constituían una parte central en el servicio del día. Para este sorteo se usaban dos inscripciones que estaban en una urna. En una de ellas estaba escrito: “Para HaShem” y en la otra: “Para Azazel”. El sumo sacerdote cogió las dos placas con sus dos manos sin mirar y colocó una sobre cada uno de los machos cabríos según estaban delante de él. Leyeron las inscripciones y proclamaban sobre el macho cabrío que había sido elegido para HaShem: “¡Este es un sacrificio jatat para HaShem!”
Se colocaba un hilo de color escarlata en la cabeza del cabrío que era para Azazel y otro hilo rojo en la entrada del lugar santo del templo. El Talmud[6] enseña:
“Nuestros rabinos enseñaron: Durante los cuarenta años cuando Shimón el Justo[7] ministraba, la suerte (“Para HaShem”) siempre salió en su mano derecha. Desde ese tiempo en adelante, a veces salió en la mano derecha y a veces en la mano izquierda. Y (durante el mismo tiempo) el hilo de color escarlata solía volverse blanco. Desde ese tiempo en adelante a veces se volvió blanco y otras veces no.”
Más adelante en el mismo tratado[8] dice:
“Nuestros rabinos enseñaron: Durante los últimos cuarenta años antes de la destrucción del Templo, la suerte (“Para HaShem”) no salió en la mano derecha, ni se volvió blanco el hilo escarlata...”
Cuarenta años antes de la destrucción del templo fue el año 31 del cómputo romano. Según mis cálculos, fue el mismo año de la muerte del Mesías Yeshúa. Después se su muerte el servicio de yom kipur no fue hecho de manera agradable a HaShem.
¿Qué es Azazel?[9]
Según el Talmud[10] Azazel es un compuesto de Aza y Azael. Eran dos ángeles que antes del diluvio pidieron permiso para vivir entre los hombres con apariencia humana para mostrar que no pecarían como los demás hombres. Sin embargo cuando obtuvieron permiso para hacer esto pecaron más que los hombres anteriores al diluvio. Rashí[11] comenta sobre este punto que el macho cabrío es llamado Azazel para implicar que lograba expiar pecados, entre ellos, hechos inmorales como los de Aza y Azael.
Sin embargo, en su comentario de Vayikrá, Rashí dice que Azazel designa a una montaña severa y dura, un precipicio muy elevado. En Gur Aryé, que comenta a Rashí, está escrito que Azazel es un vocablo compuesto por las palabras az, “áspero”, “severo”, y el, “fuerte”, “duro”. La aparición de la segunda zayin en Azazel no modifica en nada el hecho de que se derive de az y el, ya que en hebreo es usual que cuando un nombre se forma a partir de una o más raíces, el nombre formado casi siempre añade una letra de más por razones estilísticas. Najmánides dice que cuando está escrito que el animal fue enviado a Azazel, simplemente quiere decir que era enviado a un lugar agreste e inhóspito.
Un Midrash[12] interpreta la palabra Azazel como satán o a shed, un espíritu malo. Pero como más adelante está claramente ordenado que no se puede hacer sacrificios a los demonios, esta interpretación tiene que ser cuestionada, cf. Levítico 17:7.
16:9 “Aharón acercará el macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte para HaShem, haciéndolo ofrenda por el pecado.” (LBLA revisada) – En este momento no fue degollado este macho cabrío, sino sólo designado para ser una ofrenda por el pecado.
16:10 “Pero el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte para Azazel, será presentado vivo delante de HaShem para hacer expiación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto.” (LBLA revisada) – Según Rashí, al decir que este cabrío tiene que ser presentado vivo delante de HaShem, implica que luego fue enviado para morir. La idea es llevarlo a un precipicio y luego arrojarlo hacia abajo para que se despedazara.
Los dos machos cabríos hablan de dos aspectos diferentes de la muerte del Mesías. La sangre de uno de ellos es llevada hasta el lugar santísimo, v. 15-16, y su cuerpo es quemado fuera del campamento, v. 27-28. El otro es enviado al desierto v. 21-22. Uno expía por el pecado, es decir, satisface la exigencia de justicia delante de HaShem, que reclama la muerte del pecador. El otro lleva el pecado lejos para que sea apartado de los hijos de Israel.
16:11 “Entonces Aharón acercará el novillo de la ofrenda por el pecado, que es por sí mismo, y hará expiación por sí mismo y por su casa, y degollará el novillo de la ofrenda por el pecado hecha por sí mismo.” (LBLA revisada) – La palabra expiación se entiende aquí como una confesión verbal sobre el animal personal del sumo sacerdote. Así que el gran sacerdote hizo otra confesión por todos sus pecados y por los pecados de todos los sacerdotes, que son llamados “casa de Aharón” según el Salmo 135:19. Luego degollaba el novillo y recogía su sangre en un recipiente que fue dado a otro sacerdote.
16:12 “Y tomará un incensario lleno de brasas de fuego de sobre el altar que está delante de HaShem, y dos puñados de incienso aromático molido, y lo llevará detrás del velo.” (LBLA revisada) – Esta parte del servicio fue la más delicada, porque ahora le tocaba entrar en el lugar santísimo. El sumo sacerdote puso carbones del altar del atrio en un recipiente de oro. Le entregaron un recipiente de incienso que había sido molido extra fino para la ocasión. Tomó incienso con sus dos manos y lo puso en una cuchara. Cogió la cuchara con la mano izquierda y el recipiente con carbones en su mano derecha y entró en el lugar santísimo. Allí dentro colocó el recipiente con carbones entre las dos varas del arca. En tiempos del segundo templo, cuando no había arca, lo colocó en la piedra sobre la cual el arca había estado. Luego tomó la cuchara con la punta de sus dedos o con los dientes, para dejar ambas manos libres, y vertía el incienso en las dos manos. Esto fue muy difícil porque no podía caer nada del incienso al suelo.
16:13 “Pondrá el incienso sobre el fuego delante de HaShem, para que la nube del incienso cubra el propiciatorio que está sobre el testimonio, no sea que muera.” (LBLA revisada) – Ahora el gran sacerdote ponía todo el incienso en el recipiente de oro que contenía los carbones encendidos para que se produjera una nube de humo entre él y el propiciatorio, donde se manifestaba la shejiná, la presencia gloriosa de HaShem. El humo producido por la quema del incienso sobre los carbones, que habían sido arrebatados del fuego exterior, simboliza el momento cuando el Mesías Yeshúa se presentaba ante HaShem después de su resurrección, como está escrito en Zacarías 3:2b:
“¿No es éste un tizón arrebatado del fuego?”
Para que Aharón pudiera estar en el lugar santísimo cuando se manifestaba la shejiná, tenía que quemar incienso que produjera una nube que le protegía de la muerte. Por medio de esa nube él podía acercarse a HaShem sin peligro. Esa nube simboliza a Mashíaj, por medio del cual podemos acercarnos a HaShem sin peligro. Sin el sacrificio de Mashíaj el pecador muere en la presencia de la justicia del Todopoderoso.
El incienso que fue molido es un símbolo del Mesías, y cuando fue echado al fuego simboliza el momento cuando el Mesías murió, pasando por el fuego. Por medio de esa muerte se produjo una nube en el cielo, por medio de la cual el hombre puede acercarnos al trono de misericordia, como está escrito en Hebreos 4:14-16:
“Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Yeshúa, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.” (LBLA revisada)
En Hebreos 10:19-22 está escrito:
“Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Yeshúa, por un camino nuevo y vivo que él dedicó para nosotros por medio del velo, es decir, su carne, y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.” (LBLA revisada)
Después de haber puesto el incienso sobre los carbones encendidos, el sumo sacerdote salió hacia atrás, sin desviar su mirada de la dirección del propiciatorio. El pueblo estaba orando por él para que todo el servicio en el lugar santísimo saliera bien. Si había un error, el gran sacerdote moriría y el pueblo no podía obtener el perdón de sus pecados. Según el Midrash,[13] en el tiempo del segundo templo la mayoría de los grandes sacerdotes morían dentro del año que seguía a yom kipur porque eran hombres corruptos y habían comprado su puesto con dinero.
Cuando el sumo sacerdote llegó al lugar santo, los otros sacerdotes salieron de allí, cf. v. 17. Allí se quedó un momento y oró una oración corta y luego salió al atrio donde el pueblo le estaba esperando con ansiedad.
16:14 “Tomará además de la sangre del novillo y la rociará con su dedo en el lado oriental del propiciatorio; también delante del propiciatorio rociará con su dedo siete veces de la sangre.” (LBLA) – Esta sangre viene del sacrificio personal de Aharón que el otro sacerdote había estado moviendo en su recipiente para que no coagulara. Ahora el sumo sacerdote toma esa sangre y entra por segunda vez en el lugar santísimo. Allí esparce la sangre con su dedo hacia el lado oriental del propiciatorio una vez hacia arriba y siete veces hacia abajo sin que la sangre llegue a tocar el arca. Cuenta con voz alta mientras esparce la sangre: Uno (hacia arriba), uno y uno (hacia abajo), uno y dos, uno y tres... uno y siete. De esa manera no se equivocó.
16:15 “Después degollará el macho cabrío de la ofrenda por el pecado que es por el pueblo, y llevará su sangre detrás del velo y hará con ella como hizo con la sangre del novillo, y la rociará sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio.” (LBLA) – Ahora es sacrificado el macho cabrío a favor del pueblo, que había sido señalado para HaShem por medio del sorteo. La sangre fue recibida en un recipiente y luego llevada detrás del velo y esparcida de la misma manera como la sangre del novillo personal, una vez hacia arriba y siete veces hacia abajo. Luego el sacerdote sale hacia atrás al lugar santo.
16:16 “Hará, pues, expiación por el lugar santo a causa de las impurezas de los hijos de Israel y a causa de sus transgresiones, por todos sus pecados; así hará también con la tienda de reunión que permanece con ellos en medio de sus impurezas.” (LBLA) – Con la sangre esparcida del macho cabrío se produce la expiación por el lugar santísimo y el lugar santo a causa de las impurezas de los hijos de Israel que han contaminado el tabernáculo. Rashí dice que la expiación que se produjo con el esparcimiento de la sangre del novillo personal del sumo sacerdote, (v. 11), sólo fue para el sumo sacerdote y los demás sacerdotes por la impureza del santuario o de las ofrendas consagradas. Con otras palabras el esparcimiento sólo expiaba por los pecados cometidos al ingresar en el área del santuario en estado de impureza, tamé, o por haber comido carne de sacrificios en estado de tamé, o haber comido ofrendas consagradas en estado de tahor, cuando estas habían sido contaminadas. El esparcimiento de la sangre del novillo purificó el tabernáculo por las impurezas de los sacerdotes y el esparcimiento de la sangre del macho cabrío purificó el tabernáculo por las impurezas producidas por los hijos de Israel.
“así hará también con la tienda de reunión” – Al igual que roció de la sangre de las dos ofrendas en el lugar santísimo, uno hacia arriba y siete hacia abajo, así también deberá rociar sobre el velo, estando en el lugar santo, primero de la sangre del novillo y luego de la del macho cabrío, una vez hacia arriba y siete hacia abajo cada vez.
Segunda aliyá, 16:18-24
16:18 “Entonces saldrá al altar que está delante de HaShem y hará expiación por él, y tomará de la sangre del novillo y de la sangre del macho cabrío y la pondrá en los cuernos del altar por todos los lados.” (LBLA revisada) – Se refiere al altar de oro en el lugar santo, como está escrito en Éxodo 30:9-10:
“No ofreceréis incienso extraño en este altar, ni ofrenda de ascensión ni ofrenda de cereal; tampoco derramaréis libación sobre él. Aharón hará expiación sobre los cuernos del altar una vez al año; hará expiación sobre él con la sangre de la ofrenda de expiación por el pecado, una vez al año por todas vuestras generaciones; santísimo es a HaShem.” (LBLA revisada)
Las dos sangres, la del novillo personal del sumo sacerdote y la del macho cabrío del pueblo, fueron mezcladas y colocadas en las cuatro esquinas del altar de oro.
16:19 “Y rociará sobre él de la sangre siete veces con su dedo, y lo limpiará, y lo santificará de las impurezas de los hijos de Israel.” (LBLA revisada) – El sumo sacerdote limpiaba una zona encima del altar y esparcía la sangre siete veces sobre ésta. En total fueron 43 aspersiones de sangre en el santuario, 2 x (1+7) veces en el lugar santísimo, 2 x (1+7) veces sobre el velo desde el lugar santo, 4 veces sobre los cuernos y 7 veces sobre el altar (16+16+4+7=43). La sangre que sobraba fue vertida al pie del altar del atrio.
En Hebreos 9:11-14, 24-26 está escrito:
“Pero cuando el Mesías apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna. Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre del Mesías, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?... Porque el Mesías no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros, y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo.” (LBLA revisada)
En Hebreos 10:19-20 está escrito:
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Yeshúa HaMashíaj, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne”. (LBLA revisada)
Aquí dice que la sangre de Yeshúa es como un camino por el cual podemos llegar al lugar santísimo en el cielo. Esto nos enseña que cuando el sumo sacerdote salpicó hacia abajo siete veces se “dibujó” un camino de sangre que llega hasta el lugar de la manifestación de HaShem, el lugar de intimidad con el Padre celestial, cf. Éxodo 30:36b “donde me citaré allí contigo”. Las siete gotas de sangre que hay en el suelo son como siete pasos que llegan al punto de encuentro. El número siete habla de que hay un rociamiento para cada uno de los milenios de la historia del hombre pecador sobre la tierra. De la misma manera como se salpicó siete veces en la tierra, habrá 7000 mil años de pecado en la tierra que necesitan ser expiados por la sangre del Mesías en el templo celestial. En el octavo milenio ya no habrá pecado, y por esto sólo se salpicaban siete veces en la tierra. Después del séptimo milenio viviremos en una era de justicia, producida por la muerte y resurrección del Mesías.
16:21 “Después Aharón pondrá ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel y todas sus transgresiones, todos sus pecados, y poniéndolos sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por medio de un hombre preparado para esto.” (LBLA revisada) – Esta es la tercera confesión que el gran sacerdote hace de los pecados, esta vez por los pecados de todo el pueblo.
16:22 “El macho cabrío llevará sobre sí todas sus iniquidades a una tierra solitaria; y soltará el macho cabrío en el desierto.” (LBLA) – El gran sacerdote no podía dejar el atrio hasta que el hombre había llegado al desierto. Para saber cuando llegó, habían edificado plataformas sobre las cuales se colocaban unas personas. Cuando el hombre llegó al desierto con el macho cabrío, otro hombre agitaba una bufanda sobre la última plataforma para que se viera hasta la plataforma anterior, y así sucesivamente hasta llegar al templo en Yerushalayim.
Cuando el pueblo vivía en santidad y justicia, podían ver como el hilo escarlata que estaba colocada en la entrada del santuario se volvió blanco en el momento de la muerte del macho cabrío que fue llevado al desierto. Pero, como hemos visto según el testimonio del Talmud, más adelante ese milagro no ocurrió siempre, y después de la muerte de Yeshúa hasta la destrucción del templo, no pasó nunca. Por esto los sabios ya no lo colgaban en la entrada del lugar santo durante los últimos años antes de la destrucción del templo. El Midrash[14] cuenta que el mensajero debía atar la mitad del hilo en el despeñadero y la otra mitad en los cuernos del macho cabrío.
Este texto dice que el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de los hijos de Israel. Esto constituye una sombra de lo que iba a hacer Mashíaj ben Yosef, como está escrito en Isaías 53:4, 11-12:
“Ciertamente él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido... Debido a la angustia de su alma, él lo verá y quedará satisfecho. Por su conocimiento, el Justo, mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos, porque derramó su alma hasta la muerte y con los transgresores fue contado, llevando él el pecado de muchos, e intercediendo por los transgresores.” (LBLA)
16:23 “Entonces Aharón entrará en la tienda de reunión y se quitará las vestiduras de lino que se había puesto al entrar en el lugar santo, y las dejará allí.” (LBLA revisada) – Esta es la tercera vez que el gran sacerdote cambia sus ropas. Las ropas usadas en el servicio de yom kipur tenían que ser guardadas y no podían ser utilizadas para otro yom kipur.
16:24 “Lavará su cuerpo con agua en un lugar sagrado, se pondrá sus vestidos, y saldrá y ofrecerá su ofrenda de ascensión y la ofrenda de ascensión del pueblo, y hará expiación por sí mismo y por el pueblo.” (LBLA revisada) – De este versículo se aprende que al cambiar la ropa hacía falta purificarse en la mikvé. Ahora se ponía sus ropas de oro para sacrificar los dos carneros mencionados en los versículos 3 y 5. También sacrificaba algunos de los sacrificios adicionales, musaf, mencionados en Números 29:7-11.
Tercera aliyá, 16:25-34
16:25 “Luego quemará en el altar la grasa de la ofrenda por el pecado.” (LBLA) – Después de esto cambiaba su ropa de nuevo por cuarta vez para entrar en el lugar santísimo y recoger la cuchara y el incensario. Hebreos 9:4 no habla del altar del incienso como si estuviera en lugar santísimo, sino de este incensario que estaba allí durante todo el servicio de yom kipur. En el texto griego de Hebreos 9:4 no aparece la palabra “altar”.
Después de sacar la cuchara y el incensario del lugar santísimo, el gran sacerdote cambia la ropa de nuevo para sacrificar los últimos sacrificios adicionales, musaf, del día y presentar la ofrenda diaria del cordero de la tarde y quemar el incienso diario sobre el altar de oro. Después ofreció el resto de la oblación diaria del gran sacerdote sobre el altar. Luego se quitaba las ropas de oro y se vestía con sus propias ropas para regresar a su casa. La gente le acompañaba hasta su casa con regocijo porque había hecho su trabajo con éxito.
16:27 “Pero el novillo de la ofrenda por el pecado y el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, cuya sangre fue llevada dentro del lugar santo para hacer expiación, serán llevados fuera del campamento, y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol.” (LBLA) – El novillo y el macho cabrío son quemados fuera del campamento para conectar espiritualmente con lo que iba a ocurrir con el Mesías Yeshúa, como está escrito en Hebreos 13:11-12
“Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre es llevada al santuario por el sumo sacerdote como ofrenda por el pecado, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Yeshúa, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.” (LBLA revisada)
16:29 “Y esto os será un estatuto perpetuo: en el mes séptimo, a los diez días del mes, humillaréis vuestras almas y no haréis obra alguna, ni el nativo ni el forastero que reside entre vosotros” – Humillar el alma se refiere al ayuno total, sin comer ni beber nada durante 25 horas.
16:30 “porque en este día él hará expiación por vosotros para que seáis limpios; seréis limpios de todos vuestros pecados delante de HaShem.” (LBLA revisada) – El texto hebreo dice que ÉL hará expiación delante de HaShem. ¿De quién se está hablando? Está hablando no sólo del sumo sacerdote terrenal sino también de Mashíaj ben Yosef, el Mesías sufriente, que iba a venir para hacer expiación por los hijos de Israel y limpiarlos de todos sus pecados delante de HaShem.
Ahora, si Yeshúa murió el 14 de nisán ¿cómo pudo cumplir con yom kipur que cae medio año más tarde? La respuesta es que la obra de Mashíaj no ha terminado todavía. Él ha entrado en el lugar santísimo en el cielo, pero no ha salido al pueblo. La mitad queda por cumplirse. Al salir de ese lugar el pecado será eliminado para siempre en cada uno que haya recibido su sacrificio de manera personal. Seremos transformados totalmente y liberados del yetser hará. Cuando regrese el Mesías, en yom kipur será eliminado el pecado de la tierra de Israel en un solo día, como está escrito en Zacarías 3:9:
“Porque he aquí la piedra que he puesto delante de Yehoshúa, sobre esta única piedra hay siete ojos. He aquí, yo grabaré una inscripción en ella"--declara HaShem de los ejércitos-- "y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo día.” (LBLA revisada)
En Malaquías 3:1-3 está escrito:
“He aquí, yo envío a mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí. Y vendrá de repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el mensajero del pacto en quien vosotros os complacéis, he aquí, viene--dice HaShem de los ejércitos. ¿Pero quién podrá soportar el día de su venida? ¿Y quién podrá mantenerse en pie cuando él aparezca? Porque él es como fuego de fundidor y como jabón de lavanderos. Y él se sentará como fundidor y purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán los que presenten ofrendas en justicia a HaShem.” (LBLA revisada)
16:31 “Os será shabat, de descanso completo, para que humilléis vuestras almas; es estatuto perpetuo.” (LBLA revisada) – Aquí aparece la expresión shabat shabatón. Sólo se menciona esta expresión cuando se habla del shabat semanal yom kipur y el año sabático. Los shabats de las fiestas anuales no son mencionadas como shabat shabatón. Yom kipur es el shabat de los shabats anuales de la misma manera como el shabat semanal es el shabat de los días de la semana. Hay siete shabats anuales adicionales a parte de los shabats semanales, entre los cuales yom kipur sirve como un shabat especial, al igual que el shabat de la semana para los días de la semana, cf. Levítico 23. De la misma manera sucede con el yovel, el año de jubileo, en relación con los siete años de shmitá, remisión, cf. Levítico 25.
16:32 “Así el sacerdote que es ungido y ordenado para ministrar como sacerdote en lugar de su padre hará expiación: se pondrá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas” – Este texto tiene una indicación de que Yeshúa actuó en lugar de su Padre Celestial cuando nos redimió de nuestros pecados, como está escrito en 2 Corintios 5:18-21:
“Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio del Mesías, y nos dio el ministerio de la reconciliación; a saber, que Dios estaba en el Mesías reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación. Por tanto, somos embajadores del Mesías, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre del Mesías os rogamos: ¡Reconciliaos con Dios! Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en él.” (LBLA revisada)
16:33 “y hará expiación por el santo santuario; hará expiación también por la tienda de reunión y por el altar. Hará expiación además por los sacerdotes y por todo el pueblo de la asamblea.” (LBLA) – Todos los sacrificios durante yom kipur hacen esta limpieza total una vez al año. Sin embargo no es capaz de eliminar el pecado dentro del hombre, sólo expiar por las impurezas y los pecados cometidos durante el año. La carta de los Hebreos 9:1 – 10:25 da una enseñanza profunda mesiánica sobre el servicio de yom kipur. Allí se enseña entre otras cosas que:
El servicio de yom kipur en la tierra no hace perfecto al hombre, quitando la misma raíz del pecado, sólo perdona y cubre pero no quita.
El servicio de yom kipur en el Cielo sí hace perfecto al hombre que se apropia del sacrificio eterno y perfecto de Mashíaj Yeshúa.
Una cosa no excluye la otra, sino una es la sombra de la otra.
Una no será quitada hasta que haya venido lo perfecto. Para algunos será cuando el Mesías regrese y para otros será cuando el cielo y la tierra pasen.
Cuarta aliyá, 17:1-7
17:3-4 “Cualquier hombre de la casa de Israel que degüelle un buey, un cordero o una cabra en el campamento, o el que lo degüelle fuera del campamento sin llevarlo a la puerta de la tienda de reunión para presentarlo como una ofrenda a HaShem, delante del tabernáculo de HaShem, ese hombre será culpable de la sangre. Ha derramado sangre y ese hombre será cortado de entre su pueblo.” (LBLA revisada) – Hay dos interpretaciones de este texto:
Se refiere a animales consagrados para la ofrenda (R. Akivá y Rashí).
Se refiere a animales no consagrados. Durante el tiempo del desierto estaba prohibido sacrificar fuera del Tabernáculo (Talmud Julín 17a), cf. Deuteronomio 12:15, 21.
El permiso de comer carne se dio a partir del diluvio. Antes estaba prohibido.
17:7 “Y ya no sacrificarán sus sacrificios a los demonios con los cuales se prostituyen. Esto les será estatuto perpetuo por todas sus generaciones.” (LBLA) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “demonio” es sair.[15] Esta palabra tiene varias interpretaciones:
Demonio, que es un ente incorpóreo que merodea en los lugares desolados e inhóspitos, cf. Isaías 13:21; 34:14.
Según el comentario de Ibn Ezrá, a estos entes se les da el mismo nombre que a los chivos porque ese es el aspecto que les adjudican los que creen en ellos.
Según el Targum Yonatán ben Uziel, el versículo se está refiriendo a los ídolos, asemejándolos a los seirim, (plural de saír).
En 2 Crónicas 11:15 está escrito:
“Y designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios, y para los becerros que él había hecho.” (LBLA)
En 1 Corintios 10:19-20 está escrito:
“¿Qué quiero decir, entonces? ¿Que lo sacrificado a los ídolos es algo, o que un ídolo es algo? No, sino que digo que lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios; no quiero que seáis partícipes con los demonios.” (LBLA)
Quinta aliyá, 17:8 – 18:5
17:11 “Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación.” (LBLA) – La sangre representa la vida. La vida depende de la sangre.
Con la muerte de Yeshúa se hizo expiación por la vida del hombre, al derramar él su sangre. La sangre fue tomada por HaShem como un medio de expiación por razón de la vida, el alma, que depende de la sangre.
No hay base en las Escrituras para no permitir que se hagan transfusiones de la sangre para salvar la vida humana. El alma no es transferida a la otra persona al pasar parte de la sangre, ni es transferida a la otra persona parte del alma, (emociones, intelecto y voluntad). El alma es mantenida por medio de la sangre, pero no está en la sangre.
18:3 “No haréis como hacen en la tierra de Egipto en la cual morasteis, ni haréis como hacen en la tierra de Kenáan adonde yo os llevo; no andaréis en sus estatutos.” (LBLA revisada) – Este texto muestra que los hijos de Israel han sido llamados a ser diferentes a los demás pueblos del mundo, especialmente cuando los pueblos son tan inmorales como los egipcios y los cananeos. Han sido llamados a comer diferentemente, vestir diferentemente, hablar diferentemente etc. ¿Podemos entonces mirar las prácticas de los demás pueblos y hacer lo contrario? ¿Es eso lo que HaShem quiere enseñarnos con esta palabra? Hasta cierto punto esto está bien, pero si vamos a dejar que las prácticas de los paganos determinen nuestra conducta, es posible que dejemos de hacer algo que HaShem aprueba e incluso manda. ¡No vamos a dejar de hacer algo bueno sólo porque los demás lo hacen! Por lo tanto, sigue el versículo 4 diciendo:
“Habréis de cumplir MIS estatutos y guardar MIS leyes para andar en ellos.” (LBLA revisada)
No son los paganos los que determinan nuestra conducta, sino la Torá de HaShem. En el camino de restauración hay muchos ex cristianos que rechazan todas las cosas que hacen los cristianos. Pero sólo por el hecho de que se hagan ciertas cosas en el mundo cristiano no es una razón suficientemente fuerte para rechazarlo. Por ejemplo, no podemos dejar de leer las Escrituras porque los satanistas las estén leyendo. Esa actitud no es sana y al final llevará a la persona a desviarse del camino recto.
18:5 “Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis leyes, por los cuales el hombre vivirá si los cumple; yo soy HaShem.” (LBLA revisada) – Este texto nos muestra que hay vida en la obediencia a los mandamientos. La pregunta surge: ¿Hay vida eterna en el cumplimiento de la Torá o hay una larga vida en la tierra? La respuesta es: ambas cosas. Hay mandamientos que producen una vida larga debajo del sol y hay otros mandamientos que fueron dados para dar vida eterna al hombre. Por ejemplo el mandamiento que nos ordena creer en el profeta como Moshé, cf. Deuteronomio 18:15, 18 es uno de los que dan vida eterna, como está escrito en Hechos 16:31:
“Ellos respondieron: Cree en el Señor Yeshúa, y serás salvo, tú y tu casa.” (LBLA revisada)
En Romanos 10:3-10 está escrito:
“Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios. Porque el Mesías es la meta de la Torá para justicia a todo aquel que cree. Porque Moshé escribe que el hombre que practica la justicia que es de la Torá, vivirá por ella. Además, la justicia que es de la fe, dice así: NO DIGAS EN TU CORAZÓN: "¿QUIÉN SUBIRÁ AL CIELO?" (esto es, para hacer bajar al Mesías), o "¿ QUIÉN DESCENDERÁ AL ABISMO?" (esto es, para subir al Mesías de entre los muertos). Mas, ¿qué dice? CERCA DE TI ESTA LA PALABRA, EN TU BOCA Y EN TU CORAZÓN, es decir, la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca a Yeshúa por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.” (LBLA revisada)
No hay contradicción entre Moshé y Yeshúa. Si fuese así, Yeshúa sería un falso mesías. Lo que Romanos 10 enseña es lo mismo que Levítico 18:5, que hay vida para aquel que practica la Torá, porque la Torá lleva la persona al Mesías y a la justicia de la fe, la cual está citada en la Torá, cf. Deuteronomio 30:12-14. El problema surge cuando una persona intenta usar aquellos mandamientos que no son dados para vida eterna y cumplirlos en su propia fuerza para así obtener la salvación de su alma por los propios méritos. Otra enseñanza falsa, que existe dentro de la parte apóstata del judaísmo, es que uno tendrá el derecho de entrar en el mundo venidero si las obras buenas pesan más que las obras malas. Esos caminos son engañosos y sumamente combatidos en Los Escritos Mesiánicos por los emisarios del Mesías.
En la traducción hecha por Dr. David H. Stern[16] de Gálatas 3:12 está escrito:
“Sin embargo, el legalismo no está basado en la confianza y la fidelidad, sino en una mala interpretación del texto que dice, EL QUE LAS HACE, VIVIRÁ POR ELLAS.”
Sexta y séptima aliyá, 18:6-30
18:24 “No os contaminéis con ninguna de estas cosas, porque por todas estas cosas se han contaminado las naciones que voy a echar de delante de vosotros.” (LBLA) – Todas estas cosas, cf. v 6-23, hicieron en Egipto y en la tierra de Kenáan. Aquí vemos que hay muchos mandamientos de la Torá para las naciones. Sólo en este texto hay 24 mandamientos que aplican a los gentiles de los 613 que fueron dados a Israel. Las naciones que habían quebrantado estos mandamientos fueron condenadas por ello. Casi todos son de carácter sexual. Pero también hablan de quemar a sus hijos a un dios pagano, idolatría y derramamiento de sangre inocente. Por esto se pueden encontrar en este texto los tres pecados cardinales, sexo ilícito, idolatría y violencia. Por estos tres pecados viene el juicio de HaShem sobre todos los hombres, benei Noaj, hijos de Noé, como está escrito en Efesios 5:3-7:
“Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre vosotros, como corresponde a los santos; ni obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien acciones de gracias. Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino del Mesías y de Dios. Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Por tanto, no seáis partícipes con ellos.” (LBLA revisada)
Las naciones tienen una responsabilidad delante de HaShem para cumplir los mandamientos de la Torá que les corresponden y si no lo hacen, vendrá su juicio tarde o temprano. Este texto nos enseña además que como la tierra de Israel es un lugar sagrado, los pecados que son cometidos allí son condenados más que si hubieran sido cometidos en otro lugar.
18:28 “no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que estuvo antes de vosotros.” (LBLA) – La tierra de Israel vomita a los moradores que comenten estos pecados inmorales. Por causa de que los hijos de Kenáan practicaban estos pecados, los hijos de Israel recibieron la orden de exterminarlos de sobre la tierra santa.
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