domingo, julio 16

Parashá 44 Devarim

 Parashá 44 Devarim

Deuteronomio 1:1 – 3:22




Aliyás de la Torá:

  1. 1:1-11

  2. 1:12-21

  3. 1:22-38

  4. 1:39 – 2:1

  5. 2:2-2:30

  6. 2:31 – 3:14

  7. 3:15-22

  8. Maftir: 3:20-22

Haftará: Isaías 1:1-27

Devarim

Significa “palabras” o “cosas”.[1] 

Comentarios

 Primera aliyá, 1:1-11

Este es el quinto libro que escribió Moshé, como está escrito en Deuteronomio 31:24:

Y sucedió que cuando Moshé terminó de escribir las palabras de esta Torá en un rollo, hasta su conclusión...” (LBLA revisada)

Devarim es una reafirmación de aquella Torá que ya fue dada desde el monte Sinái y en las llanuras de Moav. Se diferencia de los otros cuatro libros de la Torá de manera que no recopila las palabras dictadas por el Eterno directamente, sino las palabras transmitidas a través del mayor de los profetas en su clase, Moshé rabenu. Por lo tanto, este libro constituye una repetición y explicación, por medio del profeta, de la Torá que ya fue dictada y entregada una vez por todas desde el cielo. Por eso el libro empieza: “Estas son las palabras que Moshé habló a todo Israel…” Esto no significa que no sean palabras del Eterno, sino que en vez de dictar las palabras directamente, ahora son filtradas y transmitidas por el instrumento humano que ha llegado al mayor nivel de profecía que existe. Son palabras del Eterno por medio de Moshé, como está escrito en 1:3: “Moshé habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que HaShem les había ordenado.” (LBLA revisada) Sin embargo, como no son palabras dictadas directamente por HaShem, la base para las palabras del quinto libro de Moshé ya está establecida en los cuatro primeros libros. Recordemos que el fundamento de una casa es el que sostiene toda la casa. De la misma manera los cuatro primeros libros de la Torá fueron dictados letra por letra al profeta Moshé y escritos con exactitud para así ser es el fundamento para el quinto libro de Moshé. Estos cinco libros, llamados la Torá de Moshé, son, a su vez, el fundamento para el resto de las Escrituras. Los libros proféticos que luego fueron añadidos, empezando con el libro de Yehoshúa (Josué) no cambian nada del fundamento, ni añaden al fundamento, como está escrito en Deuteronomio 4:2:

No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos de HaShem vuestro Dios que yo os mando.” (LBLA revisada)

En Deuteronomio 12:32 está escrito:

Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás.” (LBLA revisada)

Los libros de los Profetas anteriores (Josué – 2 Reyes) y los Profetas posteriores (Isaías – Malaquías), los Escritos anteriores (Salmos – 2 Crónicas) y los Escritos Mesiánicos (Mateo – Revelación), no pueden añadir nada a las palabras de la Torá que HaShem dio a Moshé rabenu, ni quitar de ellas. El fundamento de la revelación Escrita ha sido puesto una vez por todas y los demás libros no pueden formar parte del fundamento ni quitar del fundamento. Los demás libros inspirados divinamente van explicando y dando más luz sobre lo que ya está escrito en el fundamento, cf. Efesios 3:5. Aunque ellos también son libros inspirados por el Espíritu de HaShem, no tienen el mismo nivel de autoridad que la Torá de Moshé. Por lo tanto, hay que tener mucho cuidado con nuevos conceptos que son deducidos de alguna de las otras Escrituras que no se encuentran en la Torá de Moshé, puesto que toda revelación que viene después de Moshé tiene que estar fundada en sus Escritos, como está escrito en Juan 5:46:

Porque si creyerais a Moshé, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.” (LBLA revisada)

En Romanos 3:21 está escrito:

Pero ahora, aparte de la Torá (escrita), la justicia de Dios ha sido manifestada (en la Torá viviente), atestiguada por la Torá y los Profetas (LBLA revisada)

En Hechos 26:22 está escrito:

Así que habiendo recibido ayuda de Dios, continúo hasta este día testificando tanto a pequeños como a grandes, no declarando más que lo que los profetas y Moshé dijeron que sucedería” (LBLA revisada)

El libro de Devarim se divide en tres partes, que corresponden a los tres libros Éxodo, Levítico y Números, y es por eso que también es llamado Mishné Torá, “repetición de la Torá”, sacado de Deuteronomio 17:18. El nombre Deuteronomio viene de “Deuteronomium”, que es la forma latina de “Deuteronomion”, que aparece en la Septuaginta, y significa “la segunda ley”

Las tres partes son las siguientes:

  1:1 – 5:5        Moral y amonestación

  5:6 – 27:8      Leyes diversas

27:9 – 34:12    Bendición y maldición

Al comparar el libro de Devarim con los antiguos documentos de pacto, que han sido encontrados por los arqueólogos, de los heteos y otros pueblos orientales del periodo 1500 – 1300 a.E.C., que, entre otras cosas, regulaban la relación entre los reyes y sus súbditos, se ve una estructura muy similar, con introducción, recuento histórico, condiciones del pacto, el propio documento del pacto, bendiciones, maldiciones, conclusión y duración del documento.

Según la tradición, el capítulo 34, que habla de la muerte de Moshé, fue escrito por Yehoshúa (Josué).

1:1    “Estas son las palabras que Moshé habló a todo Israel al otro lado del Yardén, en el desierto, en el Arabá, frente a Suf, entre Parán, Tofel, Laván, Jatserot y Di-Zahav.” (LBLA revisada) – Según Rashí, al usar la palabra devarim, se trata de amonestaciones, porque es una manera más severa de expresarse comparado con la manera como está escrito el resto de la Torá. En los libros de Jeremías y Eclesiastés, que también son libros de amonestación, se encuera la misma palabra en la introducción: divrei, “palabras de...”

Los lugares que son mencionados aquí son lugares donde los hijos de Israel riñeron con el Eterno durante su viaje. Rashí dice: “Puesto que se trata de palabras de amonestación y que enumeran todos los lugares donde habían provocado la ira del Omnipresente, se han disimulado los hechos recordándolos en términos generales por consideración a Israel”.

El Targúm de Onkelós tradujo este versículo de esta manera: “Moshé os ha amonestado por haber pecado en el desierto y por haber atraído la ira divina en el valle de Moav y (desde entonces) frente al Mar de Cañas (Suf); por haber murmurado contra Dios en Parán y por haber hablado en términos desaprobatorios (Tófel) sobre el maná (Laván); por haber pronunciado en Jatserot críticas sobre el alimento y haber erigido antes el “becerro de oro” (Di-Zahav).”

Los hijos de Israel habían pecado “en el desierto”, según Éxodo 16:3; “en el Arabá”, según Números 25:1-3; “frente a Suf”, según Éxodo 14:11 y Salmo 106:7; “en Parán”, según Números 12:6 y capítulo 13; denigraron lo blanco en Éxodo 31:16; se rebelaron en Jatserot, según Números 11:35; y levantaron el becerro de oro, según Éxodo 32, cf. Oseas 2:8. La palabra “Di-Zahav” se entiende como “bastante oro”.

1:2    “Hay once días desde Jorev, por el camino del monte de Seir, hasta Kadesh-Barnea.” (LBLA revisada) – Rashí muestra las evidencias de que los hijos de Israel hicieron ese viaje en tres días. Así se ve que HaShem tenía mucho interés en introducirles en la Tierra. Normalmente tardaban once días entre Jorev y Kadesh. Sin embargo, este dato contrasta con el siguiente versículo que habla de 40 años que los hijos de Israel habían estado dando vueltas por el desierto. Jorev es donde la Torá fue entregada y Kadesh-Barnea está cerca de la frontera sur de la tierra prometida. Si los hijos de Israel hubieran creído en el Eterno hubieran entrado en la tierra mucho antes.

1:3    “Y sucedió que en el año cuarenta, el mes undécimo, el primer día del mes, Moshé habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que HaShem les había ordenado” (LBLA revisada) – Moshé habló sus tres discursos, que constituyen todo este libro, durante 36 días para luego morir y ser sepultado el día séptimo del duodécimo mes, llamado Adar. Este texto nos enseña que Moshé no habló estas palabras sacándolas de su propia mente, sino todo lo que dice está bien fundamentado en la revelación que el Eterno ya había dicho a los hijos de Israel. Moshé es un buen ejemplo a seguir para todos los que exponen la enseñanza de la Torá, como está escrito en 1 Pedro 4:11a:

El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios.” (LBLA)

1:4    “después de haber derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jeshbón, y a Og, rey de Bashán, que habitaba en Ashtarot y en Edrei” (LBLA revisada) – Según Rashí, Ashtarot era la ciudad y Edrei el reino.

1:5    “Al otro lado del Yardén, en la tierra de Moav, Moshé comenzó a explicar esta ley, diciendo” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “declarar” (RV60), “proclamar” (RV95), “explicar” (LBLA) es baar[2] que significa: “explicar”, “aclarar”, “esclarecer”; “comentar”, “exponer”; “inculcar”; “inscribir”, “grabar”. Esto nos enseña que la Torá ya había sido dada y que lo que ahora viene es una explicación de ella. Por lo tanto, de manera estricta podemos decir que la Torá son los cuatro primeros libros de Moshé y lo que viene después son explicaciones, aplicaciones y comentarios de lo que ya fue dado del cielo. Como hemos dicho antes, la base de toda revelación divina escrita está en los primeros cuatro libros de Moshé, que son el fundamento, junto con el toque final del fundamento, que es el libro de Devarim, que contiene 200 de los 613 mandamientos.

¿Entonces qué quiere decir Yeshúa cuando habla de un mandamiento nuevo, en Juan 13:34 donde está escrito: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros.”? (LBLA)

El no añade un nuevo mandamiento para que sean 614, porque ya fue dicho: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, sino habla de un mandamiento renovado. Uno de los mandamientos es renovado para que sea como nuevo. Lo nuevo que es introducido por el Mesías es la aplicación del mandamiento: “como yo os he amado”. Él está dando nueva vida a un mandamiento antiguo, y está dando la aplicación perfecta a ese mandamiento de una nueva manera. El mismo principio se encuentra en 1 Juan 2:7-8 donde está escrito:

Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra (Torá) que habéis tenido desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.” (LBLA)

No se trata de una nueva Torá o un nuevo mandamiento, sino el que los hijos de Israel han tenido desde Sinái y que han oído desde el principio, desde Bereshit, Génesis.

Cuando el shalíaj Shaúl habla de una revelación que no había sido dada en tiempos pasados, no significa que esa verdad no se pueda encontrar en la Torá, sino que otros no lo habían visto con claridad. Esta verdad eterna se encuentra en la Torá de Moshé, pero no había sido revelada antes a los profetas con la misma claridad como ahora, como está escrito en Efesios 3:4-6:

En vista de lo cual, leyendo, podréis comprender mi discernimiento del proyecto secreto del Mesías, que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, en la misma medida que ahora ha sido revelado a sus santos emisarios y profetas por el Espíritu; a saber, que los gentiles (convertidos por medio del Mesías) son coherederos (con los judíos) y miembros del mismo cuerpo (del Israel celestial), participando igualmente de la promesa (porque ahora se encuentran) en el Mesías Yeshúa mediante (la recepción de) las buenas nuevas.” (LBLA revisada)

En Colosenses 1:26-27 está escrito:

el misterio que ha estado oculto desde los siglos y generaciones pasadas, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles (convertidos por medio del Mesías), que es el Mesías en vosotros, la esperanza de la gloria.” (LBLA revisada)

La base de estos dos textos se puede encontrar, entre otros lugares, en Génesis 12:2-3 donde está escrito:

Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.” (LBLA revisada)

Como hemos dicho antes, la palabra “benditas”, también puede significar “injertadas”.

La Torá se puede comparar a una habitación oscura que contiene varios muebles. No es posible ver lo que hay en esa habitación hasta que alguien encienda una luz. Y cuanta más luz haya, más detalles se verán en la habitación. La revelación se asemeja a la luz. Las cosas estaban allí todo el tiempo pero no se vieron sin que hubiera una revelación. Lo mismo sucede con una película de cámara antígua. Antes de ser revelada, no se ven las fotos que estaban allí todo el tiempo desde que fueron tomadas. De la misma manera es con todo el consejo del Eterno, está escondido en la Torá de Moshé, y las revelaciones posteriores sólo han sacado a la luz lo que ya fue depositado allí. Estas revelaciones sólo pueden ser dadas por el Espíritu del Eterno.

Así que la Torá de Moshé tiene el nivel de mayor autoridad de las Escrituras inspiradas. Ni siquiera el mismo Mesías Yeshúa vino a cambiar o añadir algo de lo que Moshé escribió. Sus palabras no cambiaron nada de lo que fue dado por el Eterno mediante Moshé. Yeshúa no vino para abrogar, sino dar el verdadero significado y la explicación final a lo que su Padre celestial tenía en Su corazón al entregarnos los mandamientos mediante Moshé, como está escrito en Mateo 5:17-19:

No penséis que he venido para abolir la Torá (de Moshé) o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Torá hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” (LBLA revisada)

Cuando Yeshúa fue confrontado por hasatán en persona, no le contestó con palabras propias, sino con las palabras de la Torá, y específicamente de Devarim, (ver Mateo 4:1-11). Si Yeshúa, como Mashíaj, tenía más autoridad que las palabras transmitidas por Moshé ¿por qué no le dijo a satán: “Vete satanás porqué YO te lo digo”? ¿Por qué nuestro Adón, que es mayor que Moshé, no usó sus propias palabras, sino las de Moshé al enfrentarse con el adversario? Esto nos enseña que la Torá en ningún momento fue desacreditada, descalificada o puesta en un nivel de autoridad inferior a la revelación posterior de las Escrituras por nuestro Señor y Salvador Yeshúa. Si el mismo Yeshúa HaMashíaj contestó a satán con Deuteronomio y venció sobre él, ¡tú también puedes hacer lo mismo!

Así que, el que pone lo que se llama “el Nuevo Testamento” como superior a las palabras de la Torá dadas por Moshé o considera que tiene mayor autoridad que el Pentateuco, está dando vuelta al edificio poniendo el techo como fundamento, creando así un desorden mental y una confusión teológica.

1:6    “HaShem nuestro Dios nos habló en Jorev, diciendo: Bastante habéis permanecido en este monte.” (LBLA revisada) – Lo primero que Moshé menciona, al tener la oportunidad para hablar proféticamente a todo el pueblo antes de su muerte, es el Nombre Sagrado. Moshé estaba enamorado de HaShem y es lo primero que sale de su boca en este momento tan crucial en la historia de Israel. La última palabra del libro de Devarim es la palabra “Israel”. Esto nos enseña que todo empieza con HaShem y termina con Israel. Si has empezado tu vida espiritual con el Eterno, nunca va a llegar a su perfección si no te unes con Israel. Israel es el gran final de todo el consejo de HaShem. El que no sale de Babilonia y de Roma para ir a Yerushalayim nunca llegará a la perfección de su fe. Querido cristiano, si has nacido de nuevo del Espíritu del Mesías, no perteneces al Cristianismo, sino al Israel celestial. ¡Sal de Babilonia que se encuentra en Roma y vuelve a casa! Por aquellas raíces pagans que hay en el Cristianismo allí no hay futuro. ¡Escápate cuanto antes para que no seas partícipe de sus plagas!

En este texto encontramos cuatro pilares fundamentales:

  1. HaShem.

  2. El pueblo de Israel, expresado en las palabras: “nuestro Dios”.

  3. La Torá, expresado en las palabras: “nos habló”.

  4. La Tierra prometida, expresado en las palabras: “Bastante habéis permanecido en este monte... Volveos; partid e id... he puesto la tierra delante de vosotros”, versículos 6-8.

Si se elimina alguno de estos cuatro pilares, se cae todo el plan del Eterno.

  • HaShem no puede cumplir sus planes sin el pueblo de Israel, sin establecer la Torá para el mundo y sin entregar la Tierra de Kenáan a Israel.

  • El pueblo de Israel no puede existir sin HaShem, sin la Torá y sin la Tierra prometida.

  • La Torá no puede existir sin HaShem, sin Israel y sin la Tierra.

  • La Tierra de Israel no puede florecer sin HaShem, sin el pueblo escogido y sin la Torá.

Sobre estos cuatro pilares se fundamenta todo el consejo del Eterno para toda la historia. El Todopoderoso tiene su plan y lo cumplirá, como está escrito en Isaías 14:24:

Ha jurado HaShem de los ejércitos, diciendo: Ciertamente, tal como lo había pensado, así ha sucedido; tal como lo había planeado, así se cumplirá

En Isaías 46:11b está escrito:

En verdad he hablado, ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré.” (LBLA)

Mashíaj Yeshúa es la expresión de estos cuatro pilares. Él es la manifestación plena que HaShem puede dar de sí mismo a través de un hombre en el mundo creado, como está escrito en Colosenses 1:15a, 19:

Él es la imagen del Dios invisible... Porque agradó al Padre que en él habitara toda la plenitud (LBLA)

En Hebreos 1:3a está escrito:

Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza (LBLA)

Yeshúa el Mesías es también la encarnación del pueblo de Israel, como está escrito en Éxodo 4:22:

Entonces dirás a Faraón: "Así dice HaShem: 'Israel es mi hijo, mi primogénito.” (LBLA revisada)

Y en Oseas 11:1 está escrito:

Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.” (LBLA)

En Mateo 2:14-15 está escrito:

Y él, levantándose, tomó de noche al Niño y a su madre, y se trasladó a Egipto; y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: DE EGIPTO LLAMÉ A MI HIJO.” (LBLA)

Yeshúa es también la Torá viviente, como está escrito en Juan 1:1, 14:

En el principio existía la palabra, y la palabra estaba con Dios, y la palabra era Dios... Y la palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” (LBLA revisada)

En 1 Juan 1:1-2 está escrito:

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la palabra de vida, pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba en el Padre y se nos manifestó.” (LBLA)

Yeshúa está unido con la tierra de Israel de varias maneras. El hombre fue formado del polvo de la tierra de Israel. Por lo tanto todos los descendientes de Adam y Javá están sacados físicamente de esa tierra. De ese modo el cuerpo de Yeshúa, como hijo de Adam, está conectado con el suelo de Israel. En segundo lugar, Yeshúa nunca salió de la tierra de Israel durante los tres años y medio de su ministerio. La región de Tiro también pertenece a la tierra de Israel, cf. Mateo 15:21; Josué 19:28-29. En tercer lugar, Yeshúa volverá a la tierra de Israel para gobernar desde allí sobre el resto del mundo.

1:10 “HaShem vuestro Dios os ha multiplicado y he aquí que hoy sois como las estrellas del cielo en multitud.” (LBLA revisada) – Se cumplió la promesa a Avraham, en Génesis 15:5. El polvo representa los hijos naturales, físicos, de Avraham y las estrellas representan sus hijos celestiales

1:11  “Que HaShem, el Dios de vuestros padres, os multiplique mil veces más de lo que sois y os bendiga, tal como os ha prometido.” (LBLA revisada) – En ese momento había unos 600,000 varones de guerra, lo cual corresponde a una población de más de dos millones. Mil veces más serían más de dos mil millones, es decir más que la cuarta parte de la población mundial actual. ¿Cuándo se va a cumplir esta profecía, que las estrellas, hijos celestiales de Avraham sean tantos? AHORA es ese tiempo. ¡No somos una minoría, sino el principio de la mayoría!

Hay otros textos que pueden ser entendidas de manera que la mayoría de la población mundial será salva y entrará en Israel como estrellas, hijos de Avraham, cf. Éxodo 1:9; Isaías 9:3; 45:22; 49:6; 52:10; 53:11; 60:22; Salmo 22:25, 29; 35:18; 40:3, 9, 10; 98:1-3; Juan 12:24; 15:5, 8, 16; Gálatas 4:27; Revelación 7:9.

Segunda aliyá, 1:12-21

1:13  “Escoged de entre vuestras tribus hombres sabios, entendidos y conocidos entre sus tribus, y yo los nombraré como vuestros jefes.” (LBLA revisada) – Moshé exige cuatro requisitos para poder ser juez, los cuatro son:

  • Tiene que ser hombre, en hebreo ish.[3] La halajá judía[4] no permite que una mujer actúe como juez. Devorah fue una excepción por no haber hombres, Jueces 5:7.

  • Tiene que ser sabio, en hebreo jajam.[5] La sabiduría que, según el rabino Hirsch[6], está relacionada con la palabra agam[7] – una acumulación de aguas, es la capacidad intelectual para captar, entender y retener verdades y entender la naturaleza y el propósito de cada cosa. En este caso se refiere a personas conocedoras de la Torá. Jojmá – sabiduría – es conocimiento acumulado.

  • Tiene que ser entendido, de la palabra hebrea bein,[8] “entre”. El entendimiento es la capacidad de discernir y separar entre una idea y otra y sacar nuevas conclusiones. En este caso tienen que saber sacar conclusiones correctas de los hechos que están delante de ellos. Biná – entendimiento – es conocimiento teorético.

  • Tiene que ser conocido, en hebreo yadá,[9] por su tribu. El concepto hebreo de conocer tiene más que ver con una relación y experiencia que con acumulación de pensamientos. El conocimiento se obtiene por medio de un acto de preocupación, dedicación, simpatía o afecto por alguien. Daat – conocimiento – es conocimiento práctico.

Aquí vemos como los jueces fueron escogidos por el pueblo y luego instalados por el liderazgo. Este es el proceso correcto a la hora de instalar un liderazgo. El pueblo ve y sabe por experiencia quienes están capacitados para ser líderes. Los líderes principales dan luego su aprobación a la elección del pueblo, como también vemos en Hechos 6:1-7:

Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los (judíos) helenistas en contra de los judíos (nativos), porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria (de dinero). Entonces los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir (dinero) en las mesas. Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea. Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra. Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu de santidad, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los emisarios, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos. Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Yerushalayim, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” (LBLA revisada)

En esta ocasión había una necesidad similar a la que hubo en el desierto. Los mismos requisitos son listados para los que iban a trabajar con la distribución económica entre los pobres de la comunidad:

·         Hombre, (ish).

·         Buena reputación, (yadá).

·         Lleno del Espíritu, lo que produce entendimiento y capacidad creativa, (bein).

·         Lleno de sabiduría, (jajam).

El suegro de Moshé, Yitró, propuso otras cuatro cualidades, según Éxodo 18:21, donde está escrito:

Además, escogerás de entre todo el pueblo hombres capaces (1), temerosos de Dios (2), hombres veraces (3) que aborrezcan las ganancias deshonestas (4), y los pondrás sobre el pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez.” (LBLA revisada)

1:15 “Entonces tomé a los principales de vuestras tribus, hombres sabios y conocidos, y los nombré como dirigentes vuestros, jefes de mil, de cien, de cincuenta, y de diez, y oficiales para vuestras tribus.” (LBLA) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “nombré” es natán,[10] que significa “dar”. Esto nos enseña que los jueces son dados como regalos al pueblo. El liderazgo es un regalo del cielo al pueblo. Este texto omite la palabra “entendidos” (bein). Esto nos enseña que los jueces que fueron escogidos tenían deficiencia para pensar por sí mismos y discernir entre una idea y otra. A pesar de que no tenían las cuatro cualidades mencionadas fueron aceptados, porque no había hombres totalmente capaces entre el pueblo para esta tarea.

1:16  “Y en aquella ocasión mandé a vuestros jueces, diciendo: "Sed oyentes entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre un hombre y su hermano o el forastero que está con él.” (LBLA revisada) – Lo primero que tiene que hacer un juez es oír. El verbo oír, en hebreo shamoa, está conjugado de forma makor, lo cual significa una acción continua, parecido al gerundio español, “oyendo”. Para que un juez pueda evaluar una situación correctamente tiene que oír, percibir, discernir y entender todo el tiempo que dure el juicio.

La segunda cosa que tiene que hacer es juzgar justamente, es decir, según la verdad y la justicia de la Torá. Si un juez se presta a la mentira y la perversión de la justicia, no está cumpliendo su función y profana el Nombre del Juez celestial.

La tercera cosa que un juez tiene que hacer es oír todas las versiones que se presentan. Si un juez dicta sentencia sin haber oído la versión del acusado, pervierte la justicia, como está escrito en Juan 7:51:

¿Acaso juzga nuestra Torá a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?” (LBLA revisada)

1:17  “No mostraréis parcialidad en el juicio; lo mismo oiréis al pequeño que al grande. No tendréis temor del hombre, porque el juicio es de Dios. Y el caso que sea muy difícil para vosotros, me lo traeréis a mí, y yo lo oiré.” (LBLA) – La cuarta cosa que tiene que hacer un juez es no ser parcial, no haciendo diferencia entre personas, no tener simpatía por uno u otro, ni tener en cuenta el estatus social de los litigantes, sino saber que un juicio justo no viene de los hombres sino de Dios y Él respalda a un juez que actúa con justicia. Cada persona mayor de edad es igual ante la ley. Un juez que teme a los hombres a la hora de dictar sentencia, no es apto para su cargo.

En Proverbios 17:15 está escrito:

El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a HaShem.” (LBLA revisada)

En 2 Crónicas 19:5-7 está escrito:

Puso jueces en el país en todas las ciudades fortificadas de Yehudá, ciudad por ciudad, y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis, pues no juzgáis en lugar de los hombres, sino en lugar de HaShem que está con vosotros cuando hacéis justicia. Ahora pues, que el temor de HaShem esté sobre vosotros; tened cuidado en lo que hacéis, porque con HaShem nuestro Dios no hay injusticia ni acepción de personas ni soborno.” (LBLA revisada)

En Deuteronomio 16:19-20 está escrito:

No torcerás la justicia; no harás acepción de personas, ni tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras del justo. La justicia, la justicia buscarás, para que vivas y poseas la tierra que HaShem tu Dios te da.” (LBLA revisada)

Hay cinco maneras de pervertir la justicia:[11]

·         Escuchar a uno de los litigantes antes de que el otro llegue (lo cual es favoritismo).

·         Actuar parcialmente a favor de uno de los litigantes.

·         Acomodar la sentencia a favor de uno u otro de acuerdo a su estatus.

·         No dar suficiente tiempo a un caso o tratarlo con poco cuidado.

·         Dictar una sentencia por falta de conocimiento de la Torá o la halajá (leyes prácticas).

1:8, 21 “Mirad, he puesto la tierra delante de vosotros; entrad y tomad posesión de la tierra que HaShem juró dar a vuestros padres Avraham, Yitsjak y Yaakov, a ellos y a su descendencia después de ellos... Mira, HaShem tu Dios ha puesto la tierra delante de ti; sube, toma posesión de ella, como HaShem, el Dios de tus padres, te ha dicho. No temas ni te acobardes.” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “puesto” es natán,9 que significa “dar”. La fe habla de las cosas que no son como si fuesen. HaShem ya había dado la tierra a los hijos de Israel, pero hacía falta una respuesta a este hecho espiritual por parte de ellos.

El camino a los milagros casi siempre tiene una participación de un esfuerzo humano. HaShem da una promesa y el hombre tiene que pagar un precio para ver esa promesa cumplida. La gran mayoría de las promesas de HaShem necesitan la participación humana para su cumplimiento.

Tercera aliyá, 1:22-38

1:26  “Sin embargo, no quisisteis subir, y os rebelasteis contra el mandato de HaShem vuestro Dios.” (LBLA revisada) – En esta parashá Moshé destaca de una manera muy especial la importancia de la confianza en HaShem. Al mismo tiempo vemos como reprocha al pueblo por no haber puesto su confianza en el Eterno a pesar de todas las muestras de amor y bondad que habían recibido. Este texto muestra que el pueblo no quiso subir a tomar posesión de la tierra por fe. De eso aprendemos que la fe es un asunto de elección. Cuando viene la revelación del Eterno tenemos la libertad para escoger entre confiar en él, creyendo en sus palabras, o rechazarle, al no confiar en sus palabras.

1:27 “y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque HaShem nos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para destruirnos.” (LBLA revisada) – ¿Hasta dónde puede llegar la blasfemia? La razón por la que los hijos de Israel no confiaron en el Eterno fue porque habían creado una imagen mental pervertida de Él. Su concepto de HaShem no coincidía con la revelación que les había dado al sacarlos de Egipto como un padre que ama a su hijo y le saca de la esclavitud para llevarle a otro lugar mejor, como está escrito en 1:31:

y en el desierto, donde has visto cómo HaShem tu Dios te llevó, como un hombre lleva a su hijo, por todo el camino que habéis andado hasta llegar a este lugar.” (LBLA revisada)

La imagen que tenemos de HaShem determina nuestras decisiones, y ante todo nuestra fe en Él. La vida eterna consiste en conocer a HaShem, de manera experimental, y a su Hijo Yeshúa HaMashíaj, como está escrito en Juan 17:3:

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshúa el Mesías, a quien has enviado.” (LBLA revisada)

Estos hijos de Israel tenían una imagen totalmente equivocada del Eterno, creada por ellos mismos, por no tomar en serio la revelación que Él les había dado de Sí mismo. Por eso no podían creerle. Por otro lado es posible que había una provocación detrás de esas palabras. Aunque en el fondo sabían que HaShem los amaba, porque así lo había mostrado desde el principio, les gustaba discutir, provocar y hablar mal. Así son muchas personas. Aunque conocen la verdad, chismorrean con rumores, mentiras y malos entendidos para divertirse y entretenerse con eso. Ese comportamiento no corresponde a los justos, como está escrito en Éxodo 23:7:

Aléjate de acusación falsa, y no mates al inocente ni al justo, porque yo no absolveré al culpable.” (LBLA)

En Proverbios 30:8a está escrito:

Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas” (LBLA)

1:32 “Pero con todo esto, no confiasteis en HaShem vuestro Dios” (LBLA revisada) – A pesar de haber recibido palabras de ánimo y experiencias reveladoras de quién es HaShem, el pueblo de Israel escogió la incredulidad. La incredulidad es lo mismo que la desconfianza. El concepto de fe en el mundo hebreo es muy diferente al concepto de fe en el mundo griego. La palabra hebrea que ha sido traducida como “confiasteis” es heemin, que significa “creer”, “confiar”, “esperar”. La raíz de esa palabra es amán[12] que significa “sostener”, “apoyar”, “criar”, “afirmar”, “establecer”.

La palabra hebrea para fe, emuná,[13] significa “rectitud”, “veracidad”, “sinceridad”, “verdad”, “fidelidad”, “lealtad”, “honradez”, “firmeza”, “constancia”, “confianza”.

El concepto de fe griego tiene que ver con una actividad intelectual, cuando la persona piensa algo específico. La fe para un hebreo es poner su confianza y ajustar su vida de acuerdo a la persona en la cual es depositada su confianza. La fe griega se basa en unos puntos doctrinales, dogmas, frases aprendidas de memoria, que no necesariamente afectan el estilo de vida de la persona. La fe para un hebreo es algo que hay que vivir y experimentar cada día, es un estilo de vida en obediencia a los mandamientos y comunicación constante con el Creador. La fe hebrea es relacional. La fe griega es racional.

1:34  “Entonces oyó HaShem la voz de vuestras palabras, y se enojó y juró, diciendo” (LBLA revisada) – La voz de las palabras del hombre tiene poder para darle un futuro de prosperidad o de derrota. El hombre normalmente no entiende el poder de sus palabras. Tu vida y tu muerte depende de tus palabras, como está escrito en Proverbios 18:21:

Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto.” (LBLA)

En Mateo 12:37 está escri

Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” (LBLA)

1:35  “Ninguno de estos hombres, esta generación malvada, verá la buena tierra que juré dar a vuestros padres (LBLA) – ¿Qué fue lo que hizo que HaShem considerara esa generación como malvada? En el versículo 32 está la respuesta, allí está escrito:

Pero con todo esto, no confiasteis en HaShem vuestro Dios (LBLA revisada)

No confiaron en Él. Así que la falta de confianza en HaShem es una maldad, como también vemos en Mateo 17:14-21 donde está escrito:

Cuando llegaron a la multitud, se le acercó un hombre, que arrodillándose delante de él, dijo: Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es epiléptico y sufre terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Y lo traje a tus discípulos y ellos no pudieron curarlo. Respondiendo Yeshúa, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo acá. Y Yeshúa lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento. Entonces los discípulos, llegándose a Yeshúa en privado, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? Y él les dice: Por vuestra poca confianza; porque en verdad os digo que si tenéis confianza como un grano de mostaza, diréis a este monte: "Pásate de aquí allá", y se pasará; y nada os será imposible. Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno.” (LBLA revisada)

1:36 “excepto Kalev, hijo de Yefuné; él la verá, y a él y a sus hijos daré la tierra que ha pisado, pues él ha seguido a HaShem completamente.” (LBLA revisada) – Kalev fue puesto como un ejemplo de fidelidad en contraste con el resto de los hijos de Israel. Él siguió a HaShem plenamente. Esto nos enseña que es posible seguir a HaShem completamente. ¿Cómo? Confiando en Él y en lo que Él ha dicho. La razón por la que la gran mayoría no entró en la tierra fue la falta de confianza, como está escrito en Hebreos 3:19:

Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.” (LBLA)

Cuarta aliyá, 1:39 – 2:1

1:41-42 “Entonces respondisteis y me dijisteis: "Hemos pecado contra HaShem; nosotros subiremos y pelearemos tal como HaShem nuestro Dios nos ha mandado.” Y cada uno de vosotros se ciñó sus armas de guerra, y pensasteis que era fácil subir a la región montañosa. Pero HaShem me dijo: "Diles: 'No subáis, ni peleéis, pues yo no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos.'” (LBLA revisada) – Este texto nos enseña la importancia de hacer caso a los profetas. A pesar de que la voluntad de HaShem era que el pueblo de Israel heredara la Tierra, no era el tiempo para ello, por una situación de pecado. Hay cosas que están prometidas en las Escrituras que no podemos aplicar en todo momento. Por esto es importante escuchar la voz de los profetas. Los profetas pueden dar mensajes que aparentemente van en contra de las Escrituras en ciertos momentos. Este es uno de esos casos. Moshé dio la orden de no subir a tomar la tierra, cuando antes había dicho que lo podían hacer. Cuán importante es depender del espíritu de profecía y escuchar a los profetas, como está escrito en 2 Crónicas 20:20b:

Oídme, Yehudá y habitantes de Yerushalayim, confiad en HaShem vuestro Dios, y estaréis seguros. Confiad en sus profetas y triunfaréis.” (LBLA revisada)

Quinta aliyá, 2:2-2:30

2:5, 9, 19 “no los provoquéis, porque nada de su tierra os daré, ni siquiera el derecho de poner un pie, porque a Esav he dado el monte Seir por posesión... Entonces HaShem me dijo: "No molestes a Moav, ni los provoques a la guerra, porque no te daré nada de su tierra por posesión, pues he dado Ar a los hijos de Lot por posesión... Y cuando llegues frente a los hijos de Amón, no los molestes ni los provoques, porque no te daré nada de la tierra de los hijos de Amón en posesión, pues se la he dado a los hijos de Lot por heredad.” (LBLA revisada) – Según Génesis 15:19-21 HaShem prometió dar el territorio de 10 pueblos a los hijos de Avraham como está escrito:

Al keneo (ceneo), al kenizeo (cenezeo), y al kadmoneo, y al jiteo (hitita), y al perizeo (ferezeo), y a los refaítas. Y al emoreo (amorreo), y al kenaaneo (cananeo), y al guirgasheo (gergeseo) y al yevuseo (jebuseo).” (LBLA revisada)

Según Rashí, los kadmoneos fueron conquistados por los hijos de Esav, que son los edomitas, los kenizeos fueron conquistados por los hijos de Moav y los keneos fueron conquistados por los hijos de Amón. Por lo tanto, como los hijos de Israel no recibieron ninguna orden para conquistar estos tres pueblos, Edom, Moav y Amón, sólo podían obtener el terreno de siete de las diez naciones prometidas a Avraham. Además, HaShem dijo claramente que había dado esos terrenos a estos tres pueblos. Según Rashí, por ser Esav descendiente de Avraham pudo heredar parte de la herencia prometida. Sin embargo aunque Lot no era descendiente de Avraham, su descendencia pudo heredar la tierra de dos de estas naciones como recompensa porque Lot había guardado silencio en Egipto cuando Avraham dijo que Sará era su hermana. Por este mérito fue hecho como hijo de Avraham.

Ahora bien, en el texto hebreo del versículo 2:5 se encuentra la palabra ad, que ha sido traducida como “ni siquiera”. Pero el significado principal de esa palabra es “hasta”. De allí Rashí menciona acerca de un Midrash agádico que dice que Dios no permite a los hijos de Israel obtener ese territorio hasta (ad) que HaShem ponga su pie en el Monte de los Olivos, como está escrito en Zacarías 14:4:

Sus pies se posarán aquel día en el monte de los Olivos, que está frente a Yerushalayim, al oriente; y el monte de los Olivos se hendirá por el medio, de oriente a occidente, formando un enorme valle, y una mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.” (LBLA revisada) 

En Isaías 11:12-14 está escrito:

Alzará un estandarte ante las naciones, reunirá a los desterrados de Israel, y juntará a los dispersos de Yehudá de los cuatro confines de la tierra. Entonces se disipará la envidia de Efrayim, y los que hostigan a Yehudá serán exterminados; Efrayim no envidiará a Yehudá, y Yehudá no hostigará a Efrayim. Y ellos se lanzarán sobre el costado de los filisteos al occidente, juntos despojarán a los hijos del oriente; Edom y Moav estarán bajo su dominio, y los hijos de Amón les estarán sujetos.” (LBLA revisada)

Aquí vemos que las diez tribus, junto con los judíos, después de la unificación de las dos casas, van a conquistar esos tres territorios en los últimos tiempos. Personalmente creo que será antes de la segunda venida del Mesías. Esos tres territorios corresponden hoy a Jordania.

En Zacarías 10:6-10 está escrito:

Fortaleceré la casa de Yehudá y la casa de Yosef salvaré, y los haré volver porque me he compadecido de ellos; y serán como si no los hubiera rechazado, porque yo soy HaShem su Dios, y les responderé. Efrayim será como un valiente, y se alegrará su corazón como por el vino; sus hijos lo verán y se alegrarán, y se regocijará su corazón en HaShem. Y les silbaré para reunirlos, porque los he redimido; y serán tan numerosos como eran. Cuando yo los esparza entre los pueblos, aun en lejanas tierras se acordarán de mí, y vivirán con sus hijos, y volverán. Los haré volver de la tierra de Egipto, y de Asiria los recogeré; los traeré a la tierra de Guilad y del Levanón, hasta que no haya sitio para ellos.” (LBLA revisada)

La tierra de Guilad está en lo que hoy se llama Jordania y Levanón es Líbano. He aquí otra profecía que dice que los hijos de Israel tendrán el territorio de las tierras al este del río Yardén en los últimos tiempos.

2:24 “Levantaos; partid y pasad por el valle del Arnón. Mira, he entregado en tu mano a Sijón amorreo, rey de Jeshbón, y a su tierra; comienza a tomar posesión y entra en batalla con él.” (LBLA revisada) – Primero dice: “he entregado” y luego “comienza a tomar posesión”. La fe habla de las cosas que no son como si fuesen, cf. Romanos 4:17. Las cosas que están en el mundo celestial son vistas, confesadas y recibidas por una persona que cree, para que con el tiempo sean manifestadas en el mundo físico. La fe es la convicción de que algo que está en el mundo celestial se va a materializar, tarde o temprano, aunque no se vea en estos momentos con los ojos físicos, como está escrito en Hebreos 11:1:

Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (LBLA)

Sexta aliyá, 2:31 – 3:14

2:31  “Y HaShem me dijo: "Mira, he comenzado a entregar a Sijón y su tierra en tus manos. Comienza a ocuparla  para que poseas la tierra.” (LBLA revisada)” – La entrega ya era un hecho en el mundo espiritual. El secreto para tener éxito en el mundo visible es colaborar con lo que HaShem está haciendo en el mundo invisible. Todo lo que sucede en el mundo material es un resultado de lo que primero ha sucedido en el mundo espiritual. Para cambiar el mundo material es necesario cambiar el mundo espiritual primero. Esto se hace a través de la oración.

2:34  “En aquel tiempo tomamos todas sus ciudades, y exterminamos a hombres, mujeres y niños de cada ciudad. No dejamos ningún sobreviviente.” (LBLA) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “y exterminamos a hombres” es metim[14] que significa “muertos”. Así que la palabra “muertos” hace referencia a estos hombres que todavía estaban vivos pero condenados a muerte. La misma palabra se encuentra con el mismo significado en Job 11:3 donde está escrito:

¿Harán tus jactancias callar a los hombres (metim)? ¿Harás escarnio sin que nadie te reprenda?

Así que los “muertos” pueden referirse a hombres que viven físicamente, como está escrito en Efesios 2:1

Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados

En Colosenses 2:13 está escrito:

Y cuando estabais muertos en vuestros delitos y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, habiéndonos perdonado todos los delitos” (LBLA)

3:2    “Pero HaShem me dijo: "No le tengas miedo, porque en tu mano yo lo he entregado a él, y a todo su pueblo y su tierra; y harás con él tal como hiciste con Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jeshbón.” (LBLA revisada) – HaShem dio una palabra de ánimo para que Moshé no temiera al gigante Og rey de Bashán. El Eterno está muy interesado en que su pueblo no tema, porque el temor bloquea el fluir del Espíritu. El temor es lo contrario de la fe, pero actúa de la misma manera. Lo que uno teme mucho tiempo, al final le viene, y lo que uno cree, basado en la promesa del Eterno, al final le viene. El temor y la fe no pueden estar juntos. Por eso dice Yeshúa “no temas, cree solamente”.

En 1 Juan 4:18-19 está escrito:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” (LBLA revisada)

Confiar en el amor de Dios es lo único que puede eliminar plenamente el temor del corazón. Él ha mostrado tanto de su amor que no tenemos excusa para no confiar en él.

Séptima aliyá, 3:15-22

3:21-22 “Y ordené a Yehoshúa en aquel tiempo, diciendo: "Tus ojos han visto todo lo que HaShem vuestro Dios ha hecho a estos dos reyes; así hará HaShem a todos los reinos por los cuales vas a pasar. No les temáis, porque HaShem vuestro Dios es el que pelea por vosotros.”” (LBLA revisada) – Moshé dio palabras de ánimo a Yehoshúa para que no tuviera temor sino creyera. En este caso vemos como la fe se puede basar en una experiencia juntamente con una promesa, “tus ojos han visto… así hará HaShem...”.

En Romanos 10:17 está escrito:

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (LBLA revisada)

La base de la fe es la revelación de HaShem. La fe es algo que la persona puede obtener al hacer caso a lo HaShem está comunicando. No hay excusa para no creer, porque hay suficiente revelación de nuestro Padre celestial en todo los que nos rodea para confiar en Él. El incrédulo no tiene excusa porque ha optado por cerrar sus ojos, su oído y su corazón a la revelación que HaShem está dando a través de lo que le rodea, como está escrito en Romanos 1:18-20:

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad; porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” (LBLA)

Mashíaj en esta parashá

1:38 “Yehoshúa hijo de Nun, que está delante de ti, él entrará allá; fortalécele, porque él hará que Israel la posea.” (LBLA revisada)

Yehoshúa es el nombre dado por Moshé a este varón que originalmente se llamaba Hoshea. Yehoshúa es la forma larga del nombre Yeshúa. Así que Yehoshúa representa al Mesías Yeshúa. De esta manera, podemos destacar siete verdades acerca del Mesías según la revelación profética que nos da este versículo.

  1. El Mesías tenía que ser llamado Yehoshúa y Yeshúa.

  2. El Mesías está delante de HaShem, representado por Moshé.

  3. El Mesías permanecerá, en hebreo omed, eternamente delante del Eterno.

  4. Moshé, como figura del Mesías, morirá pero luego resucitará simbólicamente, por medio del sucesor Yehoshúa, para entrar en la tierra prometida.

  5. El Mesías fue fortalecido por el Eterno en la resurrección de modo que recibió toda la autoridad en el cielo y en la tierra.

  6. El Mesías hará que finalmente todas las doce tribus de Israel vuelvan a la tierra de Israel.

  7. El Mesías hará que Israel herede no solamente la tierra física sino también el Maljut HaShamayim, el Reino de los Cielos, que vendrá a la tierra.

¡Que el Mesías Yeshúa venga pronto y en nuestros días!

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